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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".
“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.
Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.
8 de septiembre de 2019
NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA. Fiesta 08 de Septiembre.
“Sería su cumpleaños. ¿Y qué se hace cuando la mamá cumple años? Se la saluda, se la felicita”.
Francisco pidió que desde la mañana temprano, desde su corazón y de sus labios, de saludar a la Virgen y decirle ‘¡Feliz cumpleaños!’ Y récenle un Ave María que venga del corazón de hijo y de hija. ¡Acuérdense bien!”. Papa Francisco
Papa Francisco al pie de la imagen original de la Virgen de Fátima. Foto: Lauren Cater / ACI Prensa
HISTORIA Y ORÍGENES DE LA FIESTA
CON ESTE NOMBRE SE CELEBRA UNA FIESTA EL 8 DE SEPTIEMBRE. NO SE TRATA, COMO EN LAS FIESTAS DE LA ASUNCIÓN Y DE LA INMACULADA, DE UN DOGMA, SINO DE UNA CONMEMORACIÓN.
LA CELEBRACIÓN DE LA FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, ES CONOCIDA EN ORIENTE DESDE EL SIGLO VI. FUE FIJADA EL 8 DE SEPTIEMBRE, DÍA CON EL QUE SE ABRE EL AÑO LITÚRGICO BIZANTINO, EL CUAL SE CIERRA CON LA DORMICIÓN, EN AGOSTO.
Giuseppe Leonardo: Natividad de María.
En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y es una de aquellas cuatro principales fiestas de María en honor de las cuales el Papa Sergio I organizó una solemne procesión que salía de la iglesia de San Adriano en el foro romano y terminaba en Santa María Mayor, donde se celebraba la Misa.
El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.
Los orígenes de esta fiesta hay que buscarlos en Oriente y probablemente en Jerusalén. Ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa natal de la Virgen.
Esta tradición, fundada en apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II), se vincula con la convicción expresada por muchos autores acerca de que Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo.
El primer testimonio de la fiesta es un himno de Román el Melodo (año 560). Para San Andrés de Creta (740) esta fiesta es ya una antigua tradición. En Occidente se introdujo en el siglo VII. Además de la noticia del Liber Pontificalis referente a la procesión ordenada por Sergio I, tenemos el testimonio de los sacramentarios romanos a partir del Gelasiano antiguo. No obstante, la fiesta se propagó muy lenta y desigualmente en Occidente: en Milán en tiempo de Beroldo (1124) era desconocida, no obstante hallarse consignada en los Martirologios.
Amalario ni siquiera hace mención de la misma. En cambio, en el Concilio de Reims (630) se prescribe como día festivo. A partir del siglo XI-XII se halla generalmente establecida. La octava fue debida a un voto de los cardenales en el difícil cónclave de 1241. Gregorio XI (1378) la dotó de una vigilia.
Es la fiesta patronal de muchísimos santuarios y es así un bella manera de simbolizar el nacimiento espiritual de la Virgen en muchos pueblos. En los nuevos libros litúrgicos promulgados por Pablo VI, esta fiesta ha sido muy revalorizada, principalmente, por sus dos himnos nuevos: uno de autor anónimo del s. X y otro de S. Pedro Damián.
La fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es por eso, que esta celebración, como enseña San Andrés de Creta es, “el principio de las festividades y sirve como puerta hacia la gracia y la verdad.”
“el día de la natividad de la Madre de Dios es festividad de alegría universal, pues a través de Ella se renovó todo el género humano, y la aflicción de la madre Eva se convirtió en alegría” (homilía que pronunció un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana).
La fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno (675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, de la cual extraemos algunos párrafos:
"¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia! ¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres".
NATIVIDAD: MARÍA ES EL FARO LUMINOSO DE LA IGLESIA, DICE ELPapa Benedicto XVI (VATICANO, 08 Sep. 12 /)
En el día en que la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Natividad de la Virgen María, el Papa Benedicto XVI señaló que la Madre del Salvador es el faro luminoso de la Iglesia de donde los cristianos pueden tomar el entusiasmo y la alegría para vivir una vida cristiana coherente.
Santa Ana con la santa Niña María en sus brazos
A ella, dijo, los cristianos pueden "mirar con confianza y de la cual poder tomar el entusiasmo y la alegría, para vivir con un compromiso cada vez mayor y con coherencia nuestra vocación de hijos de Dios, hermanos en Cristo, miembros vivos de su Cuerpo que es la Iglesia".
El nacimiento de la Virgen
(Natività della Vergine Maria)
Recordando una homilía de San Andrés de Creta –que vivió en los siglos VII y VIII– el Papa resaltó el significado de la fiesta de la Natividad de María, "estela preciosa del extraordinario mosaico que es el plan divino de la salvación de la humanidad".
"El misterio de Dios que se hace hombre y la deificación del hombre, asumido por el Verbo, representan la suma de los bienes que Cristo nos ha donado, la revelación del plan divino y la derrota de toda presuntuosa autosuficiencia humana".
https://www.youtube.com/watch?v=a_0BuxoJG7M
El Pontífice indicó además que "la venida de Dios entre los hombres, como una luz brillante y la realidad divina claramente visible, es el don de la salvación tan grande y maravilloso que nos fue dado".
"La celebración de hoy honra la Natividad de la Madre de Dios, pero su verdadero significado es el objetivo de este evento, que es la encarnación del Verbo. En efecto, María nació, y creció para ser la Madre del Rey de los siglos, de Dios".
Rememorando lo dicho por el Concilio en la Constitución Lumen Gentium, Benedicto XVI subrayó que
"la Santísima Virgen María Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia"...
La Natividad de la Santísima Siempre Virgen María
NADA EN LA ESCRITURA
Nada nos dice el Nuevo Testamento sobre el nacimiento de María. Ni siquiera nos da la fecha o el nombre de sus padres, aunque según la leyenda se llamaban Joaquín y Ana. Éste nacimiento es superior a Creación, porque es la condición de la Redención. Y, sin embargo, la Iglesia celebra su nacimiento. Con él celebramos la fidelidad de Dios.
“Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien” Epístola de San Pablo a los Romanos 8, 28 .
Y es motivo de alegría gozosa y permanente de todos y cada uno de los llamados.
Alejo Fernández: Nacimiento de María. Catedral de Sevilla.
No sabemos cómo se cumplirá, pero tampoco sabemos como nace el trigo, y cómo se forja la perla en la ostra. Pero nacen y crecen y se forjan. La inteligencia humana, por aguda que sea, tiene su límite y ya no puede alcanzar más. Cerrar los ojos ante el misterio, sabiéndonos llamados por Dios, y “desbordar de gozo en el Señor, confiando en su misericordia” Salmo 12, 6. Son las palabras inspiradas del salmo de la misa.
Natividad de la Virgen María - MIlán
Todo lo que sabemos del nacimiento de María es legendario y se encuentra en el evangelio apócrifo de Santiago, según el cual Ana, su madre, se casó con un propietario rural llamado Joaquín, galileo de Nazaret. Su nombre significa "el hombre a quien Dios levanta", y, según san Epifanio, "preparación del Señor". Descendía de la familia real de David. Llevaban ya veinte años de matrimonio y el hijo tan ansiado no llegaba.
Los hebreos consideraban la esterilidad como un oprobio y un castigo del cielo. Eran los tales menospreciados y en la calle se les negaba el saludo. En el templo, Joaquín oía murmurar sobre ellos, como indignos de entrar en la casa de Dios.
Alessandro Turchi (1578-1649): El nacimiento de la Virgen.
Esta conducta se ve celebrada en Mallorca, en una montaña que se llama Randa, donde existe una iglesia con una capilla dedicada a la Virgen. En los azulejos que cubren las paredes, antiquísimos, el Sumo Sacerdote riñe con el gesto a San Joaquín, esposo de Santa Ana, quien, sumiso y resignado, parece decir: No puede ser, no he podido tener hijos.
Nacimiento de la Virgen. Bocaccio Bocaccino (1515). Catedral de Cremona.
Sabemos que su esterilidad dará paso a María. Joaquín, muy dolorido, se retira al desierto, para obtener con penitencias y oraciones la ansiada paternidad. Ana intensificó sus ruegos, implorando como otras veces la gracia de un hijo. Recordó a la otra Ana de las Escrituras, de que habla el libro de los Reyes: habiendo orado tanto al Señor, fue escuchada, y así llegó su hijo Samuel, quien más tarde sería un gran profeta. Y así también Joaquín y Ana vieron premiada su constante oración con el nacimiento de una hija singular, María, concebida sin pecado original, y predestinada a ser la madre de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado.
LA NATIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA
Muchos siglos habían pasado desde que Dios, en los umbrales del Paraíso, prometiera a nuestros primeros padres la llegada del Mesías. Cientos de años en los que la esperanza del pueblo de Israel, depositario de la promesa divina, se centraba en una doncella, del linaje de David, que concebirá y dará a luz un Hijo, a quien pondrá por nombre Enmanuel, que significa Dios con nosotros ( Is 7, 14). Generación tras generación, los piadosos israelitas esperaban el nacimiento de la Madre del Mesías,aquella que ha de dar a luz , como explicaba Miqueas teniendo como fondo la profecía de Isaías (cfr. Mi 5, 2).
A la vuelta del exilio en Babilonia, la expectación mesiánica se hizo más intensa en Israel. Una ola de emoción recorría aquella tierra en los años inmediatamente anteriores a la Era Cristiana. Muchas antiguas profecías parecían apuntar en esa dirección. Hombres y mujeres esperaban con ansia la llegada del Deseado de las naciones. A uno de ellos, el anciano Simeón, el Espíritu Santo había revelado que no moriría hasta que sus ojos hubieran visto la realización de la promesa (cfr. Lc 2, 26). Ana, una viuda de edad avanzada, suplicaba con ayunos y oraciones la redención de Israel. Los dos gozaron del inmenso privilegio de ver y tomar en sus brazos a Jesús niño (cfr. Lc 2, 25-38).
Incluso en el mundo pagano —como afirman algunos relatos de la antigua Roma— no faltaban señales de que algo muy grande se estaba gestando. La misma pax romana , la paz universal proclamada por el emperador Octavio Augusto pocos años antes del nacimiento de Nuestro Señor, era un presagio de que el verdadero Príncipe de la paz estaba a punto de venir a la tierra. Los tiempos estaban maduros para recibir al Salvador.
DIOS SE ESMERA EN ELEGIR A SU HIJA, ESPOSA Y MADRE. Y LA VIRGEN SANTA, LA MUY ALTA SEÑORA, LA CRIATURA MÁS AMADA POR DIOS, CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL, VINO A NUESTRA TIERRA.
NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA
Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos ( Gal4, 4-5). Dios se esmera en elegir a su Hija, Esposa y Madre. Y la Virgen santa, la muy alta Señora, la criatura más amada por Dios, concebida sin pecado original, vino a nuestra tierra. Nació en medio de un profundo silencio. Dicen que en otoño, cuando los campos duermen. Ninguno de sus contemporáneos cayó en la cuenta de lo que estaba sucediendo. Sólo los ángeles del cielo hicieron fiesta.
De las dos genealogías de Cristo que aparecen en los evangelios, la que recoge San Lucas es muy probablemente la de María. Sabemos que era de esclarecida estirpe, descendiente de David, como había señalado el profeta hablando del Mesías — saldrá un vástago de la cepa de Jesé y de sus raíces florecerá un retoño ( Is 11, 1)— y como confirma San Pablo cuando escribe a los Romanos acerca de Jesucristo, nacido del linaje de David según la carne ( Rm 1, 3).
CON SU NACIMIENTO SURGIÓ EN EL MUNDO LA AURORA DE LA SALVACIÓN, COMO UN PRESAGIO DE LA PROXIMIDAD DEL DÍA.
NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA
Un escrito apócrifo del siglo II, conocido con el nombre de Protoevangelio de Santiago , nos ha transmitido los nombres de sus padres —Joaquín y Ana—, que la Iglesia inscribió en el calendario litúrgico. Diversas tradiciones sitúan el lugar del nacimiento de María en Galilea o, con mayor probabilidad, en la ciudad santa de Jerusalén, donde se han encontrado las ruinas de una basílica bizantina del siglo V, edificada sobre la llamada casa de Santa Ana , muy cerca de la piscina Probática. Con razón la liturgia pone en labios de María unas frases del Antiguo Testamento: me establecí en Sión. En la ciudad amada me dio descanso, y en Jerusalén está mi potestad (Sir 24, 15).
Hasta que nació María, la tierra estuvo a oscuras, envuelta en las tinieblas del pecado. Con su nacimiento surgió en el mundo la aurora de la salvación, como un presagio de la proximidad del día. Así lo reconoce la Iglesia en la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora: por tu nacimiento, Virgen Madre de Dios, anunciaste la alegría a todo el mundo: de ti nació el Sol de justicia, Cristo, Dios nuestro (Oficio de Laudes).
El mundo no lo supo entonces. Dormía la tierra. J. A. Loarte
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