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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

29 de junio de 2019

PEDRO Y PABLO SANTOS. Fiesta 29 de Junio. COLUMNAS DE LA IGLESIA. SAN PEDRO PRIMER PAPA DE LA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA Y ROMANA.

San Pedro y San Pablo
PEDRO Y PABLO SANTOS
Desde los tiempos más antiguos, la Iglesia católica celebra la solemnidad de los grandes apóstoles San Pedro y San Pablo como una única fiesta en el mismo día, el 29 de junio. ¿Por qué juntos?
San Pedro y San Pablo
La tradición cristiana siempre ha considerado inseparables a San Pedro y a San Pablo, y es que son las dos columnas de la fe cristiana. Dieron su vida por Jesús y gracias a ellos el cristianismo se extendió por todo el mundo.
San Pedro y San Pablo
PEDRO Y PABLO HICIERON QUE LA IGLESIA DE ROMA FUERA PUNTO DE REFERENCIA.
San Pedro y San Pablo
"Juntos representan todo el Evangelio de Cristo", detalló el Papa Benedicto durante su homilía para conmemorarlos en 2012. El Santo Padre los llamó los "patrones principales de la Iglesia de Roma"
APÓSTOLES Y MÁRTIRES - MARTIROLOGIO ROMANO
Solemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles. Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llámado Pedro. Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio: 
Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza abajo y sepultado en el Vaticano, cerca de la vía Triunfal.
Pablo, degollado y enterrado en la vía Ostiense. En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración. († c.67)
San Pedro y San Pablo
ORIGEN DE LA FIESTA SAN PEDRO Y SAN PABLO
Son apóstoles, testigos de Jesús que dieron un gran testimonio. Se dice que son las dos columnas del edificio de la fe cristiana. Dieron su vida por Jesús y gracias a ellos el cristianismo se extendió por todo el mundo.
Los cadáveres de San Pedro y San Pablo estuvieron sepultados juntos por unas décadas, después se les devolvieron a sus sepulturas originales.
San Pedro y San Pablo
En 1915 se encontraron estas tumbas y, pintadas en los muros de los sepulcros, expresiones piadosas que ponían de manifiesto la devoción por San Pedro y San Pablo desde los inicios de la vida cristiana. Se cree que en ese lugar se llevaban a cabo las reuniones de los cristianos primitivos. 
Esta fiesta doble de San Pedro y San Pablo ha sido conmemorada el 29 de Junio desde entonces.
El sentido de tener una fiesta es recordar lo que estos dos grandes santos hicieron, aprender de su ejemplo y pedirles en este día especialmente su intercesión por nosotros.
San Pedro y San Pablo (c. 1605), óleo sobre tela de Guido Reni que se conserva en la Pinacoteca de Brera. Ambos apóstoles tuvieron presencia decisiva en el Concilio de Jerusalén y fueron protagonistas de la controversia posterior en Antioquía.
PEDRO, SANTO
Etimológicamente: Pedro = Roca, piedra, viene de la lengua latina.
San Pedro Apóstol -- Pedro es mencionado frecuentemente en el Nuevo Testamento -- en los Evangelios, en los Hechos de los Apóstoles, y en las Epístolas de San Pablo. 
Su nombre aparece 182 veces. 
 San Pedro

San Pedro
Lo único que sabemos de su vida antes de su conversión es que nació en Betsaida, junto al lago de Tiberíades y se trasladó a Cafarnaum, donde junto con Juan y Santiago, los hijos del Zebedeo, se dedicaba a la pesca.
Le dice Pedro: ¡SEÑOR!, ¿TÚ LAVARME A MÍ LOS PIES? 
Respondió Jesús: LO QUE YO HAGO, TÚ NO LO ENTIENDES AHORA; LO ENTENDERÁS DESPUÉS.
San Pedro, representado en un ícono encáusticodel siglo VI, ubicado en el Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí.
Existe evidencia para suponer que Andrés (el hermano de Pedro) y posiblemente Pedro fueron seguidores de Juan el Bautista, y por lo tanto se habrían preparado para recibir al Mesías en sus corazones. 
La Betsaida situada al lado de Cafarnaum sería una modesta aldea, del estilo de Cafarnaúm o incluso más pequeña, y tendría unos 700 a 800 habitantes

Imaginamos a Pedro como un hombre astuto y sencillo, de gran poder para el bien, pero a veces afligido un carácter abrupto y tempestivo que habría de ser transformado por Cristo a través del sufrimiento. 
San Pedro
Papa de la Iglesia católica
30/33-67
Petersinai.jpg
San Pedro, representado en un ícono encáustico del siglo VI, ubicado en el Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí.

Predecesor
Nuevo cargo

Sucesor
San Lino
Información personal

Nombre secular
Shimón Bar Ioná

Títulos
Apóstol, príncipe de los apóstoles,1papa y mártir

Nacimiento
Finales del siglo I a. C.
BetsaidaGalilea

Fallecimiento
c. 67
RomaImperio romano
Santidad

culto inmemorial2
Festividad


Venerado en
Iglesia católicaIglesia coptaIglesia ortodoxaComunión anglicana y algunas confesiones protestantes
Patronazgo

Santuario



Basílica de San Pedrociudad del Vaticano
Bandera de la Ciudad del Vaticano
Nuestro primer encuentro con Pedro es a principios del ministerio de Jesús. Mientras Jesús caminaba por la orilla del lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón Pedro y Andrés, echar la red al agua. Y los llamó diciendo: 
  • «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres». (Mateo 4,19). 
Lago de Galilea

Símbolos tradicionales de san Pedro, las llaves y el gallo.
Inmediatamente abandonaron sus redes y lo siguieron. Un poco después, aprendemos que visitaron la casa en la que estaba la suegra de Pedro, sufriendo de una fiebre la cual fue curada por Jesús. Esta fue la primera curación atestiguada por Pedro, quien presenciará muchos milagros más durante los tres años de ministerio de Jesús, siempre escuchando, observando, preguntando, aprendiendo.
Pietro Perugino: Cristo entrega a Pedro las llaves del reino de los cielos (Fresco de la Capilla Sixtina, 1480-1482).
VIVIÓ MOMENTOS MUY IMPORTANTES JUNTO A JESÚS
  • Vio a Jesús cuando caminó sobre las aguas. Él mismo lo intentó, pero por desconfiar estuvo a punto de ahogarse.
  • Prensenció la Transfiguración del Señor.
  • Estuvo presente cuando aprehendieron a Jesús y le cortó la oreja a uno de los soldados atacantes.
  • Negó a Jesús tres veces, por miedo a los judíos y después se arrepintió de hacerlo.
  • Fue testigo de la Resurrección de Jesús.
  • Jesús, después de resucitar, le preguntó tres veces si lo amaba y las tres veces respondió que sí. Entonces, Jesús le confirmó su misión como jefe Supremo de la Iglesia.
  • Estuvo presente cuando Jesús subió al cielo en la Ascensión y permaneció fiel en la oración esperando al Espíritu Santo.
  • Recibió al Espíritu Santo el día de Pentecostés y con la fuerza y el valor que le entregó, comenzó su predicación del mensaje de Jesús. Dejó atrás las dudas, la cobardía y los miedos y tomó el mando de la Iglesia, bautizando ese día a varios miles de personas.
  • Realizó muchos milagros en nombre de Jesús.
  • En los Hechos de los Apóstoles, se narran varias hazañas y aventuras de Pedro como primer jefe de la Iglesia. Nos narran que fue hecho prisionero con Juan, que defendió a Cristo ante los tribunales judíos, que fue encarcelado por orden del Sanedrín y librado milagrosamente de sus cadenas para volver a predicar en el templo; que lo detuvieron por segunda vez y aún así, se negó a dejar de predicar y fue mandado a azotar.
San Pedro Apostol
PEDRO CONVIRTIÓ A MUCHOS JUDÍOS Y PENSÓ QUE YA HABÍA CUMPLIDO CON SU MISIÓN, PERO JESÚS SE LE APARECIÓ Y LE PIDIÓ QUE LLEVARA ESTA CONVERSIÓN A LOS GENTILES, A LOS NO JUDÍOS.
En esa época, Roma era la ciudad más importante del mundo, por lo que Pedro decidió ir allá a predicar a Jesús. 
Ahí se encontró con varias dificultades: los romanos tomaban las creencias y los dioses que más les gustaban de los distintos países que conquistaban. 
Cada familia tenía sus dioses del hogar. La superstición era una verdadera plaga, abundaban los adivinos y los magos. 
Él comenzó con su predicación y ahí surgieron las primeras comunidades cristianas. Estas comunidades daban un gran ejemplo de amor, alegría y de honestidad, en una sociedad violenta y egoísta. 
En menos de trescientos años, la mayoría de los corazones del imperio romano quedaron conquistados para Jesús. Desde entonces, Roma se constituyó como el centro del cristianismo.
Emblema papal

Estado del vaticano en Roma

Diseño del emblema de la Santa Sede y del Papado
En el año 64, hubo un incendio muy grande en Roma que no fue posible sofocar. Se corría el rumor de que había sido el emperador Nerón el que lo había provocado. Nerón se dio cuenta que peligraba su trono y alguien le sugirió que acusara a los cristianos de haber provocado el incendio. Fue así como se inició una verdadera “cacería” de los cristianos: los arrojaban al circo romano para ser devorados por los leones, eran quemados en los jardines, asesinados en plena calle o torturados cruelmente. 
La tumba de San Pedro vista desde las Grutas Vaticanas.
MARTIRIO DE SAN PEDRO
Durante esta persecución, que duró unos tres años, murió crucificado Pedro por mandato del emperador Nerón. Pidió ser crucificado de cabeza, porque no se sentía digno de morir como su Maestro. 
Treinta y siete años duró su seguimiento fiel a Jesús. Fue sepultado en la Colina Vaticana, cerca del lugar de su martirio. Ahí se construyó la Basílica de San Pedro, centro de la cristiandad.
Basílica papal de San Pedro
Basilica Papale di San Pietro in Vaticano
Saint Peter's Basilica 2014.jpg
Basílica de San Pedro
 Patrimonio de la Humanidad (con el nombre de «Ciudad del Vaticano» ) (1984)
Localización
PaísFlag of the Vatican City.svg Ciudad del Vaticano
Municipio(s)Ciudad del Vaticano
UbicaciónPlaza de San Pedro (120)
Información religiosa
CultoIglesia católica
DiócesisSede Papal de Roma
PropietarioSanta Sede
Acceso públicoLibre
Sitio webPágina web oficial
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UsoIglesia y museo
EstatusBasílica mayor papal e iglesia pontifical
AdvocaciónSan Pedro
Dedicación18 de noviembre de 1626, por el papa Urbano VIII
DeclaraciónInmemorial
San Pedro escribió dos cartas o epístolas que forman parte de la Sagrada Escritura.
La Crucifixión de Pedro, de Caravaggio, lo representa con la cabeza hacia abajo, de acuerdo con la tradición
¿QUÉ NOS ENSEÑA LA VIDA DE PEDRO?
Nos enseña que, a pesar de la debilidad humana, Dios nos ama y nos llama a la santidad. 
A pesar de todos los defectos que tenía, Pedro logró cumplir con su misión. 
Para ser un buen cristiano hay que esforzarse por ser santos todos los días. Pedro concretamente nos dice: 
  • “Sean santos en su proceder como es santo el que los ha llamado” (I Pedro, 1,15)
Cada quien, de acuerdo a su estado de vida, debe trabajar y pedirle a Dios que le ayude a alcanzar su santidad.
La paloma representación del Espíritu Santo
Nos enseña que el Espíritu Santo puede obrar maravillas en un hombre común y corriente. Lo puede hacer capaz de superar los más grandes obstáculos.
La crucifixión de san Pedro
LA INSTITUCIÓN DEL PAPADO
Toda organización necesita de una cabeza y Pedro fue el primer jefe y la primera cabeza de la Iglesia. 
San Pedro
  • "Simón, Simón, mira que Satanás os ha llamado para cribaros como el trigo. Pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca; y tú, cuando te conviertas, confirma a tus hermanos" (Luc. 22, 31-32)
Fue el primer Papa de la Iglesia Católica. Jesús le entregó las llaves del Reino y le dijo que todo lo que atara en la Tierra quedaría atado en el Cielo y todo lo que desatara quedaría desatado en el Cielo. Jesús le encargó cuidar de su Iglesia, cuidar de su rebaño. 
El trabajo del Papa no sólo es un trabajo de organización y dirección. Es, ante todo, el trabajo de un padre que vela por sus hijos.
  • El Papa es el representante de Cristo en el mundo y es la cabeza visible de la Iglesia. 
  • Es el pastor de la Iglesia, la dirige y la mantiene unida. 
  • Está asistido por el Espíritu Santo, quien actúa directamente sobre Él, lo santifica y le ayuda con sus dones a guiar y fortalecer a la Iglesia con su ejemplo y palabra. 
  • El Papa tiene la misión de enseñar, santificar y gobernar a la Iglesia.
Nosotros, como cristianos debemos amarlo por lo que es y por lo que representa, como un hombre santo que nos da un gran ejemplo y como el representante de Jesucristo en la Tierra. Reconocerlo como nuestro pastor, obedecer sus mandatos, conocer su palabra, ser fieles a sus enseñanzas, defender su persona y su obra y rezar por Él.
 La paloma representación del Espíritu Santo
Cuando un Papa muere, se reúnen en el Vaticano todos los cardenales del mundo para elegir al nuevo sucesor de San Pedro y a puerta cerrada, se reúnen en Cónclave (que significa: cerrados con llave). Así permanecen en oración y sacrificio, pidiéndole al Espíritu Santo que los ilumine. Mientras no se ha elegido Papa, en la chimenea del Vaticano sale humo negro y cuando ya se ha elegido, sale humo blanco como señal de que ya se escogió al nuevo representante de Cristo en la Tierra.
 
San Pedro
  • "Y yo te digo que tu eres Pedro, y sobre esta piedra (Cefas es el nombre de Pedro que significa piedra) edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella; y todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos" (Mat. 16, 16-19)
  •  "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Le respondió: -sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: -apacienta mis corderos. Volvió a preguntarle por segunda vez: -Simón, hijo de Juan; ¿me amas? Le respondió: -sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: -pastorea mis ovejas. Le preguntó por tercera vez: -Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque le pregunto por tercera vez: `¿me quieres?´, y le respondió: Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero. Y le dijo Jesús: -apacienta mis ovejas" (Juan 21, 15-17)
Cristo crucificado
Artista
Diego Velázquez
Año
1632
Tipo
óleo sobre lienzo
Dimensiones
249 cm x 170 cm (98 en × 67 in)
Ubicación
Museo del Prado, Madrid
LAS PALABRAS DE JESÚS SE CUMPLEN TEXTUALMENTE
  • "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella". Mateo 16:18
Hay testimonios arqueológicos de la necrópolis con la tumba de San Pedro, directamente bajo el altar mayor. Esta ha sido venerada desde el siglo II. Un edículo de 160 d.C. en el cual puede leerse en griego 
  • "Pedro está aquí".
Escudo de San Pedro
SAN PABLO, SANTO
Su nombre hebreo era Saulo. Era judío de raza, griego de educación y ciudadano romano. Nació en la provincia romana de Cilicia, en la ciudad de Tarso. Era inteligente y bien preparado. Había estudiado en las mejores escuelas de Jerusalén.
Icono que representa a san Pablo, realizado por Andréi Rubliov hacia el año 1407. De 110 x 160 cm, se atesora en la Galería Tretiakov de Moscú.
Era enemigo de la nueva religión cristiana ya que era un fariseo muy estricto. Estaba convencido y comprometido con su fe judía. Quería dar testimonio de ésta y defenderla a toda costa. Consideraba a los cristianos como una amenaza para su religión y creía que se debía acabar con ellos a cualquier costo. Se dedicó a combatir a los cristianos, quienes tenían razones para temerle. 
El juicio del apóstol Pablo (1875), de Nikolai Kornilievich Bodarevsky, óleo sobre tela conservado en el Museo de Arte Regional, Úzhgorod, Ucrania

 San Pablo

San Pablo

San Pablo

San Pablo
ElGrecoPaul.jpg
San Pablo, representado artísticamente
por El GrecoMuseo de Arte de San Luis (Estados Unidos).
Apóstol de los gentiles y mártir

Nombre
Saulo de Tarso

Nacimiento
ca. 5 a 10
Vexilloid of the Roman Empire.svg TarsoImperio romano

Fallecimiento
ca. 67 (tradicional)
ca. 58 (historiografía moderna)
Vexilloid of the Roman Empire.svg RomaImperio romano

Venerado en
Iglesia católicaIglesia ortodoxa,Comunión anglicana y algunas Iglesias protestantes

Principal Santuario
Basílica de San Pablo Extramuros,Roma

Festividad
29 de junio (martirio junto a Pedro)
25 de enero (conversión de Pablo)
10 de febrero (naufragio en la isla de Malta)
18 de noviembre (dedicación de laBasílica de San Pablo Extramuros)

Atributos
Espadacarta o libro
Patronazgo


RomaGreciaMaltaÉcijateólogos yprensa católica
San Pablo en prisión(1627), de Rembrandt
Los jefes del Sanedrín de Jerusalén le encargaron que apresara a los cristianos de la ciudad de Damasco.
En el camino a Damasco, se le apareció Jesús en medio de un gran resplandor, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: 
  • “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” ( Hechos de los Apóstoles 9, 1-9.20-22.).
Conversión en el camino para Damasco. Por Caravaggio, en la Basílica de Santa María del Popolo, en Roma.

Con esta frase, Pablo comprendió que Jesús era verdaderamente Hijo de Dios y que al perseguir a los cristianos perseguía al mismo Cristo que vivía en cada cristiano. Después de este acontecimiento, Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo llevaron a Damasco y pasó tres días sin comer ni beber. 
Interior de la llamada casa de Ananías o capilla de San Ananías, en Damasco. Se trata de una cripta de dos habitaciones, situada a unos cuatro metros por debajo del nivel de la calle actual. Se la asocia con el lugar en que Saulo Pablo recuperó la vista y fue bautizado por Ananías.

(Ananías restaura la vista a san Pablo), lienzo de Pietro da Cortona(ca. 1631) ubicado en Santa Maria della Concezione dei Cappuccini, Roma.
Ahí, Ananías, obedeciendo a Jesús, hizo que Saulo recobrara la vista, se levantara y fuera bautizado. Tomó alimento y se sintió con fuerzas.
Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco y después empezó a predicar a favor de Jesús, diciendo que era el Hijo de Dios. Saulo se cambió el nombre por Pablo. Fue a Jerusalén para ponerse a la orden de San Pedro.
La conversión de San Pablo (1542), obra de Miguel Ángel.

San Pablo en Malta(ca.1600), de Adam Elsheimer, óleo sobre cobre que se conserva en el National Gallery de Londres.
La conversión de Pablo fue total y es el más grande apóstol que la Iglesia ha tenido. Fue el “apóstol de los gentiles” ya que llevó el Evangelio a todos los hombres, no sólo al pueblo judío. Comprendió muy bien el significado de ser apóstol, y de hacer apostolado a favor del mensaje de Jesús. Fue fiel al llamado que Jesús le hizo en al camino a Damasco.
Bab Kisan, uno de los ocho portales de la antigua ciudad de Damasco. El muro fue construido en la época romana. Se lo suele asociar con el lugar en que Saulo Pablo fue descolgado por los discípulos de las murallas en el interior de un canasto para escapar de los judíos que habían tomado la decisión de matarlo (Hechos 9:23-25). Hoy alberga la capilla de San Pablo.

Basílica de San Pablo Extramuros. Se supone con fundamentos que la basílica se edificó en el lugar donde descansan los restos del Apóstol.

Tumba de San Pablo en la Basílica de San Pablo Extramuros.
Llevó el Evangelio por todo el mundo mediterráneo. Su labor no fue fácil. Por un lado, los cristianos desconfiaban de él, por su fama de gran perseguidor de las comunidades cristianas. Los judíos, por su parte, le tenían coraje por "cambiarse de bando". En varias ocasiones se tuvo que esconder y huir del lugar donde estaba, porque su vida peligraba. 
Pilar de San Pablo en Pafos, Chipre. Según Hechos 13:7-12, el Apóstol convirtió en esta ciudad al procónsul romano Sergio Paulo, durante su primer viaje.
Realizó cuatro grandes viajes apostólicos para llevar a todos los hombres el mensaje de salvación, creando nuevas comunidades cristianas en los lugares por los que pasaba y enseñando y apoyando las comunidades ya existentes.
Escribió catorce cartas o epístolas que forman parte de la Sagrada Escritura.
Imagen que representa a San Pablo escribiendo, de una versión manuscrita de las cartas de san Pablo datada de los inicios del siglo IX (Württembergische Stuttgart Landesbibliothek, HB II 54). El origen del manuscrito se atribuye a la Abadía de San Galo, bajo el escriba Wolfcoz. La imagen resulta de una antigua tradición medieval de representar al autor de un texto. Se cree que es una de las primeras representaciones de san Pablo en el arte europeo. La inscripción dice: «S(AN)C(TU)S PAULUS» y «sedet hic scripsit» («se sienta aquí y escribe»).
Al igual que Pedro, fue martirizado en Roma. Le cortaron la cabeza con una espada pues, como era ciudadano romano, no podían condenarlo a morir en una cruz, ya que era una muerte reservada para los esclavos.
Decapitación de San Pablo (1887), de Enrique Simonet. Firmada en Roma, la obra fue donada más tarde por el padre del artista a la Catedral de Málaga, donde puede contemplarse en la Capilla de la Virgen de los Reyes.
¿QUÉ NOS ENSEÑA LA VIDA DE SAN PABLO?
Nos enseña la importancia de la labor apostólica de los cristianos. Todos los cristianos debemos ser apóstoles, anunciar a Cristo comunicando su mensaje con la palabra y el ejemplo, cada uno en el lugar donde viva, y de diferentes maneras.
Pablo el Apóstol, de Rembrandt. Óleo sobre lienzo ubicado en el Museo de Historia del Arte de Viena. El códice bajo el brazo izquierdo del Apóstol simboliza las epístolas paulinas.
Nos enseña el valor de la conversión. Nos enseña a hacer caso a Jesús dejando nuestra vida antigua de pecado para comenzar una vida dedicada a la santidad, a las buenas obras y al apostolado.
Esta conversión siguió varios pasos:
  • Cristo dio el primer paso: Cristo buscó la conversión de Pablo, le tenía una misión concreta.
  • Pablo aceptó los dones de Cristo: El mayor de estos dones fue el de ver a Cristo en el camino a Damasco y reconocerlo como Hijo de Dios.
  • Pablo vivió el amor que Cristo le dio: No sólo aceptó este amor, sino que los hizo parte de su vida. De ser el principal perseguidor, se convirtió en el principal propagador de la fe católica.
  • Pablo comunicó el amor que Cristo le dio: Se dedicó a llevar el gran don que había recibido a los demás. Su vida fue un constante ir y venir, fundando comunidades cristianas, llevando el Evangelio y animando con sus cartas a los nuevos cristianos en común acuerdo con San Pedro.
Estatua de Pablo de Tarso en la Basílica de San Pedro.
Estos mismos pasos son los que Cristo utiliza en cada uno de los cristianos. Nosotros podemos dar una respuesta personal a este llamado. Así como lo hizo Pablo en su época y con las circunstancias de la vida, así cada uno de nosotros hoy puede dar una respuesta al llamado de Jesús.
Imagen de Pablo de Tarso, el Apóstol, datada de ca. 380, descubierta en las catacumbas romanas de Santa Tecla.

Pablo de Tarso, el Apóstol
TEXTO DEL ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE SAN PEDRO Y SAN PABLO.
Misericordia, perdón, el Señor siempre nos perdona, el Señor tiene misericordia, es misericordioso, tiene un corazón misericordioso y nos espera siempre.
Palabras completas del papa durante el ángelus. ¡No por el poder del Imperio, sino por la fuerza del martirio, del testimonio dado a Cristo!
1 de julio de 2013 (Zenit.org)
Después de la misa en la basílica en la que el papa Francisco impuso el palio a los obispos metropolitas con motivo de la fiesta de san Pedro y san Pablo, el santo padre desde el estudio pontificio que da hacia la plaza de San Pedro rezó al medio día la oración del ángelus y dirigió algunas palabras a los presentes.
San Pblo - Pompeo Batoni, 1742 circa
Texto completo del ángelus con las frases improvisadas en el momento por el santo padre.
¡Queridos hermanos y hermanas!
Hoy, 29 de junio, es la fiesta solemne de los Santos Pedro y Pablo. De modo especial es la fiesta de la Iglesia de Roma, fundada sobre el martirio de estos dos Apóstoles. Pero también es una gran fiesta para la Iglesia Universal, porque todo el Pueblo de Dios es deudor de ellos por el don de su fe.
Pedro fue el primero en confesar que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Pablo difundió este anuncio en el mundo greco-romano. Y la Providencia quiso que los dos llegaran aquí a Roma y que aquí derramaran su sangre por la fe. Por esta razón la Iglesia de Roma se convirtió, inmediata y espontáneamente, en el punto de referencia para todas las Iglesias esparcidas en el mundo. ¡No por el poder del Imperio, sino por la fuerza del martirio, del testimonio dado a Cristo! En el fondo, es siempre y sólo el amor de Cristo el que genera la fe y el que impulsa hacia adelante a la Iglesia.
Pensemos en Pedro. Cuando confesó su fe en Jesús, no lo hizo por sus capacidades humanas, sino porque había sido conquistado por la gracia que Jesús esparcía, por el amor que sentía en sus palabras y que veía en sus gestos: ¡Jesús era el amor de Dios en persona!
Y lo mismo le sucedió a Pablo, si bien de manera diversa. Pablo de joven era enemigo de los cristianos, y cuando Cristo Resucitado lo llamó en el camino de Damasco su vida fue transformada: ¡Comprendió que Jesús no estaba muerto, sino vivo, y que lo amaba también a él, que era su enemigo! He aquí la experiencia de la misericordia, del perdón de Dios en Jesucristo: esta es la Buena Noticia, el Evangelio que Pedro y Pablo han experimentado en sí mismos y por el cual han dado su vida.
San Pablo
Misericordia, perdón, el Señor siempre nos perdona, el Señor tiene misericordia, es misericordioso, tiene un corazón misericordioso y nos espera siempre. (Aplausos)
Queridos hermanos, ¡qué alegría creer en un Dios que es todo amor, todo gracia! Esta es la fe que Pedro y Pablo han recibido de Cristo y han transmitido a la Iglesia. Alabemos al Señor por estos dos gloriosos testigos, y como ellos, dejémonos conquistar por Cristo, por la misericordia de Cristo.
Recordemos también que Simón Pedro tenía un hermano, Andrés, que compartió con él la experiencia de la fe en Jesús. Es más, Andrés encontró a Jesús antes que Simón, e inmediatamente le habló a su hermano y lo llevó a Jesús. Me agrada recordarlo también porque hoy, según la bella tradición, está presente en Roma la delegación del Patriarcado de Constantinopla, que tiene como patrono precisamente al Apóstol Andrés. Todos juntos enviamos nuestro saludo cordial al Patriarca Bartolomé I y rezamos por él y por esa Iglesia. (Aplausos)
San Pablo escribiendo sus epístolas, obra de Valentin de Boulogne o Nicolas Tournier, del siglo XVII.

Decapitación de San Pablo (1887), de Enrique Simonet. Firmada en Roma, la obra fue donada más tarde por el padre del artista a la Catedral de Málaga, donde puede contemplarse en la Capilla de la Virgen de los Reyes.

† Meditación diaria - 29 de junio
SAN PEDRO, APÓSTOL* Solemnidad

— La vocación de Pedro.

— El primero de los discípulos de Jesús.

— Su fidelidad hasta el martirio.

I. Simón Pedro, como la mayor parte de los primeros seguidores de Jesús, era de Betsaida, ciudad de Galilea, en la ribera del lago de Genesaret. Era pescador, como el resto de su familia. Conoció a Jesús a través de su hermano Andrés, quien poco tiempo antes, quizá el mismo día, había estado con Juan toda una tarde en su compañía. Andrés no guardó para sí el inmenso tesoro que había encontrado, “sino que lleno de alegría corrió a contar a su hermano el bien que había recibido”1.

Llegó Pedro ante el Maestro. Intuitus eum Iesus..., mirándolo Jesús... El Maestro clavó su mirada en el recién llegado y penetró hasta lo más hondo de su corazón. ¡Cuánto nos hubiera gustado contemplar esa mirada de Cristo, que es capaz de cambiar la vida de una persona! Jesús miró a Pedro de un modo imperioso y entrañable. Más allá de este pescador galileo, Jesús veía toda su Iglesia hasta el fin de los tiempos. El Señor muestra conocerle desde siempre: ¡Tú eres Simón, el hijo de Juan! Y también conoce su porvenir: Tú te llamarás Cefas, que quiere decir Piedra. En estas pocas palabras estaban definidos la vocación y el destino de Pedro, su quehacer en el mundo.

Desde los comienzos, “la situación de Pedro en la Iglesia es la de roca sobre la que está construido un edificio”2. La Iglesia entera, y nuestra propia fidelidad a la gracia, tiene como piedra angular, como fundamento firme, el amor, la obediencia y la unión con el Romano Pontífice; “en Pedro se robustece la fortaleza de todos”3, enseña San León Magno. Mirando a Pedro y a la Iglesia en su peregrinar terreno, se le pueden aplicar las palabras del mismo Jesús: cayeron las lluvias y los ríos salieron de madre, y soplaron los vientos y dieron con ímpetu sobre aquella casa, pero no fue destruida porque estaba edificada sobre roca4, la roca que, con sus debilidades y defectos, eligió un día el Señor: un pobre pescador de Galilea, y quienes después habían de sucederle.

El encuentro de Pedro con Jesús debió de impresionar hondamente a los testigos presentes, familiarizados con las escenas del Antiguo Testamento. Dios mismo había cambiado el nombre del primer Patriarca: Te llamarás Abrahán, es decir, Padre de una muchedumbre5. También cambió el nombre de Jacob por el de Israel, es decir, Fuerte ante Dios6. Ahora, el cambio de nombre de Simón no deja de estar revestido de cierta solemnidad, en medio de la sencillez del encuentro. “Yo tengo otros designios sobre ti”, viene a decirle Jesús.

Cambiar el nombre equivalía a tomar posesión de una persona, a la vez que le era señalada su misión divina en el mundo. Cefas no era nombre propio, pero el Señor lo impone a Pedro para indicar la función de Vicario suyo, que te será revelada más adelante con plenitud7. Nosotros podemos examinar hoy en la oración cómo es nuestro amor con obras al que hace las veces de Cristo en la tierra: si pedimos cada día por él, si difundimos sus enseñanzas, si nos hacemos eco de sus intenciones, si salimos con prontitud en su defensa cuando es atacado o menospreciado. ¡Qué alegría damos a Dios cuando nos ve que amamos, con obras, a su Vicario aquí en la tierra!

II. Este primer encuentro con el Maestro no fue la llamada definitiva. Pero desde aquel instante, Pedro se sintió prendido por la mirada de Jesús y por su Persona toda. No abandona su oficio de pescador, escucha las enseñanzas de Jesús, le acompaña en ocasiones diversas y presencia muchos de sus milagros. Es del todo probable que asistiera al primer milagro de Jesús en Caná, donde conoció a María, la Madre de Jesús, y después bajó con Él a Cafarnaún. Un día, a orillas del lago, después de una pesca excepcional y milagrosa, Jesús le invitó a seguirle definitivamente8. Pedro obedeció inmediatamente –su corazón ha sido preparado poco a poco por la gracia– y, dejándolo todo –relictis omnibus–, siguió a Cristo, como el discípulo que está dispuesto a compartir en todo la suerte del Maestro.

Un día, en Cesarea de Filipo, mientras caminaban, Jesús preguntó a los suyos: Vosotros, ¿quién decís que soy Yo? Respondió Simón Pedro y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo9. A continuación, Cristo le promete solemnemente el primado sobre toda la Iglesia10. ¡Cómo recordaría entonces Pedro las palabras de Jesús unos años antes, el día en que le llevó hasta Él su hermano Andrés: Tú te llamarás Cefas...!

Pedro no cambió tan rápidamente como había cambiado de nombre. No manifestó de la noche a la mañana la firmeza que indicaba su nuevo apelativo. Junto a una fe firme como la piedra, vemos en Pedro un carácter a veces vacilante. Incluso en una ocasión Jesús reprocha al que va a ser el cimiento de su Iglesia que es para Él motivo de escándalo11. Dios cuenta con el tiempo en la formación de cada uno de sus instrumentos y con la buena voluntad de estos. Nosotros, si tenemos la buena voluntad de Pedro, si somos dóciles a la gracia, nos iremos convirtiendo en los instrumentos idóneos para servir al Maestro y llevar a cabo la misión que nos ha encomendado. Hasta los acontecimientos que parecen más adversos, nuestros mismos errores y vacilaciones, si recomenzamos una y otra vez, si acudimos a Jesús, si abrimos el corazón en la dirección espiritual, todo nos ayudará a estar más cerca de Jesús, que no se cansa de suavizar nuestra tosquedad. Y quizá, en momentos difíciles, oiremos como Pedro: hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?12. Y veremos junto a nosotros a Jesús, que nos tiende la mano.

III. El Maestro tuvo con Pedro particulares manifestaciones de aprecio; no obstante, más tarde, cuando Jesús más le necesitaba, en momentos particularmente dramáticos, Pedro renegó de Él, que estaba solo y abandonado. Después de la Resurrección, cuando Pedro y otros discípulos han vuelto a su antiguo oficio de pescadores, Jesús va especialmente en busca de él, y se manifiesta a través de una segunda pesca milagrosa, que recordaría en el alma de Simón aquella otra en la que el Maestro le invitó definitivamente a seguirle y le prometió que sería pescador de hombres.

Jesús les espera ahora en la orilla y usa los medios materiales –las brasas, el pez...– que resaltan el realismo de su presencia y continúan dando el tono familiar acostumbrado en la convivencia con sus discípulos. Después de haber comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?...13.

Después, el Señor anunció a Simón: En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven te ceñías tú mismo e ibas a donde querías; pero cuando envejezcas extenderás tus manos y otro te ceñirá y llevará a donde no quieras14. Cuando escribe San Juan su Evangelio esta profecía ya se había cumplido; por eso añade el Evangelista: Esto lo dijo indicando con qué muerte había de glorificar a Dios. Después, Jesús recordó a Pedro aquellas palabras memorables que un día, años atrás, en la ribera de aquel mismo lago, cambiaron para siempre la vida de Simón: Sígueme.

Una piadosa tradición cuenta que, durante la cruenta persecución de Nerón, Pedro salía, a instancias de la misma comunidad cristiana, para buscar un lugar más seguro. Junto a las puertas de la ciudad se encontró a Jesús cargado con la Cruz, y habiéndole preguntado Pedro: “¿A dónde vas, Señor?” (Quo vadis, Domine?), le contestó el Maestro: “A Roma, a dejarme crucificar de nuevo”. Pedro entendió la lección y volvió a la ciudad, donde le esperaba su cruz. Esta leyenda parece ser un eco último de aquella protesta de Pedro contra la cruz la primera vez que Jesús le anunció su Pasión15. Pedro murió poco tiempo después. Un historiador antiguo refiere que pidió ser crucificado con la cabeza abajo por creerse indigno de morir, como su Maestro, con la cabeza en alto. Este martirio es recordado por San Clemente, sucesor de Pedro en el gobierno de la Iglesia romana16. Al menos desde el siglo iii, la Iglesia conmemora en este día 29 de junio, el martirio de Pedro y de Pablo17, el dies natalis, el día en que de nuevo vieron la Faz de su Señor y Maestro.

Pedro, a pesar de sus debilidades, fue fiel a Cristo, hasta dar la vida por Él. Esto es lo que le pedimos nosotros al terminar esta meditación: fidelidad, a pesar de las contrariedades y de todo lo que nos sea adverso por el hecho de ser cristianos. Le pedimos la fortaleza en la fe, fortes in fide18, como el mismo Pedro pedía a los primeros cristianos de su generación. “¿Qué podríamos nosotros pedir a Pedro para provecho nuestro, qué podríamos ofrecer en su honor sino esta fe, de donde toma sus orígenes nuestra salud espiritual y nuestra promesa, por él exigida, de ser fuertes en la fe?”19.

Esta fortaleza es la que pedimos también a Nuestra Madre Santa María para mantener nuestra fe sin ambigüedades, con serena firmeza, cualquiera que sea el ambiente en que hayamos de vivir.

1 San Juan Crisóstomo, en Catena Aurea, vol. VII, p. 113. — 2 Pablo VI, Alocución 24-XI-1965. — 3 San León Magno, En la fiesta de San Pedro Apóstol, Homilía 83, 3. — 4 Mt 7, 25. — 5 Cfr. Gen 17, 5. — 6 Cfr. Gen 32, 28. — 7 Cfr. Mt 16, 16-18. — 8 Cfr. Lc 5, 11. — 9 Mt 16, 15-16. — 10 Mt 16, 18-9. — 11 Cfr. Mt 16, 23. — 12 Mt 14, 31. — 13 Jn 21, 15 ss. — 14 Jn 21, 18-19. — 15 Cfr. O. Hophan, Los Apóstoles, Palabra, Madrid 1982, p. 88. — 16 Cfr. Pablo VI, Exhor. Apost. Petrum et Paulum, 22-II-1967. — 17 Juan Pablo II, Ángelus 29-VI-1987. —18 1 Pdr 5, 9. — 19 Pablo VI, Exhor. Apost. Petrum et Paulum, cit.

* Solemnidad de los primeros tiempos del Cristianismo. “Los Apóstoles Pedro y Pablo son considerados por los fieles cristianos, con todo derecho, como las primeras columnas, no solo de la Santa Sede romana, sino además de la universal Iglesia de Dios vivo, diseminada por el orbe de la tierra” (Pablo VI). Fundadores de la Iglesia de Roma, Madre y Maestra de las demás comunidades cristianas, fueron quienes impulsaron su crecimiento con el supremo testimonio de “su martirio, padecido en Roma, con fortaleza: Pedro, a quien Nuestro Señor Jesucristo eligió como fundamento de su Iglesia y Obispo de esta esclarecida ciudad, y Pablo, el Doctor de las gentes, maestro y amigo de la primera comunidad aquí fundada” (Pablo VI).


† Meditación diaria - 29 de junio

SAN PABLO, APÓSTOL - Solemnidad

— El Señor elige a los suyos.

— Llamada de Dios y vocación apostólica.

— El apostolado, una tarea sacrificada y alegre.

I. ¿Qué he de hacer, Señor?1, preguntó San Pablo en el momento de su conversión. Le respondió Jesús: Levántate, entra en Damasco y allí se te dirá lo que has de hacer. El perseguidor, transformado por la gracia, recibirá la instrucción cristiana y el Bautismo por medio de un hombre –Ananías–, según las vías ordinarias de la Providencia. Y enseguida, teniendo a Cristo como lo verdaderamente importante de su vida, se dedicará con todas sus fuerzas a dar a conocer la Buena Nueva, sin que le importen los peligros, las tribulaciones y sufrimientos y los aparentes fracasos. Sabe que es el instrumento elegido para llevar el Evangelio a muchas gentes: Aquel que me escogió desde el seno materno y me llamó a su gracia, se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles...2, leemos en la Segunda lecturade la Misa.

San Agustín afirma que el celo apasionado anterior a su encuentro con Cristo era como una selva impracticable que, siendo un gran obstáculo, era sin embargo el indicio de la fecundidad del suelo. Luego, el Señor sembró allí la semilla del Evangelio y los frutos fueron incontables3. Lo que sucedió con Pablo puede ocurrir con cada hombre, aunque hayan sido muy graves sus faltas. Es la acción misteriosa de la gracia, que no cambia la naturaleza sino que la sana y purifica, y luego la eleva y la perfecciona.

San Pablo está convencido de que Dios contaba con él desde el mismo momento de su concepción, desde el seno materno, repite en diversas ocasiones. En la Sagrada Escritura encontramos cómo Dios elige a sus enviados incluso antes de nacer4; se pone así de manifiesto que la iniciativa es de Dios y antecede a cualquier mérito personal. El Apóstol lo señala expresamente: Nos eligió antes de la constitución del mundo5, declara a los primeros cristianos de Éfeso. Nos llamó con vocación santa, no en virtud de nuestras obras, sino en virtud de su designio6, concreta aún más a Timoteo.

La vocación es un don divino que Dios ha preparado desde la eternidad. Por eso, cuando el Señor se le manifestó en Damasco, Pablo no pidió consejo “a la carne y a la sangre”, no consultó a ningún hombre, porque tenía la seguridad de que Dios mismo le había llamado. No atendió a los consejos de la prudencia carnal, sino que fue plenamente generoso con el Señor. Su entrega fue inmediata, total y sin condiciones. Los Apóstoles, cuando escucharon la invitación de Jesús, también dejaron las redes al instante7 y, relictis omnibus, abandonadas todas las cosas8, se fueron tras el Maestro. Saulo, antiguo perseguidor de los cristianos, sigue ahora al Señor con toda prontitud.

Todos nosotros hemos recibido, de diversos modos, una llamada concreta para servir al Señor. Y a lo largo de la vida nos llegan nuevas invitaciones a seguirle en nuestras propias circunstancias, y es preciso ser generosos con el Señor en cada nuevo encuentro. Hemos de saber preguntar a Jesús en la intimidad de la oración, como San Pablo: ¿qué he de hacer, Señor?, ¿qué quieres que deje por Ti?, ¿en qué deseas que mejore? En este momento de mi vida, ¿qué puedo hacer por Ti?

II. Dios llamó a San Pablo con signos muy extraordinarios, pero el efecto que produjo en él es el mismo que ocasiona la llamada específica que Dios hace a muchos para que le sigan en medio de sus tareas seculares. A todos los cristianos llama el Señor a la santidad y al apostolado; se trata de una vocación exigente, en muchos casos heroica, pues el Señor no quiere seguidores tibios, discípulos de segunda fila. Pero a algunos, permaneciendo en sus propios quehaceres del mundo, Cristo les llama a una particular entrega para extender su reinado entre todos los hombres. Y cada uno, respondiendo a la vocación específica a la que ha sido llamado, si quiere ser discípulo del Maestro, ha de tener un sentido apostólico de la vida que le llevará a no dejar ninguna oportunidad de acercar a otros a Cristo, que es, a la vez, llevarlos a la alegría, a la paz, a la plenitud.

El apostolado fue en Pablo, y lo es en cada cristiano que vive su vocación, parte de su vida o, mejor, su vida misma; el trabajo se convierte en apostolado, en deseos de dar a conocer a Cristo, y lo mismo el dolor o el tiempo de descanso..., y a la vez este celo apostólico es el alimento imprescindible del trato con Jesucristo. Conocer al Señor con intimidad lleva forzosamente a comunicar este hallazgo: es la “señal cierta de tu entregamiento”9. Cuando seguir a Cristo es una realidad, llega “la necesidad de expandirse, de hacer, de dar, de hablar, de transmitir a los demás el propio tesoro, el propio fuego (...). El apostolado se convierte en expansión continua de un alma, en exuberancia de una personalidad poseída de Cristo y animada por su Espíritu; se siente la urgencia de correr, de trabajar, de intentar todo lo posible para la difusión del reino de Dios, para la salvación de los otros, de todos”10. ¡Ay de mí si no evangelizara!11, exclama el Apóstol.

Cuando llevamos la Buena Nueva a otros estamos cumpliendo el mandato que Cristo nos ha dado: Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura12. Además, la vida interior queda enriquecida, como la planta que recibe el agua necesaria en el momento oportuno. San Pablo nos da hoy ejemplo y nos ayuda a hacer examen de ese interés vivo que tenemos para acercar a los demás un poco más a Dios. Identificado con Cristo –el descubrimiento supremo de su vida–, que no vino a ser servido sino a servir y dar su vida en redención por muchos13, el Apóstol se hace siervo de todos para ganar a los más que pueda. Con los judíos -les dice a los de Corinto- me hice judío, para ganar a los judíos... Me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me he hecho todo para todos, para salvar de cualquier manera a algunos14.

Hoy nosotros le pedimos un corazón grande como el suyo, para pasar por encima de las pequeñas humillaciones o de los aparentes fracasos que todo apostolado lleva consigo. Y le decimos a Jesús que estamos dispuestos a convivir con todos, a ofrecer a todos la posibilidad de conocer a Cristo, sin tener demasiado en cuenta los sacrificios y molestias que nos pueda acarrear.

III. San Pablo exhorta a Timoteo y a todos nosotros a hablar de Dios opportune et importune15, con ocasión y sin ella; es decir, también cuando las circunstancias sean adversas. Pues vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus pasiones para halagarse el oído. Cerrarán sus oídos a la verdad y se volverán a los mitos16. Parece como si el Apóstol estuviera presente en nuestros tiempos. Pero tú -señala a Timoteo, y en él a cada cristiano- sé sobrio en todo, sé recio en el sufrimiento, esfuérzate en la propagación del Evangelio, cumple perfectamente tu ministerio17. Los sacerdotes lo harán principalmente con la predicación de la palabra de Dios, con el ejemplo personal, con su caridad, con los consejos en el sacramento de la Penitencia. Los seglares –la inmensa mayoría del Pueblo de Dios–, ordinariamente a través de la amistad, con el consejo amable, con la conversación a solas con el amigo que parece que se aleja del Señor o con el que nunca estuvo cerca de Él... Y esto a la salida de la Facultad o del trabajo, en el mismo lugar donde se pasa el verano... Los padres con los hijos..., aprovechando el mejor momento o creando la ocasión...

Juan Pablo II alentaba a los jóvenes –y todo cristiano que tiene a Cristo permanece siempre joven en su corazón– a un apostolado vivo, directo y alegre: “Sed profundamente amigos de Jesús y llevad a la familia, a la escuela, al barrio, el ejemplo de vuestra vida cristiana, limpia y alegre. Sed siempre jóvenes cristianos, verdaderos testigos de la doctrina de Cristo. Más aún, sed portadores de Cristo en esta sociedad perturbada, hoy más que nunca necesitada de Él. Anunciad a todos con vuestra vida que solo Cristo es la verdadera salvación de la humanidad”18.

Hemos de pedir hoy a San Pablo saber convertir en oportuna cualquier situación que se nos presente. Incluso “quienes viajan por motivo de obras internacionales, de negocios o de descanso, no olviden que son en todas partes heraldos itinerantes de Cristo y que deben portarse como tales con sinceridad”19, con la sinceridad que expresa un alma que ha constituido a Cristo como eje sobre el cual se organizan todos los demás asuntos de su vida. Hasta los niños –¡qué buenos instrumentos del Espíritu Santo pueden ser!– tienen su propia actividad apostólica, según señala el Concilio Vaticano II, pues “según su capacidad, son testigos vivientes de Cristo entre sus compañeros”20.

Es sorprendente, dichosamente sorprendente, la infatigable labor apostólica del Apóstol. Y quien verdaderamente ama a Cristo sentirá la necesidad de darlo a conocer, pues –como dice Santo Tomás de Aquino– lo que admiran mucho los hombres lo divulgan luego, porque de la abundancia del corazón habla la boca21.

Pidamos a Nuestra Señora –Regina Apostolorum– que cada vez comprendamos mejor que el apostolado es una tarea alegre, aunque sea sacrificada, y la gran responsabilidad que tenemos respecto a todos los hombres, y particularmente con los que cada día nos relacionamos.

1 Hech 22, 10. — 2 Gal 1, 15-16. — 3 Cfr. San Agustín, Contra Fausto, 22, 70. — 4 Cfr. Jer 1, 5; Is 49, 1-5; etc. — 5 Ef 1, 4. — 6 2 Tim 1, 9.— 7 Mt 4, 20-22; Mc 1, 18. — 8 Lc 5, 11. — 9 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 810. — 10 Pablo VI, Homilía 14-X-1968. — 11 Cfr. 1 Cor9, 16. — 12 Mc 16, 15. — 13 Mt 20, 28. — 14 Cfr. 1 Cor 9, 19-22. — 15 2 Tim 4, 2. — 16 2 Tim 4, 34. — 17 2 Tim 4, 5. — 18 Juan Pablo II, Homilía 3-XII-1978. — 19 Conc. Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 14. — 20 Ibídem, 12. — 21 Cfr. Santo Tomás, en Catena Aurea, vol. IV, p. 37.
San Pedro y San Pablo
Fuente.
http://es.catholic.net/op/articulos/32203/pedro-y-pablo-santos.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_de_Tarso
http://www.primeroscristianos.com/index.php/mendaur/item/1256-pedro-y-pablo-hicieron-que-la-iglesia-de-roma-fuera-punto-de-referencia/1256-pedro-y-pablo-hicieron-que-la-iglesia-de-roma-fuera-punto-de-referencia

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