Nuestra Señora del Perpetuo SocorroTécnica: LitografíaAutor: AnónimoAño: Mediados del siglo XX.
El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro |
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro |
Venerada en | Roma |
Templo | Iglesia de San Alfonso del Esquilino , Roma |
Festividad | 27 de junio |
Fecha de la imagen | siglo IX o XII |
Estilo | Icono |
El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte.
Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.
HISTORIA
En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta (en el Mar Mediterráneo) tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María. Cómo habrá llegado a sus manos dicha pintura, no se sabe.
¿Se le habría confiado por razones de seguridad, para protegerla de los sarracenos? Lo cierto es que el mercader estaba resuelto a impedir que el cuadro de la Virgen se destruyera como tantos otros que ya habían corrido con esa suerte.
Por protección, el mercader decidió llevar la pintura a Italia. Empacó sus pertenencias, arregló su negocio y abordó un navío dirigiéndose a Roma. En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor. El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro.
La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.
Icono de la Virgen del Perpetuo Socorro antes de su restauración.
CAE LA PINTURA EN MANOS DE UNA FAMILIA
Tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de Roma así que decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran alegría le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad. Al sentir que sus días estaban contados, llamó a su amigo a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen.
Pero la Divina Providencia no había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el mercader.
Nuestra Señora se le apareció al hombre en tres ocasiones, diciéndole que debía poner la pintura en una iglesia, de lo contrario, algo terrible sucedería. El hombre discutió con su esposa para cumplir con la Virgen, pero ella se le burló, diciéndole que era un visionario. El hombre temió disgustar a su esposa, por lo que las cosas quedaron igual.
Nuestra Señora, por fin, se le volvió a aparecer y le dijo que, para que su pintura saliera de esa casa, él tendría que irse primero.
De repente el hombre se puso gravemente enfermo y en pocos días murió. La esposa estaba muy apegada a la pintura y trató de convencerse a sí misma de que estaría más protegida en su propia casa. Así, día a día, fue aplazando el deshacerse de la imagen. Un día, su hijita de seis años vino hacia ella apresurada con la noticia de que una hermosa y resplandeciente Señora se le había aparecido mientras estaba mirando la pintura. La Señora le había dicho que le dijera a su madre y a su abuelo que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro deseaba ser puesta en una iglesia; y, que si no, todos los de la casa morirían.
La mamá de la niñita estaba espantada y prometió obedecer a la Señora. Una amiga, que vivía cerca, oyó lo de la aparición. Fue entonces a ver a la señora y ridiculizó todo lo ocurrido. Trató de persuadir a su amiga de que se quedara con el cuadro, diciéndole que si fuera ella, no haría caso de sueños y visiones. Apenas había terminado de hablar, cuando comenzó a sentir unos dolores tan terribles, que creyó que se iba a morir. Llena de dolor, comenzó a invocar a Nuestra Señora para que la perdonara y la ayudara. La Virgen escuchó su oración. La vecina tocó la pintura, con corazón contrito, y fue sanada instantáneamente. Entonces procedió a suplicarle a la viuda para que obedeciera a Nuestra Señora de una vez por todas.
Vitral con la historia de la imagen.
ACCEDE LA VIUDA A ENTREGAR LA PINTURA
Se encontraba la viuda preguntándose en qué iglesia debería poner la pintura, cuando el cielo mismo le respondió. Volvió a aparecérsele la Virgen a la niña y le dijo que le dijera a su madre que quería que la pintura fuera colocada en la iglesia que queda entre la basílica de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. Esa iglesia era la de S. Mateo, el Apóstol.
La señora se apresuró a entrevistarse con el superior de los Agustinos quienes eran los encargados de la iglesia. Ella le informó acerca de todas las circunstancias relacionadas con el cuadro. La pintura fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499.
En el camino de la residencia de la viuda hacia la iglesia, un hombre tocó la pintura y le fue devuelto el uso de un brazo que tenía paralizado. Colgaron la pintura sobre el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció casi trescientos años. Amado y venerado por todos los de Roma como una pintura verdaderamente milagrosa, sirvió como medio de incontables milagros, curaciones y gracias.
En 1798, Napoleón y su ejército francés tomaron la ciudad de Roma. Sus atropellos fueron incontables y su soberbia, satánica. Exilió al Papa Pío VII y, con el pretexto de fortalecer las defensas de Roma, destruyó treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo, la cual quedó completamente arrasada. Junto con la iglesia, se perdieron muchas reliquias y estatuas venerables. Uno de los Padres Agustinos, justo a tiempo, había logrado llevarse secretamente el cuadro.
Cuando el Papa, que había sido prisionero de Napoleón, regresó a Roma, le dio a los agustinos el monasterio de S. Eusebio y después la casa y la iglesia de Sta. María en Posterula. Una pintura famosa de Nuestra Señora de la Gracia estaba ya colocada en dicha iglesia por lo que la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue puesta en la capilla privada de los Padres Agustinos, en Posterula. Allí permaneció sesenta y cuatro años, casi olvidada.
- Iniciales en griego para "Madre de Dios". Las Abreviaturas Griegas que hay escritas sobre el Icono significan:
MP OY [Meter Theou]: Madre de Dios (en los ángulos superiores del Icono)
O AP M [O Arjanguelos Mijael]: el Arcángel Miguel (sobre el arcángel que está a la izquierda del quien mira).
O AP G [O Arjanguelos Gabriel]: el Arcángel Gabriel (sobre el arcángel que está a la derecha del que mira).
IC XC [Iesus Jristos]: Jesucristo (a la derecha de la cabeza de Jesús Niño).
- Corona. Fue añadida al cuadro original por orden de la Santa Sede en 1867. Es un tributo a los muchos milagros obrados por Nuestra Señora bajo la advocación del "Perpetuo Socorro".
- Estrella en el velo de la Virgen. Ella es la Estrella del Mar… que trajo la luz de la luz al mundo en tinieblas… la estrella que nos conduce al puerto seguro del Cielo.
- Inicial griega para "San Miguel, el arcángel". Sostiene la lanza y la esponja de la Pasión de Cristo.
- Inicial griega para "San Gabriel, el arcángel". Sostiene la cruz y los clavos.
- La boca de María. Es pequeña para significar un recogimiento silencioso. Ella habla poco.
- Los ojos de María. Son grandes para todos nuestros problemas. Están vueltos siempre hacia nosotros.
- Túnica roja. Los colores que llevaban la vírgenes en los tiempos de Cristo.
- Iniciales griegas para "Jesucristo".
- Las manos de Cristo. Con las palmas boca abajo y dentro de las de su madre, indican que las gracias de la redención están bajo su custodia.
- Fondo amarillo. Es el símbolo del cielo, donde Jesús y María están ahora entronizados. El amarillo también brilla a través de sus ropas, mostrando así la felicidad celestial que puede traer a los cansados corazones humanos.
- Manto azul oscuro. Es el color que usaban la madres en Palestina. María es las dos cosas a la vez: virgen y Madre.
- Mano izquierda de María. Sostiene de manera posesiva a Cristo. Ella es su madre. Es una mano consoladora para todo el que acuda a ella.
Sandalia caída. ¿Ha casi perdido Jesús su sandalia corriendo hacia María en busca de consuelo ante el pensamiento de su Pasión?
DESCRIPCIÓN DEL ICONO
Detalle Arcángel Miguel
La imagen o icono original del Perpetuo Socorro está pintado al
temple sobre madera. Mide 53 cm de alto por 41,5 cm de ancho.≮ Sobre un fondo de oro destacan cuatro figuras. En el centro, llenándolo todo como protagonistas, la Virgen María y el Niño Jesús; y en un lejano segundo plano, los dos arcángeles
Miguel y
Gabriel con los instrumentos de la Pasión. Según costumbre oriental, cada personaje está identificado por una inscripción griega en abreviatura.
Detalle Arcángel Gabriel
La Virgen es mostrada sólo de medio cuerpo y de pie. Viste una túnica de color rojo abrochada en el cuello y un manto azul marino que la cubre desde la cabeza. Bajo el manto apunta una cofia de color verde mar, que recoge y oculta sus cabellos. Tiene sobre la frente dos estrellas. Las coronas de oro y pedrería del Niño y de la Madre son regalos del Capítulo
Vaticano para su coronación.
El Niño Jesús descansa sobre el brazo izquierdo de su Madre y se agarra con ambas manos a la mano derecha de María, buscando protección, al contemplar los instrumentos de la
Pasión que le aguarda. Su figura es de cuerpo entero, vestido con túnica verde, ceñida con faja roja y de su hombro derecho cuelga un manto de color rojizo marrón. Tiene entrecruzadas las piernas y lleva los pies calzados con simples sandalias, con la peculiaridad que la del pie derecho queda suelta y colgando. Los instrumentos que presenta el Arcángel Gabriel son la
cruz griega de doble travesaño y cuatro clavos. El Arcángel Miguel lleva la lanza y la esponja. Ambos arcángeles ocultan sus manos que sostienen un pomo con los símbolos de la Pasión. Los abundantes pliegues y sombreados de las vestiduras van profusamente marcados en color oro.∈
HALLAZGO
DE UN SACERDOTE REDENTORISTA
Mientras tanto, a instancias del Papa, el Superior General de los Redentoristas, estableció su sede principal en Roma donde construyeron un monasterio y la iglesia de San Alfonso.
Uno de los Padres, el historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en que vivían.
En sus investigaciones, se encontró con múltiples referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Un día decidió contarle a sus hermanos sacerdotes sobre sus investigaciones:
- La iglesia actual de San Alfonso estaba construida sobre las ruinas de la de San Mateo en la que, durante siglos, había sido venerada, públicamente, una pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Iglesia de San Alfonso, construida sobre las ruinas de la iglesia de San Mateo.
Entre los que escuchaban, se encontraba el Padre Michael Marchi, el cual se acordaba de haber servido muchas veces en la Misa de la capilla de los Agustinos de Posterula cuando era niño. Ahí en la capilla, había visto la pintura milagrosa. Un viejo hermano lego que había vivido en San Mateo, y a quien había visitado a menudo, le había contado muchas veces relatos acerca de los milagros de Nuestra Señora y solía añadir:
- "Ten presente, Michael, que Nuestra Señora de San Mateo es la de la capilla privada. No lo olvides".
El Padre Michael les relató todo lo que había oído de aquel hermano lego.
Por medio de este incidente los Redentoristas supieron de la existencia de la pintura, no obstante, ignoraban su historia y el deseo expreso de la Virgen de ser honrada públicamente en la iglesia.
Iglesia de San Alfonso, construida sobre las ruinas de la iglesia de San Mateo.
Ese mismo año, a través del sermón inspirado de un jesuita acerca de la antigua pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, conocieron los Redentoristas la historia de la pintura y del deseo de la Virgen de que esta imagen suya fuera venerada entre la Iglesia de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán.
El santo Jesuita había lamentado el hecho de que el cuadro, que había sido tan famoso por milagros y curaciones, hubiera desaparecido sin revelar ninguna señal sobrenatural durante los últimos sesenta años.
A él le pareció que se debía a que ya no estaba expuesto públicamente para ser venerado por los fieles. Les imploró a sus oyentes que, si alguno sabía dónde se hallaba la pintura, le informaran dueño lo que deseaba la Virgen.
Los Padres Redentoristas soñaban con ver que el milagroso cuadro fuera nuevamente expuesto a la veneración pública y que, de ser posible, sucediera en su propia Iglesia de San Alfonso. Así que instaron a su Superior General para que tratara de conseguir el famoso cuadro para su Iglesia.
Después de un tiempo de reflexión, decidió solicitarle la pintura al Santo Padre, el Papa Pío IX. Le narró la historia de la milagrosa imagen y sometió su petición.
El Santo Padre escuchó con atención. Él amaba dulcemente a la Santísima Virgen y le alegraba que fuera honrada.
Sacó su pluma y escribió su deseo de que el cuadro milagroso de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera devuelto a la Iglesia entre Sta. María la Mayor y S. Juan de Letrán.
También encargó a los Redentoristas de que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida en todas partes.
APARECE Y SE VENERA, POR FIN, EL CUADRO DE
NUESTRA SEÑORA.
Ninguno de los Agustinos de ese tiempo había conocido la Iglesia de San Mateo. Una vez que supieron la historia y el deseo del Santo Padre, gustosos complacieron a Nuestra Señora. Habían sido sus custodios y ahora se la devolverían al mundo bajo la tutela de otros custodios. Todo había sido planeado por la Divina Providencia en una forma verdaderamente extraordinaria.
A petición del Santo Padre, los Redentoristas obsequiaron a los Agustinos una linda pintura que serviría para reemplazar a la milagrosa.
La imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue llevado en procesión solemne a lo largo de las vistosas y alegres calles de Roma antes de ser colocado sobre el altar, construido especialmente para su veneración en la Iglesia de San Alfonso. La dicha del pueblo romano era evidente. El entusiasmo de las veinte mil personas que se agolparon en las calles llenas de flores para la procesión dio testimonio de la profunda devoción hacia la Madre de Dios
A toda hora del día, se podía ver un número de personas de toda clase delante de la pintura, implorándole a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro que escuchara sus oraciones y que les alcanzara misericordia. Se reportaron diariamente muchos milagros y gracias.
Hoy en día, la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha difundido por todo el mundo. Se han construido iglesias y santuarios en su honor, y se han establecido archicofradías. Su retrato es conocido y amado en todas partes.
MENSAJE
DEL ICONO
DETALLE MANOS VIRGEN PERPETUO SOCORRO
María del Perpetuo Socorro es un icono bizantino de la
escuela cretense, una imagen representativa de la Virgen de la Pasión. La interpretación general es clara.
Los arcángeles Gabriel y Miguel presentan a Jesús niño los instrumentos de sus sufrimientos futuros. Al contemplar esta dramática visión, el Niño, en su condición de hombre mortal, se asusta y se estremece y en un brusco movimiento busca socorro en los brazos de su Madre, a cuya mano se aferra con fuerza. El susto y movimiento brusco del Niño están expresados por la contorsión de piernas, el repliegue del manto y la sandalia desprendida.
El icono representa la realidad teológica completa de la
Redención por la Pasión. Los instrumentos de la Pasión no son sólo presagio de dolor y muerte, aparecen en las manos ‘veladas’ como trofeo y símbolo de victoria lograda.
PATRONA DE HAITI
Teniendo esta advocación mariana como patrona de su congregación, los Padres Redentoristas la llevaron a sus misiones en Haití. Allí se le edificó un santuario en Béle-Aire, cerca de Puerto Príncipe.
En 1883 una terrible epidemia de viruela azotaba el país. Los devotos acudieron a la Virgen del Perpetuo Socorro y le hicieron una novena. La epidemia cesó milagrosamente y se decidió nombrarla patrona del país.
En 1993 se celebró con gran regocijo el centenario del milagro y del nombramiento de la Virgen como patrona. El Papa Juan Pablo II visitó Haití para esta celebración y puso al país bajo el amparo de la Virgen del Perpetuo Socorro.
SIGNOS
DE LA IMAGEN DE NUESTRA MADRE DEL PERPETUO SOCORRO (conocida en el Oriente bizantino como el icono de la Madre de Dios de la Pasión)
Aunque su origen es incierto, se estima que el retrato fue pintado durante el decimotercero o decimocuarto siglo.
El icono parece ser copia de una famosa pintura de Nuestra Señora que fuera, según la tradición, pintada por el mismo San Lucas.
La original se veneraba en Constantinopla por siglos como una pintura milagrosa pero fue destruida en 1453 por los Turcos cuando capturaron la ciudad.
Cuando este retrato fue pintado, no era común pintar aureolas. Por esta razón el artista redondeó la cabeza y el velo de la Madre para indicar su santidad. Las halos y coronas doradas fueron añadidas mucho después.
El fondo dorado, símbolo de la luz eterna da realce a los colores más bien vivos de las vestiduras.
Para la Virgen el maforion (velo-manto) es de color púrpura, signo de la divinidad a la que ella se ha unido excepcionalmente, mientras que el traje es azul, indicación de su humanidad.
En este retrato la Madona está fuera de proporción con el tamaño de su Hijo porque es -María- a quien el artista quiso enfatizar.
Los encantos del retrato son muchos, desde la ingenuidad del artista, quien quiso asegurarse que la identidad de cada uno de los sujetos se conociera, hasta la sandalia que cuelga del pie del Niño.
El Niño divino, siempre con esa expresión de madurez que conviene a un Dios eterno en su pequeño rostro, está vestido como solían hacerlo en la antigüedad los nobles y filósofos: túnica ceñida por un cinturón y manto echado al hombro. El pequeño Jesús tiene en el rostro una expresión de temor y con las dos manitas aprieta la derecha de su Madre, que mira ante sí con actitud recogida y pensativa, como si estuviera recordando en su corazón la dolorosa profecía que le hiciera Simeón, el misterioso plan de la redención, cuyo siervo sufriente ya había presentado Isaías.
En su doble denominación, esta bella imagen de la Virgen nos recuerda el centralismo salvífico de la pasión de Cristo y de María y al mismo tiempo la socorredora bondad de la Madre de Dios y nuestra.
https://www.youtube.com/watch?v=bU1jZPj9hYA
NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO, PATRONA DE SANIDAD CASTRENSE
Homilía de monseñor Antonio Juan Baseotto, obispo castrense 24 de junio de 2004
La designación de la Madre de Dios bajo el título de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro como Patrona de la Sanidad en el ámbito castrense, no es algo fortuito o producto de una ocurrencia caprichosa.
Los Equipos Quirúrgicos de Vanguardia, pequeñas organizaciones con una plantilla de personal sanitario, medios de transporte y un completo equipo quirúrgico embalado en cajones y cestos de mimbre para facilitar su transporte, fueron empleados por primera vez en septiembre de 1921 y con ellos se consiguió llevar asistencia sanitaria hasta casi el mismo frente de combate, proporcionando una importante disminución de mortalidad. El Hospital Quirúrgico de Montaña a Lomo, se estrenó en las operaciones de el Jemis en abril de 1922 realizándose en aquella ocasión más de cuatrocientas intervenciones. Se trataba de una instalación portátil, apta para el terreno montañoso de Marruecos donde los vehículos no eran capaces de llegar
🔺La imagen es un icono: una composición religiosa con un estilo propio, que centra la atención en la Madre de Dios y en Jesucristo Niño quien se acoge al refugio de sus brazos. Flanquean la figura central en tamaño más reducido (lo que expresa que son de menor categoría) las imágenes de los Arcángeles Miguel y Rafael. Ambos presentan los instrumentos de la Pasión: cruz, lanza, esponja, etc.
El primer mensaje que nos transmite es la actitud humana ante el dolor. La reacción espontánea es de temor, rechazo, huida ... El temor se refleja en el Niño que mira con ojos interrogantes y asustados, tembloroso su cuerpo y la angustia en sus manos que se aferran a las de la Madre. Nos trae a la memoria aquel. “si es posible aparta de mí este cáliz”: en el cuadro como un anuncio futuro, en el huerto como una realidad inminente ante la cruz de la Pasión.
La mirada de la Madre de Dios invita a la reflexión. Tiene un aire de tristeza, de dolor; pero también de contemplación profunda que induce a meditar, a pensar...
Y toda la composición trae un mensaje de esperanza y de consuelo en el dolor, como llama el Concilio: “María, signo de esperanza cierta y de consuelo hasta que llegue el día del Señor” (L.G. 68)
Ese consuelo y esa esperanza es lo que indica el nombre con el que quiso ser invocada: “Soy la Madre del Perpetuo Socorro”.
La contemplación de esa mirada nos lleva a buscar el significado del dolor, de la enfermedad. Sabemos que el dolor en todas sus formas es consecuencia del pecado, el fruto amargo producido por la primera rebeldía allá en el Génesis. Pero, después que Jesucristo muere y resucita, adquiere una dimensión, un significado nuevo. Más aún
–como enseña San Pablo– “completa en bien de los redimidos lo que falta a la Pasión de Cristo”.
La Armada Española en Haiti (mision humanitaria)
La enfermedad para el cristiano es como el sol ardiente del verano que produce la madurez de los frutos. Contiene en sí una potencialidad no imaginada, una fecundidad que va más allá de lo que puedan verificar los experimentos del laboratorio. Entra en la categoría de los valores del Reino de los Cielos.
Ante todo la mirada de la Madre de Dios, induce la calma, a la serenidad, a la paz que nacen de la cercanía del Salvador y de quien es nuestra firme esperanza y seguro consuelo: de quien es Perpetuo Socorro.
Sanitarios militares durante unos ejercicios de evacuación.
Como todo icono, no tiene proyección, profundidad, sombras... Todo esta en un solo plano. Como la eternidad: el “nunc stans” (ahora detenido) de Sto. Tomas de Aquino. Para Dios todo es presente. No hay antes o después: es eterno. El socorro de María es perpetuo.
El fondo dorado del cuadro indica el cielo; la felicidad eterna. Su enseñanza?: “evalúen lo que sucede puesta su mirada en la eternidad, con la esperanza en el cielo...” No en las cosas que pasan, porque “ni ojo vio ni oído oyó lo que Dios tiene preparado para los que le aman”. Observar, valorar lo que es transitorio, con el pensamiento puesto en lo eterno: lo que es para siempre.
El consuelo más sólido y verdadero del que sufre es la verdad. Y la Verdad con mayúscula ... Al enfermo no se lo engaña fácilmente: para no mirar de frente la eternidad (que se termina su peregrinación), aparentemente cree (quiere creer) que no está tan mal, que ya pasará el mal transe, que está mejorando ... Al profesional, al verlo sufrir, mas de un vez le acosa el pensamiento de “abreviar el dolor”. Los países “civilizados” lo llaman eutanasia. Simple y mentiroso eufemismo para ocultar un asesinato. La vida es patrimonio exclusivo de Dios. Y lo que realmente importa es la etapa de la eternidad, la definitiva, la que anhela todo ser humano, que tiene vocación del absoluto (“peregrino del absoluto”...)
La mirada de la Madre de Dios, nos invita a tener ante el dolor la única postura realista y esperanzada: la que nace de la fe en Jesucristo, el siervo suficiente que venció el dolor y la muerte con su resurrección al tercer día...
Y desde ahí comienza para Él como primicia, el cuarto día que es eterno. La eternidad feliz que es nuestro destino y la meta final de la peregrinación...
Que esta peregrinación nuestra, con sus peripecia, con las luces y las sombras que le son propias, se desarrolle siempre bajo la mirada de la Madre, quien nos contempla, nos observa, vela por nosotros desde su icono con su Perpetuo Socorro...
Mons. Antonio Juan Baseotto, obispo castrense
Fuente:
www.corazones.org
esta imagen me parece similar a nuestra señora de la consolata. Sera que el mismo artista pinto las dos imagenes?..tambien el de nuestra señora de la consolata fue custodiado y puesto a salvo hasta llegar a manos de los agustinianos.
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