Anagrama del Dulce Nombre de María en piedra
Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios:
"Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.
Anagrama del Dulce Nombre de María
Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.
Virgen María - Medalla milagrosa
En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra.
- "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra".
- "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura".
Nuestra Señora de Guadalupe
Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración.
- "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra".
La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.
Virgen María - Medalla milagrosa
EL NOMBRE Y LA MISION
En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones.
Virgen María - Medalla milagrosa
María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.
Virgen María
EL DULCE NOMBRE DE MARÍA
Según se cuenta, el origen del Dulce Nombre de María hace referencia a los ocho días después del nacimiento de la Virgen, en que sus padres le impusieron el Nombre
Dulce Nombre de la Virgen María hace referencia a la festividad litúrgica cristiana, con motivo de la conmemoración del nombre de María, madre de Jesucristo. María (en arameo Mariam) es el nombre que se usa en los evangelios para referirse a la madre de Jesús de Nazaret. Para los cristianos católicos, ortodoxos, coptos, anglicanos y otros grupos cristianos orientales, son más usadas las expresiones «Santísima Virgen María», «Virgen María» y «Madre de Dios». En el Islam se usa el nombre árabe Maryam.
Virgen de Vladimir
El hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta festividad, instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de la Virgen María, las necesidades de la iglesia, le den gracias por su omnipotente protección y sus innumerables beneficios, en especial los que reciben por las gracias y la mediación de la Virgen María.
Virgen María
Por primera vez, se autorizó la celebración de esta fiesta en el año 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan III Sobieski, rey de Polonia.
Virgen María
Esta conmemoración es probablemente algo más antigua que el año 1513, aunque no se tienen pruebas concretas sobre ello. Todo lo que podemos decir es que la gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de San Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del Santo Nombre de María.
Anagrama del Dulce Nombre de María
UN POCO DE HISTORIA
Veneramos el nombre de María porque pertenece a ella que es la Madre de Dios, la más santa de las criaturas, la Reina de cielos y tierra, la Madre de Misericordia. El objeto de la celebración es la Santísima Virgen con el nombre de Mirjam (María); la fiesta conmemora todos los privilegios concedidos a María por Dios y todas las gracias que hemos recibido por su intercesión y mediación. Fue instituida en 1513 en Cuenca, España, y asignada con propio Oficio al 15 de Septiembre, la octava de la Natividad de María. Después de la reforma del Breviario por San Pío V, por decreto de Sixto V (16 de enero de 1587), fue transferida al 17 de Sept.
Anagrama del Dulce Nombre de María
En 1622 fue extendida a la Arquidiócesis de Toledo por Gregorio XV.
Después de 1625 la Congregación de los Ritos titubeó por un rato antes de autorizar que se extendiera más (comparar con los siete decretos "Analecta Juris Pontificii", LVIII, decr 716 sqq.) Pero era celebrada por los Trinitarios españoles en 1640 (Ordo Hispan., l640). En Nov. 15 de 1658, fue concedida la fiesta al Oratorio del cardenal Berulle bajo el título: Solemnitas Gloriosae Virginis, dupl. cum. oct., 17 Sept. Con el título original, SS. Nominis B.M.V., fue concedida a toda España y el reino de Nápoles el 26 de Enero de 1671.
Virgen María
Después del sitio de Viena y la gloriosa victoria de Sobieskl sobre los turcos (12 de Sept., 1683), la fiesta fue extendida a la Iglesia universal por Inocente XI, y asignada al domingo después de la Natividad de María por decreto del 25 de Nov. de l683 (duplex majus); fue concedida a Austria como d. 2. classis el primero de Agosto de 1654. De acuerdo al decreto del 8 de Julio de 1908, cuando la fiesta no pueda ser celebrada en su propio domingo porque lo ocupe una fiesta de mayor jerarquía, deberá dejarse en el 12 de Septiembre, el día en que se celebra la victoria de Sobieski en la Martirología Romana. El calendario de las monjas de la Adoración Perpetua, O.S.B. del año 1827 en Francia, tiene la fiesta con un oficio especial el 25 de Sept.
Virgen María
La fiesta del Santo Nombre de María, es la fiesta patronal de los Clérigos Regulares de las Pías Escuelas (Piaristas) y de la Sociedad de María (Marianistas), en ambos casos con un oficio propio. En 1666 los Carmelitas Descalzos recibieron la facultad de recitar el Oficio del Nombre de María cuatro veces al año (duplex). En Roma, una de las iglesias gemelas en el Foro Trajano está dedicada al Nombre de María. En el Calendario Ambrosiano de Milán la fiesta del Santo Nombre de María está asignado al 11 de Septiembre.
FREDERICK G. HOLWECK Transcrito por Joseph P. Thomas Dedicado a Mary Thomas Traducido por Javier L. Ochoa Medina
Virgen María
SANTO NOMBRE DE MARÍA
Cada 12 de septiembre la
Iglesia celebra el Santísimo Nombre de la Madre de Dios que San Lucas señala en su Evangelio para veneración de todos los cristianos: “el nombre de la virgen era María” (Lc. 1, 27).
En el libro “El secreto admirable del Santísimo
Rosario” (p. 68), San Luis María Grignion de Montfort cuenta que la Virgen, llevando sobre el pecho la salutación angélica escrita en letras de oro, se le apareció a Santa Matilde y le dijo:
- “El nombre de María, que significa Señora de la luz, indica que Dios me colmó de sabiduría y luz, como astros brillantes, para iluminar los cielos y la tierra”.
nagrama del Dulce Nombre de María en piedra
Desde muy antiguo, en la historia de la salvación, siempre se ha tenido un respeto especial por la forma con la que cada uno es nombrado porque, tal como como dice el
Catecismo de la Iglesia Católica (2158-2159),
- “El nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva”.
- “El nombre recibido es un nombre de eternidad. En el reino de Dios, el carácter misterioso y único de cada persona marcada con el nombre de Dios brillará a plena luz”.
Por lo tanto, si el nombre de los hombres comunes merece respeto, con mayor razón los cristianos están llamados a honrar los Santos Nombres de Jesús y de la Virgen María.
Virgen María
EL DULCE NOMBRE DE MARIA
En el libro "Mes de María" del Padre Eliecer Salesman, se explica que
María en el idioma popular significa: "La Iluminadora". (S. Jeronimo M 1.23.780). En el idioma arameo significa: "Señora" o "Princesa" (Bover).
El significado científico de María en el idioma hebreo es: "Hermosa" (Banderhewer).
En el idioma egipcio que fue donde primero se utilizó este nombre significa: "La preferida de Yahvé Dios". (Exodo 15, 20). Mar o Myr, en Egipcio significaba la más preferida de las hijas. Y "Ya" o "Yam", significaba: El Dios verdadero -Yahvé-. Así que MAR-YA o MYR-YAM en egipcio significaría: "La Hija preferida de Dios" (Zorell).
Anagrama del Dulce Nombre de María
CELEBRACIÓN
Su belleza, amada de Dios, estrella del mar, señora y también el de iluminada. Todo depende de las múltiples interpretaciones que se hagan de las palabras que forman el nombre, tanto en griego como en hebreo.
Incluso hay quien cree que puede significar "mar amargo", por la situación de amargura en que vivía el pueblo de Israel. Recuerda que muchos israelitas ponían a sus hijos los nombres que más expresaran las situaciones sociales y económicas en que vivían.
Virgen María
También es importante destacar que en 1683, el Papa Inocencio XI declaró oficial una fiesta que se realizaba en el centro de España durante muchos años y que es la del "Dulce nombre de María".
Anagrama del Dulce Nombre de María
REFLEXIONES DE SAN MARÍA DE LIGORIO SOBRE EL SANTÍSIMO NOMBRE DE MARÍA.
1. MARÍA, NOMBRE SANTO
El augusto nombre de María, dado a la Madre de Dios, no fue cosa terrenal, ni inventado por la mente humana o elegido por decisión humana, como sucede con todos los demás nombres que se imponen. Este nombre fue elegido por el cielo y se le impuso por divina disposición.
Virgen María
COMO LO ATESTIGUAN SAN JERÓNIMO, SAN EPIFANIO, SAN ANTONINO Y OTROS.
- “Del Tesoro de la divinidad –DICE RICARDO DE SAN LORENZO– salió el nombre de María”. De él salió tu excelso nombre; porque las tres divinas personas, prosigue diciendo, te dieron ese nombre, superior a cualquier nombre, fuera del nombre de tu Hijo, y lo enriquecieron con tan grande poder y majestad, que al ser pronunciado tu nombre, quieren que, por reverenciarlo, todos doblen la rodilla, en el cielo, en la tierra y en el infierno.
Anagrama del Dulce Nombre de María
2. MARÍA, NOMBRE LLENO DE DULZURA
Pero entre otras prerrogativas que el Señor concedió al nombre de María, veamos cuán dulce lo ha hecho para los siervos de esta santísima Señora, tanto durante la vida como en la hora de la muerte.
En cuanto a lo primero, durante la vida, “el santo nombre de María –DICE EL MONJE HONORIO–: está lleno de divina dulzura”.
Virgen María
DE MODO QUE EL GLORIOSO SAN ANTONIO DE PAPUA, reconocía en el nombre de María la misma dulzura que san Bernardo en el nombre de Jesús. “El nombre de Jesús”, decía éste; “el nombre de María”, decía aquél, “es alegría para el corazón, miel en los labios y melodía para el oído de sus devotos”.
Virgen María
SE CUENTA DEL V. JUVENAL ANCINA, OBISPO DE SALUZZO, que al pronunciar el nombre de María experimentaba una dulzura sensible tan grande, que se relamía los labios. También se refiere que una señora en la ciudad de colonia le dijo al obispo Marsilio que cuando pronunciaba el nombre de María, sentía un sabor más dulce que el de la miel. Y, tomando el obispo la misma costumbre, también experimentó la misma dulzura.
Virgen María
SE LEE EN EL CANTAR DE LOS CANTARES que, en la Asunción de María, los ángeles preguntaron por tres veces:
- “¿Quién es ésta que sube del desierto como columnita de humo?
- ¿Quién es ésta que va subiendo cual aurora naciente?
- ¿Quién es ésta que sube del desierto rebosando en delicias?” (Ct 3, 6; 6, 9; 8, 5).
Virgen María
PREGUNTA RICARDO DE SAN LORENZO
- “¿Por qué los ángeles preguntan tantas veces el nombre de esta Reina?”
Y él mismo responde:
- “Era tan dulce para los ángeles oír pronunciar el nombre de María, que por eso hacen tantas preguntas”.
Pero no quiero hablar de esta dulzura sensible, porque no se concede a todos de manera ordinaria; quiero hablar de la dulzura saludable, consuelo, amor, alegría, confianza y fortaleza que da este nombre de María a los que lo pronuncian con fervor.
Anagrama del Dulce Nombre de María
3. MARÍA, NOMBRE QUE ALEGRA E INSPIRA AMOR
DICE EL ABAD FRANCÓN que, después del sagrado nombre de Jesús, el nombre de María es tan rico de bienes, que ni en la tierra ni en el cielo resuena ningún nombre del que las almas devotas reciban tanta gracia de esperanza y de dulzura. El nombre de María –prosigue diciendo– contiene en sí un no sé qué de admirable, de dulce y de divino, que cuando es conveniente para los corazones que lo aman, produce en ellos un aroma de santa suavidad. Y la maravilla de este nombre –concluye el mismo autor– consiste en que aunque lo oigan mil veces los que aman a María, siempre les suena como nuevo, experimentando siempre la misma dulzura al oírlo pronunciar.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón
HABLANDO TAMBIÉN DE ESTA DULZURA EL B. ENRIQUE SUSÓN, decía que nombrando a María, sentía elevarse su confianza e inflamarse en amor con tanta dicha, que entre el gozo y las lágrimas, mientras pronunciaba el nombre amado, sentía como si se le fuera a salir del pecho el corazón; y decía que este nombre se le derretía en el alma como panal de miel. Por eso exclamaba: “¡Oh nombre suavísimo! Oh María ¿cómo serás tú misma si tu solo nombre es amable y gracioso!”.
Virgen María
CONTEMPLANDO A SU BUENA MADRE EL ENAMORADO SAN BERNARDO LE DICE CON TERNURA
- “¡Oh excelsa, oh piadosa, oh digna de toda alabanza Santísima Virgen María, tu nombre es tan dulce y amable, que no se puede nombrar sin que el que lo nombra no se inflame de amor a ti y a Dios; y sólo con pensar en él, los que te aman se sienten más consolados y más inflamados en ansias de amarte”.
Virgen María
DICE RICARDO DE SAN LORENZO
- “Si las riquezas consuelan a los pobres porque les sacan de la miseria, cuánto más tu nombre, oh María, mucho mejor que las riquezas de la tierra, nos alivia de las tristezas de la vida presente”.
Anagrama del Dulce Nombre de María
TU NOMBRE, OH MADRE DE DIOS –COMO DICE SAN METODIO– está lleno de gracias y de bendiciones divinas. De modo que –COMO DICE SAN BUENAVENTURA– no se puede pronunciar tu nombre sin que aporte alguna gracia al que devotamente lo invoca. Búsquese un corazón empedernido lo más que se pueda imaginar y del todo desesperado; si éste te nombra, oh benignísima Virgen, es tal el poder de tu nombre –dice el Idiota– que él ablandará su dureza, porque eres la que conforta a los pecadores con la esperanza del perdón y de la gracia.
TU DULCÍSIMO NOMBRE –LE DICE SAN AMBROSIO– es ungüento perfumado con aroma de gracia divina. Y el santo le ruega a la Madre de Dios diciéndole: “Descienda a lo íntimo de nuestras almas este ungüento de salvación”. Que es como decir: Haz Señora, que nos acordemos de nombrarte con frecuencia, llenos de amor y confianza, ya que nombrarte así es señal o de que ya se posee la gracia de Dios, o de que pronto se ha de recobrar.
Virgen María
PIENSA LANDOLFO DE SAJONIA, sí, porque recordar tu nombre, María, consuela al afligido, pone en camino de salvación al que de él se había apartado, y conforta a los pecadores para que no se entreguen a la desesperación.
Y DICE EL P. PELBARTO que como Jesucristo con sus cinco llagas ha aportado al mundo el remedio de sus males, así, de modo parecido, María, con su nombre santísimo compuesto de cinco letras, confiere todos los días el perdón a los pecadores.
4. MARÍA, NOMBRE QUE DA FORTALEZA
POR ESO, EN LOS SAGRADOS CANTARES, el santo nombre de María es comparado al óleo: “Como aceite derramado es tu nombre” (Ct 1, 2). COMENTA ASÍ ESTE PASAJE EL B. ALANO:
- “Su nombre glorioso es comparado al aceite derramado porque, así como el aceite sana a los enfermos, esparce fragancia, y alimenta la lámpara, así también el nombre de María, sana a los pecadores, recrea el corazón y lo inflama en el divino amor”.
Virgen María
POR LO CUAL RICARDO DE SAN LORENZO anima a los pecadores a recurrir a este sublime nombre, porque eso sólo bastará para curarlos de todos sus males, pues no hay enfermedad tan maligna que no ceda al instante ante el poder del nombre de María”.
POR EL CONTRARIO LOS DEMONIOS, AFIRMA TOMÁS DE KEMPIS, temen de tal manera a la Reina del cielo, que al oír su nombre, huyen de aquel que lo nombra como de fuego que los abrasara. LA MISMA VIRGEN REVELÓ A SANTA BRÍGIDA, que no hay pecador tan frío en el divino amor, que invocando su santo nombre con propósito de convertirse, no consiga que el demonio se aleje de él al instante. Y otra vez le declaró que todos los demonios sienten tal respeto y pavor a su nombre que en cuanto lo oyen pronunciar al punto sueltan al alma que tenían aprisionada entre sus garras.
Y así como se alejan de los pecadores los ángeles rebeldes al oír invocar el nombre de María, lo mismo –DIJO LA SEÑORA A SANTA BRÍGIDA–acuden numerosos los ángeles buenos a las almas justas que devotamente la invocan.
ATESTIGUA SAN GERMÁN que como el respirar es señal de vida, así invocar con frecuencia el nombre de María es señal o de que se vive en gracia de Dios o de que pronto se conseguirá; porque este nombre poderoso tiene fuerza para conseguir la vida de la gracia a quien devotamente lo invoca. En suma, este admirable nombre, AÑADE RICARDO DE SAN LORENZO es, como torre fortísima en que se verán libres de la muerte eterna, los pecadores que en él se refugien; por muy perdidos que hubieran sido, con ese nombre se verán defendidos y salvados.
Torre defensiva que no sólo libra a los pecadores del castigo, sino que defiende también a los justos de los asaltos del infierno. ASÍ LO ASEGURA EL MISMO RICARDO, que después del nombre de Jesús, no hay nombre que tanto ayude y que tanto sirva para la salvación de los hombres, como este incomparable nombre de María. Es cosa sabida y lo experimentan a diario los devotos de María, que este nombre formidable da fuerza para vencer todas las tentaciones contra la castidad. Reflexiona el mismo autor considerando las palabras del Evangelio: “Y el nombre de la Virgen era María” (Lc 1, 27), y dice que estos dos nombres de María y de Virgen los pone el Evangelista juntos, para que entendamos que el nombre de esta Virgen purísima no está nunca disociado de la castidad.
Virgen María
Y AÑADE SAN PEDRO CRISÓLOGO, que el nombre de María es indicio de castidad; queriendo decir que quien duda si habrá pecado en las tentaciones impuras, si recuerda haber invocado el nombre de María, tiene una señal cierta de no haber quebrantado la castidad.
5. MARÍA, NOMBRE DE BENDICIÓN
ASÍ QUE, APROVECHEMOS SIEMPRE EL HERMOSO CONSEJO DE SAN BERNARDO:
- “En los peligros, en las angustias, en las dudas, invoca a María. Que no se te caiga de los labios, que no se te quite del corazón”.
En todos los peligros de perder la gracia divina, pensemos en María, invoquemos a María junto con el nombre de Jesús, que siempre han de ir estos nombres inseparablemente unidos. No se aparten jamás de nuestro corazón y de nuestros labios estos nombres tan dulces y poderosos, porque estos nombres nos darán la fuerza para no ceder nunca jamás ante las tentaciones y para vencerlas todas.
Virgen María
Son maravillosas las gracias prometidas por Jesucristo a los devotos del nombre de María, COMO LO DIO A ENTENDER A SANTA BRÍGIDA HABLANDO CON SU MADRE SANTÍSIMA, revelándole que quien invoque el nombre de María con confianza y propósito de la enmienda, recibirá estas gracias especiales: un perfecto dolor de sus pecados, expiarlos cual conviene, la fortaleza para alcanzar la perfección y al fin la gloria del paraíso. Porque, añadió el divino Salvador, son para mí tan dulces y queridas tus palabras, oh María, que no puedo negarte lo que me pides.
EN SUMA, LLEGA A DECIR SAN EFRÉN, que el nombre de María es la llave que abre la puerta del cielo a quien lo invoca con devoción. POR ESO TIENE RAZÓN SAN BUENAVENTURA al llamar a María “salvación de todos los que la invocan”, como si fuera lo mismo invocar el nombre de María que obtener la salvación eterna. TAMBIÉN DICE RICARDO DE SAN LORENZO que invocar este santo y dulce nombre lleva a conseguir gracias sobreabundantes en esta vida y una gloria sublime en la otra.
Virgen María
POR TANTO, CONCLUYE TOMÁS DE KEMPIS:
- “Si buscáis, hermanos míos, ser consolados en todos vuestros trabajos, recurrid a María, invocad a María, obsequiad a María, encomendaos a María. Disfrutad con María, llorad con María, caminad con María, y con María buscad a Jesús. Finalmente desead vivir y morir con Jesús y María. Haciéndolo así siempre iréis adelante en los caminos del Señor, ya que María, gustosa rezará por vosotros, y el Hijo ciertamente atenderá a la Madre”.
6. MARÍA, NOMBRE CONSOLADOR
Muy dulce es para sus devotos, durante la vida, el santísimo nombre de María, por las gracias supremas que les obtiene, como hemos visto. Pero más consolador les resultará en la hora de la muerte, por la suave y santa muerte que les otorgará. EL P. SERGIO CAPUTO, JESUITA, exhortaba a todos los que asistieran a un moribundo, que pronunciasen con frecuencia el nombre de María, dando como razón que este nombre de vida y esperanza, sólo con pronunciarlo en la hora de la muerte, basta para dispersar a los enemigos y para confortar al enfermo en todas sus angustias.
Virgen María
DE MODO PARECIDO, SAN CAMILO DE LELIS, recomendaba muy encarecidamente a sus religiosos que ayudasen a los moribundos con frecuencia a invocar los nombres de Jesús y de María como él mismo siempre lo había practicado; y mucho mejor lo practicó consigo mismo en la hora de la muerte, como se refiere en su biografía; repetía con tanta dulzura los nombres, tan amados por él, de Jesús y de María, que inflamaba en amor a todos los que le escuchaban. Y finalmente, con los ojos fijos en aquellas adoradas imágenes, con los brazos en cruz, pronunciando por última vez los dulcísimos nombres de Jesús y de María, expiró el santo con una paz celestial. Y es que esta breve oración, la de invocar los nombres de Jesús y de María, DICE TOMÁS DE KEMPIS, cuanto es fácil retenerla en la memoria, es agradable para meditar y fuerte para proteger al que la utiliza, contra todos los enemigos de su salvación.
7. MARÍA, NOMBRE DE BUENAVENTURA
¡DICHOSO –DECÍA SAN BUENAVENTURA– el que ama tu dulce nombre, oh Madre de Dios! Es tan glorioso y admirable tu nombre, que todos los que se acuerdan de invocarlo en la hora de la muerte, no temen los asaltos de todo el infierno.
Virgen María
QUIÉN TUVIERA LA DICHA DE MORIR COMO MURIÓ FRAY FULGENCIO DE ASCOLI, CAPUCHINO, QUE EXPIRÓ CANTANDO:“Oh María, oh María, la criatura más hermosa; quiero ir al cielo en tu compañía”. O COMO MURIÓ EL B. ENRIQUE, CISTERCIENSE, del que cuentan los anales de su Orden que murió pronunciando el dulcísimo nombre de María.
Roguemos pues, mi devoto lector, roguemos a Dios nos conceda esta gracia, que en la hora de la muerte, la última palabra que pronunciemos sea el nombre de María, como lo deseaba y pedía SAN GERMÁN. ¡Oh muerte dulce, muerte segura, si está protegida y acompañada con este nombre salvador que Dios concede que lo pronuncien los que se salvan! ¡Oh mi dulce Madre y Señora, te amo con todo mi corazón! Y porque te amo, amo también tu santo nombre. Propongo y espero con tu ayuda invocarlo siempre durante la vida y en la hora de la muerte.
CONCLUYAMOS CON ESTA TIERNA PLEGARIA DE SAN BUENAVENTURA:
- “Para gloria de tu nombre, cuando mi alma esté para salir de este mundo, ven tú misma a mi encuentro, Señora benditísima, y recíbela”.
- No desdeñes, oh María –sigamos rezando con el santo– de venir a consolarme con tu dulce presencia. Sé mi escala y camino del paraíso. Concédele la gracia del perdón y del descanso eterno.
Y termina el santo diciendo:
- “Oh María, abogada nuestra, a ti te corresponde defender a tus devotos y tomar a tu cuidado su causa ante el tribunal de Jesucristo”.
SANTO NOMBRE DE MARÍA. Fiesta 12 de Septiembre. (Origen de la fiesta: Victoria en la BATALLA DE KAHLENBERG o SEGUNDO SITIO DE VIENA (11 y 12/09/1863).
Batalla de Kahlenberg |
Parte de la Gran Guerra Turca, las Guerras habsburgo-otomanas y las Guerras polaco-otomanas |
Batalla de Viena o de Kahlenberg, monte en que acaeció.
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Fecha | 11-12 de septiembre de 1683 |
Lugar | Viena, Austria |
Resultado | Victoria decisiva de la Liga Santa |
Beligerantes |
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Comandantes |
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Fuerzas en combate |
Guarnición de Viena
15 000 alemanes1
Fuerza de apoyo
50 000 alemanes
25 000 polacos2 | 150 000-170 000
300 cañones.
Fuentes alcistas: 300 000 |
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Bajas |
2000 muertos
2500 heridos | 8 000–15 000 muertos
5000 heridos
5000 prisioneros |
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LA BATALLA DE VIENA DE 1683: LA CIVILIZACIÓN SE SALVA DEL PELIGRO ISLÁMICO.
La desencadenó el
gran visir Kara Mustafá, que necesitaba desesperadamente un éxito militar para reforzar su posición inestable. Esperó lograrlo en una campaña contra el emperador
Leopoldo I, que estaba distraído con las amenazas de
Luis XIV de Francia. Los turcos, que avanzaron con una fuerza abrumadora, habían reunido el mayor ejército musulmán desde los tiempos de
Saladino Sitiaron la ciudad el
16 de julio, pero su falta de artillería de asedio y la feroz resistencia de la ciudad permitió a Leopoldo pedir al papa que reuniera un ejército. Y así fue que el este proclamó una cruzada, esta vez para defender una ciudad cristiana, Viena.
A la llamada acudieron todos los países cristianos de Europa (excepto el propio rey de
Francia, al que llamaron «el rey moro»), bien con tropas, bien solamente mediante aportación monetaria (como hizo
España). No obstante, la mayor ayuda vino de parte de los
polacos y los alemanes, que vencieron al ejército turco en una batalla librada delante de los muros de la ciudad el
12 de septiembre.
El rey polaco Juan Sobieski, gran triunfador de la batalla el 12 de septiembre de 1683.
El 12 de septiembre la Iglesia católica celebra la fiesta del Santo Nombre de María. Pocos sabrán que esta fiesta se instituyó para dar gracias a la Santa Madre de Dios de haber preservado Viena (y con esta ciudad, a toda la Europa cristiana) de la conquista musulmana a manos de las tropas otomanas. En efecto, el 12 de septiembre de 1683 una alianza de los príncipes cristianos y de católicos y protestantes (impulsada por la Santa Sede), bajo el patrocinio de la Santa Madre de Dios y con el auxilio espiritual del beato capuchino Marco de Aviano, da la victoria a las tropas cristianas sobre el ejército otomano cuando el día anterior, 11 de septiembre, todo parecía perdido.
RENATO CIRELLI
El escenario político-militar en la segunda mitad del siglo XVII, el siglo terrible que trastornó y cambió para siempre a Europa, se presenta todo menos pacífico. La Guerra de los Treinta Años (1618-1648), iniciada como guerra de religión, prosiguió como conflicto entre la Casa reinante francesa de los Borbones y los Habsburgo para quitar a estos últimos la hegemonía sobre Alemania, derivada de la autoridad imperial. Para alcanzar este objetivo el primer ministro francés Armand du Plessis, cardenal duque de Richelieu (1585-1642), inaugurando una política fundamentada en el sólo interés nacional en detrimento de los intereses de la Europa católica, se alía con los príncipes protestantes.
Los Tratados de Westfalia de 1648 sancionan el debilitamiento definitivo del Sacro Imperio Romano en Alemania, asolada y dividida entre católicos y protestantes y fraccionada políticamente, y establece la hegemonía del rey de Francia Luis XIV (1638-1715). El papel predominante alcanzado en Europa empuja al Rey Sol a aspirar a la misma corona imperial y, con esta perspectiva, no duda en buscar la alianza con los otomanos, mostrándose indiferente a todo ideal cristiano y europeo. En las postrimerías del siglo la Europa cristiana está abatida y replegada en sí misma entre divisiones religiosas y luchas dinásticas, mientras la crisis económica y el descenso demográfico, consecuencias de la guerra, completan el cuadro y lo vuelven especialmente vulnerable.
La batalla según Franz Geffels
La ofensiva turca
El imperio otomano, que ya había conquistado los países balcánicos hasta la llanura húngara, fue detenido el 1 de agosto de 1664 por los ejércitos imperiales guiados por Raimundo Montecuccoli (1609-1680) en la batalla de San Gotardo, en Hungría. Poco tiempo después, empero, bajo la enérgica guía del Gran Visir Kara Mustafá (1634-1683), la ofensiva turca se reanuda, alentada inconscientemente por Luis XIV en su desaprensiva política anti-habsburgo, y se aprovecha de la debilidad en que se hallan Europa y el Imperio.
Sólo la República de Venecia entabla combate con los turcos a lo largo de la costa del Egeo y por cada metro de Grecia y Dalmacia, combatiendo orgullosamente en la que fue su última y gloriosa guerra como estado independiente, que culmina en la caída de Candia en 1669, defendida heroicamente por Francisco Morosini el Peloponesiaco (1618-1694). Tras Creta, en 1672 la Podolia -parte de la actual Ucrania- es sustraída a Polonia y en enero de 1683, en Estambul, los estandartes de guerra son orientados hacia Hungría y un inmenso ejército se pone en marcha hacia el corazón de Europa, bajo la guía de Kara Mustafá y del sultán Mehmet IV (1642-1693), con la intención de crear una gran Turquía europea y musulmana con capital en Viena.
Las pocas fuerzas imperiales -apoyadas por milicias húngaras guiadas por el duque Carlos V de Lorena (1643-1690)- tratan inútilmente de resistir. El gran caudillo al servicio de los Habsburgo toma el mando a pesar de estar todavía convaleciente de una grave enfermedad que lo había llevado al umbral de la muerte, de la cual -se dice- lo salvaron las oraciones de un padre capuchino, el venerable Marco da Aviano (1631-1699). El religioso italiano, enviado por el Papa ante el Emperador e infatigable predicador de la cruzada anti-turca, aconseja que todas las insignias imperiales lleven la imagen de la Madre de Dios. Desde entonces las banderas militares austriacas mantendrán la efigie de la Virgen a lo largo de dos siglos y medio, hasta el momento en que Adolfo Hitler (1889-1945) las hizo retirar.
Bandera militar austríaca del siglo XIX, de un lado la Virgen María y del otro el escudo imperial. Hitler hizo retirar estas banderas.
Las "campanas de los turcos"
El 8 de julio de 1683 el ejército otomano se desplaza de Hungría a Viena, llegando el 13 de julio e iniciando su sitio. Durante el recorrido fueron asoladas las regiones por las que pasó dicho ejército, que saqueó ciudades y aldeas, destruyendo iglesias y conventos, masacrando y esclavizando a las poblaciones cristianas. El emperador Leopoldo I (1640-1705), tras haber confiado el mando militar al conde Ernst Rüdiger von Starhemberg (1638-1701), decide abandonar la ciudad y alcanzar Linz para organizar desde allí la resistencia de los pueblos germánicos contra el tremendo peligro que se cernía sobre ellos.
En el imperio tocan a rebato las "campanas de los turcos", como ya había ocurrido en 1664 y en la centuria anterior, y comienza la movilización de los recursos imperiales, mientras el emperador teje febrilmente negociaciones para convocar a todos los príncipes, católicos y protestantes, iniciativa que fue torpedeada por Luis XIV y por Federico Guillermo de Brandenburgo (1620-1688), y solicita la inmediata intervención del ejército polaco, invocando el supremo interés de la salvación de la Cristiandad.
El Papa beato Inocencio XI, fundamental para la unión de las fuerzas resistentes al Islam
El Papa Inocencio XI
En este trance dramático da sus frutos la política europea y oriental alentada desde hacía años por la Santa Sede, sobre todo gracias al cardenal Benedetto Odescalchi (1611-1689), elegido Papa con el nombre de Inocencio XI en 1676 y beatificado en 1956 por el Papa Pío XII (1939-1958).
Custodio convencido del gran espíritu cruzado, el Pontífice, que como cardenal gobernador de Ferrara se había ganado el título de "padre de los pobres", promueve una política previsora orientada a crear un sistema de equilibrios entre los príncipes cristianos para encauzar su política exterior contra el imperio otomano. Sirviéndose de hábiles y decididos ejecutores, como los nuncios Obizzo Pallavicini (1632-1700) y Francisco Buonvisi (1626-1700), el venerable Marco de Aviano y otros, la diplomacia pontificia media y concilia entre las diferencias europeas, logrando la paz entre Polonia y Austria, favoreciendo la aproximación con el Brandenburgo protestante y con la Rusia ortodoxa, e incluso defendiendo los intereses de los protestantes húngaros frente al episcopado local, dado que todas las divisiones de la Cristiandad tenían que desvanecerse frente a la defensa frente al Islam. No obstante los fracasos e incomprensiones, en el "año de los turcos", 1683, el Papa consigue ser el alma de la gran coalición cristiana, consiguiendo dinero en toda Europa para financiar a las tropas de los grandes y pequeños príncipes y pagando personalmente un destacamento de cosacos del ejército de Polonia.
El cerco
Mientras tanto, en Viena, invadida por los exiliados, se consuma el vía crucis del cerco, que la ciudad soporta heroicamente. 6.000 soldados y 5.000 hombres de la defensa cívica se oponen, aislados del resto del mundo, al inmenso ejército otomano, armado con 300 cañones. Todas las campanas de la ciudad son reducidas al silencio excepto la de San Esteban, llamada Angstern, "angustia", que con sus incesantes tañidos convoca a los defensores. Los asaltos contra los baluartes y los enfrentamientos cuerpo a cuerpo son diarios y cada día puede ser el último, mientras los socorros están todavía lejos.
Inducido por el Papa y por el emperador, a la cabeza de un ejército, se desplaza a marchas forzadas hacia la ciudad sitiada el rey de Polonia Juan III Sobieski (1624-1696), que ya por dos veces había salvado a Polonia de los turcos. Finalmente, el 31 de agosto se une con el duque Carlos de Lorena, que le otorga el mando supremo y, cuando se le reúnen todos los contingentes del imperio, el ejército cristiano se pone en marcha hacia Viena, donde la situación es extremadamente dramática. Los turcos han abierto brechas en las murallas y los defensores supervivientes, tras haber rechazado dieciocho ataques y realizado veinticuatro salidas, están exhaustos, mientras los jenízaros atacan, encendidos por sus predicadores, y los jinetes tártaros recorren Austria y Moravia. El 11 de septiembre Viena vive con angustia la que parece su última noche y von Starhemberg envía a Carlos de Lorena su último mensaje desesperado: "No perdáis más tiempo, clementísimo Señor, no perdáis más tiempo".
El santo religioso y sacerdote capuchino Marco d'Aviano
La batalla
Al amanecer del 12 de septiembre de 1683, el venerable Marcos de Aviano, tras haber celebrado Misa ayudado por el rey de Polonia, bendice al ejército en Kalhenberg, cerca de Viena: 65.000 cristianos se enfrentan en una batalla campal contra 200.000 otomanos.
Están presentes con sus tropas los príncipes del Baden y de Sajonia, los Wittelsbach de Baviera, los señores de Turingia y de Holstein, los polacos y los húngaros, el general italiano conde Enea Silvio Caprara (1631-1701), además del joven príncipe Eugenio de Saboya (1663-1736), que recibe su bautismo de fuego.
La batalla dura todo el día y termina con una terrible carga al arma blanca, guiada por Sobieski en persona, que pone en fuga a los otomanos y concede la victoria al ejército cristiano: éste sufre solamente 2.000 pérdidas contra las más de 20.000 del adversario. El ejército otomano se da a la fuga en desorden, abandonando todo el botín y la artillería y tras haber masacrado a centenares de prisioneros y esclavos cristianos. El rey de Polonia envía al Papa las banderas capturadas acompañándolas con estas palabras: "Veni, vidi, Deus vincit". Todavía hoy, por decisión del Papa Inocencio XI, el 12 de septiembre está dedicado al Santísimo Nombre de María, en recuerdo y en agradecimiento por la victoria.
Al día siguiente el emperador entra en Viena, alegre y liberada, a la cabeza de los príncipes del Imperio y de las tropas confederadas y asiste al Te Deum en acción de gracias, oficiado en la catedral de San Esteban por el obispo de Viena-Neustadt, luego cardenal, el conde Leopoldo Carlos Kollonic (1631-1707), alma espiritual de la resistencia.
La victoria de Kalhenberg y la liberación de Viena son el punto de partida para la contraofensiva dirigida por los Habsburgo contra el imperio otomano en la Europa danubiana, que conduce, en los años siguientes, a la liberación de Hungría, de Transilvania y de Croacia, dando además la posibilidad a Dalmacia de seguir siendo veneciana. Es el momento en el que se manifiesta con mayor fuerza la grandeza de la vocación y de la misión de la Casa de Austria en la redención y la defensa de la Europa sur-oriental. Para realizarla moviliza bajo las insignias imperiales los recursos de alemanes, húngaros, checos, croatas, eslovacos e italianos, asociando venecianos y polacos, construyendo aquel imperio multiétnico y multirreligioso que dará a la Europa Oriental estabilidad y seguridad hasta 1918.
Siege of Vienna 1683 - Detail.
La gran alianza, que consigue tomar vida en el último momento merced al Papa Inocencio XI, recuerda la empresa y el milagro
realizados un siglo antes gracias a la obra del Papa san Pio V (1504-1572) en Lepanto, el 7 de octubre de 1571. Por el giro impreso a la historia de Europa Oriental, la batalla de Viena puede ser comparada a la victoria de Poitiers en 732, cuando Carlos Martel (688-741) detiene el avance de los árabes. Y la alianza que en 1684 es ratificada con el nombre de Liga Santa registra un acuerdo único entre alemanes y polacos, entre imperio y emperador, entre católicos y protestantes, alentada e impulsada por la diplomacia y por el espíritu de sacrificio de un gran Papa, encaminado a la consecución del objetivo de la liberación de Europa de los turcos.
En aquel año se realiza una hermandad de armas cristiana que da lugar a la última gran cruzada que, tras la victoria y desaparecido el peligro, fue pronto olvidada, con lo que, tras Viena, en Europa las "campanas de los turcos" callan para siempre.
"Siège de Vienne 1529", Toile de Pieter Snayers (1593-1662)
Los asaltantes turcos procuran crear una brecha en la muralla de la ciudad, pero choquean contra la firme resistencia de sus defensores.
Carga de los "Húsares Volantes"
In 1683, Nicolaes Visscher II (1649-1702) published a series of ten prints about the Turkish siege of the city of Vienna with the most important pictures of the war. The prints were engraved by Romeyn de Hooghe (1645-1708) after drawings from the Antwerp artist Jacob Peeters. This print depicts the Polish king John_III_Sobieski conquering the Turkish banner.
Fuente:
https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-del-santisimo-nombre-de-maria-luz-que-ilumina-los-cielos-y-la-tierra-28605/
http://www.es.catholic.net/op/articulos/54165/el-dulce-nombre-de-maria
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