VIDA
Nació hacia el 242 en Drepanum, llamada luego Helenépolis en su honor. Según otra hipótesis desconocida en tiempos de Constantino, fermentada en los conventos medievales y poetizada por Goffredo de Monmouth y por los escritores del siglo XII, y expuesta todavía por E. Carte en su Historia de Inglaterra (vol. I, 149), era hija de un rey de Britania.
Flavia Iulia Helena, también conocida como Santa Elena, Santa Helena y Helena de Constantinopla
Allí la habría conocido Constancio Cloro, general de las legiones de Bretaña, que la recibió como esposa. Pero la crítica moderna, asintiendo con San Ambrosio, que la llama stabulariam, la hace hija de un tabernero (S. Ambrosio, o.c. en bibl. 42)
Constancio Cloro era noble y bisnieto por su madre del emperador Claudio. Ninguno de ellos eran cristianos. El matrimonio entre ellos se celebró en el año 273 y al año siguiente nació en Naïssus (Dardania) su hijo Constantino el Grande. La expresión de Eutropio ex obscuriore matrimonio, eius filius, mal interpretada por Zósimo dio pie a la creencia de que Santa Elena no fue legítima esposa, sino concubina de Constancio; debe en cambio verse en la frase una alusión al humilde origen de Elena.
En el año 293 los emperadores Diocleciano y Maximiano nombraron césares a Galerio y a Constancio Cloro. Para estrechar los lazos de la política con vínculos familiares, como se hacía de antiguo en Roma, Maximiano adoptó por hijo a Constancio, otorgándole la mano de su hijastra Teodora. Pero el emperador exigió previamente el divorcio entre Constancio y Elena, prueba de la manifiesta legitimidad de su matrimonio.
Desde este año hasta el 306, en que a la muerte de Constancio es nombrado césar su hijo Constantino, Elena vivió seguramente en Tréveris, bajo los efectos del repudio de un hombre al que amaba y alejada de su hijo que derrochaba valor en los campos de batalla. Una de las primeras preocupaciones de Constantino cuando toma el título de Augusto (307) fue llevar a palacio a su madre, a quien al quedar él solo como Emperador (324) asoció a sí con el título de Augusta, o Emperatriz.
Seguramente fue durante los años de abandono y de soledad cuando Elena se hizo cristiana. Al volver, ya cristiana, a la corte de su hijo el emperador, hubo de procurar desde luego que Constantino abrazase la fe.
En el palacio imperial vivió sencillamente, hasta el punto que San Gregorio pudo decir: “su encantadora modestia enardece de entusiasmo a los romanos”. Animó a su hijo a la construcción de templos para la gloria de Dios. Constantino le confió la administración del erario imperial, y acuñó monedas con la efigie de su madre orladas con la inscripción FLAVIA IVLIA HELENA.
Sobre los lugares santos levantó espléndidas basílicas, así en el Calvario, en el Olivete, en Belén. Terminada su peregrinación, volvió junto a su hijo, en cuyos brazos murió el año 328 ó 329.
Fue sepultada en la Via Labicana, iglesia de los mártires Pedro y Marcelino, en un mausoleo cilíndrico de ladrillo, del que todavía quedan algunas ruinas, en el pueblo Torre Pignattara. Allí se encontró el estupendo sarcófago de pórfido, bellamente esculpido, que ahora se encuentra en los Museos Vaticanos.
Su culto comienza tardíamente. San Ambrosio, San Paulino de Nola y Teodoreto le tributan grandes alabanzas, pero nunca la llaman santa. Este título lo recibe en el siglo VII en Constantinopla, y en el siglo IX en Occidente. Su fiesta se celebra el 18 de agosto.
Madre del emperador Constantino, santa Elena se entregó con singular empeño a ayudar a los pobres, y acudía piadosamente a la iglesia mezclada entre los fieles.
Habiendo peregrinado a Jerusalén para descubrir los lugares del nacimiento de Cristo, de su Pasión y Resurrección, honró el pesebre y la cruz del Señor con basílicas dignas de veneración.
Estatua de Constantino en York (Inglaterra)
Por lo que se puede conjeturar, santa Elena nació en Drepano de Bitinia. Probablemente era hija de un posadero. El general romano Constancio Cloro la conoció hacia el año 270 y se casó con ella, a pesar de su humilde origen. Cuando Constancio Cloro fue hecho césar, se divorció de Elena y se casó con Teodora, hijastra del emperador Maximiano.
Santa Elena
Algunos años antes, en Naissus (Nish, en Servia), Elena había dado a luz a Constantino el Grande, que llegó a amar y venerar profundamente a su madre, a la que le confirió el título de Nobilissima Femina (mujer nobilísima) y cambió el nombre de su ciudad natal por el de Helenópolis.
Alban Butler afirma: "La tradición unánime de los historiadores británicos sostiene que la santa emperatriz nació en Inglaterra"; pero en realidad, la afirmación tan repetida por los cronistas medievales de que Constancio Cloro se casó con Elena, "quien era hija de Coel de Colchester", carece de fundamento histórico.
Alban ButlerSacerdote Inglés y educador
- Nacido
24 de octubre 1710
- Murió
15 de mayo de 1773
Probablemente, dicha leyenda, favorecida por ciertos panegíricos de Constantino, se originó en la confusión con otro Constantino y otra Elena, a saber: la Elena inglesa que se casó con Magno Clemente Máximo, quien fue emperador de Inglaterra, Galia y España, de 383 a 388; la pareja tuvo varios hijos, uno de los cuales se llamó Constantino (Custennin).
Constantino el Grande
Esta Elena recibió el título de Luyddog (hospitalaria). Dicho título empezó, más tarde, a aplicarse también a santa Elena, y un documento del siglo X dice que Constantino era "hijo de Constrancio (sic) y de Elena Luicdauc, la cual partió de Inglaterra en busca de la cruz de Jerusalén y la trasladó de dicha ciudad a Constantinopla".
Algunos historiadores suponen que las iglesias dedicadas a santa Elena en Gales, Cornwall y Devon, derivan su nombre de Elena Luyddog.
Otra tradición afirma que santa Elena nació en Tréveris, ciudad que pertenecía también a los dominios de Magno Clemente Máximo.
Constancio Cloro vivió todavía catorce años después de repudiar a santa Elena. A su muerte, ocurrida el año 306, sus tropas, que se hallaban entonces estacionadas en York, proclamaron césar a su hijo Constantino; dieciocho meses más tarde, Constantino fue proclamado emperador. El joven entró a Roma el 28 de octubre de 312, después de la batalla del Puente Milvio.
La batalla del Puente Milvio
A principios del año siguiente, publicó el Edicto de Milán, por el que toleraba el cristianismo en todo el Imperio. Según se deduce del testimonio de Eusebio, santa Elena se convirtió por entonces al cristianismo, cuando tenía ya cerca de sesenta años, en tanto que Constantino seguiría siendo catecúmeno hasta la hora de su muerte: "Bajo la influencia de su hijo, Elena llegó a ser una cristiana tan fervorosa como si desde la infancia hubiese sido discípula del Salvador".
Constantino I |
Emperador del Imperio romano |
Busto de la estatua colosal de Constantino en la Basílica Nova de Roma (Museos Capitolinos). |
|
Información personal
Nombre secular |
| Flavio Valerio Aurelio Constantino |
| Reinado
25 de julio de 306 – 29 de octubre de 312 (aclamado comoAugusto en Occidente, oficialmente nombrado Césarpor Galerio con Severo como Augusto, por acuerdo conMaximiano, rechazó la relegación a César en 309)
29 de octubre de 312 – 19 de septiembre de 324 (Augusto de Occidente sin disputa, principal Augusto en el Imperio)
19 de septiembre de 324 – 22 de mayo de 337 (emperador del imperio unificado) |
| Nacimiento
27 de febrero c. 272
Naissus (moderna Niš, Serbia) |
| Fallecimiento
22 de mayo de 337
Nicomedia (moderna Izmit,Turquía) |
| Entierro
Mausoleo de Augusto |
| Predecesor
Constancio Cloro |
| Sucesor
Constantino II, Constancio II yConstante |
Familia |
| Dinastía
Constantiniana |
| Padre
Constancio Cloro |
| Madre
Helena |
| Consorte
Minervina, disuelto por muerte o divorcio antes de 307,
Fausta |
| Descendencia
Constantina, Helena, Crispo,Constantino II, Constancio II yConstante |
Así pues, aunque conoció a Cristo a una edad tan avanzada, la santa compensó con su fervor y celo su larga temporada de ignorancia y Dios quiso conservarle la vida muchos años para que, con su ejemplo, edificase a la Iglesia que Constantino se esforzaba por exaltar con su autoridad.
La visión de Santa Helena
Rufino califica de incomparables la fe y el celo de la santa, la cual supo comunicar su fervor a los ciudadanos de Roma.
Elena asistía a los divinos oficios en las iglesias, vestida con gran sencillez, y ello constituía su mayor placer. Además, Madre de Constantino, tuvo una función destacada en el descubrimiento de los Santos Lugares, empleaba los recursos del Imperio en limosnas generosísimas y era la madre de los indigentes y de los desamparados.
Las iglesias que construyó fueron muy numerosas. Cuando Constantino se convirtió en el amo de Oriente, después de su victoria sobre Licinio, en 324, santa Elena fue a Palestina a visitar los lugares que el Señor había santificado con su presencia corporal.
Constantino mandó arrasar la explanada y el templo de Venus que el emperador Adriano había mandado construir sobre el Gólgota y el Santo Sepulcro, respectivamente, y escribió al obispo de Jerusalén, san Macario, para que erigiese una iglesia "digna del sitio más extraordinario del mundo".
Santa Elena, que era ya casi octogenaria, se encargó de supervisar la construcción, movida por el deseo de descubrir la cruz en que había muerto el Redentor.
Eusebio dice que el motivo del viaje de santa Elena a Jerusalén fue simplemente agradecer a Dios los favores que había derramado sobre su familia y encomendarse a su protección; pero otros escritores lo atribuyen a ciertas visiones que la santa había tenido en sueños, y san Paulino de Nola afirma que uno de los objetivos de la peregrinación era, precisamente, descubrir los Santos Lugares.
El Santo Sepulcro está en el corazón del Barrio Cristiano de Jerusalén.Apenas se adivina entre los edificios.
En su carta al obispo de Jerusalén, Constantino le mandaba expresamente que hiciese excavaciones en el Calvario para descubrir la cruz del Señor. Hay algunos documentos que relacionan el nombre de santa Elena con el descubrimiento de la Santa Cruz. El primero de esos documentos es un sermón que predicó san Ambrosio el año 395, en el que dice que, cuando la santa descubrió la cruz, "no adoró al madero sino al rey que había muerto en él, llena de un ardiente deseo de tocar la garantía de nuestra inmortalidad".
Santo Sepulcro de Jerusalén. La custodia de la Iglesia del Santo Sepulcro está en manos de las iglesias greco-ortodoxa, católica-romana y apostólica-romana aunque otras (la siria-ortodoxa, la copta-ortodoxa y la etíope-ortodoxa) tienen también ciertos derechos y pequeñas propiedades.
Varios otros escritores de la misma época afirman que santa Elena desempeñó un papel importante en el descubrimiento de la cruz; pero es necesario advertir que san Jerónimo vivía en Belén y no dice una palabra sobre ello. Como quiera que haya sido, santa Elena pasó, ciertamente, sus últimos años en Palestina. Eusebio dice:
"Elena iba constantemente a la iglesia, vestida con gran modestia y se colocaba con las otras mujeres. También adornó con ricas decoraciones las iglesias, sin olvidar las capillitas de los pueblos de menor importancia".
Eusebio de Cesarea (c. 275 - 30 de mayo de 339,1 probablemente en Cesarea de Palestina), también conocido como Eusebius Pamphili (Eusebio Panfilio o lit., «Eusebio, amigo de Pánfilo») fue obispo de Cesarea y se le conoce como el padre de la historia de la Iglesia porque sus escritos están entre los primeros relatos de la historia del cristianismo primitivo.
El mismo autor recuerda que la santa construyó la basílica "Eleona" en el Monte de los Olivos y otra basílica en Belén. Era bondadosa y caritativa con todos, especialmente con las personas devotas, a las que servía respetuosamente la mesa y les ofrecía agua para el lavamanos.
Sarcofago di Helena - Museo Pio-Clementino - Vaticano
"Aunque era emperatriz del mundo y dueña del Imperio, se consideraba como sierva de los siervos de Dios".
Durante sus viajes por el Oriente, santa Elena prodigaba toda clase de favores a las ciudades y a sus habitantes, sobre todo a los soldados, a los pobres y a los que estaban condenados a trabajar en las minas; libró de la opresión y de las cadenas a muchos miserables y devolvió a su patria a muchos desterrados.
Monasterio de las carmelitas descalzas, en el Monte de los Olivos, en el santuario del Pater Noster, construido sobre la antigua basílica "Eleona", que santa Elena mandó edificar para conmemorar las enseñanzas de Jesús, su llanto sobre Jerusalén, la traición de Judas, el prendimiento de Jesús y la Ascensión del Señor a los cielos.
El año 330, el emperador Constantino mandó acuñar las últimas monedas con la efigie de Flavia Julia Elena, lo cual nos lleva a suponer que la santa murió en ese año. Probablemente la muerte la sobrecogió en el Oriente, pero su cuerpo fue trasladado a Roma.
EL MARTIROLOGIO ROMANO CONMEMORA A SANTA ELENA EL 18 DE AGOSTO.
En el Oriente se celebra su fiesta el 21 de mayo, junto con la de su hijo Constantino, cuya santidad es más que dudosa. Los bizantinos llaman a santa Elena y a Constantino "los santos, ilustres y grandes emperadores, coronados por Dios e iguales a los Apóstoles".
Entrada de la Iglesia del Santo Sepulcro
La principal fuente de información sobre santa Elena es la biografía de Constantino escrita por Eusebio (Vita Constantini), cuyos principales pasajes pueden verse en Acta Sanctorum, agosto, vol. III. Ver también M. Guidi, Un Bios di Constantino (1908). J. Maurice publicó una interesante obrita sobre santa Elena en la colección L´Art et les Saints (1929).
Artículo originalmente publicado por evangeliodeldia.org
Fuente:
J. Guillén Cabañero, Gran Enciclopedia Rialp.
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