Einstein y Lemaître, juntos en California en 1933.
El padre del Big Bang, Georges Lemaître, fue también sacerdote además de un formidable matemático
Sabido es que ciencia y religión nunca han mezclado demasiado bien. Hubo un tiempo, ya lejano, en el que conciliar ambos términos era no sólo recomendable, sino casi obligatorio.

(Giordano Bruno, de nacimiento Filippo Bruno (Nola, Nápoles, 1548 - Roma, 17 de febrero de 1600) fue un astrónomo, filósofo, matemático y poeta italiano. Sus teorías cosmológicas superaron el modelo copernicano, pues propuso que el Sol era simplemente una estrella; que el universo había de contener un infinito número de mundos habitados por animales y seres inteligentes. Miembro de la Orden de los Dominicos, propuso en el campo teológico una forma particular de panteísmo, lo cual difería considerablemente de la visión cosmológica sostenida por la Iglesia católica. Pero no fueron estos razonamientos la causa de su condena sino sus afirmaciones teológicas, que lo llevaron a ser condenado por las autoridades civiles de Roma después de que laInquisición romana lo encontrara culpable de herejía. Fue quemado en la hoguera. Tras su muerte, su nombre ganó fama considerable, particularmente en el siglo XIX y principios del XX).
Einstein y Lemaître, juntos en California en 1933.
Y, si no, que le pregunten a las cenizas de Giordano Bruno o a su compatriota Galileo, conminado muy a su pesar a recolocar la Tierra en el centro del Universo cuando ésta ya había encontrado su lugar.
Si los católicos lo pasaban mal, mejor no les iba a los protestantes y así, Kepler, coetáneo de los anteriores, a punto estuvo de ver a su madre arder en la hoguera igual que al fantasioso de Bruno por su supuesta brujería.
Sin embargo, no siempre los prejuicios circulan en el mismo sentido. Incluso en tiempos más recientes.

–educadamente, eso sí– al mismísimo Albert Einstein, prediciendo lo que más tarde Edwin Hubble comprobaría con los telescopios de Monte Wilson:
- La expansión del Universo
Lo que hoy todos conocemos como el Big Bang.
"Nunca se podrá reducir el Ser Supremo a una hipótesis científica"
Lemaître nació en Charleroi (Bélgica) en 1894. Apasionado por las ciencias y la ingeniería, tuvo que interrumpir sus estudios con veinte años para defender a su país, inmerso en la Primera Guerra Mundial, siendo incluso condecorado como oficial de artillería.
Los datos del WMAP muestran las variaciones del fondo de radiación de microondas a través del Universo desde nuestra perspectiva, aunque las variaciones actuales son más suaves que lo que sugiere el diagrama.
No debió de gustarle nada lo que allí vivió y, horrorizado, decidió tomar los hábitos y ordenarse sacerdote. Corría el año 1923. Pero Lemaître no abandonó su primera vocación.
En enero de 1933, el matemático belga y sacerdote católico Georges Lemaitre viajaron con Albert Einstein a California para una serie de seminarios. Después de que el belga detalló su teoría del Big Bang, Einstein se puso de pie aplaudió y dijo: "Esta es la explicación más hermosa y satisfactoria de la creación a la que he escuchado."
Su formación académica en física y matemáticas fue formidable, comenzando por su paso por la Universidad de Cambridge y terminando con su doctorado en el todavía mítico
MIT (
Instituto Tecnológico de Massachuset) estadounidense, institución en la que se doctoraría.
Arno Penzias y Robert Wilson junto a la antena con la que escucharon el eco del Big Bang / Bell Labs
Poco después –en el año 1927– publicaría en una revista local el esbozo de su modelo de universo. Partiendo de los postulados de Einstein –un cosmos estático de masa constante– llega a un resultado totalmente diferente:
- El radio del universo tenía que crecer de forma continua para ser estable.
Al enterarse, el genio alemán rechaza la idea con virulencia:
- "Sus cálculos son correctos, pero el modelo físico es atroz"
Diagrama de la evolución del universo desde el Big Bang (izquierda) hasta la actualidad.
Y eso que
Lemaître siempre haría uso de la famosa
constante cosmológica inventada por el propio
Einstein, de la que más tarde el alemán renegaría con mayor vehemencia incluso que la utilizada por Galileo para escapar de la pira purificadora. En 1931 su trabajo alcanza las páginas de
Nature, y en él se detalla su teoría completa del
‘átomo primigenio’ o
‘huevo cósmico’, derivándose de entre sus líneas lo que luego daría en llamarse exclusivamente
Ley de… Hubble.
Si el universo está en expansión, resulta lógico pensar que, en el pasado, ocupaba un espacio cada vez más pequeño, hasta que, en algún momento original, todo el universo se encontraría concentrado en una especie de “átomo primitivo”. Esto es lo que casi todos los científicos afirman hoy día, pero nadie había elaborado científicamente esa idea antes de que Lemaître lo hiciera, en un artículo publicado en la prestigiosa revista inglesa Nature el 9 de mayo de 1931.
"Einstein, agnóstico, recelaba del cura belga. Pero lo admiraba"
Einstein y Lemaître coincidirían en varias ocasiones. Einstein, agnóstico, recelaba del cura belga, puesto que su modelo cosmológico lógicamente arrastraba a un origen ¿divino? en el espacio-tiempo, y eso no le gustaba ni a él ni a muchos astrofísicos. Pero lo admiraba.
Otra imagen del Hubble muestra una galaxia infantil formándose cerca, que significa que ha ocurrido recientemente en la escala temporal cosmológica. Esta es la prueba de que el Universo no está terminado con la formación de galaxias.
En una ocasión, durante una estancia en Bruselas y disertando ante un erudito auditorio, Einstein espetó:
- "Supongo que no habrán entendido nada, a excepción claro está del abate Lemaître"
En territorio comanche, juntos en Princeton, Einstein también dejaría caer al oír predicar a su colega belga:
- "Ésta [por Lemaître] es la más hermosa explicación de la Creación que nunca haya escuchado"
Otra cosa es que hablara realmente en serio. Como es natural, la fama de Lemaître no tardó en llegar al Vaticano. A pesar de los despectivos intentos del tan brillante como lenguaraz Fred Hoyle y los seguidores de la teoría del universo estacionario.

El mismo
Hoyle, durante un programa de radio de la BBC, bautizaría con bastante mala intención la teoría de
Lemaître como
Big Bang en 1949–, el modelo de universo en permanente expansión era imparable.
Georges Lemaître ocuparía durante su vida distintos cargos en la Academia Pontificia de las Ciencias, siendo asesor personal del papa
Pío XII.
Y éste no quería dejar pasar semejante oportunidad. Si el Universo tiene 13.700 millones de años, ¿importaría mucho que se creara en los siete días bíblicos o en poco más de 10-35 segundos? Con gran pesar de Pío XII –que, curiosamente, fue elogiado por Einstein en su defensa de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial–, Lemaître huyó de explotar la ciencia en beneficio de la religión. Suyas son las palabras:
"Tras escuchar a Lemaître, el prudente Pío XII abandonó la idea de hacer del Big Bang un dogma de fe"
El Campo Ultra Profundo del Hubble a menudo exhibe galaxias de una era antigua que nos dice cómo era la Era Estelífera.
- "El científico cristiano tiene los mismos medios que su colega no creyente. También tiene la misma libertad de espíritu, al menos si la idea que se hace de las verdades religiosas está a la altura de su formación científica. Sabe que todo ha sido hecho por Dios, pero sabe también que Dios no sustituye a sus criaturas. Nunca se podrá reducir el Ser Supremo a una hipótesis científica. Por tanto, el científico cristiano va hacia adelante libremente, con la seguridad de que su investigación no puede entrar en conflicto con su fe".
CIENCIA Y FE: EL ORIGEN DEL UNIVERSO
TEORÍA DEL BIG BANG
Entre 1927 y 1930, el padre jesuita belga Georges Lemaître obtuvo las ecuaciones Friedman – Lemaître – Robertson – Walker y propuso, sobre la base de la recesión de las nebulosas espirales, que el Universo se inició con la explosión de un átomo primigenio, lo que más tarde se denominó Big Bang.
Al presentar en el Vaticano la muestra “Historia del otro mundo. El universo dentro y fuera de nosotros”, el director del Observatorio Astronómico del Vaticano, el jesuita argentino José Gabriel Funes, explicó que la teoría del Big Bang no está reñida con la fe.
Matemático belga y sacerdote católico Georges Lemaitre
En una entrevista concedida a ACI Prensa, el P. Funes señaló que desde el punto de vista eclesial “el Big Bang no está en contradicción con la fe”.
“Sabemos que Dios es creador, es un padre bueno que tiene un plan providencial para nosotros, que nosotros somos sus hijos, y que todo lo que podamos aprender racionalmente sobre el origen del universo no está en contradicción con el mensaje religioso de la Biblia”, indicó.
Georges Lemaitre
La Teoría del Big Bang, también conocida como la gran explosión dijo, es la
“mejor teoría que tenemos en este momento de la creación del universo”.
De forma muy resumida, esta teoría, explica que probablemente, la creación comenzó hace unos 14 millones de años con una explosión colosal en la que se crearon el espacio, el tiempo, la energía y la materia, así, es como nacieron las galaxias, las estrellas y los planetas, los cuales se encuentran en continua expansión.
El P. Funes afirmó, que como astrónomo y católico comparte esta justificación de la creación del universo, a pesar de que “hay algunas preguntas sin respuesta”.
Además, el astrónomo explicó que los católicos “deben ver el cosmos como un don de Dios”, y “admirar la belleza que hay en el universo”.
Albert Einstein with Robert Millikan and Georges LeMaitre
“Esa belleza que vemos nos lleva de algún modo a la belleza del creador. Y también gracias a que Dios nos ha dotado de inteligencia, de razón, podemos encontrar el logos, esa explicación racional que hay en el universo que nos permite hacer ciencia también. Nos habla también del logos creador de Dios”.
El sacerdote indicó, que aunque no hay prueba alguna de vida inteligente en el universo a parte de la nuestra, “no la podemos descartar”, porque estudios de astronomía muestran que existen alrededor de 700 planetas que giran alrededor de otras estrellas.
Padre jesuita belga Georges Lemaître
- “Si en el futuro, que a mí me parece una cosa bastante difícil, se pudiera establecer que existe vida, y vida inteligente, no creo que esto contradiga al mensaje religioso de la creación porque serían también criaturas de Dios”, agregó.
El interés oficial de la Iglesia por la astronomía se remonta al siglo XVI y en 1891, el Papa León XIII decidió crear oficialmente un Observatorio Vaticano para mostrar que la Iglesia no está contra el desarrollo científico, sino que promueve el desarrollo de la ciencia de calidad. Desde entonces, existe el Observatorio Vaticano, con sede en Castel Gandolfo, mientras que el telescopio que se usa para la investigación, se sitúa en Tucson, Estados Unidos.
El cura belga George Lemaître dando una conferencia en la Universidad de Lovaina en los años 30
Georges Lemaître falleció en 1966, sólo dos años después del hallazgo irrefutable de la radiación del fondo de microondas, el eco proveniente del origen del Universo, de su Big Bang. Quizá su nombre pintado en la chapa de un carguero espacial no haga justicia suficiente a una mente —creyente o no— divina.
Enrique Joven Álvarez es doctor en Ciencias Físicas y trabaja como ingeniero en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Compagina sus tareas científico- técnicas con la divulgación y la escritura de ficción. Ha publicado dos novelas con la astronomía como eje principal: 'El Castillo de las Estrellas' (Roca Editorial, 2007) y, recientemente,'El Templo del Cielo' (Roca Editorial, 2013)
Fuente:
http://elpais.com/elpais/2015/10/01/ciencia/1443683295_903407.html
http://elpais.com/elpais/2015/09/10/ciencia/1441894871_600392.html
https://www.bbvaopenmind.com/el-cura-que-invento-el-big-bang/
http://blog.pucp.edu.pe/blog/victornomberto/2012/02/04/teoria-del-big-bang/
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