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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

21 de abril de 2019

LA BANDERA DE CRISTO RESUCITADO (Imágenes de paño blanco).

“La Resurrección” (Botticelli, 1490)
Por Miguel Carrillo Bascary
ASOCIÁNDONOS A LA FESTIVIDAD PASCUAL ANALIZAREMOS ESTA CURIOSA “BANDERA” CUYAS DOS VERSIONES HAN INFLUENCIADO PODEROSAMENTE A LA VEXILOLOGÍA UNIVERSAL.
En innumerables composiciones artísticas de diversos períodos históricos se representa a Nuestro Señor Jesucristo saliendo triunfador del sepulcro, tras su resurrección. La temática comenzó a difundirse desde la Baja Edad Media y se multiplicó en el período del Renacimiento, prolongando su vigencia hasta la actualidad. Ese es el origen pictórico de la supuesta “bandera de Cristo resucitado” que de hecho nunca existió.
La imagen responde al deseo de los artistas de reforzar el triunfo de Cristo sobre la muerte, un acontecimiento central en la historia universal que dio sentido a tan supremo sacrificio redentor sustentado en el inmenso amor Dios.
LA RESURRECCIÓN EN EL ARTE
“La Resurrección” (Rafael, ca. 1500)
Quizás la más famosa obra sobre el tema se la atribuida a Rafael Sanzio, un óleo sobre tela que atesora el Museo de Arte de Sao Paulo (Brasil), puede datarse entre 1499 y 1502. Posee una estructura rítmica en la que participan los diversos elementos de la composición destacando el protagonismo central de Cristo que con su mano izquierda empuña un estandarte blanquirojo, mientras bendice al observador con su derecha.
Al finalizar este post ofrecemos numerosas imágenes ordenadas cronológicamente que ilustran a Cristo resucitado portando el lábaro del que tratamos aquí.
LAS DOS VERSIONES DEL ESTANDARTE DE LA RESURRECCIÓN
En las investigaciones que sustentan este material hallamos que la versión de la “bandera del Resucitado” más difundida tiene fondo blanco y la cruz roja. En menor medida el Arte aporta una visión inversa; donde el paño es rojo y la cruz es blanca. 
No se trata de una imagen positiva y otra negativa; ambas se nos presentan autónomas; legítimas en sí mismas; perfectamente válidas, tanto una como la otra. Sus valores son equivalentes y ambas coinciden en destacar algunos de los atributos de Cristo y el hecho mismo de la maravilla de su triunfo sobre las tinieblas de la muerte.
LA CRUZ; EL PAÑO Y EL ASTA
En la Resurrección la cruz pierde su condición de un patíbulo que tenia originalmente; de un instrumento de la vindicta pública contra los mayores delincuentes y se transforma en un símbolo del triunfo sobre la muerte, hasta el punto de identificarse con Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre; Alfa y Omega de toda la Creación.
La cruz es el atributo central que carga el paño del estandarte resurreccional y se refuerza, por lo general, cuando se reitera en el remate del asta que la sostiene ratificando el poder vivificador del símbolo.
En manos de Cristo el asta se refleja en el cayado que utiliza el “Buen Pastor”, una imagen que nos acostumbráramos a ver desde el beato Pablo VI y que luego utilizaron todos sus sucesores.
El beato Paulo VI, con su báculo favorito
En cuanto al paño, la pieza es representación misma de Cristo. En las expresiones artísticas vemos que se usa en dos composiciones:
a) Blanco con una cruz roja:
El color del paño remite a la luminosidad del blanco, símbolo de la luz, lo que establece una directa antítesis con el negro que sugiere la muerte, consecuencia del voluntario apartamiento del Hombre de los designios de su Creador, algo que habitualmente se conceptúa como “pecado”. El blanco es también imagen de pureza; de alegría; de la perfección; del bien; aunque que no dejamos de señalar que para algunas culturas que este color remite a la muerte por recordar la palidez cadavérica, a los fantasmas y al vacío. Sin embargo, en Occidente siempre se le asignó un sentido positivo.
Para los interesados en la simbología de los colores recomiendo calurosamente las obras de Michel Pastoureau (son muy numerosas y a cuál más apasionante) o bien “Psicología del Color” de Eva Geller (Edit. GG, Barcelona; 2004)
La cruz caracteriza el supremo sacrificio del Hijo de Dios en aquél instrumento de suplicio que era la cruz en tiempos de Roma. Paradojalmente, en manos de Cristo, la cruz implica el triunfo del Amor de Dios por su creatura quién no trepidó en enviar a su Hijo para morir por el género humano que lo rechazó, como lo vemos en el relato del Génesis.
El rojo de los trazos es una reminiscencia de la sangre corriendo por el cuerpo de Nuestro Señor; que se desliza desde ambas manos, traspasadas por los clavos que las fijan al madero, para coincidir con el flujo que cae en vertical desde su cabeza lacerada por la corona de espinos; para formar literalmente un riacho que se precipita por su cuerpo torturado y que se prolonga más allá de sus pies (también clavados) para chorrear por el madero hasta empapar la tierra, símbolo que alude a la redención por la Cruz de toda la Creación y de todo el género humano que la habita.
En consecuencia, el estandarte blanco con la cruz roja es una imagen del mismo Cristo crucificado; composición que interpretaban sin dificultad los contemporáneos de los artistas que usaron esta imagen en sus creaciones.
A la vista del observador el lienzo blanco con la cruz roja contrasta nítidamente con el fondo de las pinturas, generalmente oscuro o multicolor, lo que otorga a la imagen una sensación de profundidad que destaca al estandarte y que se complementa con las albas vestiduras del Resucitado en un paralelismo que refuerza ambos elementos.
“La Resurrección” (Andrea di Bartolo, ca. 1400)
b) Rojo con una cruz blanca
También aquí el paño del estandarte es imagen del cuerpo de Cristo glorificado, teñido de rojo por el sangrando de la infinidad de las heridas recibidas, en tan cruento sacrificio. En la Antigüedad el rojo saturado tenía origen en la púrpura, un pigmento cuyo altísimo precio lo reservaba para los reyes, transformándose en símbolo de la majestad; del poder. Como alegoría espiritual el rojo alude al sacrificio supremo de oblar la sangre; el martirio; pero también alude al Amor; a las llamas amorosos que consumen la totalidad de la persona; a la vida; a la alegría y al dinamismo. También puede asignársele significados negativos (ira; odio; pasión carnal; etc.), pero el contexto histórico de la Resurrección excluye este correlato.
En definitiva, podemos ver en el rojo la realeza y la magnificencia de Cristo como hijo de Dios; imagen misma del Amor en su más alta expresión que admitió la entrega total en la Pasión y muerte; y muerte de cruz.
Si observamos detenidamente el paño teñido de rojo con la cruz blanca en su centro, esta última destaca aún más y establece una mutua correspondencia que potencia ambos colores. Contrastando con el blanco de las vestiduras de Cristo se complementan íntimamente y se proyectan te a la consideración del observador.
“La Resurrección” (Autor desconocido, ca. 1400)
EL ESTANDARTE DE CRISTO EN MANOS DE LOS SANTOS
El lábaro de la Resurrección también aparece en manos de diversos santos captados por el Arte, cual campeones de Cristo en la lucha contra el mal. Curiosamente no ocurre igual con las santas, como si los artistas hubieran reservado este atributo para aludir justamente a enfrentamientos bélicos, donde según las convenciones del pasado el género masculino monopolizaba los puestos de lucha de los estaba excluida la mujer. Obviamente nuestra concepción actual ha reformulado tan rígidos roles. La iconografía nos manifiesta este hecho en:
San Jorge de Capadocia
a) San Jorge de Capadocia.
La Cristiandad ubica a este santo hacia fines del siglo III y es recordado por su victoria en el singular combate sobre Satanás que había adoptado la forma terrorífica de un dragón. Fue martirizado el 23 de abril del año 303. El acontecimiento real se ha confundido con la leyenda; al Santo se lo suele representa en el Arte con la figura de un caballero que con su espada hiere de muerte al mounstruo; lleva capa roja y monta en un caballo blanco, a veces porta un escudo albo ornamentado con la roja cruz de Cristo. Antonio se convirtió tempranamente en uno de los santos más populares y su veneración se extendió por todo el mundo.
La cruz roja sobre campo blanco fue distintivo durante las Cruzadas, lo que implicó la difusión del símbolo. Mas tarde fue la divisa de la poderosa Orden de Caballeros del Templo (Templarios). Desde el año 930 Milán tomó como propia la bandera blanca y granate que enarbolara su obispo Adalberto. Cuenta la leyenda que en el 1096 Pedro I deAragón sitiaba la ciudad de Huesca, en poder de los musulmanes, cuando los cristianos se retiraban descendió de los cielos San Jorge portando enseña con una cruz roja, la aparición les dio renovados brios y consiguieron la victoria; desde entonces Huesca asumió la esa divisa. Genova izo lo propio al menos desde 1198 (según el “Annales Januenses”) y la difundió durante sus años de predominio en el Mar Mediterráneo.
El “Libro de todos los Reinos” (1350) asigna a Georgia una bandera Blanca cargando una cruz roja: 
Eduardo el confesor, de Inglaterra, reconoció a San Jorge como santo patrono del reino en 1348 lo que determino que los colores predominantes en su tradicional imagen pasara a identificar a Inglaterra; pero, aunque de hecho esta disposición ya caracterizaba las huestes de este origen desde que Ricardo III, Corazón de León se sumo a la III Cruzada con muchos de sus súbditos.
BANDERA DE LA CRUZ DE SAN JORGE / INGLATERRA
La ciudad de Londres adoptó una enseña similar, con un sable en el cantón:
La “cruz de San jorge” es parte esencial del diseño de la Unión Jack, emblema del Imperio Británico y origen de una extensa familia de banderas:
El posterior desarrollo del Reino Unido como potencia marítima y el hecho de que el principal grupos de sus navíos utilizada la llamada insignia blanca (“White Ensigne”) potenció el uso de este diseño que fue ofilializado en 1864:
Es entendible que otras naciones no quisieron que sus pueblos asociaran la bandera de San Jorge (con Inglaterra y Génova, por ejemplo) con la que el Arte atribuía a Cristo resucitado, por esto se prefirió usar la segunda versión de la bandera de gloria, la que tiene paño rojo con la cruz alba cuyo usos algunos remontan al Imperio Romano de Oriente; otros a la Orden de los Caballeros Hospitalarios u Orden de Malta, que la conserva hasta nuestros días, bien que con algún diferencia de diseño.
Dinamarca reconoce también un origen milagroso que se identifica con Cristo, ya que según la leyenda cuando el rey Valdemar II combatía a los estonios en 1219 se vio descender del cielo una enseña roja ornada de una cruz blanca, a cuya consecuencia se produjo el triunfo danés.
LA “DANNEBROG”
El ducado de Saboya y, consecuentemente, el Piemonte también usan el mismo esquema como su signo tradicional:
b) San Santiago Apóstol, cuya devoción se hizo muy popular durante las luchas de los españoles contra los moros, también suele ser representado munido de un estandarte blanco con la cruz roja.
San Santiago "mata-moros"
c) San Juan el Bautista es otro a quién el imaginario popular inviste con un pendón similar. La lista no se agota con él, podríamos señalarse otros muchos integrantes del santoral que por tradición se representan con el atributo que comentamos.
LA FORMA DE PENDÓN O GONFALÓN

Gonfaloneros: recreación moderna e imagen antigua
Para quienes recién se aproximan a la Vexilología, el “pendón” es un vexiloide cuyo largo es mayor que su ancho y que cuelga de un travesaño que cruza perpendicularmente el asta. En consecuencia, “pende” (cae), de donde toma su nombre.
Los gonfalón o confalón (gonfaloni), terminología que se origina en las regiones itálicas; alcanzan amplio uso por parte de las comunas y gremios medievales.
Este tipo de insignia permite apreciar su contenido mejor que una bandera pues su flamear es casi inexistente. Por esta razón, los pendones se prestan excelentemente para ser usados en ceremonias solemnes, donde al lento paso de su portador permite que el público aprecie fácilmente los símbolos que carga el paño; circunstancia que históricamente favoreció el uso del pendón en la Liturgia y en eventos institucionales.
Como una excepción vemos que el pendón predominó durante el periodo medieval del Japón aunque en este caso la fijación se realizaba por uno de los laterales y por el superior.
Banderas samurai (Excelente imagen diseñada por Emmanuel)
La adopción del pendón para acompañar la figura de Cristo, resalta su protagonismo con el acompañamiento del vexilo.
“La Resurrección” (José Espinoza Chamorro, Lima)
LA “BANDERA DEL CORDERO DE DIOS”
En tanto que Cristo es el llamado “Cordero de Dios” (Agnus Dei), víctima pura e inocente inmolada por el perdón de los pecados; hoy se constituye como un símbolo del sacrificio de Jesús en la cruz. Alude al cordero que sacrificó el pueblo judío en la conmemoración de la Pascua y a Isaac, que estuvo a punto de ser inmolado por su padre Abraham. San Juan Bautista alude a Cristo al decir 
“He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, como nos relata el evangelista San Juan en el capítulo 1, versículo 27. La alusión la repite el mismo Juan en el Apocalipsis y San Pablo hace lo propio en su Primera Carta a los Corintos; también puede verse una remisión en el Antiguo Testamento, en palabras de los profetas Isaías (Is 53, 7) y Ezequiel (Ez 46, 13). Son numerosas las representaciones artísticas que presenta a este animal sosteniendo un estandarte similar al de la Resurrección, consecuencia de la idealización de Cristo Resucitado que adoptaron los artistas.
Por lo general el Agnus Dei embanderado aparece con pendón blanco y cruz roja; en otras versiones la enseña es totalmente blanca o dorado; también se lo ve portando una cruz en el remate de un asta larga; solo por excepción carga un estandarte rojo de cruz blanca.
Mosaico con el Agnus Dei embanderado
Las siguientes imágenes ilustrarán lo expuesto, entre las que se cuenta el escudo de armas de Puerto Rico:
Escudo de Puerto Rico 





¿ES LA BANDERA DEL CRISTIANISMO?
Contra lo que podría creerse los hipotéticos diseños que vemos en las expresiones artísticas de la Resurrección no son el símbolo del Cristianismo. De hecho, esta religión no tiene una bandera que la identifique, aunque hay algunas confesiones parciales que hayan adoptado una enseña particular como la episcopal.
BANDERA DE LA IGLESIA EPISCOPAL
La Iglesia Católica Apostólica y Romana, tampoco posee hoy una bandera propia, aunque su conductor, el Papa, haya tenido diversos pabellones para representar su autoridad terrenal; en la actualidad utiliza la bandera del Estado de Ciudad del Vaticano:
Bandera oficial del Vaticano (en suso desde 1824)
INFLUENCIA EN LA VEXILOLOGÍA
Estas supuestas banderas que el Arte atribuye a Cristo Resucitado tendrán una enorme influencia en la definición de numerosas enseñas a lo largo de los siglos. 
Tanto su variedad blanquiroja como en la rojiblanca engendraron extensísimas “familias de banderas” que multiplicaron sus imágenes a todo lo ancho del orbe. 
OTRAS IMÁGENES PICTÓRICAS DE LA RESURRECCIÓN
Autor moderno cuyo nombre no conocemos

Peruggino ca. 1500 Sin datos 

Peruggino ca. 1500 Sin datos 

Meister des Hausbuches Retablo de Trebon, ca. 1380

Meister des Hausbuches Retablo de Trebon, ca. 1380
Para los más interesados:
Interesante desarrollo en power point, de Emilio Fernández Cordobés (2013), en:
Remarcable blog del artista peruano Joel Espinoza Chamorro:
Otra interesante selección sobre el tema aparece en 
GRUPO DE PINTURAS DONDE CRISTO SE MUESTRA CON UNA BANDERA BLANCA CON LA CRUZ EN ROJO, SÍMBOLO DE LA SANGRE QUE CORRIÓ POR SU CUERPO CUANDO PENDÍA DEL PATÍBULO.
“La Resurrección del Señor”; icono moderno estilo bizantino
ANÁLISIS PARTICULAR DE LAS OBRAS SELECCIONADAS
Ahora referenciaré las imágenes seleccionadas. Su poliformismo no hace más que resaltar la riquísima variedad del subjetivismo de los artistas, pero también nos señala que cuantos hemos venido a la vida somos únicos en toda la Historia, lo que justifica esta multiforme revelación del hecho más trascendente del acontecer universal, la resurrección del Salvador.
Imagen 1
Este gran lienzo, llamado “La resurrección de Cristo”, es obra de “El Greco”, fue pintada entre 1587 y 1604 para el retablo mayor del “Colegio de la Encarnación”, por encargo de su mecenas, María de Córdoba y Aragón. Hoy se encuentra en el museo de “El Prado” (Madrid).
En este caso, la bandera es totalmente blanca por lo que parece concentrar y duplicar el brillo del cuerpo de Cristo resucitado. Forma un notable contraste con la capa o túnica roja, color característico del martirio para la Liturgia católica, ya que remite a la sangre derramada.
En esta pintura Cristo no nos bendice, trasciende el tradicional mensaje de este tipo de composiciones; el genio de su autor nos presenta al Salvador haciendo el gesto con su mano derecha lo que ratifica su presencia ante la vista del observador, con una expresión muy natural, parece decir: “Aquí estoy, como lo prometí ¿de qué se asombran? Cristo redime del dolor, de la desesperación; de la muerte y de la violencia que expresan las figuras a sus pies.
Imagen 2
Esta otra “resurrección”, también de “El Greco” es algo más temprana que la anterior. Fue pintada para el retablo del altar lateral derecho, del monasterio de Santo Domingo de Silos, en Toledo. Considerando algunas referencias puede decirse que “El Greco” cumplió su cometido entre 1577 y 1579.
En cuanto a la bandera, apenas se encuentra esbozada, sin que se le advierta su asta, como si estuviera inacabada. se corresponde con la estructura de pintura anterior, la diferencia radica en que en la toledana la cola del manto trasciende hacia el frente de la Cristo.
Imagen 3
Este óleo sobre lienzo corresponde a Juan Bautista Maíno (1569 – 1649) y fue pintada para el segundo cuerpo del así llamado “Retablo de las cuatro Pascuas”, correspondiente al altar mayor de la iglesia del convento de San Pedro Mártir, en Toledo. 
Los trabajos comenzaron en 1612 y se extendieron hasta diciembre de 1614; en el ínterin el artista profesó en la Orden de Santo Domingo.
La mano derecha de Cristo y su mirada hacia lo alto nos remiten a Dios Padre y señalan la labor salvífica completada con su muerte y resurrección. La izquierda sostiene con decisión un estandarte níveo, cargado con una curiosa cruz latina, en rojo. Desde la perspectiva de nuestro tiempo el emblema se actualiza en la bandera de la “Cruz Roja”.
Imagen 4
La basílica de Aschaffemburgo en Baviera Norte, nos ofrece esta grandiosa representación de la Resurrección, obra del genio de Simón Frank, pintada hacia 1525, poco antes de su muerte.
La obra es parte de un gran altar compuesto de un retablo central y dos alas. Tiene la peculiaridad de mostrar un relato en pleno desarrollo. Sobre el ángulo inferior derecho se plantea el momento previo a la Resurrección, donde los guardias duermen junto al sepulcro sellado.
Hacia la izquierda Jesús se llega hasta los justos fallecidos antes de que se abrieran los Cielos a la Humanidad, representados en Adán y Eva a quienes tiende su mano derecha; vemos también unos niños, representación de todos aquellos que murieron sin poder ser bautizados. En su izquierda lleva una cruz procesional, de la que pende un estandarte blanco y rojo ondeante, lo que porta dinamismo a la serenidad de este sector de la composición. La capa púrpura realza su figura y manifiesta su majestad.
El motivo central es Jesucristo triunfante rodeado de querubines del Ejército Celestial que comparten con Él su gloria.
Imagen 5
Alonso López de Herrera, natural de Valladolid (ca. 1585 - ca.1675) nos dejó esta magnífica pintura actualmente en el “Museo Nacional de Arte de ciudad de México, que se data convencionalmente en 1625.
Como originalidad destaca a un Cristo Triunfante pelirrojo, un recurso pictórico que quizás tuvo por fin señalar a los ojos de los fieles la singularidad de Su persona. Nuevamente vemos que con su izquierda lleva un estandarte albo con la cruz encarnada; volando en forma invertida, lo que permite encuadrarlo en el plano. El manto púrpura sobre el aura resalta la majestad del Resucitado ante la sorpresa que manifiestan los custodios.
Imagen 6
Tiziano nos ha dejado su “Resurrección de Cristo” óleo sobre madera preparado para la iglesia de San Nazzaro y Celso que es parte de un retablo denominado “Políptico Averoldi” ya que fue este cardenal, nuncio papal en Venecia, quién se lo encargó al artista, quién lo entregó en 1522.
En lo que es tema de nuestro comentario apuntamos que Cristo aparece “mostrándose” resurrecto ante el mundo, mientras que con su mano izquierda sostiene un estandarte blanco de cruz roja, sobre el que aparece apoyarse. Esta última referencia nos indica que sin su muerte y resurrección Cristo no hubiera cumplido su misión salvífica.
Imagen 7
Otra obra atribuida a Tiziano por el estudio del erudito Artur Rosenauer (Universidad de Viena), es el “Cristo triunfante”, la que data en el 1511, aparentemente encargada por una cofradía sacramentina para ser llevada durante las procesiones. 
En este caso Jesús está de pie sobre el sepulcro mientras que, a su espalda, amanece el Sol sobre el horizonte.
Su buena conservación destaca la luminosidad de los colores, en que el blanco se presenta con tintes celestes. Nuevamente aquí vemos al brazo derecho en alto, mientras que el izquierdo sostiene el vexilo resurreccional, en blanco y rojo que se nos antoja ondea suavemente con la brisa del amanecer del día de Pascua. Es imposible no prensar en las clásicas estatuas de muchos emperadores romanos que con la mano izquierda sostienen un pilum, lanza arrojadiza usada por las legiones.
Imagen 8
En la Pinacoteca Civica di Cento. “Aparición de Cristo a la Virgen” de Guercino (1591-1666); realizada entre 1628-30. 
Este óleo muestra una tierna y natural imagen del Resucitado quién con su mano derecha “la del corazón”, conforta a su Madre, mientras que con la diestra sostiene un estandarte blanco de vuelo partido en donde apenas se distingue una cruz en rojo.
Imagen 9
De un autor anónimo del siglo XVII se muestra la obra conocida como“Patrocinio de Cristo victorioso a la Orden Dominica” que se halla en el ex -convento carmelita de México, D.F. 
Cristo se manifiesta triunfal rodeado de santos y santas de la Orden; en su mano izquierda porta un estandarte blanco que carga una cruz roja, tipo griega.
Imagen 10
De impresionante realismo y no menos destacable expresión de su rostro, el“Cristo Salvador del mundo” de Pedro Berruguete data de 1501 y fue realizado para el retablo de Guaza de Campos (Palencia).
Mientras que Cristo imparte su bendición con la mano derecha, con la siniestra sostiene un orbe que incide en el nombre de la obra, del que emerge el estandarte de su triunfo, de campo blanco ribeteado, terminado en dos caudas, que contiene una cruz griega en rojo, cuyo centro se encuentra resaltado con cuatro ondas. La pieza se encuentra en el Museo Goya.
Imagen 11
Berruguete ejecutó una obra similar que se encuentra en el Museo Diocesano de Palencia, pero en este caso el pendón está adornado con borlas duradas en los extremos de las farpas.
Imagen 12
“Cristo resucitado visita a su Madre acompañado por los Padres de la Iglesia”, en Certosa di San Girolamo, Bolonia
es una notable obra que tiene una verdadera dimensión social, o mas propiamente “eclesial”, ya que el Salvador se presente frente a diversos miembros de su Iglesia en donde se distingue a San Juan Bautista, que lleva una cruz a manera del cayado con que suele caracterizarlo. Más atrás vemos un Sol sostenido por un caballero recubierto de armadura, lo que alude a Cristo como "sol de Justicia". Junto a Cristo, San José lleva una vara se azucena, flor de la pureza, que también puede considerarse como un vexilo.
En la escena, la Virgen María se muestra anticipando la advocación de “Madre de la Iglesia” con que la definiera el papa San Juan Pablo II.
Es muy particular la expectativa de diálogo que expresan las manos de María y en la derecha de Jesús, anticipando el filial/maternal abrazo que se patentiza. La mano izquierda de Cristo sostiene el acostumbrado pendón farpado en blanco, con una levísima cruz roja. El artista fue el boloñés Lorenzo Pasinelli (1629 – 1700)
Imagen 13
Este Cristo de impresionante figura, obra de Alvise Viviarini, pintado 1497 – 1498 para la iglesia de Giovanni di Bragora, Venecia; se nos presenta portando una larguísima flámula de tipo naval.
Imagen 14
La flámula naval puede verse también en manos del Cristo de Bartohlomeus Breeberght (1598 – 1657), otro exponente de la escuela flamenca que puede verse hoy en el Art Institute de Chicago.
Imagen 15
En “La Resurrección”, de Andrea di Bartolo, ca. 1400), actualmente el Museo de Arte Walters (Baltimore, Maryland), Cristo sale del sepulcro caminando con toda naturalidad En su diestra lleva el estandarte blanco y rojo, mientras que a su lado se observa el que identifica a los guardias, el clásico rojo de Roma.
Por Miguel Carrillo Bascary. Responderé dos preguntas que en diversos términos formularon varios seguidores a consecuencia del post anterior, la primera es la siguiente:
1.- ¿Por qué en la mayoría de las imágenes Cristo lleva la bandera con su mano izquierda?
Hay una explicación de tipo religioso o litúrgica (con mayor precisión): desde los lienzos del artista, Cristo nos bendice.
Como es tradición, el sacramental de la bendición se imparte haciendo la señal de la Cruz con la mano derecha, en dirección a la persona que la recibe.
La pintura religiosa siempre tuvo un sentido pedagógico y ella nos enseña, tanto en el ayer, cuando la gran mayoría de los fieles no sabía leer ni escribir, como en el hoy, en que la sociedad está tan secularizada que hemos perdido la perspectiva de los símbolos litúrgicos.
En consecuencia, cuando Cristo resucita del sepulcro, su bendición es signo de divinidad. (es nada menos que Dios quién bendice); es cierto que también puede hacerlo un ministro, pero éste lo hace en nombre de Aquél.
El acto de bendecir señala que el Resucitado goza de vida, ya que la bendición en sí misma es un gesto dinámico por lo que no puede protagonizarlo nadie que no tenga la llama vital.
En este contexto, la bandera es un recuerdo de la muerte (en ella consta la forma del instrumento mortal, la cruz, y también muestra las huellas de la sangre vertida). La muerte que se ve trascendida por la Resurrección, la misma que patentiza Nuestro Señor y que promete a quienes sigan su ejemplo.
Por lo tanto, la enseña crucífera es un símbolo del triunfo sobre la muerte; lo que se manifiesta con el vívido ondear del paño; otro símbolo de dinamismo vital.
Son minoritarias las escenas donde Cristo lleva la bandera con la mano derecha. Como ejemplo presentamos esta hermosa iluminación de un libro de oraciones de la Edad Media lo que habilita considerar el segundo interrogante:
Breviario del rey Martín de Aragón, ca. 1400
2.- ¿Acaso la posición de privilegio en materia de banderas no es la derecha?
La respuesta es afirmativa, el Ceremonial de banderas indica que la derecha es la posición de preeminencia, pero el hecho de que Cristo resucitado sostenga el vexilo con su diestra indica el grado superlativo del Salvadorcomo sujeto de la representación artística. Dicho de otra manera, Cristo mismo ocupa la posición central por natural jerarquía y el estandarte que lo identifica se desplaza a su lado, esto destaca al Hijo de Dios y de la Virgen María como el elemento más importante de la composición.
Lo expuesto nos lleva a destacar también que el mensaje de Cristo es universal, desde la pintura se manifiesta, tanto a los otros personajes contenidos en la misma como a los espectadores. La bandera representa a su Mensaje, es Él quien se manifiesta como una persona, en cuerpo, alma y divinidad.
O sea, que tal como lo enseña la Teología, es Cristo en persona quién sale al encuentro del Hombre. El Cristianismo no es una fe intelectualizada en prácticas o en una filosofía; sino que es una vivencia personal de amor entre Jesús, Hijo de Dios y consustancial miembro de la Trinidad con cada uno de los seres humanos.
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