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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

9 de abril de 2019

¿CÓMO SERÁN NUESTROS CUERPOS CUANDO RESUCITEMOS AL FINAL DE LOS TIEMPOS?.

Al final de los tiempos dice la escritura que nuestra alma se unirá a nuestro cuerpo. O sea que habrá una resurrección general. Y esto es uno de los misterios más profundos del cristianismo.
¿Cómo se unirán las partes de nuestro cuerpo ya hecho polvo? ¿Qué apariencia física tendremos? ¿Con que otras cualidades contaremos?

Pero sin embargo no es en esencia algo distinto a la creación, en la cual Dios hizo al hombre a partir del polvo.
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Salvo que mantendremos la misma identidad que tuvimos en la Tierra.

La resurrección es la reanimación de los restos descompuestos de nuestros cuerpos anteriores en la Tierra, y la unión final con el alma.

Es lo que sucedió a Jesucristo y por tanto nuestro antecedente. De modo que no pasaremos la eternidad como almas separadas del cuerpo, porque Jesús demostró a sus discípulos que tenía carne.
Comió con ellos y se hizo tocar luego de la resurrección, para demostrarle que no era un espíritu puro.

Tal como plantea la Biblia, nuestros cuerpos actuales serán renovados, y serán mejores que los anteriores.

Pero no deberíamos pensar que vamos a tener un nuevo cuerpo muy diferente del que teníamos en la Tierra.
Sino que habrá una transformación de los mismos cuerpos que teníamos.
Porque nuestros cuerpos son una parte importante de nuestra identidad.
Cuando Jesucristo resucitó los apóstoles y las mujeres no lo reconocieron inmediatamente, pero luego lo hicieron.
De modo que podemos pensar que nuestro cuerpo será parecido al que tenemos ahora pero no idéntico.
En Romanos 8: 11 San Pablo dice que nuestra resurrección será obra del Espíritu Santo.
Esa resurrección completa la glorificación de nuestra identidad, que el espíritu Santo fue trabajando en la Tierra, el Purgatorio y en el Cielo para lograr nuestra santidad.
El Espíritu Santo se encargó de perfeccionar a las almas que estaban esperando.

Seremos conformados completamente a la imagen de Cristo, en cuerpo y alma.

Y disfrutaremos de vida eterna o sea inmortalidad.
Los cuerpos de los condenados también resucitarán y tendrán propiedades diferentes a las que tienen actualmente.
Pero no serán cuerpos glorificados porque no tendrán la gloria de Dios en ellos, aunque serán inmortales.
Pero los justos, o sea los que han muerto en la gracia y en la amistad de Dios, manifestarán la gloria eterna en sus cuerpos y tendrán propiedades magníficas.
Toda esta enseñanza está en tradición bíblica que se refiere a la resurrección.
LA RESURRECCIÓN EN LA TRADICIÓN BÍBLICA

Hay pasajes del Antiguo Testamento que ya hablan de la resurrección de los muertos.

Job 19: 25 dice que 
“después de que mi piel haya sido destruida aún mi carne verá a Dios”.
Daniel 12: 2 dice que 
“multitudes que duermen en el polvo de la tierra se despertarán unos para la vida eterna y otros para vergüenza y el desprecio eterno”.
Y está el famoso pasaje de Ezequiel 37 donde describió su visión del 
“valle de los huesos secos” que resucitaban.
En el Nuevo Testamento las referencias a la resucitación son mayores, comenzando con Juan 2: 19, donde Jesús predice su propia resurrección.

En Juan 5: 25 se refiere a la resurrección general cuando dice que 
“viene un tiempo cuando los muertos oirán la voz del hijo de Dios y los que oigan vivirán”.
Consolando a Marta, en el episodio de la muerte de Lázaro, en Juan 11: 25 se dice 
“yo soy la resurrección y la vida el que cree en mí vivirá aunque muera”.
Y después hay varios relatos de resucitados de entre los muertos como el de Lázaro, el de la hija de Jairo, el del hijo de la viuda de Naín.
Aunque parecería que estos últimos han sido resucitaciones y no resurrecciones, porque revivieron con el mismo cuerpo, las mismas habilidades y limitaciones que tenían antes.
Entonces el punto es cómo serán nuestros cuerpos.

Y el tono nos lo da Juan en 1 Juan 3: 2 cuando dice “Ahora somos hijos de Dios y lo que seremos aún no se ha dado a conocer”.

Y luego agrega que “seremos semejantes a Él”, de modo que nuestro modelo es Jesús resucitado

CÓMO ERA EL CUERPO DE JESÚS RESUCITADO

Jesús apareció a sus seguidores no como un fantasma o un espejismo, sino cómo un ser físico de carne y hueso.

Que tenía las heridas de los clavos y además podía comer y beber. Estás cosas son las que dieron seguridad a los discípulos que estaban frente al resucitado. Porque no lo reconocieron inmediatamente.
De modo que se produjo un cambio físico en Jesús, pero al mismo tiempo conservo su identidad para que en última instancia fuera reconocido.

Jesús además mostró que no estaba limitado por las restricciones de su cuerpo terrenal.

Podía desmaterializarse desapareciendo, podía atravesar objetos sólidos y moverse de un lugar a otro instantáneamente. Es en base a esto que podemos anticipar sobre cómo serán nuestros cuerpos resucitados.
CUALIDADES GENERALES DE NUESTROS CUERPOS DE RESURRECCIÓN
En 1 Corintios 15: 42 en adelante, San Pablo describe los cuerpos humanos como perecederos, deshonrosos y débiles, debido al pecado.

Mientras que nuestros cuerpos glorificados, o sea luego de la resurrección, serán imperecederos, honorables y poderosos.

Serán cuerpos espiritualizados, que ya no se centrarán en nuestras cualidades naturales sino en el Espíritu Santo.
Cuando San Pablo habla sobre la honorabilidad de nuestros cuerpos gloriosos se refiere a que no serán avergonzados por el pecado.
Y serán imperecederos, no sufrirán la enfermedad y la muerte, ni tendrán calor, frío, hambre, sed.
En el Apocalipsis 3, la Biblia nos muestra a los cuerpos glorificados con vestiduras blancas.
Por otro lado, así como nuestros cuerpos terrenales estaban adaptados para la vida en la Tierra, nuestros cuerpos gloriosos estarán adaptados para la vida en el cielo.

Por lo tanto no tendremos impedimento para trasladarnos de un lugar a otro, ni necesidades propias de la Tierra.

Por ejemplo probablemente no tendremos la función sexual activada porque en la Tierra está estaba destinada a la reproducción.
Y de alguna manera Jesús nos da pistas en la Biblia (Mat 22:29) de que el matrimonio no existirá en el cielo, cuando los saduceos le ponen el ejemplo de la mujer que se casó 7 veces con hermanos y le preguntan cuál será su esposo en el cielo.
San Pablo además es claro cuando dice que nuestros cuerpos gloriosos serán los mismos pero diferentes y potenciados.
Para explicarlo habla de la diferencias entre una semilla y la planta ya crecida. Ambas son parte del mismo proceso, una continuación una de la otra, pero diferentes.

Y agrega que nuestros cuerpos serán mejores empezando porque serán imperecederos. O sea que no morirán ni envejecerán.

Nuestro cuerpo que morirá será el cuerpo adánico. Y él qué nacerá será glorificado, como en el caso del segundo Adán (Jesús).
En este planeta y por efecto del pecado original tenemos enfermedad y muerte, pero ya no más. Porque ahora sí tendremos nuestra ciudadanía en el cielo.
En definitiva debemos pensar que nuestros cuerpos de resurrección serán una continuidad del que tenemos ahora, pero potenciados con nuevas cualidades asociadas al nuevo hábitat.
Porque antes, nuestro cuerpo estaba gobernado por las leyes naturales y ahora estará gobernado por el espíritu. Y por lo tanto estará totalmente purificado y unido a Jesús a través del Espíritu Santo.
Esto parece de ciencia ficción, ¿pero en qué crees que se inspiraron los autores de ciencia ficción y los creadores de los superhéroes de los comics?
COMO SEREMOS EN CONCRETO - VEAMOS LOS PUNTOS CENTRALES QUE PODEMOS EXTRAER DE LAS ESCRITURAS SOBRE CÓMO SERÁN NUESTROS CUERPOS GLORIOSOS.
SEREMOS LOS MISMOS
  • Poseeremos nuestra identidad original.
  • Nuestro cuerpo será verdaderamente nuestro cuerpo, aunque no necesariamente se verá igual que cuando estábamos vivos en la Tierra.
  • Pero aunque no seamos estrictamente idénticos a como éramos, Dios se encargará que cada uno de nosotros pueda identificar al otro.
NUESTROS CUERPOS DE RESURRECCIÓN SERÁN FÍSICOS
  • Serán cuerpos reales y reconocibles como en el caso de Jesús, aunque no necesariamente de inmediato, cómo sucedió con Él.
  • En Lucas 24 36-43 Jesús se dio a conocer a sus discípulos cuando les dijo “la paz esté con ustedes”.
  • Ellos se asustaron pensando que un fantasma.
  • Es ahí cuando les dijo que lo tocarán porque los fantasmas no tienen carne y hueso.
  • Y también les mostró las llagas en las manos y en los pies.
  • Finalizando con la comida de un trozo de pescado asado que le dieron los discípulos y que Él comió.
SEREMOS ETERNOS
  • En nuestros cuerpos glorificados no habrá dolor enfermedad, sufrimiento o muerte.
  • Tampoco estaremos expuestos a desastres naturales y sobrenaturales.
  • Habrá un gozo interminable; espiritual y también físico a través de nuestros sentidos.
  • Tampoco habrá aburrimiento porque viviremos en un estado de Gloria permanente.
  • Y esto supone que conservaremos la misma salud y la misma apariencia física siempre.
  • Porque no envejeceremos como en la Tierra.
NUESTROS CUERPOS ESTARÁN ÍNTEGROS
  • A nuestro cuerpo no le faltará ninguna parte, independientemente si en nuestra vida terrenal perdimos alguna parte.
  • Incluso aquellos que han nacido en la Tierra con alguna deficiencia ya no la tendrán.
  • Allí veremos las cualidades íntegras de quienes han sido cuadripléjicos, han nacido con deficiencias mentales o con el Síndrome de Down.
NO TENDREMOS DOLORES
No experimentaremos los dolores de enfermedades ni los propios del envejecimiento.Pero tampoco experimentaremos los dolores que nos infligen otras personas.Por lo tanto tampoco tendremos lágrimas ni llantos de preocupación.Porque no nos deberemos preocupar por nada porque tendremos todo asegurado.
ESTAREMOS EN NUESTRA MEJOR EDAD
  • Nuestros cuerpos de resurrección estarán en la flor de la vida
  • Todos tendremos alrededor de 33 años, porque esa era la edad de Jesús en el momento de la resurrección.
  • Y se supone que es la mejor edad para un ser humano, que le permite estar en lo mejor de la vida.
  • Probablemente Adán y Eva tenían esa edad cuando Dios los creó, porque no fueron creados ni como bebés ni como ancianos.
  • Y ese estado de estar en nuestra mejor edad lo conservaremos siempre.
  • Pero habrá diferencias entre los cuerpos según el grado de santidad a que ha llegado la persona según la cooperación que ha mostrado con la gracia de Dios.
CONSERVAREMOS NUESTRAS IDENTIDADES RACIALES Y DE SEXO
  • En Apocalipsis 5 9 dice: “Tú eres digno de tomar el pergamino y abrir sus sellos, porque fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios personas de cada tribu y lengua, pueblo y nación”.
  • Y de alguna manera repite en apocalipsis 7: 9 “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud que nadie podía contar, de toda nación, tribu, pueblo e idioma, de pie delante del trono y delante del Cordero”.
➤Esto implica que nuestra procedencia racial y nuestra identidad de sexo permanecerán en el Cielo. Si eres negro, judío o blanco, o si eres mujer u hombre, mantendrás esas cualidades en el Cielo.
TENDRÁN CUALIDADES EXTRADIMENSIONALES
  • Son las cualidades de Agilidad (ir a donde se quiera a la velocidad del pensamiento) y Sutileza (atravesar materiales sólidos) que menciona Santo Tomás de Aquino.
  • En Lucas 24,30-31 Jesús estaba la mesa con los discípulos, tomó pan, dio gracias, lo partió y se los dio.
  • Y cuando lo reconocieron desapareció de su vista.
  • Además esa misma noche estaba en Jerusalén casi en el mismo momento.
  • Por otro lado en Juan 20,19-20, cuando los discípulos estaban orando junto con María en el Cenáculo con las puertas cerradas por temor a los judíos, Jesús entró se presentó entre ellos y les dijo “la paz sea con ustedes”. 
  • Y también le mostró las heridas.
  • En Hechos Cap 19 se relata la ascensión, cuándo Jesús fue llevado hacia el cielo ante sus propios ojos y una nube lo oculto de la vista de los Apóstoles que estaban con Él.
  • Estos tres pasajes muestran las habilidades extradimensionales que tenía Jesús y que seguramente tendrán nuestros cuerpos resucitados.
  • Podremos aparecer y desaparecer a gusto, viajar instantáneamente de un lugar a otro, pasar a través de objetos sólidos – como por ejemplo puertas cerradas – y volar como en el caso de Jesús cuando ascendió.
SEREMOS LUMINISCENTES
  • En 1 Corintios 15 San Pablo dice que la gloria de los cuerpos celestes es diferente a los de la Tierra.
  • Y esto lo podemos asociar a lo que cuenta el éxodo 34 cuando Moisés descendió del Monte Sinaí con las tablas de la ley. Su rostro estaba radiante y luminoso porque había hablado con el Señor. Al punto que Arón y los demás israelitas temieron acercarse a él.
  • El Lucas 9,28-30 también se relata la transfiguración de Jesús.
  • Jesús subió al monte con Pedro, Juan y Santiago y mientras está orando la apariencia de su rostro cambió y su ropa se volvió brillante.
  • Y junto a él aparecieron Moisés y Elías también brillantes, o sea en el cuerpo glorioso.
  • Pero además, en Hechos 9 se relata que Pablo quedó segado por el brillo de Jesús cuando se cayó del caballo rumbo a Damasco.
  • El Apocalipsis 1 Juan tuvo una visión de Cristo esplendorosa.
  • En Apocalipsis 21 dice que la Nueva Jerusalén será luminiscente e iluminada por la luz de Cristo resucitado.
  • Y Mateo 13,43 dice que los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.
  • De modo que todo indica que nuestros cuerpos serán luminiscentes.
  • Nuestra brillantez es lo que nos hará hermosos más allá de lo imaginable y nuestro brillo estará relacionado con nuestro grado de santidad.
PASAJES BÍBLICOS QUE NOS DAN LAS PISTAS DE CÓMO SERÁN NUESTROS CUERPOS GLORIFICADOS.
EL CUERPO GLORIOSO DE JESUCRISTO
  • Nuestros cuerpos nuevos serán como el cuerpo glorioso de Cristo: 1 Juan 3, 2-3, Filipenses 3, 20-21, Rom 8, 28-30, Sal 17,15, Rom 6, 5-8, 1 Cor 15, 49, 2 Cor 3, 17-18
  • Él tenía la gloria antes y después de que vivió en la tierra: Juan 17, 3-5
  • La gloria del Señor es como un hermoso brillo colorido: Eze 1, 26-28
  • Él tiene el brillo de la gloria de Dios: Heb 1, 1-4
  • En la transfiguración, la cara de Jesús brilló como el sol y fue capaz de conversar con Moisés y Elías: Lucas 9, 28-32, Mateo 17, 2-3
  • Jesús se le apareció a Pablo irradiando luz. Hechos 9: 3-4, Hechos 26, 12-15
  • En su revelación, Juan describe a Jesús como teniendo ojos como fuego, pies como bronce fino, voz como muchas aguas, y un semblante como el sol brillando: Ap 1, 13-18, Ap 19, 11-16
  • El cuerpo resucitado de Cristo tenía carne y huesos y podía comer: Lucas 24: 36-43
  • Él caminó: Lucas 24, 15-16
  • Pudo desaparecer de la vista y entrar en habitaciones cerradas: Lucas 24, 25-32, Juan 20, 19-20, Juan 20, 26-29
  • Él nunca morirá otra vez: Rom 6, 9
NUESTRO FUTURO CUERPO GLORIOSO
  • Aunque no sabemos exactamente cómo serán nuestros nuevos cuerpos, sabemos que serán como el cuerpo glorioso de su Cristo: 1 Juan 3, 2-3
  • Cada uno de nuestros cuerpos será diferente y diferirá en gloria: 1 Cor 15, 35-58
  • Cristo será glorificado en nosotros: 2 Tes 1, 10-12
  • Seremos glorificados. Los sufrimientos actuales en este mundo no se pueden compararse con la gloria que se revelará en nosotros: Rom 8, 16-20
  • Nuestra gloria será la de nuestro Señor Jesús: 2 Tes 2: 14-15
  • Reflejaremos su gloria: 2 Cor 3, 17-18, Ex 34, 29-35
  • Los justos brillarán como el sol en Su reino: Mat 13, 43
  • Brillaremos como el brillo del firmamento y como las estrellas: Dan 12, 2-3
  • Job sabía que después que “su piel fuera destruida”, él vería a Dios: Job 19, 25-27
  • Daniel vio una visión de un hombre cuyo rostro era como la aparición de un rayo, ojos como antorchas, y brazos y pies como bronce: Dan 10, 4-9
  • Se describió que un ángel tenía un semblante como un rayo y vestía tan blanco como la nieve: Mat 28, 2-5
  • En su revelación, Juan describe a un ángel que tiene un arco iris en su cabeza, su rostro como el sol y pies como columnas de fuego: Ap 10, 1
¿CÓMO SERÁN NUESTROS CUERPOS GLORIOSOS? [DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN]

PAPA FRANCISCO “RESUCITAREMOS CON NUESTROS CUERPOS, ESTO ES VERDAD”. 04 DE DICIEMBRE DE 2013
PAPA FRANCISCO - AUDIENCIA GENERAL - Plaza de San Pedro - Miércoles 4 de diciembre de 2013

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy vuelvo una vez más a la afirmación «Creo en la resurrección de la carne». Se trata de una verdad no sencilla y para nada obvia, porque, viviendo inmersos en este mundo, no es fácil comprender las realidades futuras. Pero el Evangelio nos ilumina: nuestra resurrección está estrechamente relacionada con la resurrección de Jesús. El hecho de que Él resucitó es la prueba de que existe la resurrección de los muertos. Desearía, entonces, presentar algunos aspectos referidos a la relación entre la resurrección de Cristo y nuestra resurrección. Él resucitó, y porque Él resucitó también nosotros resucitaremos.
Ante todo, la Sagrada Escritura misma contiene un camino hacia la fe plena en la resurrección de los muertos. Ésta se expresa como fe en Dios creador de todo el hombre —alma y cuerpo—, y como fe en Dios liberador, el Dios fiel a la alianza con su pueblo. El profeta Ezequiel, en una visión, contempla los sepulcros de los deportados que se vuelven a abrir y los huesos secos que vuelven a vivir gracias a la infusión de un espíritu vivificante. Esta visión expresa la esperanza en la futura «resurrección de Israel», es decir, en el renacimiento del pueblo derrotado y humillado (cf. Ez 37, 1-14).
Jesús, en el Nuevo Testamento, conduce a su realización esta revelación, y vincula la fe en la resurrección a su persona y dice: «Yo soy la resurrección y la vida» (Jn 11, 25). En efecto, será Jesús Señor quien resucitará en el último día a quienes hayan creído en Él. Jesús vino entre nosotros, se hizo hombre como nosotros en todo, menos en el pecado; de este modo nos tomó consigo en su camino de regreso al Padre. Él, el Verbo encarnado, muerto por nosotros y resucitado, dona a sus discípulos el Espíritu Santo como anticipo de la plena comunión en su Reino glorioso, que esperamos vigilantes. Esta espera es la fuente y la razón de nuestra esperanza: una esperanza que, si se cultiva y se custodia, —nuestra esperanza, si nosotros la cultivamos y la custodiamos— se convierte en luz para iluminar nuestra historia personal y también la historia comunitaria. Recordémoslo siempre: somos discípulos de Aquél que vino, que viene cada día y vendrá al final. Si lográsemos tener más presente esta realidad, estaremos menos cansados de lo cotidiano, menos prisioneros de lo efímero y más dispuestos a caminar con corazón misericordioso por el camino de la salvación.
Otro aspecto: ¿qué significa resucitar? La resurrección de todos nosotros tendrá lugar el último día, al final del mundo, por obra de la omnipotencia de Dios, quien restituirá la vida a nuestro cuerpo reuniéndolo con el alma, en virtud de la resurrección de Jesús. Ésta es la explicación fundamental: porque Jesús resucitó, nosotros resucitaremos; nosotros tenemos la esperanza en la resurrección porque Él nos abrió la puerta a esta resurrección. Y esta transformación, esta transfiguración de nuestro cuerpo se prepara en esta vida por la relación con Jesús, en los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía. Nosotros, que en esta vida nos hemos alimentado con su Cuerpo y con su Sangre, resucitaremos como Él, con Él y por medio de Él. Como Jesús resucitó con su propio cuerpo, pero no volvió a una vida terrena, así nosotros resucitaremos con nuestros cuerpos que serán transfigurados en cuerpos gloriosos. ¡Esto no es una mentira! Esto es verdad. Nosotros creemos que Jesús resucitó, que Jesús está vivo en este momento. ¿Pero vosotros creéis que Jesús está vivo? Y si Jesús está vivo, ¿pensáis que nos dejará morir y no nos resucitará? ¡No! Él nos espera, y porque Él resucitó, la fuerza de su resurrección nos resucitará a todos nosotros.
Un último elemento: ya en esta vida tenemos en nosotros una participación en la Resurrección de Cristo. Si es verdad que Jesús nos resucitará al final de los tiempos, es también verdad que, en cierto sentido, con Él ya hemos resucitado. La vida eterna comienza ya en este momento, comienza durante toda la vida, que está orientada hacia ese momento de la resurrección final. Y ya estamos resucitados, en efecto, mediante el Bautismo, estamos integrados en la muerte y resurrección de Cristo y participamos en la vida nueva, que es su vida. Por lo tanto, en la espera del último día, tenemos en nosotros mismos una semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos en herencia. Por ello también el cuerpo de cada uno de nosotros es resonancia de eternidad, por lo tanto, siempre se debe respetar; y, sobre todo, se ha de respetar y amar la vida de quienes sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, de la condición de vida eterna hacia la cual caminamos. Este pensamiento nos da esperanza: estamos en camino hacia la resurrección. Ver a Jesús, encontrar a Jesús: ¡ésta es nuestra alegría! Estaremos todos juntos —no aquí en la plaza, en otro sitio— pero gozosos con Jesús. ¡Éste es nuestro destino!...

¿PODRÉ VOLVER A ABRAZAR EN EL CIELO A MI HIJO NO NACIDO?
LOS VÍNCULOS TERRENOS SE VUELVEN A ENCONTRAR, PERO EN UNA DIMENSIÓN DISTINTA, LIGADA A CRISTO.
Una lectora nuestra nos pide: “¿Volveré a ver en el cielo a mi hijo no nacido? Cuando un día estemos en la “comunión eterna de los cielos” donde no habrá vínculos terrenos (mujer, marido, hijos, etc.) y gozaremos sólo de la presencia de Dios, ¿cómo podrá una mamá ya no serlo, no sentir la necesidad de “volver a abrazar” a sus hijos (quizás un hijo perdido, no nacido), el marido? ¿Será posible?”.
QUE PASA EN EL CIELO
Giovanni Ancona, profesor de Teología Dogmática y decano de la Facultad de Teología en la Universidad Pontificia Urbaniana responde a la pregunta, partiendo “de una bonita interpretación del Cielo”, hecha por un autor contemporáneo, J.B. Russell, el cual, en su libro sobre la historia del paraíso, afirma:
“El cielo es la comunidad de aquellos a los que Dios ama y que aman a Dios. Nosotros conservamos nuestra peculiar personalidad, pero unidos en una caridad perfecta, pues en el abrazo misericordioso de Dios todos aman a todos […]. En el cielo veremos todo nuestro amor, y la gracia y la paz se transmitirán a todos y a través de todos, y todo esto se realizará en cada uno, de modo que el amor de cada uno sea completo y se extienda perfectamente a todos. La mutua unión de los hombres en Cristo no es sólo en el cielo: es el cielo”.
El autor, explicó a Aleteia el profesor Ancona, –más allá de cuando se pueda decir de una realidad que va más allá de nosotros mismos– sostiene, ante todo, “la idea de que en el Cielo cada uno de nosotros conserva su propia personalidad”.
“La fe cristiana, de hecho, comprende la resurrección de cada hombre como plenitud de la propia vida y en la unidad de su ser, que le identifica personalmente, en relación con la resurrección de Jesucristo”.
SE RECUPERAN LOS VÍNCULOS TERRENALES
Dicho en palabras más sencillas, “la resurrección comporta para el hombre la recuperación de toda su vida, de su historia de relaciones, de vínculos;la resurrección es la completa maduración en el cuerpo de Cristo de toda la historia personal de cada uno. Se trata así de una condición transfigurada, por tanto no comparable a la condición histórica terrenal”.
Por esto Jesús “afirma que las relaciones en el Cielo no pueden ser equiparadas a las terrenas. Esto no significa, sin embargo, que no volveremos a encontrar nuestros vínculos”.
“Precisamente porque la resurrección nos coloca en el cielo, que es el mismo Dios, allí volveremos a encontrar todas las relaciones (parentales, afectivas, etc.) que han constituido nuestra historia de personas”.
“Un hijo no nacido es siempre parte de la historia de una madre, por tanto lo volverá a encontrar en una relación totalmente nueva, en unión a Cristo y a los demás hermanos en la fe (el amor mutuo en Cristo que es el cielo)”.
AUDIENCIA GENERAL - 4 DE DICIEMBRE DE 2013
PAPA FRANCISCO “RESUCITAREMOS CON NUESTROS CUERPOS, ESTO ES VERDAD”

Fuente: 
http://www.crisismagazine.com/2018/confounded-by-the-resurrection
http://www.robertjmorgan.com/devotional/seven-qualities-of-our-resurrection-bodies/
https://www.desiringgod.org/articles/do-we-receive-the-same-body-we-had-on-earth-at-the-resurrection
https://unlockingthebible.org/2016/10/what-will-our-resurrection-bodies-be-like/
https://www.gotquestions.org/glorified-bodies.html
http://www.heaven.to/contents/new_bodies.htm
https://www.ligonier.org/learn/devotionals/our-glorious-future/
https://forosdelavirgen.org/121184/cuerpo-glorioso/
https://es.aleteia.org/2013/12/04/documento-papa-resucitaremos-con-nuestros-cuerpos-esto-es-verdad/
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2013/documents/papa-francesco_20131204_udienza-generale.html
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2013/documents/papa-francesco_20131204_udienza-generale.html

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