Es considerado
Padre de la Iglesia, uno de los cuatro grandes Padres Latinos. La traducción al latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada la
Vulgata (de vulgata editio, 'edición para el pueblo'), ha sido, hasta la promulgación de la Neovulgata, en 1979, el texto bíblico oficial de la
Iglesia católica romana.
SAN JERÓNIMO, LEONARDO DA VINCI, (VINCI 1452 - AMBOISE 1519). PINACOTECA VATICANA.
San Jerónimo fue un célebre estudioso del
latín en una época en la que eso implicaba dominar el
griego. Sabía algo de
hebreocuando comenzó su proyecto de traducción, pero se mudó a
Belén para perfeccionar sus conocimientos del idioma. Comenzó la traducción en el año
382 corrigiendo la versión latina existente del
Nuevo Testamento.
Es considerado como un santo por la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa, la Iglesia Luterana y la Iglesia Anglicana.
Jerónimo quiere decir: el que tiene un nombre sagrado. (Jero = sagrado. Nomos = nombre).
Dicen que este santo ha sido el hombre que en la antigüedad estudió más y mejor la S. Biblia. Nació San Jerónimo en Dalmacia (Yugoslavia) en el año 342. Sus padres tenían buena posición económica, y así pudieron enviarlo a estudiar a Roma.
En Roma estudió latín bajo la dirección del más famoso profesor de su tiempo, Donato, el cual hablaba el latín a la perfección, pero era pagano. Esta instrucción recibida de un hombre muy instruido pero no creyente, llevó a Jerónimo a llegar a ser un gran latinista y muy buen conocedor del griego y de otros idiomas, pero muy poco conocedor de los libros espirituales y religiosos.
Pasaba horas y días leyendo y aprendiendo de memoria a los grandes autores latinos, Cicerón, Virgilio, Horacio y Tácito, y a los autores griegos: Homero, y Platón, pero no dedicaba tiempo a leer libros religiosos que lo pudieran volver más espiritual.
En una carta que escribió a Santa Eustoquia, San Jerónimo le cuenta el diálogo aterrador que sostuvo en un sueño o visión. Sintió que se presentaba ante el trono de Jesucristo para ser juzgado, Nuestro Señor le preguntaba: "¿A qué religión pertenece?
Él le respondió: "Soy cristiano – católico",
y Jesús le dijo: "No es verdad". Que borren su nombre de la lista de los cristianos católicos. No es cristiano sino pagano, porque sus lecturas son todas paganas.
Tiene tiempo para leer a Virgilio, Cicerón y Homero, pero no encuentra tiempo para leer las Sagradas Escrituras". Se despertó llorando, y en adelante su tiempo será siempre para leer y meditar libros sagrados, y exclamará emocionado: "Nunca más me volveré a trasnochar por leer libros paganos".
Jerónimo dispuso irse al desierto a hacer penitencia por sus pecados (especialmente por su sensualidad que era muy fuerte, y por su terrible mal genio y su gran orgullo). Pero allá aunque rezaba mucho y ayunaba, y pasaba noches sin dormir, no consiguió la paz.
San Jerónimo
Se dio cuenta de que su temperamento no era para vivir en la soledad de un desierto deshabitado, sin tratar con nadie. El mismo en una carta cuenta cómo fueron las tentaciones que sufrió en el desierto (y esta experiencia puede servirnos de consuelo a nosotros cuando nos vengan horas de violentos ataques de los enemigos del alma).
San Francisco de Sales recomendaba leer esta página de nuestro santo porque es bellísima y provechosa: Dice así:
- "En el desierto salvaje y árido, quemado por un sol tan despiadado y abrasador que asusta hasta a los que han vivido allá toda la vida, mi imaginación hacía que me pareciera estar en medio de las fiestas mundanas de Roma. En aquel destierro al que por temor al infierno yo me condené voluntariamente, sin más compañía que los escorpiones y las bestias salvajes, muchas veces me imaginaba estar en los bailes de Roma contemplando a las bailarinas. Mi rostro estaba pálido por tanto ayunar, y sin embargo los malos deseos me atormentaban noche y día. Mi alimentación era miserable y desabrida, y cualquier alimento cocinado me habría parecido un manjar exquisito, y no obstante las tentaciones de la carne me seguían atormentando. Tenía el cuerpo frío por tanto aguantar hambre y sed, mi carne estaba seca y la piel casi se me pegaba a los huesos, pasaba las noches orando y haciendo penitencia y muchas veces estuve orando desde el anochecer hasta el amanecer, y aunque todo esto hacía, las pasiones seguían atacándome sin cesar. Hasta que al fin, sintiéndome impotente ante tan grandes enemigos, me arrodillé llorando ante Jesús crucificado, bañé con mis lágrimas sus pies clavados, y le supliqué que tuviera compasión de mí, y ayudándome el Señor con su poder y misericordia, pude resultar vencedor de tan espantosos ataques de los enemigos del alma. Y yo me pregunto: si esto sucedió a uno que estaba totalmente dedicado a la oración y a la penitencia, ¿qué no les sucederá a quienes viven dedicados a comer, beber, bailar y darle a su carne todos los gustos sensuales que pide?".
Vuelto a la ciudad, sucedió que los obispos de Italia tenían una gran reunión o Concilio con el Papa, y habían nombrado como secretario a San Ambrosio. Pero este se enfermó, y entonces se les ocurrió nombrar a Jerónimo. Y allí se dieron cuenta de que era un gran sabio que hablaba perfectamente el latín, el griego y varios idiomas más.
San Jerónimo
El Papa San Dámaso, que era poeta y literato, lo nombró entonces como su secretario, encargado de redactar las cartas que el Pontífice enviaba, y algo más tarde le encomendó un oficio importantísimo: hacer la traducción de la S. Biblia.
Las traducciones de la Biblia que existían en ese tiempo tenían muchas imperfecciones de lenguaje y varias imprecisiones o traducciones no muy exactas. Jerónimo, que escribía con gran elegancia el latín, tradujo a este idioma toda la S. Biblia, y esa traducción llamada "Vulgata" (o traducción hecha para el pueblo o vulgo) fue la Biblia oficial para la Iglesia Católica durante 15 siglos.
Unicamente en los últimos años ha sido reemplazada por traducciones más modernas y más exactas.
La Vulgata es una traducción de la
Biblia hebrea y griega al
latín, realizada a finales del
siglo IV (en el
382 d.C.) por
Jerónimo de Estridón. Fue encargada por el papa
Dámaso I dos años antes de su muerte (
366-
384). La versión toma su nombre de la frase vulgata editio (edición divulgada) y se escribió en un latín corriente en contraposición con el
latín clásico de
Cicerón, que Jerónimo de Estridón dominaba. El objetivo de la Vulgata era ser más fácil de entender y más exacta que sus predecesoras.
San Jerónimo
Casi de 40 años Jerónimo fue ordenado de sacerdote. Pero sus altos cargos en Roma y la dureza con la cual corregía ciertos defectos de la alta clase social le trajeron envidias y rencores (Él decía que las señoras ricas tenían tres manos: la derecha, la izquierda y una mano de pintura... y que a las familias adineradas sólo les interesaba que sus hijas fueran hermosas como terneras, y sus hijos fuertes como potros salvajes y los papás brillantes y mantecosos, como marranos gordos...).
Toda la vida tuvo un modo duro de corregir, lo cual le consiguió muchos enemigos. Con razón el Papa Sixto V cuando vio un cuadro donde pintan a San Jerónimo dándose golpes de pecho con una piedra, exclamó:
- "¡Menos mal que te golpeaste duramente y bien arrepentido, porque si no hubiera sido por esos golpes y por ese arrepentimiento, la Iglesia nunca te habría declarado santo, porque eras muy duro en tu modo de corregir!".
Sintiéndose incomprendido y hasta calumniado en Roma, donde no aceptaban el modo fuerte que él tenía de conducir hacia la santidad a muchas mujeres que antes habían sido fiesteras y vanidosas y que ahora por sus consejos se volvían penitentes y dedicadas a la oración, dispuso alejarse de allí para siempre y se fue a la Tierra Santa donde nació Jesús.
La capilla de San Jerónimo. Está en unas grutas que hay debajo del lugar de la estrella, donde se venera el nacimiento del Señor. Fue una experiencia muy bonita dada la cercanía de la Navidad. Allí estuvo viviendo años san Jerónimo. Escogió ese lugar para retirarse en oración.
Sus últimos 35 años los pasó San Jerónimo en una gruta, junto a la Cueva de Belén. Varias de las ricas matronas romanas que él había convertido con sus predicaciones y consejos, vendieron sus bienes y se fueron también a Belén a seguir bajo su dirección espiritual.
Con el dinero de esas señoras construyó en aquella ciudad un convento para hombres y tres para mujeres, y una casa para atender a los peregrinos que llegaban de todas partes del mundo a visitar el sitio donde nació Jesús.
Tumba de San Jerónimo
Allí, haciendo penitencia, dedicando muchas horas a la oración y días y semanas y años al estudio de la S. Biblia, Jerónimo fue redactando escritos llenos de sabiduría, que le dieron fama en todo el mundo. Con tremenda energía escribía contra los herejes que se atrevían a negar las verdades de nuestra santa religión. Muchas veces se extralimitaba en sus ataques a los enemigos de la verdadera fe, pero después se arrepentía humildemente.
La Santa Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender mejor la S. Biblia. Por eso ha sido nombrado Patrono de todos los que en el mundo se dedican a hacer entender y amar más las Sagradas Escrituras.
San Jerónimo
El Papa Clemente VIII decía que el Espíritu Santo le dio a este gran sabio unas luces muy especiales para poder comprender mejor el Libro Santo. Y el vivir durante 35 años en el país donde Jesús y los grandes personajes de la S. Biblia vivieron, enseñaron y murieron, le dio mayores luces para poder explicar mejor las palabras del Libro Santo.
Se cuenta que una noche de Navidad, después de que los fieles se fueron de la gruta de Belén, el santo se quedó allí solo rezando y le pareció que el Niño Jesús le decía: "Jerónimo ¿qué me vas a regalar en mi cumpleaños?".
Él respondió:
"Señor te regalo mi salud, mi fama, mi honor, para que dispongas de todo como mejor te parezca".
El Niño Jesús añadió: "¿Y ya no me regalas nada más?".
"Oh mi amado Salvador, exclamó el anciano, por Ti repartí ya mis bienes entre los pobres. Por Ti he dedicado mi tiempo a estudiar las Sagradas Escrituras... ¿qué más te puedo regalar? Si quisieras, te daría mi cuerpo para que lo quemaras en una hoguera y así poder desgastarme todo por Ti".
El Divino Niño le dijo: "Jerónimo: regálame tus pecados para perdonártelos".
El santo al oír esto se echó a llorar de emoción y exclamaba:
"¡Loco tienes que estar de amor, cuando me pides esto!".
Y se dio cuenta de que lo que más deseaba Dios que le ofrezcamos los pecadores es un corazón humillado y arrepentido, que le pide perdón por las faltas cometidas.
El 30 de septiembre del año 420, cuando ya su cuerpo estaba debilitado por tantos trabajos y penitencias, y la vista y la voz agotadas, y Jerónimo parecía más una sombra que un ser viviente, entregó su alma a Dios para ir a recibir el premio de sus fatigas.
Se acercaba ya a los 80 años. Más de la mitad los había dedicado a la santidad.
¿SABES QUIÉN ERA SAN JERÓNIMO? LO EXPLICA BENEDICTO XVI
San Jerónimo, nació en Dalmacia alrededor del año 340. Estudió en Roma, donde se bautizó. Abrazó la vida monástica, retirándose a Siria, donde se ordenó sacerdote. Volvió a Roma como secretario del Papa san Dámaso, que le encargó en particular, la traducción completa de la Sagrada Escritura al latín, que culminaría más tarde en belén, donde prosiguió su vida penitente. Allí siguió fomentando la vida monástica y escribiendo numerosos comentarios bíblicos y escritos espirituales. Allí falleció en el 420.
"Puso en el centro de su vida la Biblia: la tradujo en lengua latina, la comentó en sus obras y sobre todo se comprometió a vivirla concretamente en su existencia terrena"
PRIMERA INTERVENCIÓN DE BENEDICTO XVI - “DIOS HABLA A CADA UNO EN LA SAGRADA ESCRITURA”.
San Jerónimo nos enseña a «amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura».
CIUDAD DEL VATICANO, 7 NOV 2007
Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles a San Jerónimo. La audiencia se celebró en la Plaza de San Pedro y contó con la presencia de 40.000 personas. San Jerónimo, nacido alrededor del 347, "puso en el centro de su vida la Biblia: la tradujo en lengua latina, la comentó en sus obras y sobre todo se comprometió a vivirla concretamente en su existencia terrena", explicó el Papa.
Este Padre de la Iglesia, de familia cristiana, "recibió en Roma una esmerada formación (...) y una vez bautizado (...) se orientó hacia la vida ascética (...) ypartió para Oriente, viviendo como eremita en el desierto. Perfeccionó el griego, (...) estudió el hebreo y transcribió códices y obras patrísticas" y "la meditación, la soledad y el contacto con la Palabra de Dios hicieron madurar su sensibilidad cristiana".
De vuelta a Roma, el Papa Dámaso lo tomó como secretario y consejero. Muerto el pontífice, Jerónimo peregrinó a Tierra Santa y Egipto y se asentó en Belén, donde permaneció hasta su muerte (419/420) "desarrollando siempre una intensa actividad".
En Belén, San Jerónimo
"comentó la Palabra de Dios, defendió la fe oponiéndose con vigor a diversas herejías; exhortó a los monjes a la perfección; enseñó la cultura clásica y cristiana a sus jóvenes alumnos y acogió con solicitud pastoral a los peregrinos que visitaban la Tierra Santa".
Dijo el Santo Padre:
"Su preparación literaria y su vasta erudición le permitieron la revisión y traducción de muchos textos bíblicos: una tarea preciosa para la Iglesia latina y para la cultura occidental".
Recordando que la gran aportación del santo es "la llamada Vulgata: el texto oficial de la Iglesia latina, reconocido como tal en el Concilio de Trento", el Papa comentó los criterios elegidos por Jerónimo para la traducción, como el de "respetar incluso el orden de las palabras en las Sagradas Escrituras", porque en ellas hasta ese orden, como escribe Jerónimo, "es un misterio", es decir, "una revelación".
Jerónimo reafirma también "la necesidad de recurrir a los textos originales: (...) el griego para el Nuevo Pacto" y "el hebreo" para el Antiguo Testamento. "Así -explica el santo- todo lo que surge de la fuente lo podemos encontrar en los arroyos".
Para él además, observó el Santo Padre, los comentarios de los textos
"deben ofrecer diversas opiniones para que "el lector, (...) después de haber leído las diversas explicaciones, (...) juzgue cual es la más fiable".
El autor de la Vulgata
"confutó con energía y vivacidad a los herejes que contestaban la tradición y la fe de la Iglesia" y "demostró la importancia y la validez de la literatura cristiana, digna de confrontarse con la clásica, transformada en una verdadera cultura cristiana".
"De Jerónimo debemos aprender a amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura porque ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo", dijo el Papa. Por eso, es importante "vivir en contacto y en diálogo vivo" con ella.
"Este diálogo -explicó- debe tener dos dimensiones. Por una parte, debe ser un diálogo realmente personal (...) porque Dios tiene un mensaje para cada uno de nosotros. Debemos leer las Escrituras no como palabras del pasado sino como palabra de Dios que habla también conmigo y tratar de entender qué me dice el Señor".
Ahora bien, "para no caer en el individualismo debemos tener presente que la Palabra de Dios se nos da para construir comunión para unirnos en esta verdad, en este camino. (...) La Palabra de Dios, aunque sea siempre personal, es siempre una palabra que construye (...) Iglesia. Por eso, debemos leerla siempre en comunión con la Iglesia viva. El lugar privilegiado de la escucha de la Palabra de Dios es la liturgia".
"La palabra de Dios trasciende el tiempo -concluyó el pontífice-. Las opiniones humanas van y vienen. (...) La Palabra de Dios es palabra de vida eterna. Lleva en sí la eternidad, lo que es válido para siempre".
San Jerónimo de Estridón, Doctor de la Iglesia
SEGUNDA INTERVENCIÓN DE BENEDICTO XVI - LEER LA BIBLIA TODOS LOS DÍAS
AL SACAR LAS LECCIONES DEJADAS POR SAN JERÓNIMO
CIUDAD DEL VATICANO, 14 NOV 2007
Benedicto XVI ha pedido a todos los creyentes que lean todos los días la Biblia...
En su intervención, el pontífice presentó las enseñanzas que ha dejado san Jerónimo (347-419/420), uno de los biblistas más grandes de todos los tiempos, traductor de la versión en latín de las Escrituras, cuya biografía ya había ilustrado en su anterior cita semanal con los peregrinos.
Acercarse a los textos bíblicos, sobre todo al Nuevo Testamento, es esencial para el creyente, pues «ignorar la Escritura es ignorar a Cristo», explicó el Papa recordando una celebre frase de Jerónimo, citada por el Concilio Vaticano II nella Costituzione «Dei Verbum».
«Enamorado» de la Palabra de Dios, Jerónimo se preguntaba:
«¿Cómo es posible vivir sin la ciencia de las Escrituras, a través de las cuales se aprende a conocer al mismo Cristo, que es la vida de los creyentes?», recordó el obispo de Roma.
La Biblia, instrumento
«con el que cada día Dios habla a los fieles», indicó el Papa, «se convierte de este modo en estímulo y manantial de la vida cristiana para todas las situaciones y para toda persona».
«Leer la Escritura es conversar con Dios», explicó. Y para ser más claro citó de nuevo al santo:
« Si rezas --escribe a una joven noble de Roma--hablas con el Esposo; si lees, es Él quien te habla».
El pontífice recordó que para Jerónimo
«un criterio metodológico fundamental en la interpretación de las Escrituras era la sintonía con el magisterio de la Iglesia»
«Por nosotros mismos nunca podemos leer la Escritura. Encontramos demasiadas puertas cerradas y caemos en errores. La Biblia fue escrita por el Pueblo de Dios y para el Pueblo de Dios, bajo la inspiración del Espíritu Santo»¸ explicó Benedicto XVI.
«Sólo en esta comunión con el Pueblo de Dios podemos entrar realmente con el “nosotros” en el núcleo de la verdad que Dios mismo nos quiere decir».
«Para él una auténtica interpretación de la Biblia tenía que estar siempre en armonía con la fe de la Iglesia católica», indicó.
«Dado que Jesucristo fundó su Iglesia sobre Pedro», según Jerónimo, todo cristiano «debe estar en comunión “con la Cátedra de san Pedro”», pues «“yo sé que sobre esta piedra está edificada la Iglesia».
Por tanto el santo declaraba:
«Estoy con quien esté unido a la Cátedra de san Pedro»
La lectura de la Escritura lleva al santo a entregarse a los demás: es necesario, dice,
«vestir a Cristo en los pobres, visitarle en los que sufren, darle de comer en los hambrientos, cobijarle en los que no tienen un techo».
La Palabra de Dios, concluyó el Papa sintetizando la vida y las enseñanzas de Jerónimo,
«indica al hombre las sendas de la vida, y le revela los secretos de la santidad».
Vulgata de san Jerónimo. La Vulgata es una traducción de la Biblia griega al latín, realizada en el 382 d.C. por Jerónimo de Estridón.
Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Jer%C3%B3nimo_de_Estrid%C3%B3n
https://www.ewtn.com/spanish/saints/Jer%C3%B3nimo.htm
http://www.primeroscristianos.com/index.php/quien-era/item/1388-san-jeronimo-doctor-de-la-iglesia-30-de-septiembre
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