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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

2 de junio de 2019

ASCENSIÓN del SEÑOR (Solemnidad) (Mateo 28, 16-20). Domingo VII de PASCUA.

Ascensión de Jesús
El Día de la Ascensión es una fiesta cristiana que se celebra cuarenta días después del domingo de resurrección (durante el Tiempo pascual) y que conmemora la ascensión de Jesucristo al cielo en presencia de sus discípulos tras anunciarles que les enviaría el Espíritu Santo. La doctrina cristiana sostiene comúnmente que Cristo ascendió en forma física al Cielo tras su Resurrección en presencia de sus Apóstoles. Se entiende por "ascender al cielo" una unión física con Dios Padre y no una transformación espiritual del individuo como es habitual en las experiencias místicas de otras religiones.

➤ESTA SOLEMNIDAD HA SIDO TRASFERIDA AL DOMINGO 7º DE PASCUA EN MUCHOS LUGARES DESDE SU DÍA ORIGINARIO, EL JUEVES DE LA SEXTA SEMANA, CUANDO SE CUMPLEN 40 DÍAS DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN, CONFORME AL RELATO DE SAN LUCAS EN SU EVANGELIO Y EN LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES; PERO SIGUE CONSERVANDO EL SIMBOLISMO DE LA CUARENTENA: CÓMO EL PUEBLO DE DIOS ANDUVO CUARENTA AÑOS EN SU ÉXODO DE EGIPTO HASTA LLEGAR A LA TIERRA PROMETIDA, ASÍ JESÚS CUMPLE SU ÉXODO PASCUAL EN CUARENTA DÍAS DE APARICIONES Y ENSEÑANZAS HASTA IR AL PADRE.

LA ASCENSIÓN DE JESUCRISTO AL CIELO ESTABLECIÓ EL PATRÓN PARA SU REGRESO. 
CUANDO JESÚS VENGA A ESTABLECER EL REINO, ÉL REGRESARÁ JUSTO COMO ÉL LO DEJÓ LITERALMENTE, CORPORALMENTE Y VISIBLEMENTE EN LAS NUBES 
(Hechos 1,11, Daniel 7, 13-14, Mateo 24,30, Apocalipsis 1, 7).

ACTUALMENTE, EL SEÑOR JESÚS ESTÁ EN EL CIELO. LAS ESCRITURAS FRECUENTEMENTE LO REPRESENTAN A LA DERECHA DEL PADRE, UNA POSICIÓN DE HONOR Y AUTORIDAD. 
(Salmo 110, 1, Efesios 1,20, Hebreos 8:,1). 
Cristo es la Cabeza de la Iglesia (Colosenses 1, 18)
El dador de dones espirituales (Efesios 4, 7-8)
El que llena todo en todos (Efesios 4, 9-10).
Imagen: La Ascensión, representada por Rembrandt. Pintura al óleo, 1636.

Los iconos de Europa oriental siguen la tradición del arte bizantino. -Andrei Rublev, 1408.
Este aspecto del misterio pascual se relaciona con la importancia dada por la teología cristiana a la corporeidad, que la Palabra de Dios asumió en la Encarnación, que es glorificada en la Ascensión de Cristo a la derecha de Dios Padre y que los muertos recobrarán, de alguna manera, en la Resurrección del fin de los tiempos. Se narra este episodio en Marcos 16, 19; Lucas 24, 50-51 y Hechos de los Apóstoles 1, 9-11. La liturgia cristiana afirma la Ascensión en el Credo de Nicea-Constantinopla y en el Credo de los Apóstoles.
Los iconos de Europa oriental siguen la tradición del arte bizantino. - Monasterio de San Cirilo-Belozersky, 1497
El día de la Ascensión es día festivo en varios países (Europa: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Islandia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Suecia, Suiza; África: Bénin, Burundi, Burkina Faso, Costa de Marfil, Madagascar, Namibia, Senegal; América: Colombia, Haití, México; Asia y Oceanía: Indonesia, Vanuatum).
Edad Media en Europa occidental. Manuscritos ilumniados (miniaturas) y relieves. Sacramental Drogo, c. 850.
RELATOS BIBLICOS
En el Evangelio de Marcos el relato de la Ascensión es breve. Jesús y los restantes Apóstoles están sentados a la mesa, seguramente en el Cenáculo. Jesús reprocha a sus discípulos la falta de fe y la dureza de corazón, porque no habían creído a quienes le habían visto resucitado. Les dice: «Id por el mundo entero y anunciad a todos el Evangelio. Quienes crean y se bauticen se salvarán, pero quienes no crean se condenarán. Las señales que acompañarán a los que habrán creído serán estas: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes con las manos y si beben veneno no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos, y se curarán». Después, Jesús, fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar y el Señor cooperaba, y les confirmaba los sermones con señales. (Mc 16, 14-20).
Edad Media en Europa occidental. Manuscritos ilumniados (miniaturas) y relieves.- Apocalipsis Bamberg, siglo XI.
Marcos solamente describe que la Ascensión tuvo lugar y la relaciona con la glorificación del Resucitado, llama a la Fe y la conversión, y se inicia la predicación del Evangelio. Lucas, en su Evangelio, es aún más breve (Lc 24, 50-53). Únicamente en los Hechos de los Apóstoles se especifica que los discípulos volvieron a Jerusalén desde el Monte de los Olivos.
Edad Media en Europa occidental. Manuscritos ilumniados (miniaturas) y relieves.- Très Riches Heures du Duc de Berry, c. 1410.
HISTORIA
La solemnidad llamada Ascensión del Señor parece ser una festividad muy antigua. Aunque no existe evidencia documental de su existencia previa al siglo V, san Agustín de Hipona señaló su origen apostólico, y se refirió a ella como una celebración de carácter universal en la Iglesia desde antes de su tiempo.1
Edad Media en Europa occidental. Manuscritos ilumniados (miniaturas) y relieves.- Caja de marfil anglosajona o alpina, con representaciones de María y los símbolos de los evangelistas, ca. 750-800.
Asimismo, aparecen menciones frecuentes en los escritos de san Juan Crisóstomo, san Gregorio de Nisa, y en las Constituciones apostólicas del siglo IV. Laperegrinación de Egeria hace referencia a la vigilia de esa festividad y a la fiesta en sí, tal como se conserva en la iglesia construida sobre la gruta de Belén.2Es posible que antes del siglo V el hecho narrado en los evangelios se conmemorara en conjunto con la solemnidad de la Pascua o de Pentecostés
Renacimiento y Barroco.- Andrea Mantegna, 1461.
También se cree que el tan discutido decreto 43 del Concilio de Elvira (c. 300) que condenaba la práctica de la observación de una fiesta en el cuadragésimo día después de Pascua y que dejaba de lado la celebración de Pentecostés en el quincuagésimo día, implicaría que se conmemoraba la Ascensión junto con Pentecostés. Se encuentran representaciones del misterio en dípticos y frescos de datación tan temprana como del siglo V.
Renacimiento y Barroco - Pietro Perugino, 1496-1500.
A los cuarenta días después de la Resurrección habiendo instruido a sus Apóstoles sobre la nobilísima misión de establecer el Reino de Dios en el mundo, Jesús iba a subir al cielo, donde le esperaban las glorias celestiales. Bendijo a su querida Madre, a los Apóstoles y discípulos y se despidió de ellos. Una nube lo ocultó de sus miradas.
Día de la Ascensión
Giotto - Scrovegni - -38- - Ascension.jpg
Ascensión de Jesús, obra de Giotto.

Significado
Conmemora la ascensión de Jesucristo al cielo en presencia de sus discípulos tras anunciarles que les enviaría el Espíritu Santo.

Día de celebración
Se celebra cuarenta días después del domingo de resurrección.
Lugar de celebración

Día Internacional
Le acompañaban innumerables espíritus, los primeros frutos de la redención, que Él había sacado del Limbo. Las jerarquías angélicas salían al encuentro del Salvador del mundo.
Al situarse junto al Padre, toda la corte celestial entonó un himno glorioso de alabanza, como el que oyó Juan en sus visiones: 
"Digno es el Cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, la honra, la gloria y la alabanza" (Ap 5, 12).
Renacimiento y Barroco - Fernando Llanos, 1507-1510.
Jesús entró en los cielos para tomar posesión de su gloria. Mientras estaba en la tierra, gustaba siempre de la visión de Dios; pero únicamente en la Transfiguración se manifestó la gloria de su Humanidad Sacratísima, que, por la Ascensión, se colocó al lado del Padre celestial y quedó ensalzada sobre toda criatura humana.
La noche antes de morir oraba Jesús al Padre diciendo: 
"Te he glorificado en la tierra, cumpliendo la obra que me habías encargado. Ahora tu, Padre, dame junto a ti la misma Gloria que tenía a tu lado desde antes que comenzara el mundo"(Juan 17, 4'’).
Renacimiento y Barroco - Il Garofalo, 1510-1520.
Por estar unida al Verbo Divino, que es la segunda persona de la Santísima Trinidad, la Humanidad de Jesús disfruta del derecho a la gloria eterna. Comparte con el Padre la infinita felicidad y poder de Dios. Justa recompensa por todo lo que hizo y mereció en la tierra. Humanidad elevada al Cielo por encima de toda criatura, porque en la tierra por debajo de todo se humilló.
Cuando acabe la lucha en esta vida, Jesús nos dará la gracia de compartir eternamente el gozo de su victoria.
Renacimiento y Barroco - Dosso Dossi, siglo XVI.
Jesús subió a los cielos para ser nuestro Mediador ante el Padre. Allí está intercediendo por nosotros. Subió para rendir cuentas al Padre celestial de la gran obra que había acabado en la tierra. La Iglesia nació, la gracia brota en abundancia de su Cruz en el Calvario y se distribuye por los Sacramentos, la duda de justicia es pagada, la muerte y el infierno son vencidos, el Cielo es abierto y el hombre es puesto en el camino de salvación. Jesús merecía este glorioso recibimiento, al regresar a su hogar.
Los iconos de Europa oriental siguen la tradición del arte bizantino. - Escuela de Novgorod, siglo XIV.
La Ascensión, además, es garantía de nuestra propia subida al Cielo, después del Juicio de Dios. Fue a prepararnos sitio en su Reino y prometió volver para llevarnos con Él.
Vayamos en espíritu con Jesús al Cielo y moremos allí. Sea esta nuestra aspiración ahora en fe, esperanza en caridad. Busquemos solamente los gozos verdaderos.
Renacimiento y Barroco - Rembrandt, 1636.
LO VIERON LEVANTARSE (Hc 1, 1-11)
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Renacimiento y Barroco - Benjamin West, 1801.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.» Ellos lo rodearon preguntándole:- 
«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?» Jesús contestó: 
«No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»
Renacimiento y Barroco - Basílica del Rosario (Lourdes), siglo XIX.
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
- «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»
LA ASCENCIÓN DEL SEÑOR
https://www.youtube.com/watch?v=J8HQ_vi9dxo
EL MISTERIO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
EL ACONTECIMIENTO
Esta solemnidad ha sido trasladada al domingo 7º de Pascua desde su día originario, el jueves de la 6º semana de Pascua, cuando se cumplen los cuarenta días después de la resurrección, conforme al relato de san Lucas en su Evangelio y en los Hechos de los Apóstoles; pero sigue conservando el simbolismo de la cuarentena: como el Pueblo de Dios anduvo cuarenta días en su Éxodo del desierto hasta llegar a la tierra prometida, así Jesús cumple su Exodo pascual en cuarenta días de apariciones y enseñanzas hasta ir al Padre. 
La Ascensión de Jesús al Cielo
La Ascensión es un momento más del único misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesucristo, y expresa sobre todo la dimensión de exaltación y glorificación de la naturaleza humana de Jesús como contrapunto a la humillación padecida en la pasión, muerte y sepultura.
La Ascensión de Jesús al cielo representada por John Singleton Copley, 1775.
Al contemplar la ascensión de su Señor a la gloria del Padre, los discípulos quedaron asombrados, porque no entendían las Escrituras antes del don del Espíritu, y miraban hacia lo alto. Intervienen dos hombres vestidos de blanco, es una teofanía, la misma de los dos hombres que Lucas describe en el sepulcro (24,4). En ellos la Iglesia Madre judeo-cristiana veía acertadamente la forma simbólica de la divina presencia del Padre, que son Cristo y el Espíritu. 
La Ascensión de Jesús al cielo
Las palabras de los dos hombres son fundamentales: Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto marcharse (Hechos 1,11). En un exceso de amor semejante al que le llevó al sacrificio, el Señor volverá para tomar a los suyos y para estar con ellos para siempre; y se mostrará como imagen perfecta de Dios, como icono transformante por obra del Espíritu, para volvernos semejantes a él, para contemplarlo tal como él es (1 Juan 3,1-12). Contemplando en la liturgia el icono del Señor - sobre todo en la Eucaristía - intuimos el rostro de Dios tal como es y como lo veremos eternamente. Y lo invocamos para que venga ahora y siempre.
El edículo de la Ascensión.
En el relato de este misterio según el Evangelio de san Mateo (28,19-20), el Señor envía a los discípulos a proclamar y a realizar la salvación, según el triple ministerio de la Iglesia: pastoral, litúrgico y magisterial: Id y haced discípulos de todos los pueblos (por el anuncio profético y el gobierno pastoral, formando y desarrollando la vida de la Iglesia), bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (aplicándoles la salvación, introduciendo sacramentalmente en la Iglesia); y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado (mediante el magisterio apostólico y la vida en la caridad, el gran mandato). 
La Ascensión de Jesús al Cielo
Se está cumpliendo el plan de Dios, y la salvación, anunciada primero a Israel, es proclamada a todos los pueblos. En esta obra de conversión universal, por larga y laboriosa que pueda ser, el Resucitado estará vivo y operante en medio de los suyos: Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
La Ascensión de Jesús al Cielo
EL MISTERIO
La lectura apostólica que propone la Iglesia interpreta perfectamente el acontecimiento de la Ascensión del Señor, adentrándonos en el misterio del ingreso del resucitado en el santuario celeste. Ahora podemos decir con el canto del Santo que los cielos y la tierra están llenos de la gloria de Dios (En Isaías 6,3 sólo se nombraba a la tierra). 
La Ascensión de Jesús al Cielo
Ahora, con la ascensión de la humanidad del Hijo de Dios, conmemorada en el misterio litúrgico, sobre la que reposa la gloria del Padre, adorada por los ángeles, también nosotros somos unidos por la gracia a esta alabanza eterna, en el cielo y en la tierra. Estamos en el penúltimo momento del misterio pascual, antes de la donación del Espíritu Santo al cumplirse los días de la cincuentena, el Pentecostés.
La Ascensión de Jesús al Cielo
LA VIDA CRISTIANA
Las oraciones de esta solemnidad piden que permanezcamos fieles a la doble condición de la vida cristiana, orientada simultáneamente a las realidades temporales y a las eternas. Esta es la vida en la Iglesia , comprometida en la acción y constante en la contemplación. Porque Cristo, levantado en alto sobre la tierra, atrajo hacia sí a todos los hombres; resucitando de entre los muertos envió a su Espíritu vivificador sobre sus discípulos y por él constituyó a su Cuerpo que es la Iglesia, como sacramento universal de salvación.
La Ascensión de Jesús al Cielo
Estando sentado a la derecha del Padre, sin cesar actúa en el mundo para conducir a los hombres a su Iglesia y por Ella unirlos a sí más estrechamente y, alimentándolos con su propio Cuerpo y Sangre, hacerlos partícipes de su vida gloriosa. Instruidos por la fe acerca del sentido de nuestra vida temporal, al mismo tiempo, con la esperanza de los bienes futuros, llevamos a cabo la obra que el Padre nos ha confiado en el mundo y labramos nuestra salvación (Vaticano II, Lumen gentium 48).
La Ascensión de Jesús al Cielo
ICONOGRAFIA
La representación de la Ascensión es un tema muy tratado en el arte cristiano. Es muy habitual que en la composición de la escena se represente la dualidad de planos (espiritual arriba y terrenal abajo). Una curiosa variante es la inclusión únicamente de los "pies desaparecientes" de Cristo hacia el límite superior del espacio representado.3
La Ascensión de Jesús al Cielo
Referencias
  1. Volver arriba
     Marrevee, William H. (1967). The ascension of Christ in the works of St. Augustine. Volumen 88 de Publications sériées de l'Université d'Ottawa (en inglés). 166 páginas. Canada: Saint Paul University; University of Ottawa Press.
  2. Volver arriba
     Duchesne, Louis (1956). Christian worship: its origin and evolution (en inglés) (5a. edición). Londres: Society for promoting Christian knowledge. pp. 491-515.
  3. Volver arriba
     Elly Cassee, Kees Berserik and Michael Hoyle, The Iconography of the Resurrection: A Re-Examination of the Risen Christ Hovering above the Tomb, 1984, The Burlington Magazine, Vol. 126, No. 970 (Jan., 1984), pp. 20-24. Fuente citada en en:Ascension of Jesus in Christian art
Mosaic en la Basílica de San Marcos representa la Ascensión de Jesucristo - Venecia, Italia
SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR - JESÚS NOS ESPERA EN EL CIELO
I. — CULMINA EN ESTE MISTERIO LA EXALTACIÓN DE CRISTO GLORIOSO
II. — LA ASCENSIÓN FORTALECE Y ALIENTA NUESTRO DESEO DE ALCANZAR EL CIELO. FOMENTAR ESTA ESPERANZA.
III. — LA ASCENSIÓN Y LA MISIÓN APOSTÓLICA DEL CRISTIANO


I. — CULMINA EN ESTE MISTERIO LA EXALTACIÓN DE CRISTO GLORIOSO
Una bendición fue el último gesto de Jesús en la tierra, según el Evangelio de San Lucas1. Los Once han partido desde Galilea al monte que Jesús les había indicado, el monte de los Olivos, cercano a Jerusalén. Los discípulos, al ver de nuevo al Resucitado, le adoraron2, se postraron ante Él como ante su Maestro y su Dios. Ahora son mucho más profundamente conscientes de lo que ya, mucho tiempo antes, tenían en el corazón y habían confesado: que su Maestro era el Mesías3. Están asombrados y llenos de alegría al ver que su Señor y su Dios ha estado siempre tan cercano. Después de aquellos cuarenta días en su compañía podrán ser testigos de lo que han visto y oído; el Espíritu Santo los confirmará en las enseñanzas de Jesús, y les enseñará la verdad completa.

El Maestro les habla con la Majestad propia de Dios: Se me ha dado todo poder en el Cielo y en la tierra4. Jesús confirma la fe de los que le adoran, y les enseña que el poder que van a recibir deriva del propio poder divino. La facultad de perdonar los pecados, de renacer a una vida nueva mediante el Bautismo... es el poder del mismo Cristo que se prolonga en la Iglesia. Esta es la misión de la Iglesia: continuar por siempre la obra de Cristo, enseñar a los hombres las verdades acerca de Dios y las exigencias que llevan consigo esas verdades, ayudarles con la gracia de los sacramentos...

Les dice Jesús: recibiréis el Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.

Y después de decir esto, mientras ellos miraban, se elevó, y una nube lo ocultó a sus ojos5. Así nos describe San Lucas la Ascensión del Señor en la Primera lectura de la Misa.

Poco a poco se fue elevando. Los Apóstoles se quedaron largo rato mirando a Jesús que asciende con toda majestad mientras les da su última bendición, hasta que una nube lo ocultó. Era la nube que acompañaba la manifestación de Dios6: «era un signo de que Jesús había entrado ya en los cielos»7.

La vida de Jesús en la tierra no concluye con su muerte en la Cruz, sino con la Ascensión a los Cielos. Es el último misterio de la vida del Señor aquí en la tierra. Es un misterio redentor, que constituye, con la Pasión, la Muerte y la Resurrección, el misterio pascual. Convenía que quienes habían visto morir a Cristo en la Cruz entre insultos, desprecios y burlas, fueran testigos de su exaltación suprema. Se cumplen ahora ante la vista de los suyos aquellas palabras que un día les dijera: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios8. Y aquellas otras: Ya no estoy en el mundo, pero ellos están en el mundo y voy a Ti, Padre Santo9.

La Ascensión del Señor a los Cielos la contemplamos en el segundo misterio glorioso del Santo Rosario. «Se fue Jesús con el Padre. —Dos Ángeles de blancas vestiduras se aproximan a nosotros y nos dicen: Varones de Galilea, ¿qué hacéis mirando al cielo? (Hech 1, 11).

»Pedro y los demás vuelven a Jerusalén –cum gaudio magno– con gran alegría. (Lc 24, 52). —Es justo que la Santa Humanidad de Cristo reciba el homenaje, la aclamación y adoración de todas las jerarquías de los Ángeles y de todas las legiones de los bienaventurados de la Gloria»10.

II. — LA ASCENSIÓN FORTALECE Y ALIENTA NUESTRO DESEO DE ALCANZAR EL CIELO. FOMENTAR ESTA ESPERANZA. 
«Hoy no solo hemos sido constituidos poseedores del paraíso –enseña San León Magno en esta solemnidad–, sino que con Cristo hemos ascendido, mística pero realmente, a lo más alto de los Cielos, y conseguido por Cristo una gracia más inefable que la que habíamos perdido»11.

La Ascensión fortalece y alienta nuestra esperanza de alcanzar el Cielo y nos impulsa constantemente a levantar el corazón, como nos invita a hacer el prefacio de la Misa, con el fin de buscar las cosas de arriba. Ahora nuestra esperanza es muy grande, pues el mismo Cristo ha ido a prepararnos una morada12.

El Señor se encuentra en el Cielo con su Cuerpo glorificado, con la señal de su Sacrificio redentor13, con las huellas de la Pasión que pudo contemplar Tomás, que claman por la salvación de todos nosotros. La Humanidad Santísima del Señor tiene ya en el Cielo su lugar natural, pero Él, que dio su vida por cada uno, nos espera allí. «Cristo nos espera. Vivimos ya como ciudadanos del cielo (Flp 3, 20), siendo plenamente ciudadanos de la tierra, en medio de dificultades, de injusticias, de incomprensiones, pero también en medio de la alegría y de la serenidad que da el saberse hijo amado de Dios (...).

»Si, a pesar de todo, la subida de Jesús a los cielos nos deja en el alma un amargo regusto de tristeza, acudamos a su Madre, como hicieron los apóstoles: entonces tornaron a Jerusalén... y oraban unánimemente... con María, la Madre de Jesús (Hech 1, 12-14)»14.

La esperanza del Cielo llenará de alegría nuestro diario caminar. Imitaremos a los Apóstoles, que «se aprovecharon tanto de la Ascensión del Señor que todo cuanto antes les causaba miedo, después se convirtió en gozo. Desde aquel momento elevaron toda la contemplación de su alma a la divinidad sentada a la diestra del Padre; la misma visión de su cuerpo no era obstáculo para que la inteligencia, iluminada por la fe, creyera que Cristo, ni descendiendo se había apartado del Padre, ni con su Ascensión se había separado de sus discípulos»15.

III. — LA ASCENSIÓN Y LA MISIÓN APOSTÓLICA DEL CRISTIANO
Cuando estaban mirando atentamente al cielo mientras Él se iba, se presentaron junto a ellos dos hombres con vestiduras blancas que dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, vendrá de igual manera que le habéis visto subir16. «También como los Apóstoles, permanecemos entre admirados y tristes al ver que nos deja. No es fácil, en realidad, acostumbrarse a la ausencia física de Jesús. Me conmueve recordar que, en un alarde de amor, se ha ido y se ha quedado; se ha ido al Cielo y se nos entrega como alimento en la Hostia Santa. Echamos de menos, sin embargo, su palabra humana, su forma de actuar, de mirar, de sonreír, de hacer el bien. Querríamos volver a mirarle de cerca, cuando se sienta al lado del pozo cansado por el duro camino (Cfr. Jn 4, 6), cuando llora por Lázaro (Cfr. Jn 11, 35), cuando ora largamente (Cfr. Lc 6,12), cuando se compadece de la muchedumbre (Cfr. Mt 15, 32, Mc 8, 2).

»Siempre me ha parecido lógico y me ha llenado de alegría que la Santísima Humanidad de Jesucristo suba a la gloria del Padre, pero pienso también que esta tristeza, peculiar del día de la Ascensión, es una muestra del amor que sentimos por Jesús, Señor Nuestro. Él, siendo perfecto Dios, se hizo hombre, perfecto hombre, carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. Y se separa de nosotros, para ir al cielo. ¿Cómo no echarlo en falta?»17.

Los ángeles dicen a los Apóstoles que es hora de comenzar la inmensa tarea que les espera, que no se debe perder un instante. Con la Ascensión termina la misión terrena de Cristo y comienza la de sus discípulos, la nuestra. Y hoy, en nuestra oración, es bueno que oigamos aquellas palabras con las que el Señor intercede ante Dios Padre por nosotros mismos: no pido que los saques del mundo, de nuestro ambiente, del propio trabajo, de la propia familia..., sino que los preserves del mal18. Porque quiere el Señor que cada uno en su lugar continúe la tarea de santificar el mundo, para mejorarlo y ponerlo a sus pies: las almas, las instituciones, las familias, la vida pública... Porque solo así el mundo será un lugar donde se valore y respete la dignidad humana, donde se pueda convivir en paz, con la verdadera paz, que tan ligada está a la unión con Dios.

«Nos recuerda la fiesta de hoy que el celo por las almas es un mandato del Señor, que, al subir a su gloria, nos envía como testigos suyos por el orbe entero. Grande es nuestra responsabilidad: porque ser testigo de Cristo supone, antes que nada, procurar comportarnos según su doctrina, luchar para que nuestra conducta recuerde a Jesús, evoque su figura amabilísima»19.

Quienes conviven o se relacionan con nosotros nos han de ver leales, sinceros, alegres, trabajadores; nos hemos de comportar como personas que cumplen con rectitud sus deberes y saben actuar como hijos de Dios en las incidencias que acarrea cada día. Las mismas normas corrientes de la convivencia –que para muchos quedan en algo externo, necesario para el trato social– han de ser fruto de la caridad, manifestaciones de una actitud interior de interés por los demás: el saludo, la cordialidad, el espíritu de servicio...

Jesús se va, pero se queda muy cerca de cada uno. De un modo particular lo encontramos en el Sagrario más próximo, quizá a menos de un centenar de metros de donde vivimos o trabajamos. No dejemos de ir muchas veces, aunque solo podamos con el corazón en la mayoría de las ocasiones, a decirle que nos ayude en la tarea apostólica, que cuente con nosotros para extender por todos los ambientes su doctrina.

Los Apóstoles marcharon a Jerusalén en compañía de Santa María. Junto a Ella esperan la llegada del Espíritu Santo. Dispongámonos nosotros también en estos días a preparar la próxima fiesta de Pentecostés muy cerca de nuestra Señora.

1 Lc 24, 51. — 2 Cfr. Mt 28, 17. — 3 Cfr. Mt 16, 18. — 4 Mt 28, 18. — 5 Primera lectura. Hech 1, 7 ss. — 6 Cfr. Ex 13, 22; Lc 9, 34 ss. — 7 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre los Hechos, 2. — 8 Jn 20, 17. — 9 Jn 17, 11. — 10 San Josemaría Escrivá, Santo Rosario, Rialp, 24ª ed., Madrid 1979, Segundo misterio glorioso. — 11 San León Magno, Homilía I sobre la Ascensión. — 12 Cfr. Jn 14, 2. — 13 Cfr. Apoc. 5, 6. — 14 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 126. — 15 San León Magno, Sermón 74, 3. — 16 Hech 1, 11.— 17 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 117. — 18 Jn 17, 15. — 19 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 122.

 La Ascensión de Jesús al Cielo
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 La Ascensión de Jesús al Cielo
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La Ascensión de Jesús al Cielo
Fuente:
https://www.aciprensa.com/recursos/la-ascension-del-senor-2147/
https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Ascenci%C3%B3n_del_Se%C3%B1or.htm
https://www.aciprensa.com/recursos/la-ascension-del-senor-2148/
https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_la_Ascensi%C3%B3n
http://www.hablarcondios.org/meditaciondiaria.asp

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