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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

5 de febrero de 2017

¿ES VERDAD QUE LA VIRGEN “BAJA” A LIBRAR A LAS ALMAS DEL PURGATORIO? PARA PODER RESPONDER, ES NECESARIO COMPRENDER BIEN QUÉ (Y QUE NO) ES EL PURGATORIO.

HE OÍDO DECIR QUE MARÍA SANTÍSIMA DESCIENDE AL PURGATORIO PARA LIBERAR A LAS ALMAS Y LLEVARLAS AL PARAÍSO DONDE NUESTRO SEÑOR JESÚS. YO Y MUCHAS OTRAS PERSONAS QUE CONOZCO NOS PREGUNTAMOS CUÁL ES LA POSTURA DE LA IGLESIA AL RESPECTO. 
(Patrizia Pecchioli)
Antes de responder a la pregunta específica, hay que recordar que la dimensión del Purgatorio es doctrina común de la Iglesia, que no lo interpreta necesariamente como un lugar sino más bien como una oportunidad de purificación post mortem y por tanto como un don de la misericordia divina.

PARA QUE ESTO QUEDE CLARO HAY QUE RECORDAR QUE EL PURGATORIO NO ES UNA DOCTRINA TARDOMEDIEVAL.
Tenemos testimonios muy antiguos de oración en sufragio y para la purificación de los difuntos que atestiguan esta creencia. 
Por ejemplo, algunas inscripciones tumbales, desde el siglo III-IV, piden oraciones por el difunto e invocan su purificación, así como las liturgias fúnebres de sufragio y las oraciones privadas por los difuntos son atestiguadas por los Padres de la Iglesia desde el siglo III (por ejemplo Tertuliano).

PRIMER TEXTO QUE OFRECE UNA DOCTRINA DEL PURGATORIO
El primer texto que ofrece una doctrina del Purgatorio más elaborada fue el Prognosticon futuri saeculi de san Juliano de Toledo (escrito entre el 687 y el 688), el cual, con la expresión ignis purgatorius (lib. II, cc. 20-23)
San Julián de Toledo
Saint Julian of Toledo ost 19.JPG
Nacimientoc. 642
Toledo
Fallecimiento690
Toledo
Venerado enIglesia católica
Iglesia ortodoxa
Festividad8 de marzo
Describe una perspectiva “purgante mediante fuego”. Se trata de una descripción que da pie a pensar en el Purgatorio como en un lugar, pero esto sucede por la limitación de nuestro lenguaje.

En realidad lo que es esencial en el texto es la obra de purificación de las almas que, tras sobrevivir a la muerte del cuerpo, esperan tanto la purificación como la resurrección al final de los tiempos. Obviamente la idea del fuego proviene de la Biblia: de Sb 3,6 (los ha probado como oro al crisol) y Ecl 2,5 (porque con el fuego se prueba el oro, y a los hombres justos en el crisol del dolor).
SOBRE EL PURGATORIO COMO LUGAR
Sobre el Purgatorio como lugar, los cristianos no católicos tendrían mucho que decir. En realidad, si lo consideramos como una dimensión de purificación misericordiosa, encontramos un mayor consenso por parte de las diversas confesiones cristianas, sobre todo con los ortodoxos.

LA IGLESIA HA HABLADO AL MENOS DOS VECES Y OFICIALMENTE SOBRE EL PURGATORIO.
En todo caso, desde san Juliano en adelante, la Iglesia ha hablado al menos dos veces y oficialmente sobre el Purgatorio.
PRIMERA VEZ
La primera vez con la constitución Benedictus Deus del Papa Benedicto XII (29 enero 1336)
SEGUNDA VEZ
La segunda, con la Carta sobre algunas cuestiones relativas a la escatología de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1979.

LA IGLESIA SOSTIENE CON CERTEZA LA SUPERVIVENCIA DEL ALMA A LA MUERTE DEL CUERPO.
Por tanto, la Iglesia sostiene con certeza la supervivencia del alma a la muerte del cuerpo, como también un acto misericordioso de purificación ofrecido a las almas que la necesitaran antes de la visión beatífica. 

ESTO NO SUCEDE NECESARIAMENTE EN UN LUGAR
El espacio y el tiempo son categorías humanas que no sabemos si son pertinentes para hablar de la realidad consiguiente a la muerte.

Sostener el descendimiento de la Virgen al Purgatorio para “liberar” las almas y llevarlas al Paraíso es contrario a un aspecto del segundo texto citado, en cuanto que la purificación se vería como prisión y castigo, cuando el Purgatorio es algo totalmente distinto.

LA PURIFICACIÓN NO TIENE CARACTERÍSTICA DE CASTIGO
Aunque su experiencia comporte la pena del no acceso a la visión de Dios, pero no debemos pensar que constituya un sufrimiento, por tanto su conclusión no debe ser consecuencia de una liberación, sino más bien de una fiesta: in primis la fiesta del encuentro con Cristo.

Por tanto: no siempre nuestra creencias devocionales reflejan plenamente la enseñanza de la Iglesia; en este caso, si consideramos la purificación como un castigo, acabamos por oscurecer el aspecto misericordioso de la oferta de una ocasión de purificación de las almas por parte de Dios.

Implicar a la Virgen en esta obra de misericordia enclavada directamente en el misterio de Cristo muerto, resucitado, ascendido al cielo y glorificado no sería estrictamente necesario sino en la medida en que se la considere oportunamente asociada a la suerte de su Hijo.

SIN QUITAR NADA A LA VIRGEN, ESTA DEVOCIÓN POPULAR CORRE EL RIESGO DE SOBREEXALTARLA CON RESULTADOS CONTRAPRODUCENTES.
En este caso se podría oscurecerla presencia de Cristo en la misericordial de la purificación, centrada en el Misterio Pascual del Señor, y además pasaría a segundo plano la dinámica trinitaria en la que consiste el acceso a la plena comunión con Dios Trino, Padre, Hijo, Espíritu.
Artículo publicado originalmente en Toscana Oggi
Representación artística del purgatorio.
EL PURGATORIO
Estado transitorio de purificación necesaria para aquellos que, habiendo muerto en gracia de Dios y teniendo segura su salvación, necesitan mayor purificación para llegar a la santidad necesaria para entrar en el cielo. Esta purificación es totalmente distinta al castigo del infierno. 
EL PURGATORIO ES DOCTRINA DE FE FORMULADA EN LOS CONCILIOS DE FLORENCIA (cf. DS 1304) Y DE TRENTO (cf. DS 1820; 1580).
Los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, sufren después de su muerte una purificación, para obtener la completa hermosura de su alma (Catecismo 1030).

DIOS CREÓ LOS SERES HUMANOS PARA QUE DISFRUTEN DE SU CREADOR VIÉNDOLE EN LA GLORIA.
Sin embargo todos hemos pecado y en esa condición no se puede entrar en el cielo, pues nada manchado puede entrar en el Cielo; por lo cual, todos necesitamos la redención de Jesucristo para poder ir al cielo. Jesús nos purifica con el poder de su Sangre para poder ser admitidos al cielo. La salvación es posible sólo por medio de Jesucristo. Si morimos en gracia de Dios es porque hemos recibido esa gracia por los méritos de Jesucristo que murió por nosotros en la cruz. La purificación del purgatorio también es gracias a Jesuscristo.

El purgatorio es necesario porque pocas personas se abren tan perfectamente a la gracia de Dios aquí en la tierra como para morir limpios y poder ir directamente al cielo. Por eso muchos van al purgatorio donde los mismos méritos de Jesús completan la purificación. 
Dios ha querido que nos ayudemos unos a otros en el camino al cielo. 
LAS ALMAS EN EL PURGATORIO PUEDEN SER ASISTIDAS CON NUESTRAS ORACIONES.

FUNDAMENTO BÍBLICO
La doctrina de la Iglesia sobre el Purgatorio encuentra fundamento en la Biblia, cuando esta se sabe interpretar correctamente:

El texto del 2 Macabeos 12, 43-46 da por supuesto que existe una purificación después de la muerte.
(Judas Macabeo) efectuó entre sus soldados una colecta... a fin de que allí se ofreciera un sacrificio por el pecado... Pues... creían firmemente en una valiosa recompensa para los que mueren en gracia de Dios... Ofreció este sacrificio por los muertos; para que fuesen perdonados de su pecado.
Los protestantes no reconocen que este libro es parte de la Biblia porque Lutero lo quitó de su Biblia precisamente porque él sabía que se refería al purgatorio. 
Sin embargo el Nuevo Testamento hace referencia a 2 Macabeos. Por ejemplo, Hebreos 11,35
"Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor"
Los únicos que en el Antiguo Testamento a quienes se aplica este pasaje es a los mártires macabeos, que fueron torturados por conseguir la resurrección (2 Mac. 7:11, 14, 23, 29, 36).

ASIMISMO LAS PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR.
El que insulte al Hijo del Hombre podrá ser perdonado; en cambio, el que insulte al Espíritu Santo no será perdonado, ni en este mundo, ni en el otro. Mt 12,32.
Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo. Lucas 12,58-59
EN ESTOS PASAJES JESÚS HACE REFERENCIA A UN CASTIGO TEMPORAL QUE NO PUEDE SER EL INFIERNO NI TAMPOCO EL CIELO.
Se llega a semejante conclusión en la carta de San Pablo, 1 Corintios 3, 12-13:
Pues la base nadie la puede cambiar; ya está puesta y es Cristo Jesús. Pero, con estos cimientos, si uno construye con oro, otro con plata o piedras preciosas, o con madera, caña o paja, la obra de cada uno vendrá a descubrirse. El día del Juicio la dará a conocer porque en el fuego todo se descubrirá. El fuego probará la obra de cada cual: si su obra resiste el fuego, será premiado; pero, si es obra que se convierte en cenizas, él mismo tendrá que pagar. El se salvará, pero como quien pasa por el fuego".
De manera que hay un fuego después de la muerte que, diferente al del infierno, es temporal. El alma que por allí pasa se salvará. A ese estado de purgación le llamamos el "purgatorio".

1 Cor 15,29: "De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué pues se bautizan por los muertos?" 
La palabra "bautismo" es utilizada aquí como una metáfora para expresar sufrimiento o penitencia (Mc 10,38-39; Lc 3,16; 12,50). Pablo escribe sobre una práctica entre los cristianos de "bautizarse" por los difuntos. El no la condena, si no que la exalta como válida porque demuestra fe en la resurreción.
Compare 1 Cor 15,29 con 2 Macabeos 12,44 y verá la similitud.

Muchas almas a la hora de la muerte tienen manchas de pecado, es decir merecen castigo temporal por pecados mortales o veniales, ya perdonados en cuanto a la culpa. 
LA IGLESIA ENTIENDE POR PURGATORIO EL ESTADO O CONDICIÓN EN QUE LOS FIELES DIFUNTOS ESTÁN SOMETIDOS A PURIFICACIÓN.
Las almas de los justos son aquellas que en el momento de separarse del cuerpo, por la muerte, se hallan en estado de gracia santificante y por eso pueden entrar en la Gloria. El juicio particular les fue favorable pero necesitan quedar plenamente limpias para poder ver a Dios "cara a cara". 

El tiempo que un alma dure en el purgatorio será hasta que esté libre de toda culpa y castigo. Inmediatamente terminada esta purificación el alma va al cielo. El purgatorio no continuará después del juicio final.
cuadro de las almas del purgatorio
LAS PENAS DEL PURGATORIO
Aunque no sea doctrina-definida, se mantiene como doctrina común que el sufrimiento mayor del purgatorio consiste en la "pena de ausencia", porque las almas están temporalmente privadas de la visión beatífica. Sin embargo, no hay comparación entre este sufrimiento y las penas del infierno. El purgatorio es temporal y por eso lleva consigo la esperanza de ver a Dios algún día cara a cara. Las almas lo llevan con paciencia, pues comprenden que la purificación es necesaria. Lo aceptan generosamente por amor de Dios y con perfecta sumisión a su voluntad.

LAS PENAS DEL PURGATORIO SON PROPORCIONALES AL GRADO DE PECADO DE CADA PERSONA.
Es probable que las penas del purgatorio vayan disminuyendo gradualmente y aumente en ellas la alegría de la cercana entrada en el cielo. Estas almas tienen total certeza de la salvación y poseen fe, esperanza y caridad. Saben que ellas mismas están en amistad con Dios, confirmadas en gracia. 

TESTIMONIOS DE LOS PADRES
Son muchos. Aquí solo presentamos unos pocos:
Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto: 
"No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma".
A San Agustín le preguntaron: 
"¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?". El respondió: "Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para darle a él".
San Gregorio Magno: 
"Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso".
San Gregorio ofreció 30 misas por el alma de un difunto. Más tarde ese difunto se le apareció en sueños a darle las gracias ya que por esas misas había logrado salir del purgatorio.
En otra ocasión, San Gregorio, estando celebrando la Misa, elevó la Hostia y se quedó con ella en lo alto por mucho tiempo. Sus ayudantes le preguntaron después por qué se había quedado tanto tiempo con la hostia elevada en sus manos y el les respondió: 
"Es que vi que mientras ofrecía la Santa Hostia a Dios, descansaban las benditas almas del purgatorio".
LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS
Los miembros del Cuerpo Místico pueden ayudarse unos a otros, mientras estén en la tierra y después de la muerte. Toda persona en estado de gracia puede orar con provecho por las benditas almas; probablemente es necesario, al menos, hallarse en estado de gracia santificante para ganar las indulgencias por los difuntos.

Nuestra oración por las almas de los difuntos sólo puede ayudar a los que están en el purgatorio ya que la condición del infierno es irreversible y los que están en el cielo no necesitan oración, pero, como no tenemos, la certeza si un alma está en el purgatorio o no (excepto en el caso de los que han sido llevados a los altares) es recomendable orar por todos los difuntos. 
Nuestras oraciones por las almas del purgatorio pueden reducir sus penas en intensidad y duración. Cuando estas almas lleguen al cielo (antes no pueden) sin duda rezarán por sus benefactores. 

En las oraciones litúrgicas de la Iglesia, se invoca con frecuencia a los ángeles y a los santos en favor de la Iglesia sufriente, es decir, por las almas del purgatorio. 

EL CONCILIO VATICANO II
El Concilio Vaticano Segundo hizo profesión de fe en la Iglesia Sufriente diciendo: 
"Este Sagrado Concilio recibe con gran piedad la venerable fe de nuestros hermanos que se hallan en la gloria celeste o que aún están purificándose después de la muerte".
-Padre Jordi Rivero
Majestuoso retablo de Ánimas situado en la Iglesia Matriz de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife (España).
LA PURIFICACION FINAL O PURGATORIO
1030 
Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. 
1031 
La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura, (por ejemplo, 1 Co 3,15; 1P1,7) habla de un fuego purificador:
Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12,31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro.
1032 
Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico, (cf DS 856) para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:
Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre, (cf. Jb 1,5) ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41,5).
Purgatorio
EL PURGATORIO: PURIFICACIÓN NECESARIA PARA EL ENCUENTRO CON DIOS - CATEQUESIS DE JUAN PABLO II. Miércoles 4 de agosto 99

1. Como hemos visto en las dos catequesis anteriores, a partir de la opción definitiva por Dios o contra Dios, el hombre se encuentra ante una alternativa: o vive con el Señor en la bienaventuranza eterna, o permanece alejado de su presencia.
Para cuantos se encuentran en la condición de apertura a Dios, pero de un modo imperfecto, el camino hacia la bienaventuranza plena requiere una purificación, que la fe de la Iglesia ilustra mediante la doctrina del «purgatorio» (cf. Catecismo de la Iglesia católica, nn. 1030-1032).

2. En la sagrada Escritura se pueden captar algunos elementos que ayudan a comprender el sentido de esta doctrina, aunque no esté enunciada de modo explícito. Expresan la convicción de que no se puede acceder a Dios sin pasar a través de algún tipo de purificación.
Según la legislación religiosa del Antiguo Testamento, lo que está destinado a Dios debe ser perfecto. En consecuencia, también la integridad física es particularmente exigida para las realidades que entran en contacto con Dios en el plano sacrificial, como, por ejemplo, los animales para inmolar (cf. Lv 22, 22), o en el institucional, como en el caso de los sacerdotes, ministros del culto (cf. Lv 21, 17-23). A esta integridad física debe corresponder una entrega total, tanto de las personas como de la colectividad (cf. 1R 8, 61), al Dios de la alianza de acuerdo con las grandes enseñanzas del Deuteronomio (cf. Dt 6, 5). Se trata de amar a Dios con todo el ser, con pureza de corazón y con el testimonio de las obras (cf . Dt 10, 12 s).
La exigencia de integridad se impone evidentemente después de la muerte, para entrar en la comunión perfecta y definitiva con Dios. Quien no tiene esta integridad debe pasar por la purificación. Un texto de san Pablo lo sugiere.
El Apóstol habla del valor de la obra de cada uno, que se revelará el día del juicio, v dice: 
«Aquel, cuya obra, construida sobre el cimiento (Cristo), resista, recibirá la recompensa. Mas aquel, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. Él, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego» (1Co 3, 14-15).

3. Para alcanzar un estado de integridad perfecta es necesaria, a veces, la intercesión o la mediación de una persona. Por ejemplo, Moisés obtiene el perdón del pueblo con una súplica, en la que evoca la obra salvífica realizada por Dios en el pasado e invoca si fidelidad al juramento hecho a los padres (cf. Ex 32, 30 y vv. 11-13). La figura del Siervo del Señor, delineada por el libro de Isaías, se caracteriza también por su función de interceder y expiar en favor de muchos; al término de sus sufrimientos, él «verá la luz» y «justificará a muchos», cargando con sus culpas (cf. Is 52, 13-53, 12, especialmente, 53, 11).

El Salmo 51 puede considerarse, desde la visión del Antiguo Testamento, una síntesis del proceso de reintegración: el pecador confiesa y reconoce la propia culpa (v. 6), y pide insistentemente ser purificado o «lavado» (vv. 4. 9. 12 y 16), para poder proclamar la alabanza divina (v. 17).

4. El Nuevo Testamento presenta a Cristo como el intercesor, que desempeña las funciones del sumo sacerdote el día de la expiación (cf. Hb 5, 7; 7, 25). Pero en él el sacerdocio presenta una configuración nueva y definitiva. Él entra una sola vez en el santuario celestial para interceder ante Dios en favor nuestro (cf. Hb 9, 23-26, especialmente el v. 24). Es Sacerdote y, al mismo tiempo, «víctima de propiciación» por los pecados de todo el mundo (cf. 1 Jn 2, 2).
Jesús, como el gran intercesor que expía por nosotros, se revelará plenamente al final de nuestra vida, cuando se manifieste con el ofrecimiento de misericordia, pero también con el juicio inevitable para quien rechaza el amor y el perdón del Padre.
El ofrecimiento de misericordia no excluye el deber de presentarnos puros o íntegros ante Dios, ricos de esa caridad que Pablo llama «vínculo de la perfección» (Col 3, 14).

5. Durante nuestra vida terrena, siguiendo la exhortación evangélica a ser perfectos como el Padre celestial (cf. Mt 5, 48), estamos llamados a crecer en el amor, para hallarnos firmes e irreprensibles en presencia de Dios Padre, en el momento de «la venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos» (1Ts 3, 12 s). Por otra parte, estamos invitados a «purificamos de toda mancha de la carne y del espíritu» (2Co 7, 1; cf. 1 Jn 3, 3), porque el encuentro con Dios requiere una pureza absoluta.

Hay que eliminar todo vestigio de apego al mal y corregir toda imperfección del alma. La purificación debe ser completa, y precisamente esto es lo que enseña la doctrina de la Iglesia sobre el purgatorio. Este término no indica un lugar, sino una condición de vida. Quienes después de la muerte viven en un estado de purificación ya están en el amor de Cristo, que los libera de los residuos de la imperfección (cf. concilio ecuménico de Florencia, Decretum pro Graecis: Denzinger-Schönmetzer, 1304; concilio ecuménico de Trento, Decretum de justificatione y Decretum de purgatorio: ib., 1580 y 1820).

Hay que precisar que el estado de purificación no es una prolongación de la situación terrena, como si después de la muerte se diera una ulterior posibilidad de cambiar el propio destino. La enseñanza de la Iglesia a este propósito es inequívoca, y ha sido reafirmada por el concilio Vaticano II, que enseña: 
«Como no sabemos ni el día ni la hora, es necesario, según el consejo del Señor, estar continuamente en vela. Así, terminada la única carrera que es nuestra vida en tierra (cf. Hb 9, 27), mereceremos entrar con él en la boda y ser contados entre los santos y no nos mandarán ir, como siervos malos y perezosos al fuego eterno, a las tinieblas exteriores, donde "habrá llanto y rechinar de dientes" (Mt 22, 13 y 25, 30)» (Lumen gentium, 48).
6. Hay que proponer hoy de nuevo un último aspecto importante, que la tradición de la Iglesia siempre ha puesto de relieve: la dimensión comunitaria. En efecto, quienes se encuentran en la condición de purificación están unidos tanto a los bienaventurados, que ya gozan plenamente de la vida eterna, como a nosotros, que caminamos en este mundo hacia la casa del Padre (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1032).
Así como en la vida terrena los creyentes están unidos entre sí en el único Cuerpo Místico, así también después de la muerte los que viven en estado de purificación experimentan la misma solidaridad eclesial que actúa en la oración, en los sufragios y en la caridad de los demás hermanos en la fe. La purificación se realiza en el vínculo esencial que se crea entre quienes viven la vida del tiempo presente y quienes ya gozan de la bienaventuranza eterna.


Purgatorio
UNA VISITA DEL PURGATORIO - CONVENTO DE LAS TERCIARIAS FRANCISCANAS, FOLIGNO, ITALIA. Purgatorio
El día 4 de noviembre de 1859 murió de apoplejía fulminante, en el convento de Terciarias Franciscanas de Foligno, una buena hermana llamada Teresa Margarita Gesta, que era hace muchos años maestra de las novicias y a la vez encargada de la pobre ropería del monasterio. Había nacido en Córcega, en Bastia, en 1797 y había entrado en el monasterio en febrero de 1826. 

Doce días después de la muerte de sor Teresa, el 17 de noviembre, la hermana Ana Felicia, que la había ayudado en su empleo y que la reemplazó después de su muerte, iba a entrar en la ropería, cuando oye gemidos que parecían salir del interior del aposento. Algo azorada, se apresuró a abrir la puerta: no había nadie. Mas dejándose oír nuevos gemidos acentuados, ella, a pesar de su ordinario valor, sintió miedo.

"¡Jesús, María!; -exclamó - ¿qué es esto?".

Aún no había concluido, cuando oyó una voz lastimera, acompañada de este doloroso suspiro:

"¡Oh, Dios mío! ¡cuánto sufro! Oh Dios! que peno tanto!".

La hermana, estupefacta, reconoció pronto la voz de la pobre sor Teresa. Se repone como puede, y le pregunta:

"¿Y por qué?"

"A causa de la pobreza", responde sor Teresa.

"¡Cómo!... - replica la hermana - ¡vos que erais tan pobre!"

"No es por mí misma, sino por las hermanas, a quienes he dejado demasiada libertad en este punto. Y tú ten cuidado de ti misma".

Y al mismo instante la sala se llenó de un espeso humo, y la sombra de sor Teresa apareció dirigiéndose hacia la puerta, deslizándose a lo largo de la pared. Llegando cerca de la puerta, exclamó con fuerza:

"He aquí un testimonio de la misericordia de Dios".

Y diciendo esto tocó el tablero superior de la puerta, dejando perfectamente estampada en la madera calcinada su mano derecha, y desapareciendo en seguida.

La pobre sor Ana Felicia se había quedado casi muerta de miedo. Se puso a gritar y pedir auxilio. Llega una de sus compañeras, luego otra y después toda la Comunidad; la rodean y se admiran todas de percibir un olor a madera quemada. Buscan, miran y observan en la puerta la terrible marca, reconociendo pronto la forma de la mano de sor Teresa, que era notablemente pequeña. Espantadas, huyen, corren al coro, se ponen en oración, y olvidando las necesidades de su cuerpo, se pasan toda la noche orando, sollozando y haciendo penitencia por la pobre difunta, y comulgando todas por ella al día siguiente.

Espárcese por fuera la noticia; los Religiosos Menores, los buenos sacerdotes amigos del monasterio y todas las comunidades de la población unen sus oraciones y súplicas a las de las Franciscanas. Este rasgo de caridad tenía algo de sobrenatural y de todo punto insólito.

Sin embargo, la hermana Ana Felicia, aun no repuesta de tantas emociones, recibió la orden formal de ir a descansar. Obedece, decidida a hacer desaparecer a toda costa en la mañana siguiente la marca carbonizada que había causado el espanto de todo Foligno. Mas, he aquí que sor Teresa Margarita se le aparece de nuevo.

"Sé lo que quieres hacer; -le dice con severidad -; quieres borrar la señal que he dejado impresa. Sabe que no está en tu mano hacerlo, siendo ordenado por Dios este prodigio para enseñanza y enmienda de todos. Por su justo y tremendo juicio he sido condenada a sufrir durante cuarenta años las espantosas llamas del purgatorio, a causa de las debilidades que he tenido a menudo con algunas de nuestras hermanas. Te agradezco a ti y a tus compañeras tantas oraciones, que en su bondad el Señor se ha dignado aplicar exclusivamente a mi pobre alma; y en particular los siete salmos penitenciales, que me han sido de un gran alivio".

Después, con apacible rostro, añadió:

"¡Oh, dichosa pobreza, que proporciona tan gran alegría a todos los que verdaderamente la observan!".

Y desapareció.

Por fin, al siguiente día, 19, sor Ana Felicia, habiéndose acostado y dormido, a la hora acostumbrada, oye que la llaman de nuevo por su nombre, despiértase sobresaltada, y queda clavada en su postura sin poder articular una palabra. Esta vez reconoció también la voz de sor Teresa, y al mismo instante se le apareció un globo de luz muy resplandeciente al pie de su cama, iluminando la celda como en pleno día, y oyó que sor Teresa con voz alegre y de triunfo, decía estas palabras:

"Fallecí un viernes, día de la Pasión y otro viernes me voy a la Gloria... ¡Llevad con, fortaleza la cruz!... ¡Sufrid con valor!". 

Y añadió con dulzura: "¡Adiós! ¡adiós! ¡adiós!...

Se transfigura en una nube ligera, blanca, deslumbrante, y volando al cielo desaparece.

Abrióse en seguida una información canónica por el obispo de Foligno y los magistrados de la población. El 23 de noviembre, en presencia de un gran número de testigos, se abrió la tumba de sor Teresa Margarita, y la marca calcinada de la pared se halló exactamente conforme a la mano de la difunta.

El resultado de la información fue un juicio oficial que consignaba la certeza y la autenticidad de lo que acabamos de referir. En el convento se conserva con veneración la puerta con la señal calcinada. La Madre abadesa, testigo del hecho, se ha dignado enseñármela (dice Mons. de Ségur), y mis compañeros de peregrinación y yo hemos visto y tocado la madera que atestigua de modo tan temible que las almas que, ya sea temporal, ya sea eternamente, sufren en la otra vida la pena del fuego, están compenetradas y quemadas por el fuego. 

Cuando, por motivos que sólo Dios conoce, les es dado aparecer en este mundo, lo que ellas tocan lleva la señal del fuego que les atormenta; parece que el fuego y ellas no forman más que uno; es como el carbón cuando está encendido.

*** *** ***
En medio de la crisis que hunde al mundo moderno en un rebrotar inmenso del paganismo, con todas sus secuelas de brutalidad y salvajismo, la fe, debilitada y languideciente, en las Verdades reveladas, nos presenta el espectáculo de personas tan preocupadas, hasta el traumatismo psicológico, por la "suerte" de las especies animales y aún las vegetales, que despliegan esfuerzos y queman energías en campañas medioambientales, mientras abandonan, sin la más mínima consideración, a sus seres queridos, (padres, hermanos, esposos o amigos) a sufrimientos atroces sin hacer nada por ellos, pudiendo haberles ayudado inmensamente si aún tuvieran algo de fe. Santo Tomás enseña que el dolor más grande en la tierra es menor que el más pequeño en el Purgatorio.

Pero lo peor de esta situación, y lo más doloroso, es constatar que este olvido de las almas de nuestros seres queridos ha sido causado, en gran medida, por la negligencia o la traición de hombres de Iglesia que no creen, o parecen no creer más el la realidad del Purgatorio, volcando sus esfuerzos "pastorales", casi exclusivamente, en los pleitos políticos contingentes, y curiosamente con el mismo fuerte cariz ideológico que alimenta dichas campañas medioambientales.

Por nuestra parte encomendemos a dichas almas abandonadas a su suerte que constituyen la parte de la Iglesia purgante cuyas oraciones, a su vez, a favor nuestro no dejan de favorecernos, hagamos celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, aprovechemos para ganar las indulgencias del jubileo para aplicarlas a nuestros seres queridos o a quienes quizás por culpa nuestra sufren en el Purgatorio. Cumplamos este deber ya sea en justicia o caridad; Un día, con seguridad, seremos nosotros los necesitados del auxilio que nos puedan prestar las almas fieles pertenecientes, en ese entonces, a la Iglesia militante.

Muchos al leer estas cosas las desprecian como puros cuentos. No quieren reconocer que la realidad del purgatorio que es enseñanza del magisterio y ha sido confirmada por numerosos testimonios. Pero el Señor no deja de advertirnos por el bien de los pocos que abren su corazón a la conversión. 
"Concédeles Señor el descanso eterno: y brille para ellas la luz perpetua!"
Huella de la mano de la hna.Teresa
M. Gesta, en su visita desde el purgatorio.
Foligno, Italia.
Imagen cortesía de los Frailes Franciscanos
Recoletos de la Cruz, con permiso
¿PUEDEN VISITARNOS LAS ALMAS DEL PURGATORIO?
por Frai Pío de Jesús

HAY QUE HACER DISTINCIONES

PRIMERO: NO CONFUNDIR "FANTASMAS" (QUE NO EXISTEN) CON LAS ALMAS DE DIFUNTOS. 
Todos los humanos tenemos alma y cuando morimos esas almas irán al cielo o al infierno o, temporalmente al purgatorio, en camino al cielo.

SEGUNDO: HAY UNA GRAN DIFERENCIA ENTRE:
1: "INVOCAR (EVOCAR O LLAMAR) A LOS MUERTOS".
(Práctica utiliñada por el espiritismo, la ouija, la "trans-comunicación" y otras de la Nueva Era y del satanismo). Es adivinación los cual es pecado grave. Personas que practican estas cosas quedan muchas veces gravemente afectadas y hasta pueden ser poseídas por el demonio. 
2: MUY OTRA COSA ES QUE DIOS SOBERANAMENTE DISPONGA QUE UN ALMA SE COMUNIQUE CON NOSOTROS.
Dios puede permitir, en Su inmensa Bondad y Misericordia, que algunas almas purgantes recurran a sus hermanos de la Iglesia Militante. Son las almas del purgatorio (no nosotros en la tierra) las que procuran esa comunicación. NO lo hacen no para satisfacer alguna curiosidad nuestra sino para pedir auxilios, sufragios y oraciones. Nosotros en la tierra no podemos evocar esas visitas. Si ocurren las respetamos y respondemos para ayudarles (especialmente ofreciendo la Santa Misa) .


POR LO GENERAL, LAS BENDITAS ALMAS HAN VISITADO A PERSONAS PIADOSAS O EN CAMINO A LA SANTIDAD.

Entre las personas que han recibido visitas de las Benditas Almas: 
¡No se puede negar el testimonio de tantos santos reconocidos por la Iglesia!

LA SANTA IGLESIA NO EXIGE CREER EN REVELACIONES PRIVADAS.
Estas no añaden ninguna nueva verdad a la fe. Si una visita particular de un alma del purgatorio ocurrió o no, no es materia de fe ni cambia nuestra fe. 

Aun cuando no se ha invocado un espíritu y pareciera que una experiencia es iniciativa de Dios, hay que ser muy prudentes ya que el Maligno puede engañarnos apareciéndose como La Virgen María, un ángel de luñ o como alma en pena. Puede fingir dando mensajes que parecen buenos para engañar después. 

HAY CIRCUNSTANCIAS PSICOLÓGICAS Y EMOCIONALES QUE, POR EL GRAN DOLOR MORAL, PUEDEN HACER CREER (COMO POR AUTOSUGESTIÓN, POR EMOCIONES PROFUNDAS) EN LAS VISITAS DE SERES QUERIDOS MUERTOS.
Pero tampoco hay que descartar estas visitas como fraudulentas o explicables desde la mera psicología; negándoseles su libertad de aparecerse (por permisión de Dios). Santa Teresa de Avila, mujer de extraordinaria sensates y realismo, reconocida por la Iglesia como doctora de la oración, cuenta que San Pedro de Alcántara la visitó después de muerto para avisarle que se iba al cielo.

LA SAGRADAS ESCRITURAS NO AGOTAN TODO EL PATRIMONIO DE FE DE LA SANTA IGLESIA CATÓLICA.
Mas bien la Biblia se debe interpretar junto con la Tradición Apostólica. La Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, tal como lo prometió Jesucristo, reconoce la autenticidad de ciertas experiencias místicas y las enseñanñas de aquellos que canoniña como santos. Negarlo sería negarle a la iglesia derecho de canoniñar o beatificar, y corroborar la veracidad de tales experiencias místicas.

JESÚS EN EL EVANGELIO HABLA DEL CASO DEL RICO EPULÓN Y EL POBRE LAÑARO. 
En este relato la visita del difunto Láñaro a la tierra es pedida por el rico desde el infierno. Vemos que las almas están bajo la autoridad de Dios, quien en este caso niega la visita. (El Seno de Abraham no era propiamente el Paraíso Celestial, (que se abriría con la Muerte y Resurrección de Jesús), tampoco era el purgatorio actual, aunque, al no podergoñar en plenitud de Dios ya es un purgatorio. El Seno de Abraham era la Patria ansiada de los fieles del Antiguo Testamento.
Artículo elaborado con la asistencia de: 
Padre Fray Pío de Jesús Crucificado
FRANCISCANOS RECOLETOS de la CRUñ
APARTADO POSTAL 11
C.P. 48500
Cocula, Jalisco, México
Fuente:
http://es.aleteia.org/2015/04/13/es-verdad-que-la-virgen-baja-a-librar-a-las-almas-del-purgatorio/
http://www.corazones.org/diccionario/purgatorio.htm
http://www.corazones.org/apologetica/almas_purgatorio_visitan.htm
http://www.corazones.org/apologetica/almas_purgatorio_visitan.htm

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