Somos todos en gran medida los responsables por no haber impedido los avances desenfrenados del relativismo, por aceptar la demagogia de lo “políticamente correcto” que somete las mayorías a unas pocas minorías concertadas, por permitir la perversión política de lo ético y lo moral que afecta directamente a nuestros niños, y por aguantar pasivamente la suplantación de los valores cristianos occidentales por otros, extraños a nuestra civilización.
El vergonzoso episodio de pasividad y omisión de la comunidad cristiana frente a la maniobra de la militancia del lobby gay practicada en 2004 en el Parlamento Europeo contra Rocco Buttiglione (*9) es la prueba flagrante de la dormición de nuestra comunidad.
El Prof. Rocco Buttiglione es un erudito en toda regla. Tiene una experiencia y trayectoria política sin mácula (cosa no muy profusa entre nuestros políticos actuales). Ha sido ministro de cultura y es doctorado y profesor universitario de Ciencias Políticas. Domina el italiano, inglés, alemán, francés, portugués, español y polaco. Es miembro de la Academia de Ciencias Políticas. Es Doctor Honoris Causa en Ciencias Sociales justamente por su reconocida contribución a la causa de la libertad.
La cuestión y el veto del Prof. Buttiglione no se ha dado con relación a temas significativos para el Parlamento Europeo, sustentado con el impuesto de todos los países de un continente. No se relacionó en absoluto con cosas como planes estratégicos a largo plazo para Europa, la seguridad, derechos humanos, la energía, la salud, la economía, la inmigración etc. No. La más importante preocupación de Europa en ese momento parecía ser… ¡cómo es que el señor Buttiglione, siendo católico, veía la homosexualidad!
Todo lo que hizo fue responder a algunas preguntas-trampa exactamente lo que le ha enseñado su religión, habiendo dejado claro que esas son sus creencias personales y que nada tenían que ver con las funciones del cargo a que era candidato.
Lo que hemos asistido a seguir fue una pasividad general frente al linchamiento de un hombre con una dimensión humana gigante por los representantes de un grupúsculo enano jugando sucio. Su único “crimen” fue ser católico y moralmente íntegro, coherente.
Tenemos que hacerle entender a los laicistas que si a ellos no les gusta nuestra opción de creencias y valores, en plena igualdad tenemos el mismo derecho de que su opción de creencias y valores tampoco nos guste. Se trata de apenas dos opciones distintas en pie de igualdad; ninguna es más o mejor que la otra, apenas son distintas. Ellos no pueden quejarse de que les impongamos nuestra fe ni que hagamos campañas para que crean, pero se creen en el derecho de someternos a lo suyo. A eso se le llama prepotencia.
Cada uno a lo suyo.
Típicamente ellos atacan y nosotros nos defendemos
Quien ha perdido con el cambio ha sido Europa, por pasota; basta ver en qué resultó la ocupación de la silla que él iría ocupar… Hemos dejado que las cosas lleguen a las rayas de lo absurdo.
Ese éxito fácil de los lobbies laicistas en las más altas esferas políticas resultó en una señal verde para seguir en frente y de inmediato empezaron a mover sus hilos…¡Cristianismo solo dentro de las iglesias! ¡Fuera con los crucifijos! ¡La Iglesia fuera de la política!
Creo que no había nada que pudiésemos hacer en el justo momento que ocurrieron esos hechos.
¿Alguna organización llevó el caso de discriminación flagrante a los tribunales?
¿Porque las convicciones religiosas de Buttiglione no valen y las opuestas si?
Nuestro voto era lo único que podría parar ese tipo de abusos y nos hemos quedado de brazos cruzados
Muy poca gente parece ser consciente de que si tenemos libertades y derechos asegurados por una Ley laica es porque en occidente esas leyes laicas fueron antes usos y costumbres populares en los cuales se basaron y que, a su vez, esos usos y costumbres se fundamentaron en los valores del cristianismo.
Si hoy matar, robar, difamar y tantas otras transgresiones son cosa ilegal en los países de herencia cristiana es porque eso vino del Decálogo. No surgió de la nada, pues toda esa salvajada era lo normal antes de la llegada del cristianismo.
Solo existen leyes que permiten el azote, la amputación, la decapitación, el tráfico humano y la esclavitud, la pedofilia, la negación de derechos humanos, imposición y/o persecución religiosa, la lapidación, crucifixión y otras barbaridades en países sin la herencia cristiana o en donde esta ha sido exterminada.
La misma realidad vista desde otra perspectiva es que –sin excepción- jamás en toda la historia y en la geografía alguna nación o cultura no-cristianizada ha tenido el mismo conjunto de leyes con valores de fundamento cristiano que vivimos y nos aseguran: la democracia, la libertad de religión y de no creencia, la libertad de expresión, la igualdad entre la mujer y el hombre, los derechos del menor, y además constituyendo protección contra los barbarismos anteriormente citados.
Antes de que se utilice mi condición de católico para acusarme de lo que sea, que quede claro que me he limitado a exponer la realidad, tal como lo demuestran los hechos a través de la historia. Si yo fuese de otra religión o hereje las cosas no cambiarían.
Leo Moulin tiene razón. Desconociendo nuestro pasado difícilmente podremos evaluar el riesgo que corremos de una vuelta a los mismos horrores que hemos sufrido hasta conquistar el nivel de civilización y libertad al cual llegamos. Del mismo modo que difícilmente conseguiremos estar alertas para identificar los momentos en que hay que dejar de darle nuestro voto al partido político de nuestra preferencia cuando este pase a actuar contra nuestros valores, sino seria traicionar nuestra propia fe y una forma de flagelo para nosotros y nuestros hijos.
No es lo mismo “hinchar” por un club de futbol o ser fan de un campeón del deporte que votarle a un partido político o candidato solo por una cuestión de mayor simpatía personal, porque en el primer caso sea cual fuere el resultado de un juego eso no afectará nuestras vidas, pero en el segundo puede acarrear consecuencias gravosas e irreversibles. Ya advierte el dicho popular que “cada pueblo tiene el gobierno que se merece” (por habérsele creído las promesas y votado a él).
Nuestra seguridad jurídica, libertad religiosa y propio futuro dependen fundamentalmente de nuestro voto, el cual es un arma poderosísima, máxime mientras los cristianos (todavía) somos la mayoría aplastante. Solo hace falta estar conscientes, informados y movilizarnos.
Poniéndolo de un modo simple, nuestra acción u omisión en el presente hará diferencia para la Iglesia, para nuestros hermanos del futuro y, como consecuencia, para la civilización con los valores cristianos que conocemos. Nuestros hijos y nietos inclusive.
Al menos yo, no me siento con vocación para integrar el “cuarto grupo” de cristianos.
Que Dios te bendiga+++
R. ‘Deoduce’
(*2) Puede parecer asombroso pero es cierto; he visto el video clip de un muchacho que da como excusa haber apostatado la fe católica porque, a diferencia de cuando en su condición católica, ahora como musulmán… ¡se puede poner sobre su tapetito y rezar unas cinco veces al día apuntando a la Meca! (SIC). Por lo visto abandonó la Iglesia antes de haber oído hablar en Liturgia de las Horas u Oficio Divino. Si hubiese querido aprender algo más sobre su propia fe antes de despreciarla ¡hubiera descubierto oraciones para los más variados horarios del día! El Magnificat al medio dia; las Laudes, Vísperas, las Completas; ¡hubiera poder estar disfrutando hasta de las Maitines por las madrugadas!
(*4) A los tres grupos cristianos tradicionales ahora se ha "colado" uno más. Este articulo publicado en Catholic.net nos hace reflexionar: El Cuarto Grupo Cristiano
(*7) Vittorio Messori –periodista, escritor, vaticanista y doctor en Ciencias Políticas
(*8) Alejandro Bermúdez Rosell es licenciado en Ciencias de la Comunicación, Director de ACI Prensa.
(*9) Parlamento Europeo contra Rocco Buttiglione:
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