“Como la batalla sucedió el 24 de septiembre día de Nuestra Señora de las Mercedes, el general Belgrano, sea por devoción, sea por piadosa galantería, la nombró e hizo reconocer por generala del ejército. La función de la iglesia que se hace anualmente se había postergado y tuvo lugar un mes después. Por la tarde fue la procesión, en la que sucedió lo que voy a referir. La devoción de Nuestra Señora de las Mercedes, ya antes muy generalizada, había subido al más alto grado con el suceso del 24. La concurrencia era numerosa y, además, asistió la oficialidad y tropa, sin armas, fuera de la pequeña escolta que es de costumbre. Quiso además la casualidad, que en esos momentos entrase a la ciudad la división de vanguardia, que regresaba de la persecución de Tristán y el General ordenó que a caballo, llenos de sudor y de polvo como venían, siguiesen en columna atrás de la procesión, con lo que se aumentó considerablemente la comitiva y la solemnidad de aquel acto. No necesito pintar los sentimientos de religiosa piedad que se dejaban translucir en los semblantes de aquel devoto vecindario, que tantos sustos y peligros había corrido; su piedad era sincera y sus votos eran sin duda aceptos a la Divinidad”.
“Estos sentimientos tomaron mayor intensidad cuando llegó la procesión al campo de batalla, donde aún no se había borrado la sangre que lo había enrojecido. Repentinamente el General deja su puesto y se dirige solo hacia las andas, en donde era conducida la imagen de la advocación que se celebraba; la procesión para; las miradas de todos se dirigen a indagar las causas de esta novedad; todos están pendientes de lo que se propone el General, quien haciendo bajar las andas hasta ponerlas a su nivel, entrega el bastón que llevaba en su mano y lo acomoda por el cordón en las de la imagen de las Mercedes. Hecho esto vuelven los conductores a levantar las andas y la procesión continúa majestuosamente su carrera”.
“La conmoción fue entonces universal; hay ciertas sensaciones que perderían mucho queriéndolas describir y explicar; al menos, yo no me encuentro capaz de ello. Si hubo allí espíritus fuertes que ridiculizaron aquel acto no se atrevieron a sacar la cabeza”.
"La patria puede gloriarse de la completa victoria que han tenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes bajo cuya protección nos pusimos".
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Poniéndolo en las manos de la Virgen y proclamó a la Virgen de la Merced como Generala del Ejército.
Antes de partir rumbo a Salta, el batallón de Tucumán se congregó frente al atrio del templo de Merced, donde fueron entregados los escapularios.
Tanto los jefes como oficiales y tropas los colocaron sobre sus uniformes.
El 20 de febrero de 1813 los argentinos que buscaban su independencia se enfrentaron nuevamente con los españoles en Salta.
Antes de entrar en combate, Belgrano recordó a sus tropas el poder y valimiento de María Santísima y les exhortó a poner en Ella su confianza.
Formuló también el voto de ofrendarle los trofeos de la victoria si por su intercesión la obtenía.
Con la ayuda de la Madre de Dios vencieron nuevamente a los españoles, y de las cinco banderas que cayeron en poder de Belgrano, una la destinó a la Virgen de las Mercedes de Tucumán, dos a la Virgen de Luján y dos a la Catedral de Buenos Aires.
A partir del año 1812, el culto a Nuestra Señora de las Mercedes adquiere una gran solemnidad y popularidad.
En 1813, el Cabildo de Tucumán pide al gobierno eclesiástico la declaración del vicepatronato de Ntra. Sra. de las Mercedes “que se venera en la Iglesia de su religión” y ordena de su parte que los poderes públicos celebren anualmente su fiesta el 24 de septiembre.
El 4 de septiembre de 1813 la Autoridad Eclesiástica, por Decreto especial, declara festivo en homenaje de la Virgen el 24 de septiembre.
Después del 31 de agosto de 1843, es declarada oficialmente Vice Patrona, jurando su día por festivo y disponiendo se celebre cada año una Misa solemne con asistencia del Magistrado.
Y que por la tarde se saque la imagen de la Santísima Virgen en procesión, como prueba de gratitud por los beneficios dispensados.
La imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Tucumán fue coronada solemnemente, en nombre del Papa San Pio X, en 1912, al cumplirse el centenario de la batalla y victoria de Tucumán.
El 22 de junio de 1943, el Presidente de la República, General Pedro P. Ramirez, por decreto aprobado el día anterior con sus ministros, dispuso por el artículo 1ro:
“Quedan reconocidas con el grado de Generala del Ejército Argentino: la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes, y la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen”.
En 1950 es inagurado el actual templo de Ntra. Sra. de la Merced, con su estructura monumental, de tres naves, y diseño “Neo Colonial”.
Fuente:
http://forosdelavirgen.org/288/nuestra-senora-de-la-merced-tucuman-argentina-24-de-septiembre/
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