LA SANTA MISALOS SACRAMENTALES SON
LOS SACRAMENTOS
LA ORACIÓN.
"Signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida" -Catecismo #1667; Cf. Ley Canónica (Canon 1166).
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Bendición de las personas, de cosas (medallas, casas, automóviles, alimentos, etc.), el agua bendita, los exorcismos, la consagración de vírgenes, dedicación del altar, del templo, de las campanas, etc.
Catecismo:
#1671 Entre los sacramentales figuran en primer lugar las bendiciones (de personas, de la mesa, de objetos, de lugares). Toda bendición es alabanza de Dios y oración para obtener sus dones. En Cristo, los cristianos son bendecidos por Dios Padre "con toda clase de bendiciones espirituales" (Ef. 1:3). Por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz de Cristo.
#1672 Ciertas bendiciones tienen un alcance permanente: su efecto es consagrar personas a Dios y reservar para el uso litúrgico objetos y lugares. Entre las que están destinadas a personas -que no se han de confundir con la ordenación sacramental- figuran la bendición del abad o de la abadesa de un monasterio, la consagración de vírgenes, el rito de la profesión religiosa y las bendiciones para ciertos ministerios de la Iglesia (lectores, acólitos, catequistas, etc.). Como ejemplo de las que se refieren a objetos, se puede señalar la dedicación o bendición de una iglesia o de un altar, la bendición de los santos óleos, de los vasos y ornamentos sagrados, de las campanas, etc.
#1673 Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (Cf. Mc 1:25s), de El tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar. (Cf. Mc 3:15; 6:7.13; 16:17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia.Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad. (Cf. CIC can. 1172).
ENTRE LOS SACRAMENTALES HAY UNA GRAN VARIEDAD DE ORACIONES
Los sacramentales aparecen en el catecismo bajo "Otras Celebraciones Litúrgicas" Incluyen
funerales
exorcismos
bendiciones de personas
consagración y bendición de objetos.
TAMBIÉN LA RELIGIOSIDAD POPULAR (Catecismo 1674)
- veneración de reliquias
- visita a santuarios
- peregrinaciones
- procesiones
- el vía crucis
- las danzas religiosas
- el rosario
- las medallas
- etc
la señal de la cruz
el escapulario
y las velas
Catecismo #1668:
EFECTO 1Uno de los efectos más sorprendentes de los sacramentales es su virtud de ahuyentar los espíritus malignos cuyas misteriosas y siniestras operaciones afectan a veces la actividad física del hombre.
Para combatir este poder oculto, la Iglesia tiene como recursos el exorcismo y los sacramentales.
EFECTO 2Otro efecto es la protección del alma contra el pecado y las penas debidas por éste.
Por lo tanto, en la bendición de un crucifijo, la Iglesia, pide que este signo sagrado pueda recibir la bendición celestial a fin de que todos aquellos que se arrodillen ante él e imploren a la Majestad Divina puedan recibir una mayor contrición y un perdón general de las faltas cometidas.
EFECTO 3Los sacramentales pueden utilizarse para obtener favores temporales, puesto que la Iglesia misma bendice objetos que se utilizan en la vida diaria, por ejemplo,
-la bendición de una casa, en la que se pide la abundancia del rocío celestial y la riqueza de la fructificación de la tierra;
-la bendición de los campos, en la que se le pide a Dios que derrame sus bendiciones sobre las cosechas para que la tierra fértil supla las necesidades y carencias de los desposeídos.
FUERZAS DE LOS SACRAMENTALES
1 – Con los Sacramentales obtenemos el poder pascual
1670 Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con a ella.
La liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los fieles bien dispuestos, casi todos los acontecimientos de la vida […] sean santificados por la gracia divina que emana del misterio Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
De quien reciben su poder todos los sacramentos y sacramentales, y que todo uso honesto de las cosas materiales pueda estar ordenado a la santificación del hombre y a la alabanza de Dios.
Los sacramentales son signos externos, bendiciones y consagraciones que son recibidos y ofrecidos con una disposición interior de auténtico discipulado en Cristo.
Al recordar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo atraemos la gracia y nos ayuda a resistir las asechanzas del enemigo.
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Esta es la razón por la que la temporada de Cuaresma es odiada por el mundo de los demonios.
2 – El exorcismo se realiza mediante sacramentales
El rito del exorcismo es un sacramental reservado para los casos raros (pero cada vez mayores) de la posesión demoníaca completo con marcadores espirituales específicos.La explicación de “solemne exorcismo” en el Catecismo ayuda a desmitificar el exorcismo.
La desmistificación del exorcismo es útil para frenar la fascinación desordenada, la sospecha y / o compulsión de pensar que el exorcismo es la cura para diversas enfermedades espirituales o mentales.
El Catecismo enseña sobre exorcismo:
1673 Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del Maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo.
- Jesús lo practicó de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar.
- En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo.
- El exorcismo solemne llamado «el gran exorcismo» sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo.
- En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia.
- El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia.
- Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica.
- Por tanto, es importante, asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad.
- La cita anterior explica por qué es necesario un proceso de discernimiento y pruebas médicas, psicológicas antes de conceder permiso para que un “gran exorcismo”.
- La Iglesia esta involucrada con la curación de la persona entera. Piensa en el proceso que seguimos en el cuidado de un médico.
- Hay una historia clínica, se hacen exámenes, se hacen, son consultados expertos, se recomiendan terapias, puede considerarse cirugía y si es así, puede que haya un seguimiento de terapia física.
- Así, la curación física y espiritual es un proceso destinado a una recuperación permanente.
Cuando la gente pregunta sobre el rito del exorcismo, y qué herramientas son necesarias para derrotar a lo demoníaco, es necesario tener claro que los laicos católicos tienen el recurso de todas las herramientas sacramentales que tiene un exorcista y emplea su equipo, excepto el libro que contiene el rito de exorcismo.
El Exorcismo Mayor es una oración que normalmente tiene lugar en un espacio sagrado, en presencia del Santísimo Sacramento, con una serie de reliquias de santos presentes.El agua bendita (igual que la sal bendita), el crucifijo, el Santo Rosario, la Biblia, son parte del arsenal espiritual de la Iglesia para liberar a un alma que sufre de lo demoníaco, y son sacramentales.
Es bastante evidente que los sacramentales de la Iglesia producen una gran violencia a los espíritus demoníacos y los encamina a expulsarlos.¿POR QUÉ EL AGUA, LA SAL Y EL ACEITE BENDECIDOS?
El sentido de estar exorcizados cada elemento antes de ser bendecidos le agrega el efecto de su eficacia en la lucha contra el maligno, donde cada elemento tiene un fin específico.
El Agua bendita nos recuerda el bautismo y se usa en casi todos los ritos de bendición.
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La oración de exorcismo sobre el agua agrega en ella muchos efectos, el principal es hacer perder al Demonio todo poder y hacerlo huir.
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Como así también luchar contra las enfermedades y otras influencias que éste ejerce en las personas directamente o indirectamente a través de cosas o lugares afectados.
El Aceite se utiliza en el área de la salud física y mental, alma y cuerpo para librarlo de las adversidades.
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Recuerda el uso antiguo de ungir con el aceite las heridas y el poder que Jesús dio a los Apóstoles de curar a los enfermos con la imposición de las manos y ungiéndolos con el aceite.
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Nos prepara para el sacramento de la Confesión y la Unción de los enfermos.
La Sal exorcizada protege los lugares de presencias malignas.
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Se suele colocar saquitos de sal o sal directamente, en las cuatro esquinas del lugar.
3 – Los sacramentales más eficaces son el Nombre de Jesús y el signo de la Cruz
Dos de los sacramentales más eficaces utilizados durante el ministerio de liberación y exorcismo son el signo de la cruz y el santo nombre de Jesús.En relación con el santo nombre de Jesucristo, una escritura que se lee a menudo durante los exorcismos menores y mayores es Filipenses 2: 9-11:
“Debido a esto, Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre.
Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria del Padre”
Esta es una escritura maravillosa para memorizar como parte de su armadura espiritual, ya que ayuda a vencer al enemigo.
El crucifijo y la señal de la cruz son odiados por lo demoníaco, ya que representan la victoria de Cristo en el Calvario, donde fue derrotado satanás.
Mira lo que dice el Catecismo:
1671 Entre los sacramentales figuran en primer lugar las bendiciones (de personas, de la mesa, de objetos, de lugares).Toda bendición es alabanza de Dios y oración para obtener sus dones.
En Cristo, los cristianos son bendecidos por Dios Padre “con toda clase de bendiciones espirituales”.
Por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz de Cristo.
4 – Los sacramentales son impuestos por una oración
Las bendiciones son sacramentales, no sacramentos porque no son instituidos por Dios. Por lo tanto, no confieren la gracia santificante, sino que se llevan a cabo para producir los siguientes buenos efectos espirituales.Estimulan las emociones piadosas y afectos del corazónLa bendición de las casas, la consagración de la familia al Sagrado Corazón de Jesús, el crucifijo en las habitaciones de nuestras casas son prácticas que muchos sacerdotes exorcistas recomiendan.
Liberan del poder de los malos espíritus
Conservan y restauran la salud corporal
Varios otros beneficios, temporales o espirituales
La oración en si misma y para la bendición, la imposición de las manos, el signo de la cruz, y la aspersión de agua bendita son característicos de los sacramentales.
Como enseña el Catecismo:1668 Han sido instituidos por la Iglesia en orden a la santificación de ciertos ministerios eclesiales, de ciertos estados de vida, de circunstancias muy variadas de la vida cristiana, así como del uso de cosas útiles al hombre.Según las decisiones pastorales de los obispos, pueden también responder a las necesidades, a la cultura, y a la historia propia del pueblo cristiano de una región o de una época.Comprenden siempre una oración, con frecuencia acompañada de un signo determinado, como la imposición de la mano, la señal de la cruz, la aspersión con agua bendita (que recuerda el Bautismo).
5 – Los Objetos usados por la piedad popular son sacramentales
la veneración de las reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las Estaciones de la Cruz, el Santo Rosario, medallas de santos, porque tales devociones pueden ser poderosos catalizadores de la gracia.
El escapulario de la Virgen o la Medalla Milagrosa y otros objetos testeados por el tiempo, y otras devociones aprobadas por la Iglesia, pueden ser parte de tu armadura espiritual.
1679 Además de la liturgia, la vida cristiana se nutre de formas variadas de piedad popular, enraizadas en las distintas culturas.
Esclareciéndolas a la luz de la fe, la Iglesia favorece aquellas formas de religiosidad popular que expresan mejor un sentido evangélico y una sabiduría humana, y que enriquecen la vida cristiana.
La Iglesia instituye estas bendiciones no para complicar nuestras vidas o para hacerla menos bíblica, sino para infundir nuestras vidas diarias con gracias espirituales adicionales que nos ayudarán a ser Cristianos virtuosos.
A medida que avanzamos, mantengamos siempre en mente ese fin y no hagamos estos rituales sólo por hacerlos.
La peor cosa que podemos hacer es utilizar estas bendiciones sacramentales como una especie de libro de “hechizos” o “encantamientos” que trabajan de forma “mágica” para alcanzar un objetivo deseado.
A Satanás le gusta burlarse de Dios y por eso ha influenciado las artes negras de tal forma y es por esto que magos y brujos tienen algo similar al Ritual, pero de una manera mucho más perversa y maligna.
El demonio busca controlar y poseer el mundo, mientras Dios busca santificar el mundo y nos anima a volver siempre a Él.
RESUMEN DEL TEMA DE LOS SACRAMENTALES DE LA ENCICLOPEDIA CATÓLICA.
Al instituir los sacramentos, Cristo no determinó la materia y la forma hasta el más mínimo detalle, sino que dejó esta tarea a la Iglesia, que debería determinar qué ritos eran los adecuados para la administración de los sacramentos. Estos ritos se denominan con el término Sacramentalia, cuyo objeto es manifestar el respeto debido al sacramento y asegurar la santificación de los fieles. Pertenecen a categorías muy distintas; por ejemplo: la sustancia, en la mezcla del agua con el vino Eucarístico; la cantidad, en la triple efusión del bautismo; la calidad, en la condición del pan ácimo; la relación, en la capacidad del ministro; el tiempo y el lugar, en los días de fiesta y las iglesias; el hábito, en los ornamentos litúrgicos; la postura, la genuflexión, las postraciones; la acción, en los cantos, etc. por lo tanto, muchas condiciones externas relacionan a los sacramentales con la virtud de la religión, mientras que su objeto ha quedado indicado por el Concilio de Trento (Sess. XXII, 15), que sostiene que, fuera del origen antiguo y la práctica tradicional de las ceremonias, bendiciones, luces, incienso, etc., todos estos objetos destacan la dignidad del Santo Sacrificio y despiertan la piedad de los fieles. Además, los sacramentales ayudan a diferenciar los miembros de la Iglesia de los herejes, que los han eliminado, o los usan en forma arbitraria, con poca inteligencia.
Los ritos sacramentales dependen de la Iglesia que los estableció y que, por lo tanto, mantiene el derecho de conservarlos, desarrollarlos, modificarlos o abrogarlos. El reglamento ceremonial de los sacramentos en la época de los Apóstoles queda suficientemente confirmado por las palabras de San Pablo a los Corintios en relación con la Eucaristía: "Cetera autem, cum venero, disponam" [las demás cosas, yendo yo ahí, las arreglaré (I Cor., xi, 34)], que San Agustín, sobre una base que desconocemos, supone que se refiere a la obligación del ayuno Eucarístico (Ep. liv, "Ad Januarium", c. 6, n. 8, en P. L., XXXIII, 203). Los Padres de la Iglesia enumeran ceremonias y ritos, algunos de ellos instituidos por los Apóstoles, otros por los primeros cristianos (cf. Justino Martir en "Apol. I", n. 61, 65 en P.G., VI, 419, 427; Tertuliano, "De baptismo:, vii en P. L., I, 1206; St. Basil, "De Spiritu Sancto", I, xxvii, n. 67 en P.G., XXXII, 191). La Iglesia Católica, heredera de los Apóstoles, siempre ha utilizado y mantenido este poder sobre los sacramentales en contra de los heréticos. Sólo a ella corresponde el derecho de determinar la materia, la forma y el ministro de los sacramentales. La Iglesia, es decir, la autoridad suprema representada por su cabeza visible, es la única que legisla en esta materia, porque los obispos ya no tienen, en la práctica, la facultad de modificar o abolir por una legislación particular, lo que impone la Iglesia universal. Lo que se refiere a la administración de los sacramentos se encuentra detallado en el Ritual Romano y el Ceremonial Episcopal.
Fuera de las ceremonias relacionadas con la administración de los sacramentos, la Iglesia ha instituido otras destinadas a la devoción privada. A fin de diferenciarlas, estas últimas se conocen con el término de sacramentales por la similitud entre sus ritos y los de los sacramentos propiamente dichos. Antiguamente, se utilizaba sólo el término sacramento, pero esto dio lugar a numerosas confusiones y la similitud de los ritos y los términos llevó a muchos cristianos a considerarlos ambos sacramentos. Después de Peter Lombard, el uso y la definición del término "sacramental" adquirió un carácter específico y se aplicó exclusivamente a los ritos que presentaban una similitud externa con los sacramentos pero que no eran aplicables a los signos sensibles de la institución Divina. Santo Tomás de Aquino utiliza los términos sacra y sacramentalia (Summa I-II, Q. cviii, a. 2 ad 2um; III, Q. lxv, a. 1 ad 8um), que los teólogos de períodos posteriores adoptaron también, de manera que, ahora, el término sacramentalia se reserva exclusivamente para aquellos ritos que se practican fuera de la administración de los siete sacramentos, para la cual se utiliza la palabra ceremonial.
Aunque el número de sacramentales puede no estar limitado; se ha intentado determinar sus principios generales o, en otras palabras, sus aplicaciones, en el verso: "Orans, tinctus, edens, confessus, dans, benedicens".
Orans indica oración pública, ya sea litúrgica o privada; tinctus, el uso del agua bendita y de las unciones que se utilizan en diversas consagraciones; edens, el consumo de los alimentos benditos; confessus, la confesión general de las faltas que se hace durante la recitación del Confiteor durante la Misa, durante la Comunión y en el Oficio Divino; dans, limosna; benedicens, las bendiciones papales, episcopales, etc., la bendición de las velas, la ceniza, las palmas, etc.
Otra distinción clasifica los sacramentales según sean actos, por ejemplo, el Confiteor, antes mencionado, o cosas, como medallas, agua bendita, etc. Los sacramentales no confieren gracia santificante ex opere operato, por virtud del rito o de la sustancia empleada, en eso consiste básicamente su diferencia con los sacramentos. La Iglesia no tiene la facultad de incrementar ni reducir el número de sacramentos instituidos por Cristo, pero los sacramentales no poseen su misma dignidad ni privilegios. Los teólogos no han llegado a un acuerdo acerca de si los sacramentales pueden o no conferir cualquier otra gracia ex opere operantis a través de la acción de la persona que los utiliza, pero la opinión negativa es la que se acepta en forma más general, dado que la Iglesia no puede conferir gracia santificante ni instituir signos de la misma, y, por lo tanto, tampoco puede instituir signos eficaces de otras gracias que sólo Dios puede dar. Además, como lo enseña la experiencia, los sacramentales no producen su efecto de forma infalible. Por último, las fórmulas eucológicas de los sacramentales que la Iglesia utiliza, de expresiones no afirmativas sino deprecatorias, indican que sólo confía en la misericordia divina para que los sacramentales surtan su efecto.
Además de la eficacia que poseen los sacramentales en común con otras buenas obras, tienen una especial eficacia propia. Si todo su valor procediera del opus operantis, todas las obras buenas de carácter externo se llamarían sacramentales. La virtud especial que la Iglesia reconoce y que los cristianos experimentan en los sacramentales debería consistir en las oraciones oficiales por las cuales imploramos a Dios que vierta gracias especiales sobre quienes hacen uso de los sacramentales. Estas oraciones mueven a Dios a conceder gracias que de otra forma no concedería y que cuando no se reciben infaliblemente es por razón de Su Sabiduría. Dios es consciente del grado hasta el cual debe conceder Sus dones. No todos los sacramentales tienen el mismo efecto; este depende de la oración de la Iglesia que no hace uso de la misma urgencia ni tiene recurso a las mismas fuentes divinas de mérito. Algunos sacramentales no derivan eficacia especial de la oración de la Iglesia; son, por ejemplo, los que se utilizan en el culto, sin una bendición, o aún con una bendición que no especifica ningún fruto particular. Este es el caso de la bendición de los recipientes destinados a guardar los aceites benditos: "Escucha nuestras oraciones, Padre misericordioso y dígnate a bendecir y santificar estos vasos purificados preparados para el uso del sagrado ministerio de Tu Iglesia". Por otra parte, algunos sacramentales, entre ellos uno de los utilizados con mayor frecuencia, el agua bendita, son objeto de una bendición que detalla sus efectos específicos.
Uno de los efectos más sorprendentes de los sacramentales es su virtud de ahuyentar los espíritus malignos cuyas misteriosas y siniestras operaciones afectan a veces la actividad física del hombre. Para combatir este poder oculto, la Iglesia tiene como recursos el exorcismo y los sacramentales. Otro efecto es la protección del alma contra el pecado y las penas debidas por éste. Por lo tanto, en la bendición de un crucifijo, la Iglesia, pide que este signo sagrado pueda recibir la bendición celestial a fin de que todos aquellos que se arrodillen ante él e imploren a la Majestad Divina puedan recibir una mayor contrición y un perdón general de las faltas cometidas. Estos significa la remisión de los pecados veniales; porque sólo los sacramentos, con una contrición perfecta, tienen la capacidad de perdonar los pecados mortales y de liberar de las penas merecidas por los mismos. Santo Tomás es explícito en este punto: "La bendición episcopal, la aspersión del agua bendita, toda unción sacramental, la oración en una Iglesia consagrada, y otros cultos similares, obtienen la remisión implícita o explícita de los pecados veniales" (Summa III, Q. lxxxvii, a. 3, ad 1um). Por último, los sacramentales pueden utilizarse para obtener favores temporales, puesto que la Iglesia misma bendice objetos que se utilizan en la vida diaria; por ejemplo, la bendición de una casa, en la que se pide la abundancia del rocío celestial y la riqueza de la fructificación de la tierra; Igualmente, en la bendición de los campos, en la que se le pide a Dios que derramee sus bendiciones sobre las cosechas para que la tierra fértil supla las necesidades y carencias de los desposeídos.
H. LECLERCQ Transcrito por Patricia VanderLaan Traducido por Rosario Camacho-Koppel www.catholicmedia.net
Fuente:
http://www.corazones.org/diccionario/sacramentales.htm
https://www.pildorasdefe.net/aprender/fe/sacramentales-de-la-iglesia-catolica-que-son-cuantos-tipos-existen
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