REDACCIÓN CENTRAL, 17 Abr. 17 / 01:42 am (ACI).-
RADIO VATICANO RECUERDA LA EXPLICACIÓN QUE DIO SAN JUAN PABLO II EN 1994.
“¿Por qué se le llama así?”, se preguntaba el Pontífice, poniendo en evidencia la necesidad de destacar la figura de aquel ángel, que dijo desde lo más profundo del sepulcro: “Ha resucitado”.
Estas palabras “eran muy difíciles de pronunciar, de expresar, para una persona. También, las mujeres que fueron al sepulcro lo encontraron vacío, pero no pudieron decir "ha resucitado"; solo afirmaron que el sepulcro estaba vacío. El ángel dice más: "no está aquí, ha resucitado”.
La Iglesia celebra el llamado “Lunes del Ángel”, que recibe ese nombre porque fue precisamente un ángel quien, en el sepulcro, anunció a las mujeres que llegaron hasta allí que el Señor Jesús había resucitado.
Así lo narra el Evangelio según San Mateo:
El ángel tomó la palabra y les dijo a las mujeres: 'Vosotras no tengáis miedo; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como había dicho. Venid a ver el sitio donde estaba puesto. Marchad enseguida y decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos; irá delante de vosotros a Galilea: allí le veréis. Mirad que os lo he dicho'". (Mt 28, 5-7)
La Iglesia celebra el llamado “Lunes del Ángel”, que recibe ese nombre porque fue precisamente un ángel quien, en el sepulcro, anunció a las mujeres que llegaron hasta allí que el Señor Jesús había resucitado.
Los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Como criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales e inmortales. Superan en perfección a todas las criaturas visibles.
El resplandor de su gloria da testimonio de ello: Cristo es el centro del mundo de los ángeles y estos le pertenecen, más aún, porque los hizo mensajeros de su designio de salvación.
Madonna col Bambino (La Virgen y el Niño) / Crédito: Pintura de Filippo Lippi
ESTAMOS EN LOS DÍAS DE LA OCTAVA DE PASCUA – OCHO DÍAS –, DURANTE LOS CUALES NOS ACOMPAÑA EL CLIMA GOZOSO DE LA RESURRECCIÓN. ES CURIOSO,LA LITURGIA CONSIDERA LA ENTERA OCTAVA COMO UN ÚNICO DÍA, PARA AYUDARNOS A ENTRAR EN EL MISTERIO, PARA QUE SU GRACIA PENETRE EN NUESTRO CORAZÓN Y EN NUESTRA VIDA. LA PASCUA ES EL EVENTO QUE HA TRAÍDO LA NOVEDAD RADICAL PARA TODO SER HUMANO, PARA LA HISTORIA Y PARA EL MUNDO:ES EL TRIUNFO DE LA VIDA SOBRE LA MUERTE; ES LA FIESTA DEL RENACER Y DE LA REGENERACIÓN. ¡DEJEMOS QUE NUESTRA EXISTENCIA SEA CONQUISTADA Y TRANSFORMADA POR LA RESURRECCIÓN!.
EL REGINA CÆLI SUSTITUYE AL ÁNGELUS EN EL TIEMPO DE PASCUA
Desde hoy, hasta el final de la Pascua en Pentecostés, se recita la oración del Regina Coeli en vez del Ángelus.
Durante el tiempo pascual la
Iglesia Universal se une en la oración
Regina Coeli o Reina del Cielo para unirse con alegría a la Madre de Dios por la resurrección de su Hijo Jesucristo, hecho que marca el misterio más grande de la fe católica.
En Italia y en muchos otros lugares hoy es festivo. Aquí lo llaman "el lunes del ángel" porque el evangelio de hoy habla del ángel que anuncia la resurrección a las mujeres. También es llamado día de "Pascueta" (en italiano se escribe "Pasquetta"). Es normal hacer una excursión al campo con la familia y comer de pic-nic.
El rezo de la antífona de Regina Coeli fue establecida por el Papa Benedicto XIV en 1742 y reemplaza durante el tiempo pascual –desde la celebración de la resurrección hasta el día de Pentecostés– al rezo del Ángelus cuya meditación se centra en el misterio de la Encarnación.
Al igual que el Ángelus, el Regina Coeli se reza tres veces al día, al amanecer, al mediodía y al atardecer como una manera de consagrar el día a Dios y a la Virgen María.
No se conoce el autor de esta composición litúrgica que data siglo XII, pero se sabe que era repetido por los frailes menores franciscanos después de las completas (Liturgia de las Horas) en la primera mitad del siguiente siglo. Luego, la popularizaron y extendieron por todo el mundo cristiano.
En Italia y en muchos otros lugares hoy es festivo. Aquí lo llaman "el lunes del ángel" porque el evangelio de hoy habla del ángel que anuncia la resurrección a las mujeres. También es llamado día de "Pascueta" (en italiano se escribe "Pasquetta"). Es normal hacer una excursión al campo con la familia y comer de pic-nic.
El Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI en 2009 señaló que
El “alégrate” María pronunciado por el ángel resuena en una invitación a la alegría: “Gaude et laetare, Virgo Maria, alleluia, quia surrexit Dominus vere, alleluia”, “Alégrate y regocíjate, Virgen María, aleluya, porque verdaderamente el Señor ha resucitado, aleluya”.
El Papa Francisco en el Regina Coeli de este Lunes del Ángel. Captura Youtube CTV
VATICANO, 17 Abr. 17 / 05:56 am (ACI).- Al presidir el rezo de la oración mariana del Regina Coeli que en el tiempo de
Pascua reemplaza al Ángelus, el Papa Francisco señaló que con la resurrección de Cristo, “la última palabra no es sepulcro, no es la muerte, sino la
vida”.
Así lo indicó el Santo Padre bajo un soleado mediodía de Roma en el llamado “Lunes del Ángel”, ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
“Desde que, en la aurora del tercer día, Jesús crucificado ha resucitado, ¡la última palabra no es más de la muerte sino de la vida! ¡La última palabra no es el sepulcro, no es la muerte, sino la vida!”, exclamó Francisco.
“En este lunes de fiesta, llamado ‘Lunes del Ángel’, la liturgia hace resonar el anuncio de la Resurrección proclamado ayer ‘¡Cristo ha resucitado, aleluya!’ En el hodierno pasaje evangélico podemos escuchar el eco de las palabras que el Mensajero celestial dirige a las mujeres que llegaron al sepulcro: ‘Rápido, vayan a decirle a los discípulos que ha resucitado de entre los muertos’”.
Esta invitación, dijo el Papa, está dirigida “a nosotros también” a “‘hacer rápido’ e ‘ir’ y anunciar a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo este mensaje de alegría y esperanza”.
Ante la fuerza de la resurrección del Señor, “que constituye la verdadera y propia novedad de la historia y del cosmos, estamos llamados a ser hombres y mujeres nuevos según el Espíritu, afirmando el valor de la vida. ¡Esto ya es comenzar a resurgir!”
“Seremos hombres y mujeres de resurrección si, en medio de las pruebas que afligen al mundo, a la mundanidad que aleja de Dios, sabemos dar gestos de solidaridad y acogida, alimentar el deseo universal de la paz y la aspiración a un ambiente libre de deterioro”.
Se trata, precisó el Pontífice, “de signos comunes y humanos pero que, sostenidos y animados por la fe en el Señor resucitado, pueden adquirir una eficacia muy superior a nuestras capacidades”.
“Sí, porque Cristo está vivo y obra en la historia por medio de su Espíritu Santo: rescata nuestras miserias, llega a todo corazón humano y devuelve la esperanza a quien está oprimido y sufriendo”.
En Italia y en muchos otros lugares hoy es festivo. Aquí lo llaman "el lunes del ángel" porque el evangelio de hoy habla del ángel que anuncia la resurrección a las mujeres. También es llamado día de "Pascueta" (en italiano se escribe "Pasquetta"). Es normal hacer una excursión al campo con la familia y comer de pic-nic.
El Santo Padre hizo votos para que “la Virgen María, testigo silencioso de la muerte y la resurrección de su Hijo Jesús, nos ayude a ser signos claros de Cristo resucitado entre las pruebas del mundo, para que cuantos están en tribulación y en dificultades no sigan siendo víctimas del pesimismo, de la resignación, sino que encuentren en nosotros muchos hermanos y hermanas que ofrecen su sostenimiento y consuelo”.
“Que nuestra Madre nos ayude a creer fuertemente en la resurrección de Jesús, admirable misterio de salvación, y en su capacidad de transformar los corazones y la vida.”
El Papa también pidió la intercesión de la Madre de Dios para que “interceda de modo particular por las comunidades cristianas que están llamadas hoy en nuestro mundo a un testimonio más difícil y valiente”.
“A cada uno de ustedes les auguro que pasen en la serenidad estos días de la Octava de Pascua, en la que se prolonga la alegría de la resurrección de Cristo”, dijo luego.
Finalmente exhortó a tomar “cada buena ocasión para ser testimonio de la paz del Señor resucitado. ¡Buena y Santa Pascua a todos! Por favor, no se olviden de rezar por mí”.
Las tres Marías en el Sepulcro / Pintura de Peter von Cornelius (1783–1867)
¿QUÉ SE CELEBRA EL LUNES DE PASCUA?
EL LUNES DE PASCUA ES EL PRIMER DÍA DE LA OCTAVA PASCUA, QUE ES LA SEMANA QUE SUCEDE AL DOMINGO DE RESURRECCIÓN.
Es el comienzo del Tiempo Pascual.
El lunes de Pascua es el primer día de la octava Pascua, que es la semana que sucede al Domingo de Resurrección.
Es el comienzo del Tiempo Pascual, un periodo de 50 días en los que se conmemora la muerte y resurrección de Cristo y el tiempo que pasó después con los apóstoles.
El Tiempo Pascual concluye con el domingo de Pentecostés.
En Italia y en muchos otros lugares hoy es festivo. Aquí lo llaman "el lunes del ángel" porque el evangelio de hoy habla del ángel que anuncia la resurrección a las mujeres. También es llamado día de "Pascueta" (en italiano se escribe "Pasquetta"). Es normal hacer una excursión al campo con la familia y comer de pic-nic.
La Pascua es el día en el que Cristo resucitó, y es la fiesta principal de la cristiandad. La iglesia católica la celebra el primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera, por lo que la fecha varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
Esta fecha determina, también, otras fiestas del calendario de festividades, como la Ascensión de Cristo, a los 40 días, o el domingo de Pentecostés, 10 días después de la Ascensión, día en el que se celebra la venida del Espíritu Santo a los Apóstoles.
"Mona" valenciana
El lunes de Pascua es el día siguiente (lunes) a la Pascua (domingo de resurrección). Es el primer día de la Octava de Pascua (popularmente conocida como semana de Pascua). En este día es habitual (en algunas partes de España) ir a comerse un dulce típico llamado "mona" y es regalado por los padrinos
¿CÓMO SE CELEBRA EL LUNES DE PASCUA?
Es costumbre en España que el Domingo de Resurrección los padrinos de bautizo regalen a sus ahijados unos dulces llamados 'Monas de Pascua'.
En el lunes de Pascua, la tradición marca que se reúna la familia y haga una salida al campo para comer estos dulces, junto con otras viandas como chuletas de cordero, paella y vino.
"Mona" catalana
EL LUNES DEL ÁNGEL - LUNEDÌ DELL'ANGELO. Primer Lunes de Pascua. AMPLIACIÓN DEL TEMA.
Esta fiesta civil, con un trasfondo religioso, fue instaurada en Italia después de la Gran guerra o primera Guerra mundial. Por: Cándido Casal | Fuente: origenescristianos.es
Lunes de Pascua |
Huevos de Pascua en la República Checa |
Tipo de celebración | religioso |
fecha | Lunes después de Pascua |
religión | cristianismo |
Tema de la celebración | Ángel reunión con las mujeres en la tumba de Jesús |
Partes relacionadas | Pascua |
tradiciones | Días fuera una barbacoa con los amigos |
otros nombres | Lunes de Pascua , Domingo de Pascua, Lunes de Pascua |
"El lunes del ángel"
El lunes de la octava de Pascua es fiesta en la mayoría de países europeos y en algunas comunidades españolas.
Esta costumbre tiene sus orígenes en el hecho de que entre los siglos IX al XIII en la mayor parte de los lugares se oía Misa y se abstenían de trabajos serviles durante toda la semana de Pascua; más tarde esta norma se limitó a dos días (lunes y martes) y
desde finales del siglo XVIII, quedo reducida al lunes solamente.
El Ángel de la Resurrección en la Catedral de San Finbar ( #Cork ).
En algunos países como los Estados Unidos y actualmente en España en algunas comunidades, incluso el lunes no es fiesta de precepto.
También ocurre esto último en Italia, donde no es un día de precepto pero si un día festivo que tiene una denominación especial, se le llama el “lunedì dell’Angelo” (el lunes del Ángel) y que recibe el nombre popular de Pasquetta en casi toda Italia, con pequeñas excepciones, como los genoveses entre otros, que le dan este nombre al seis de enero.
La Iglesia celebra el llamado “Lunes del Ángel”, que recibe ese nombre porque fue precisamente un ángel quien, en el sepulcro, anunció a las mujeres que llegaron hasta allí que el Señor Jesús había resucitado.
En el evangelio de Marcos se cuenta cómo pasado el sábado Maria Magdalena, María la de Santiago y Salome compraron aromas para ungir el cuerpo de Jesús. Iban preocupadas porque no sabían quién les removería la piedra de la puerta del monumento. Cuando llegaron vieron que la piedra estaba removida. Entrando en el monumento vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca y quedaron sobrecogidas de espanto.
El Ángel les dijo “No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; no está aquí; mirad el sitio donde lo pusieron. (Cfr Mc 16, 1-8).
“Lunes del Ángel”
A pesar de que estos hechos que relatamos ocurrieron el día después de la Pascua (hebrea), que cayó en sábado en aquella ocasión, la tradición los ha trasladado al día después de nuestra Pascua.
En los países amarillas en el mundo en el día festivo el lunes de Pascua
ESTA FIESTA CIVIL, CON UN TRASFONDO RELIGIOSO, FUE INSTAURADA EN ITALIA DESPUÉS DE LA GRAN GUERRA, CON EL FIN DE PROLONGAR LA FIESTA DE LA PASCUA Y LOS ITALIANOS, APROVECHANDO LA RECIÉN LLEGADA PRIMAVERA, SUELEN OCUPAR SALIENDO AL CAMPO CON LA FAMILIA Y LOS AMIGOS.
Pero volvamos al sentido religioso de la celebración, en 1994 el recordado san Juan Pablo II, en sus palabras después del rezo de Regina Coeli el día del Ángel se preguntaba
“¿Por qué se le llama así? Me parece que es acertado ese nombre: lunes del ángel. Conviene dejar un poco de espacio a este ángel, que dijo desde lo más profundo del sepulcro: Ha resucitado.”
Estas palabras eran muy difíciles de pronunciar, de expresar, para una persona humana. También las mujeres que fueron al sepulcro lo encontraron vacío, pero no pudieron decir: Ha resucitado, sólo afirmaron que el sepulcro estaba vacío. El ángel dice más: no está aquí, ha resucitado.
Esto lo podía decir sólo un ángel, como fue también un ángel quien dijo a María: Concebirás un hijo, que será Hijo de Dios. Ninguna persona humana podía pensar en un Dios-hombre, un Dios que se hace hombre. Debía ser un ángel, enviado por el Padre, el que dijera esto a María.
A mediodía, este Lunes de la Octava de Pascua, o Lunes “del Ángel”
el Santo Padre Francisco ha rezado el Regina Coeli, es decir la oración que sustituye el ángelus en este tiempo pascual, con los miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro. Es costumbre que este día los Papas recen públicamente el Regina Coeli.
Hoy, lunes de Pascua, la Iglesia celebra el llamado “Lunes del Ángel”, que recibe ese nombre porque fue precisamente un ángel quien, en el sepulcro, anunció a las mujeres que llegaron hasta allí que el Señor Jesús había resucitado.
LUNES DE LA OCTAVA DE PASCUA: EL ANUNCIO DEL ÁNGEL, Y LA ALEGRÍA DE LA RESURRECCIÓN, VIVIDA EN LA PRIMERA IGLESIA.
Octava de Pascua. Lunes - LA ALEGRÍA DE LA RESURRECCIÓN
— La alegría verdadera tiene su origen en Cristo.
— La tristeza nace del descamino y del alejamiento de Dios. Ser personas optimistas, serenas, alegres, también en medio de la tribulación.
— Dar paz y alegría a los demás.
I. El Señor ha resucitado de entre los muertos, como lo había dicho, alegrémonos y regocijémonos todos, porque reina para siempre. ¡Aleluya!1.
Nunca falta la alegría en el transcurso del año litúrgico, porque todo él está relacionado, de un modo u otro, con la solemnidad pascual, pero es en estos días cuando este gozo se pone especialmente de manifiesto. En la Muerte y Resurrección de Cristo hemos sido rescatados del pecado, del poder del demonio y de la muerte eterna. La Pascua nos recuerda nuestro nacimiento sobrenatural en el Bautismo, donde fuimos constituidos hijos de Dios, y es figura y prenda de nuestra propia resurrección. Dios –nos dice San Pablo– nos ha dado vida por Cristo y nos ha resucitado con Él2. Cristo, que es el primogénito de los hombres, se ha convertido en ejemplo y principio de nuestra futura glorificación.
Nuestra Madre la Iglesia nos introduce en estos días en la alegría pascual a través de los textos de la liturgia: lecturas, salmos, antífonas..., en ellos pide sobre todo que esta alegría sea anticipo y prenda de nuestra felicidad eterna en el Cielo. Desde muy antiguo se suprimen en este tiempo los ayunos y otras mortificaciones corporales, como símbolo externo de esta alegría del alma y del cuerpo. «Los cincuenta días del tiempo pascual –dice San Agustín– excluyen los ayunos, pues se trata de una anticipación del banquete que nos espera allí arriba»3. Pero de nada serviría esta invitación de la liturgia si en nuestra vida no se produce un verdadero encuentro con el Señor, si no vivimos con una mayor plenitud el sentido de nuestra filiación divina.
Los Evangelistas nos han dejado constancia, en cada una de las apariciones, de cómo los Apóstoles se alegraron viendo al Señor. Su alegría surge de haber visto a Cristo, de saber que vive, de haber estado con Él.
La alegría verdadera no depende del bienestar material, de no padecer necesidad, de la ausencia de dificultades, de la salud... La alegría profunda tiene su origen en Cristo, en el amor que Dios nos tiene y en nuestra correspondencia a ese amor. Se cumple –ahora también– aquella promesa del Señor: Y Yo os daré una alegría que nadie os podrá quitar4. Nadie: ni el dolor, ni la calumnia, ni el desamparo..., ni las propias flaquezas, si volvemos con prontitud al Señor. Esta es la única condición: no separarse de Dios, no dejar que las cosas nos separen de Él; sabernos en todo momento hijos suyos.
II. Nos dice el Evangelio de la Misa: las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: Alegraos. Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies5.
La liturgia del tiempo pascual nos repite con mil textos diferentes estas mismas palabras: Alegraos, no perdáis jamás la paz y la alegría; servid al Señor con alegría6, pues no existe otra forma de servirle. «Estás pasando unos días de alborozo, henchida el alma de sol y de color. Y, cosa extraña, ¡los motivos de tu gozo son los mismos que otras veces te desanimaban!
»Es lo de siempre: todo depende del punto de mira. —“Laetetur cor quaerentium Dominum!” —cuando se busca al Señor, el corazón rebosa siempre de alegría»7.
En la Última Cena, el Señor no había ocultado a los Apóstoles las contradicciones que les esperaban; sin embargo, les prometió que la tristeza se tornaría en gozo: Así pues, también vosotros ahora os entristecéis, pero os volveré a ver y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo8. Aquellas palabras, que entonces les podrían resultar incomprensibles, se cumplen ahora acabadamente. Y poco tiempo después, los que hasta ahora han estado acobardados, saldrán del Sanedrín dichosos de haber padecido algo por su Señor9. En el amor a Dios, que es nuestro Padre, y a los demás, y en el consiguiente olvido de nosotros mismos, está el origen de esta alegría profunda del cristiano10. Y esta es lo normal para quien sigue a Cristo. El pesimismo y la tristeza deberán ser siempre algo extraño al cristiano. Algo que, si se diera, necesitaría de un remedio urgente.
El alejamiento de Dios, el descamino, es lo único que podría turbarnos y quitarnos ese don tan apreciado. Por tanto, luchemos por buscar al Señor en medio del trabajo y de todos nuestros quehaceres, mortifiquemos nuestros caprichos y egoísmos en las ocasiones que se presentan cada día. Este esfuerzo nos mantiene alerta para las cosas de Dios y para todo aquello que puede hacer la vida más amable a los demás. Esa lucha interior da al alma una peculiar juventud de espíritu. No cabe mayor juventud que la del que se sabe hijo de Dios y procura actuar en consecuencia.
Si alguna vez tuviéramos la desgracia de apartarnos de Dios, nos acordaríamos del hijo pródigo, y con la ayuda del Señor volveríamos de nuevo a Dios con el corazón arrepentido. En el Cielo habría ese día una gran fiesta, y también en nuestra alma. Esto es lo que ocurre todos los días en pequeñas cosas. Así, con muchos actos de contrición, el alma está habitualmente con paz y serenidad.
Debemos fomentar siempre la alegría y el optimismo y rechazar la tristeza, que es estéril y deja el alma a merced de muchas tentaciones. Cuando se está alegre, se es estímulo para los demás; la tristeza, en cambio, oscurece el ambiente y hace daño.
III. Estar alegres es una forma de dar gracias a Dios por los innumerables dones que nos hace; la alegría es «el primer tributo que le debemos, la manera más sencilla y sincera de demostrar que tenemos conciencia de los dones de la naturaleza y de la gracia y que los agradecemos»11. Nuestro Padre Dios está contento con nosotros cuando nos ve felices y alegres con el gozo y la dicha verdaderos.
Con nuestra alegría hacemos mucho bien a nuestro alrededor, pues esa alegría lleva a los demás a Dios. Dar alegría será con frecuencia la mejor muestra de caridad para quienes están a nuestro lado. Fijémonos en los primeros cristianos. Su vida atraía por la paz y la alegría con que realizaban las pequeñas tareas de la vida ordinaria. «Familias que vivieron de Cristo y que dieron a conocer a Cristo. Pequeñas comunidades cristianas, que fueron como centros de irradiación del mensaje evangélico. Hogares iguales a los otros hogares de aquellos tiempos, pero animados de un espíritu nuevo que contagiaba a quienes los conocían y los trataban. Esos fueron los primeros cristianos, y eso hemos de ser los cristianos de hoy: sembradores de paz y alegría, de la paz y de la alegría que Jesús nos ha traído»12. Muchas personas pueden encontrar a Dios en nuestro optimismo, en la sonrisa habitual, en una actitud cordial. Esta muestra de caridad con los demás –la de esforzarnos por alejar en todo momento el malhumor y la tristeza y remover su causa– ha de manifestarse particularmente con los más cercanos. En concreto, Dios quiere que el hogar en el que vivimos sea un hogar alegre. Nunca un lugar oscuro y triste, lleno de tensiones por la incomprensión y el egoísmo.
Una casa cristiana debe ser alegre, porque la vida sobrenatural lleva a vivir esas virtudes (generosidad, cordialidad, espíritu de servicio...), a las que tan íntimamente está unida esta alegría. Un hogar cristiano da a conocer a Cristo de modo atrayente entre las familias y en la sociedad.
Debemos procurar también llevar esta alegría serena y amable a nuestro lugar de trabajo, a la calle, a las relaciones sociales. El mundo está triste e inquieto y tiene necesidad, ante todo, del gaudium cum pace13, de la paz y de la alegría que el Señor nos ha dejado. ¡Cuántos han encontrado el camino que lleva a Dios en la conducta cordial y sonriente de un buen cristiano! La alegría es una enorme ayuda en el apostolado, porque nos lleva a presentar el mensaje de Cristo de una forma amable y positiva, como hicieron los Apóstoles después de la Resurrección. Jesucristo debía manifestar siempre su infinita alegría interior. La necesitamos también para nosotros mismos, para crecer en la propia vida interior. Santo Tomás dice expresamente que «todo el que quiere progresar en la vida espiritual necesita tener alegría»14. La tristeza nos deja sin fuerzas; es como el barro pegado a las botas del caminante que, además de mancharlo, le impide caminar.
Esta alegría interior es también el estado de ánimo necesario para el perfecto cumplimiento de nuestras obligaciones. Y «cuanto más elevadas sean estas, tanto más habrá de elevarse nuestra alegría»15. Cuanto mayor sea nuestra responsabilidad (sacerdotes, padres, superiores, maestros...), mayor también nuestra obligación de tener paz y alegría para darla a los demás, mayor la urgencia de recuperarla si se hubiera enturbiado.
Pensemos en la alegría de la Santísima Virgen. Ella está «abierta sin reservas a la alegría de la Resurrección (...). Ella recapitula todas las alegrías, vive la perfecta alegría prometida a la Iglesia: Mater plena sanctae laetitiae, y, con toda razón, sus hijos en la tierra, volviendo los ojos hacia la madre de la esperanza y madre de la gracia, la invocan como causa de su alegría: Causa nostrae laetitiae»16.
1 Antífona de entrada en la Misa. — 2 Ef 2, 6. — 3 San Agustín, Sermón 252. — 4 Jn 16, 22. — 5 Mt 28, 8-9. — 6 Sal 99, 2. — 7 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 72. — 8 Jn 16, 22. — 9 Hech 5, 40. — 10 Cfr. Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, pp. 1125-1126. — 11 P. A. Reggio, Espíritu sobrenatural y buen humor, Rialp, Madrid 1966, p. 12. — 12 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 30. — 13 Misal Romano, Preparación de la Santa Misa, Formula intentionis. — 14 Santo Tomás, Comentario a la Carta a los Filipenses, 4, 1. — 15 P. A. Reggio, o. c., p. 24. — 16 Pablo VI, Exhor. Apost. Gaudete in Domino, 9-V-1975, IV.
EN LA SOLEMNIDAD DEL LUNES DEL ÁNGEL, EL PAPA HA REZADO EL REGINA CAELI ACOGIDO POR EL AFECTO DE LOS FIELES REUNIDOS EN EL PATIO DEL PALACIO APOSTÓLICO DE CASTELGANDOLFO Y HA PROFUNDIZADO EN LA FIGURA DEL ÁNGEL MENSAJERO DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR. RECORDANDO ADEMÁS QUE EL TÍTULO DE ÁNGEL SE LE ATRIBUYE TAMBIÉN AL MISMO JESÚS, MENSAJERO POR EXCELENCIA DEL AMOR DEL PADRE. TRAS EL REZO DE LA ANTÍFONA MARIANA, QUE EN EL TIEMPO DE PASCUA SUSTITUYE AL ÁNGELUS, EL SANTO PADRE HA SALUDADO A LOS FIELES EN DISTINTAS LENGUAS Y HA RENOVADO SUS FELICITACIONES PASCUALES EN UN CLIMA PARTICULARMENTE FESTIVO. COMO JESÚS HA SIDO ANUNCIADOR DEL AMOR DE DIOS PADRE, TAMBIÉN NOSOTROS LO DEBEMOS SER DE LA CARIDAD DE CR ...
https://www.youtube.com/watch?v=rhG66_9Y0vs
Las Tres Marías en el Sepulcro (Palacio Real de Madrid, 1841). Federico Madrazo
Fuente:
https://www.aciprensa.com/noticias/por-que-la-iglesia-celebra-el-lunes-del-angel-50218/
https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-en-lunes-del-angel-la-ultima-palabra-no-es-sepulcro-ni-muerte-sino-vida-65902/
https://www.aciprensa.com/noticias/por-que-rezamos-el-regina-coeli-y-no-el-angelus-en-tiempo-pascual-66947/
http://navarra.elespanol.com/articulo/revista/celebra-lunes-pascua/20160328155339032903.html
http://es.catholic.net/op/articulos/56858/cat/1050/el-lunes-del-ngel.html
http://www.hablarcondios.org/meditaciondiaria.asp
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