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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

28 de agosto de 2018

SAN AGUSTÍN DE HIPONA DOCTOR DE LA IGLESIA. Fiesta 28 de Agosto.

Detalle de San Agustín en una vidriera por Louis Comfort Tiffany en el Lightner Museum.
SAN AGUSTÍN (354-430) nació en Tagaste (hoy Souk Ahras), en la Numidia, entonces parte de la África romana, actualmente Argelia, en el seno de una familia de pequeños propietarios terratenientes.
San Agustín
Saint Augustine by Philippe de Champaigne.jpg
Retrato de Philippe de Champaigne
Obispo y Padre Latino
Proclamado Doctor de la Iglesia el 20 de septiembre de 1295 por el papa Bonifacio VIII

Nombre
Aurelius Augustinus Hipponensis

Nacimiento
13 de noviembre de 354

Fallecimiento
28 de agosto de 430


  • 28 de agosto Occidente
  • 15 de junio Oriente
  • 5 de mayo Conversión de San Agustín vetus ordo
  • 24 de abril idem. novus ordo

Atributos
Vestiduras episcopales, libro y corazón flameante


Patronazgo
Teología
Agustín es bautizado por el obispo Ambrosio
SU PADRE, PATRICIO
Era un pagano de temperamento iracundo, mientras que su madre, Santa Mónica, ha llegado a considerarse como modelo de amor y abnegación de una madre cristiana.
San Agustín y Santa Mónica(1846), por Ary Scheffer.
SU MADRE MÓNICA
Santa Mónica soportó muchos sufrimientos por causa de su hijo Agustín, especialmente durante su juventud, pues con todo y su extraordinaria inteligencia era un muchacho arrogante y rebelde.
Bajo una higuera llorando de pena San Agustín ve reafirmada su conversión cuando escucha la voz de Dios que le dice: Toma la Ley, Toma la Ley. En segundo plano a la derecha su amigo Alipio.
Su madre, Santa Mónica, fue un modelo acabado de esposa y madre cristiana: sus virtudes ejemplares, su sufrimiento y su oración conseguirían, primero, la conversión de su marido, quien se bautizó a la hora de la muerte, y, después, la de sus hijos.
SAN AGUSTÍN DE HIPONA DOCTOR DE LA IGLESIA
SAN AGUSTÍN ES CONSIDERADO EL MÁS GRANDE DE LOS PADRES DE LA IGLESIA, UN GRAN FILÓSOFO Y TEÓLOGO; LA OBRA DE ESTE SANTO FUE FUNDAMENTAL PARA EL POSTERIOR DESARROLLO DE LA FILOSOFÍA, LA TEOLOGÍA Y EL PENSAMIENTO EN GENERAL EN OCCIDENTE.
San Agustín
SANTA MÓNICA EJERCIÓ SOBRE AGUSTÍN UNA INFLUENCIA DECISIVA
Éste nos ha dejado en sus Confesiones el mejor elogio de su madre. Sin embargo, como él mismo relata en dicha obra, la juventud de Agustín se distinguiría por una conducta de libertinaje, junto con una búsqueda incesante de la verdad.
Cicerón desenmascara a Catilina, obra de Cesare Maccari (1840-1919). Wikipedia
ESTUDIOS CURSADOS POR SAN AGUSTÍN
Cursó estudios en su ciudad natal, Tagaste, y posteriormente en Manila y Cartago. A los 17 años se procuró una concubina, con la que tuvo un hijo. La lectura del Hortensio, de Cicerón, despertó en él la vocación filosófica. Fue maniqueo puritano desde los diecinueve años hasta los veintinueve.
San Agustín
Decepcionado por el maniqueísmo, que concebía al mundo como una oposición sostenida entre los principios del bien y del mal, fue a Roma en el año 383, abrió escuela de retórica y se entregó al escepticismo académico.
Electi maniqueos, representados como escribas, con inscripción de panel enuigur. Manuscrito de Khocho,Cuenca del Tarim, (Museum für Indische Kunst, Berlín, MIK III 6368 R), pintura sobre papel, siglos VIII o IX.
Al año siguiente ganó la cátedra de Retórica de Milán. En esta ciudad acudió a escuchar los sermones de San Ambrosio, quien influyó mucho en la vida de Agustín al hacerle cambiar de opinión sobre la Iglesia católica, la fe, la exégesis y la imagen de Dios.
San Ambrosio
AmbroseOfMilan.jpg
Mosaico de la Basílica de san Ambrosio (Milán).
Pontífice y Padre Latino
Proclamado Doctor de la Iglesia el 20 de septiembre de 1295 por el papa Bonifacio VIII

Nacimiento
c. 340
TréverisImperio Romano

Fallecimiento
4 de abril397
MilánImperio Romano de Occidente

Venerado en
Iglesia católicaIglesia ortodoxa,Iglesia luterana e Iglesia anglicana.

Principal Santuario
Basílica de San AmbrosioMilán

Festividad
7 de diciembre

Atributos
Vestiduras episcopales, libro.


Patronazgo
apicultoresfabricantes de velas
Tuvo contacto con un círculo de neoplatónicos de la capital, uno de cuyos miembros le dio a leer las obras de Plotino y Porfirio, que determinaron su conversión intelectual.
San Agustín junto a Alipio y su hijo son bautizados por el obispo Ambrosio de Milan.
CONVERSIÓN DE SAN AGUSTÍN
La conversión del corazón sobrevino poco después, en septiembre de 386, de un modo inopinado.
San Agustín de Hipona en su celda (c.1480), de Sandro Botticelli
Al año siguiente, su madre, Santa Mónica, quien tanto influyera con su oración y sufrimiento en la conversión de su hijo, murió en Ostia, Italia. 
Estando San Agustín en Ostia cerca del Tiber cuando iba a volver a África, su piadosa madre Mónica muere, sacando su salterio entona las honras fúnebres, cantando y llorando a la vez.
Su fiesta se celebra el día anterior a la de su hijo, el 27 de agosto.
Santa Mónica de Hipona
8586 Milano - S. Marco - Pietro Maggi - Apparizione angelo a S. Monica -1714- - Foto Giovanni Dall'Orto - 14-Apr-2007.jpg
Angel apareciéndose a Santa Mónica (1714), por Pietro Maggi

Nacimiento
332

Fallecimiento
387

Venerada en
Iglesia católicaIglesia ortodoxa
Festividad



Patronazgo
Madres y esposas
Deseoso de ser útil a la Iglesia, Agustín volvió a su continente natal, África, y comenzó a planear una reforma de la vida cristiana. Tres años más tarde fue ordenado presbítero en Hipona para ayudar a su anciano obispo Valerio.
Agustín recibe el hábito de salvación, la confirmación de que había dejado el mundo, a continuación se pone el capuchón negro y se ciñe un cinturón de cuero, convirtiéndose en siervo de Dios.
Éste, en 396, le consagró obispo, y a su muerte el año siguiente Agustín le sucedió en la sede episcopal. Bajo su orientación la Iglesia africana, derrotada, recobró la iniciativa.
28 de agosto, Nuestro Padre san Agustín, obispo y doctor de la Iglesia
Agustín fue desarmando y desenmascarando las herejías que estaban más difundidas en la época. 
San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia
Era de constitución fuerte y sana, como lo demuestran sus actividades, trabajos, viajes y serena ancianidad; sus enfermedades se debieron a constantes excesos de fatiga, ascesis y apostolado.
En el monte Pisa en la Toscana, los monjes con deleite se entregan al estudio para escribir más libros sobre la Trinidad, retirados de la multitud.
La ilusión de su vida fue la verdad para todos los hombres. Pendiente de sus circunstancias, vivió luchando, aunque era de carácter sereno y apacible. 
San Agustín de Hipona, uno de los padres de la iglesia más activos contra el priscilianismo.
En 430, cuando los bárbaros vándalos al mando de Genserico, luego de cruzar por España al norte de África, sitiaron Hipona, San Agustín contrajo una enfermedad y murió a los 76 años de edad. Los últimos años de su vida se vieron turbados por la guerra.
San Agustín de Hipona (c. 1637), de Rubens
EL 28 DE AGOSTO DE 430, MURIÓ EN PLENO USO DE SUS FACULTADES Y DE SU ACTIVIDAD LITERARIA.Convirtió su pequeña diócesis en corazón de la cristiandad. Hoy sus restos mortales descansan en Pavía. Comúnmente es representado con traje de obispo o de monje, llevando en la mano un libro, un corazón o una iglesia.
Consagración de san Agustín / Jaume Huguet
LA ORDEN DE SAN AGUSTÍN (O.S.A)
En latín Ordo Fratum Sancti Augustini, es una orden religiosa mendicante establecida por la Iglesia Católica bajo el pontificado de Inocencio IV en el año 1244, ante la necesidad de unificar una serie de comunidades de eremitas que surgieron bajo la experiencia monástica de san Agustín y su Regla del siglo IV.
Stemma 931.gif
Escudo de la Orden de San Agustín

Nombre latino
Ordo Fratum Sancti Augustini

Siglas
O.S.A.

Gentilicio
Agustinos

Tipo
Orden mendicante

Regla de San Agustín
Hábito

     Negro

Fundador
Iglesia Católica

Fundación
Siglo IV 
Unión en 1244.

Lugar de fundación
Roma (Primera Unión)

Aprobación
1 de marzo de 1244; hace 771 años


Lema
Anima una et cor unum in Deum

Via Paolo VI, 25, 00193 Roma, Flag of Italy.svg Italia
Presencia


Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, ChileColombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Puerto Rico, EE.UU., Uruguay, Venezuela, Honduras, El Salvador, Paraguay, Alemania, Austria, Bélgica, República Checa, Reino Unido, Irlanda, Italia, Países Bajos, Malta, Polonia, Portugal, España, Ciudad del Vaticano, Algeria, Benín, Guinea, Kenia, Madagascar, Nigeria, Tanzania, Togo, Zaire, Australia, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, China, India, Japón, Corea del Sur,Filipinas.

Actividades
Trabajo pastoralmisiones, educación, trabajo intelectual, apostolado social

Fundaciones destacadas
AugustinianumBiblioteca Angelica

Personas destacadas
Gregor MendelFray Luis de LeónAndrés de UrdanetaSan Nicolás de TolentinoSanta Rita de CasiaSanto Tomás de VillanuevaEgidio Romano,Diego Francisco Padilla


Retirado al interior del desierto, hospeda a Cristo y lavando sus pies le escucha decir: Agustín yo el hijo de Dios encarnado te encomiendo mi Iglesia.
"Deseaba venir a venerar los restos mortales de san Agustín, para rendir el homenaje de toda la Iglesia católica a uno de sus "padres" más destacados, así como para manifestar mi devoción y mi gratitud personal hacia quien ha desempeñado un papel tan importante en mi vida de teólogo y pastor, pero antes aún de hombre y sacerdote". (Benedicto XVI ante la tumba de San Agustín, 21 de abril de 2007)
Benedicto XVI
Papa de la Iglesia católica
19 de abril de 2005-28 de febrero de 2013
Benedykt XVI (2010-10-17) 2.jpg
29 de junio de 1951
por Michael von Faulhaber(64 años)
Consagración episcopal
28 de mayo de 1977
por Josef Stangl (38 años)
Proclamación cardenalicia
27 de junio de 1977
por Pablo VI (38 años)
Secretario
Georg Gänswein
Alfred Xuereb
Predecesor
San Juan Pablo II
Sucesor
Francisco


OBRA ESCRITA DE SAN AGUSTÍN
La extensa obra escrita que San Agustín de Hipona nos legó sigue siendo imprescindible en la actualidad, tanto en teología como en filosofía. Por ejemplo sus Confesiones y La Ciudad de Dios. 
La profundidad de su pensamiento le valió ser considerado uno de los cuatro más importantes Doctores de la Iglesia. San Agustín de Hipona es también el santo patrono de los teólogos y de los impresores de libros.
Tumba de san Agustín en la basílica de San Pietro in Ciel d'Oro, en Pavía.
DOCTOR DE LA IGLESIA
Sus numerosas obras nos han llegado casi en su totalidad y en buen estado. En ellas trata muy diversos temas, desde los que hablan de su propia vida, como las Confesiones y los Soliloquios.
Pedro de Ribadeneyra, Las confesiones de San Agustín, 1654 traducción del latín al castellano.
Escribió varias obras de tema moral y ascético, pasando por otras de carácter exegético y muchas apologéticas —entre ellas La Ciudad de Dios— y con argumentos contra el maniqueísmo y las principales herejías de su tiempo.
San Agustín fue un escritor prolífico, que escribió más de cien títulos separados. Según lo mencionado anteriormente, San Agustín escribió su famosa autobiografía titulada Confesiones.
La vocación de San Agustín, su misión, consistió en recoger,coordinar, asimilar y transmitir dos culturas, la grecorromana y la judeocristiana. Lo realizó tan perfectamente, que se constituyó en genio de Europa. Marcó una nueva ruta al pensamiento y su influjo en la espiritualidad cristiana ha sido notable. 
San Agustín de Hipona nació en Tagaste, cerca de Hipona, en el norte de África. En su juventud estudió retórica en Cartago y luego en Roma, donde se fugó en 383. En su obra Confesiones relata los extravíos de su juventud disipada y la obstinación con la que se opuso a la herejía de los maniqueos.
TENÍA GRANDES CUALIDADES HUMANAS
Inteligencia poderosa para la síntesis y el análisis, voluntad ardiente e indomable, sensibilidad tierna y viril, vitalidad exuberante, imaginación creadora, iniciativa inagotable, estilo encantador, sentido del humor y del ridículo.
Fue el primer filósofo que adaptó una teología racional a los tres problemas radicales de la existencia
  • La verdad
  • El ser
  • El bien
Y casi el primer teólogo que confió en una filosofía crítica, frente a los dogmatismos y fideísmos ilusorios, considerando el entendimiento como revelación natural. Hombre de una sola pieza, unificó su vida, sus obras y sus intenciones en un sistema vivo y dialéctico, a veces implícito. 
Teoría y práctica son en él dos formas de una sola postura, si bien es exagerado decir que sus teorías son generalizadoras de sus experiencias. Cada tesis tiene valor desde su fundamento, pero el fundamento florece en cada tesis. Su obra podría definirse como antropología teológica, y, en este sentido, podría hablarse de un humanismo cristiano: la condición humana es su punto de partida, incluso para demostrar la existencia de Dios.
San Agustín de Hipona
La posteridad ha venerado siempre a este gran genio, y muchas ciencias humanas encuentran en su pensamiento muchas de sus bases y postulados de fondo. Se le ha reconocido el ser un pensador evolutivo, teológico y católico.
Roma. Iglesia de San Agustín. Urna con los restos del Santo
SAN AGUSTÍN NOS ENSEÑA A CONCILIAR LA FE CON EL INTELECTO
https://www.youtube.com/watch?v=5iz096YFY3s
BENEDICTO XVI HABLA DE SAN AGUSTÍN
DURANTE LOS MESES DE ENERO Y FEBRERO DEL AÑO 2008, BENEDICTO XVI DEDICÓ CINCO DE SUS CATEQUESIS DE LOS MIÉRCOLES A LA FIGURA DE SAN AGUSTÍN DE HIPONA. AL CONCLUIR LA SERIE DE SUS CINCO INTERVENCIONES EL PONTÍFICE RECONOCIÓ QUE HA SIDO EL SANTO QUE, COMO CONFESÓ, QUIZÁ HA TENIDO MÁS IMPORTANCIA «EN MI VIDA DE TEÓLOGO, DE SACERDOTE Y DE PASTOR», SAN AGUSTÍN DE HIPONA (354-430).

San Agustín de Hipona, uno de los padres de la iglesia más activos contra el priscilianismo. 
PRIMERA INTERVENCIÓN DE BENEDICTO XVI EN LA QUE PRESENTÓ LA FIGURA DE SAN AGUSTÍN La búsqueda de la verdad lleva a Cristo, explica el Papa al presentar la figura de san Agustín.
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 9 enero 2008
La búsqueda de la verdad lleva a Cristo, constató Benedicto XVI en la audiencia general de este miércoles en la que presentó la figura de san Agustín de Hipona (354-430). La intervención, dedicada al teólogo a quien consagró su tesis doctoral Joseph Ratzinger, revivió la biografía del «padre más grande de la Iglesia latina».
«Podría afirmarse», constató el Papa, 
  • «Que todos los caminos de la literatura cristiana latina llevan a Hipona»
Reconociendo que 
  • «Pocas veces una civilización ha encontrado un espíritu tan grande, capaz de acoger los valores y de exaltar su intrínseca riqueza, inventando ideas y formas de las que se alimentarían las generaciones posteriores».
San Agustín
El pontífice repasó su biografía dejándose guiar por el libro de las «Confesiones», que «constituyen precisamente por su atención a la interioridad y a la psicología un modelo único en la literatura occidental, y no sólo occidental, incluida la no religiosa».
«Esta atención por la vida espiritual, por el misterio del yo, por el misterio de Dios que se esconde en el yo, es algo extraordinario, sin precedentes, y permanece para siempre como una "cumbre" espiritual», aclaró.
San Agustín
La catequesis repasó los personajes que marcaron la vida de Agustín, su madre Mónica, su turbulenta juventud, la mujer con la que mantuvo una relación sentimental y que le dio un hijo, Adeodato, a quien amó profundamente y que falleció siendo muy joven.
«Siempre quedó fascinado por la figura de Jesucristo; es más, dice que siempre amó a Jesús, pero que se alejó cada vez más de la fe eclesial, de la práctica eclesial, como les sucede también hoy a muchos jóvenes», recordó el sucesor de Pedro.
Buscando la verdad descubrió a Cristo, pero decidió seguirle primero en la red de los maniqueos, «que se presentaban como cristianos y prometían una religión totalmente racional».

«Afirmaban que el mundo está dividido en dos principios: el bien y el mal. Y así se explicaría toda la complejidad de la historia humana», aclaró. «Y sacó una ventaja concreta para su vida: la adhesión a los maniqueos abría fáciles perspectivas de carrera. Adherir a esa religión, que contaba con muchas personalidades influyentes, le permitía seguir su relación con una mujer y continuar con su carrera».
«Con el pasar del tiempo, sin embargo, Agustín comenzó a alejarse de la fe de los maniqueos, que le decepcionaron precisamente desde el punto de vista intelectual, pues eran incapaces de resolver sus dudas, y se transfirió a Roma, y después a Milán».
Allí conoció al obispo de esa ciudad, san Ambrosio, quien le hizo descubrir con sus predicaciones «que todo el Antiguo Testamento es un camino hacia Jesucristo».
San Agustín
  • «De este modo, encontró la clave para comprender la belleza, la profundidad incluso filosófica del Antiguo Testamento y comprendió toda la unidad del misterio de Cristo en la historia, así como la síntesis entre filosofía, racionalidad y fe en el Logos, en Cristo, Verbo eterno, que se hizo carne».
«Pronto, Agustín se dio cuenta de que la literatura alegórica de la Escritura y la filosofía neoplatónica del obispo de Milán le permitían resolver las dificultades intelectuales que, cuando era más joven, en su primer contacto con los textos bíblicos, le habían parecido insuperables», explicó el Papa.
Tras convertirse al cristianismo, fundó con sus amigos en Hipona, hoy Argelia, una comunidad monástica. Tras ser ordenado sacerdote, «quería estar sólo al servicio de la verdad, no se sentía llamado a la vida pastoral, pero después comprendió que la llamada de Dios significaba ser pastor entre los demás y así ofrecer el don de la verdad a los demás». 
En el año 395, fue consagrado obispo de Hipona.
San Agustín
«Predicaba varias veces a la semana a sus fieles, ayudaba a los pobres y a los huérfanos, atendía a la formación del clero y a la organización de los monasterios femeninos y masculinos», explicó, describiendo su acción pastoral.
«Ejerció una amplia influencia en la guía de la Iglesia católica del África romana y más en general en el cristianismo de su época, afrontando tendencias religiosas y herejías tenaces y disgregadoras, como el maniqueísmo, el donatismo, y el pelagianismo, que ponían en peligro la fe cristiana en el único Dios y rico en misericordia», evocó.
SAN AGUSTÍN DE HIPONA DOCTOR DE LA IGLESIA
La narración de su muerte, antes de cumplir los 76 años, estuvo impregnada de la delicadeza del discípulo. 
«Pidió que le transcribieran con letra grande los salmos penitenciales», recordó Benedicto XVI citando la biografía que de Agustín escribió un amigo, Posidio, «y dio órdenes para que colgaran las hojas contra la pared, de manera que desde la cama en su enfermedad los podía ver y leer, y lloraba sin interrupción lágrimas calientes».
El Papa anunció que dedicará sus próximas audiencias a este santo, «a sus obras, a su mensaje y a su experiencia interior».
SEGUNDA INTERVENCIÓN DE BENEDICTO XVI EN LA QUE PRESENTÓ LA FIGURA DE SAN AGUSTÍN (2) - SAN AGUSTIN NOS ANIMA A CONFIAR EN CRISTO SIEMPRE VIVO.
“Lo siento como un hombre de hoy: un amigo, un contemporáneo que me habla, que nos habla con su fe fresca y actual"
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 16 enero 2008 (VIS)
Continuando con la catequesis sobre San Agustín, en la audiencia general de hoy, celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa habló sobre los últimos años de la vida del doctor de la Iglesia.
El Santo Padre recordó que cuatro años antes de morir, Agustín designó a su sucesor, Heraclio Obispo de Hipona, manifestando el deseo de "dedicar los últimos años de vida a un estudio más intenso de la Sagrada Escritura".
"Fueron cuatro años de una extraordinaria actividad intelectual, (...) en los que también intervino para promover la paz en las provincias africanas asediadas por las tribus bárbaras del sur. (...) 
Como él decía: 
  • "La gloria más grande es precisamente vencer a la guerra con la palabra, más que matar a los hombres con la espada, y procurar o mantener la paz con la paz y no con la guerra". 
Benedicto XVI afirmó que el asedio de Hipona por los vándalos, en el 429, supuso un sufrimiento para el santo.
San Agustín
"A pesar de que estaba viejo y cansado -continuó-, Agustín siguió en primera línea, consolándose y consolando a los demás con la oración y con la meditación sobre los misteriosos designios de la Providencia. (...) Si el mundo envejece. Cristo es siempre joven, afirmaba. E invitaba a "no rechazar rejuvenecer unido a Cristo, que te dice: No temas, tu juventud se renovará como la del águila". Por eso -continuó el Papa-, el cristiano no debe abatirse en las situaciones difíciles, sino tratar de ayudar al prójimo que se halla necesitado".


Tras poner de relieve que "la casa-monasterio de Agustín abrió sus puertas a los hermanos obispos que le pedían hospitalidad", el Santo Padre recordó que el santo doctor de la Iglesia "aprovechó el tiempo finalmente libre para dedicarse con mayor intensidad a la oración. Solía afirmar que nadie, obispo, religioso o laico, por irreprensible que pudiera parecer su conducta, puede afrontar la muerte sin una adecuada penitencia. Por eso, repetía continuamente entre lágrimas los salmos penitenciales, que tantas veces había rezado con su pueblo".
El Papa recordó que el santo Obispo de Hipona murió el 28 de agosto del 430. "Su cuerpo, en fecha incierta, fue trasladado a Cerdeña y, hacia el 725, aPavía, en la basílica de San Pietro in Ciel d'Oro, donde reposa hoy".
San Agustín
"Nosotros, lo reencontramos aún vivo en sus escritos", aseguró el Santo Padre. "Cuando leo los escritos de San Agustín no tengo la impresión de que sea un hombre muerto más o menos hace 1.600 años, sino que lo siento como un hombre de hoy: un amigo, un contemporáneo que me habla, que nos habla con su fe fresca y actual".
En los escritos del santo, añadió, "vemos la actualidad permanente de su fe, de la fe que viene de Cristo, del Verbo Eterno Encarnado, Hijo de Dios e Hijo del hombre. Y podemos ver -concluyó- que esta fe no es de ayer, aunque haya sido predicada ayer; es siempre actual, porque realmente Cristo es ayer, hoy y para siempre. El es el Camino, la Verdad y la Vida. De este modo, San Agustín nos anima a confiar en este Cristo siempre vivo y a encontrar así el camino de la vida".
San Agustín
TERCERA INTERVENCIÓN DE BENEDICTO XVI EN LA QUE PRESENTÓ LA FIGURA DE SAN AGUSTÍN (3) - La lejanía de Dios es lejanía de uno mismo, explica Benedicto XVI. Al presentar la relación entre fe y razón en san Agustín de Hipona
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 30 enero 2008
Cuando el ser humano se aleja de Dios se aleja de sí mismo, considera Benedicto XVI. Lo explicó a los cinco mil peregrinos congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano para participar en la audiencia general, en la que por tercera ocasión habló de san Agustín de Hipona, en esta ocasión, en particular sobre el tema fe y razón.
Presentó el «itinerario intelectual y espiritual» del filósofo y teólogo --al que consagró su tesis doctoral el joven Joseph Ratzinger-- como «un modelo válido también hoy en la relación entre fe y razón, tema no sólo para hombres creyentes, sino para todo hombre que busca la verdad, tema central para el equilibrio y el destino de todo ser humano».
San Agustín
«Estas dos dimensiones, fe y razón, no deben separarse ni contraponerse, sino que deben estar siempre unidas», aclaró.
Para ilustrar su propuesta, presentó las famosas dos fórmulas con las queAgustín expresó esta síntesis coherente entre fe y razón: «"cree para comprender", creer abre el camino para cruzar la puerta de la verdad; pero también y de manera inseparable, "comprende para creer", escruta la verdad para poder encontrar a Dios y creer».
«La armonía entre fe y razón significa sobre todo que Dios no está lejos--subrayó el Santo Padre--: no está lejos de nuestra razón, de nuestra vida; está cerca de todo ser humano, cerca de nuestro corazón y de nuestra razón, si realmente nos ponemos en camino.
«La presencia de Dios en el hombre es profunda y al mismo tiempo misteriosa, pero puede reconocerse y descubrirse en la propia intimidad», pues como dice el obispo de Hipona: 
  • «Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti».
«La lejanía de Dios equivale, por tanto, a la lejanía de sí mismos», reconoció Benedicto XVI, algo que san Agustín explicaba con estas palabras de sus «Confesiones»: «Tú estabas, ciertamente, delante de mí, mas yo me había apartado de mí mismo y no me encontraba».
«Esto es importante --insistió--: quien está lejos de Dios también está lejos de sí mismo, alienado de sí mismo, y sólo puede encontrarse a sí mismo si se encuentra con Dios. De este modo logra llegar a su verdadero yo, su verdadera identidad».
«Agustín encontró a Dios y durante toda su vida hizo su experiencia hasta el punto de que esta realidad --que es ante todo el encuentro con una Persona, Jesús--cambió su vida, como cambia la de cuantos, hombres y mujeres, en todo tiempo, tienen la gracia de encontrarse con él», concluyó el Papa.
San Agustín
CUARTA INTERVENCIÓN DE BENEDICTO XVI EN LA QUE PRESENTÓ LA FIGURA DE SAN AGUSTÍN (4) - San Agustín definió la «verdadera laicidad», recuerda el Papa. Diferencia entre esfera política y esfera de la fe.
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 20 febrero 2008
La «verdadera laicidad» es un concepto antiguo que ya había sido definido por san Agustín, recuerda Benedicto XVI, al aclarar la diferencia entre la esfera política y la esfera de la fe.
Joseph Ratzinger, que dedicó al teólogo y filósofo del norte de África su tesis doctoral, dedicó la cuarta de las audiencias generales a este «padre de la Iglesia que ha dejado el mayor número de obras», algunas de ellas «de importancia capital, y no sólo para la historia del cristianismo sino también para la formación de toda la cultura occidental».
San Agustín por G. B. BENVENUTI, llamado ORTOLANO(S. XVI)
Entre otras, el pontífice recordó «De civitate Dei» [La Ciudad de Dios], «obra imponente y decisiva para el desarrollo del pensamiento político occidental y para la teología cristiana de la historia, escrita entre los años 413 y 426 en 22 libros».
La ocasión de su redacción fue el saqueo de Roma por parte de los godos en el año 410.
Ante la caída de Roma, algunos paganos ponían en duda la grandeza del Dios cristiano, que parecía incapaz de defender la ciudad.
«A esta objeción, que también tocaba profundamente el corazón de los cristianos, responde san Agustín con esta grandiosa obra», «aclarando qué es lo que debían esperar de Dios y qué es lo que no podían esperar de Él, cuál es la relación entre la esfera política y la esfera de la fe, de la Iglesia».
San Agustín
«Todavía hoy este libro es una fuente para definir bien la auténtica laicidad y la competencia de la Iglesia, la gran esperanza que nos da la fe», aclaró.
Como viene explicando Benedicto XVI en su pontificado, la laicidad no significa represión de la libertad religiosa (eso sería más bien el laicismo), sino la garantía para que los creyentes de las diferentes religiones puedan ejercer sus derechos fundamentales.
Como el Papa explicó, esta obra de Agustín de Hipona se basa en una interpretación fundamental de historia, «la lucha entre dos amores: el amor propio, "hasta llegar a menospreciar a Dios" y el amor a Dios "hasta llegar al desprecio de sí mismo"»

El Papa repasó otros de los escritos que dejó el santo africano, uno de los autores más prolíficos de la historia (a su muerte se contabilizaron al menos1.300 escritos, aunque se considera que escribió entre 3.000 y 4.000 homilías). 
Como es lógico, comentó su libro más publicado, las «Confesiones», autobiografía en la que «la propia miseria a la luz de Dios se convierte en alabanza de Dios y en acción de gracias, pues Dios nos ama y nos acepta, nos transforma y nos eleva hacia sí».
«Gracias a las "Confesiones" podemos seguir, paso a paso, el camino interior de este hombre extraordinario y apasionado de Dios», aclaró el Papa.
San Agustín 
Citando al amigo y biógrafo de Agustín, el Papa concluyó explicando que el gran santo y teólogo está «siempre vivo» en sus obras.
«Está realmente vivo en sus escritos, está presente en nosotros y de este modo vemos también la permanente vitalidad de la fe por la que dio toda su vida», concluyó.
Las evocaciones de Benedicto XVI sobre san Agustín, en las que no ha dejado de confesar su admiración por este pensador, forman parte de la serie de catequesis que está ofreciendo sobre las grandes figuras de los inicios de la Iglesia.
San Agustín
QUINTA INTERVENCIÓN DE BENEDICTO XVI EN LA QUE PRESENTÓ LA FIGURA DE SAN AGUSTÍN (5) La conversión permite descubrir que Dios es amor , recuerda el Papa.
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 27 febrero 2008
La conversión permite descubrir que Dios es amor, considera Benedicto XVI. Y la experiencia de la dulzura de Dios es la necesidad de fondo que experimenta la humanidad para encontrar la esperanza, aclaró este miércoles durante la audiencia general.
En su encuentro con miles de peregrinos en el aula Pablo VI del Vaticano, el pontífice concluyó la serie de cinco intervenciones que ha dedicado al santo que, como confesó, quizá ha tenido más importancia «en mi vida de teólogo, de sacerdote y de pastor», san Agustín de Hipona (354-430).


En particular, revivió su conversión, que como explicó no fue una experiencia repentina, sino que vivió a lo largo de toda su vida.
«Convertido a Cristo, que es verdad y amor», «este grande enamorado de Dios» «se convirtió en un modelo para todo ser humano, para todos nosotros en la búsqueda de Dios», explicó el Papa.
El Santo Padre reconoció que su primera encíclica, Deus caritas est, «tiene una gran deuda, sobre todo en su primera parte, con el pensamiento de san Agustín».
Y sintetizó así la propuesta que hizo en ese primer gran documento de su pontificado: «También hoy, como en su época, la humanidad tiene necesidad de conocer y sobre todo de vivir esta realidad fundamental: Dios es amor y el encuentro con él es la única respuesta a las inquietudes del corazón humano».
Cuenta la historia que mientras Agustín paseaba un día por la playa, pensando en el misterio de la Trinidad, se encontró a un niño que había hecho un hoyo en la arena y con una concha llenaba el agujero con agua de mar. El niño corría hasta la orilla, llenaba la concha con agua de mar y depositaba el agua en el hoyo que había hecho en la arena. Viendo esto, San Agustín se detuvo y preguntó al niño por qué lo hacía, a lo que el pequeño le dijo que intentaba vaciar toda el agua del mar en el agujero en la arena. Al escucharlo, San Agustín le dijo al niño que eso era imposible, a lo que el niño respondió que si aquello era imposible hacer, más imposible aún era el tratar de decifrar el misterio de la Santísima Trinidad.
«Un corazón en el que vive la esperanza --quizá todavía oscura e inconsciente en muchos de nuestros contemporáneos--, para nosotros los cristianos abre ya hoy al futuro, hasta el punto de que san Pablo escribió que "en esperanza fuimos salvados"».
Por este motivo, añadió, «a la esperanza he querido dedicar mi segunda encíclica, Spe salvi, que también ha contraído una gran deuda con Agustíny su encuentro con Dios».
Agustín se levantó y salió al jardín. Alipio le siguió, sorprendido de sus palabras y de su conducta.
«Tenemos que purificar nuestros deseos y nuestras esperanzas para acoger la dulzura de Dios», dijo el Papa a los fieles, recogiendo una de las ideas centrales de Agustín de Hipona.
«Sólo ésta nos salva, abriéndonos además a los demás», aclaró.
Por este motivo, concluyó invitando a los cristianos a seguir «el ejemplo de este gran convertido, encontrando como él en todo momento de nuestra vida al Señor Jesús, el único que nos salva, que nos purifica y nos da la verdadera alegría, la verdadera vida».
San Agustín
PRACTICAR LA FE
“Dichosos nosotros si llevamos a la práctica lo que escuchamos”, dice San Agustín
Con frecuencia se oye decir: “Creo pero no practico”. Si se pregunta por el significado concreto de estas palabras, el encuestado responderá que acepta la existencia de un ser transcendente, incluso de un Dios personal; pero que no reza –al menos como entiende que la Iglesia prescribe–, no va a Misa, no se confiesa, etc. Y así se ha extendido esa expresión, que tiene su sentido a la vez que encierra una contradicción, no percibida por el que la sostiene.

Y es que “practicar” la fe cristiana supone ciertamente la oración y los sacramentos, pero no sólo eso. Practicar la fe abarca el amor a Dios y el amor al prójimo, dar culto a Dios y servir a los demás con la caridad y la justicia.

En uno de sus sermones exhorta San Agustín: “Dichosos nosotros si llevamos a la práctica lo que escuchamos (en la iglesia)…Porque cuando escuchamos es como si sembráramos una semilla, y cuando ponemos en práctica lo que hemos oído es como si esta semilla fructificara” (Sermón 23A). Y añade que la vida cristiana, como la de Jesús, se fundamenta en dos actitudes: la humildad y la acción de gracias.

La humildad lleva, en efecto, a morir a uno mismo para dar la vida a otros. Y la acción de gracias (eso significa Eucaristía) se ofrece a Dios Padre como culto, a la vez que se traduce en servicio por el bien de todos: damos gracias a Dios que nos ha salvado y manifestamos nuestro agradecimiento preocupándonos, con hechos, por los demás.

“Vivamos, por tanto, dignamente –concluye San Agustín–, ayudados por la gracia que hemos recibido y no hagamos injuria a la grandeza del don que nos ha sido dado”.

En definitiva, practicar la fe es ese “vivir dignamente, ayudados por la gracia”. Por tanto, no practica quien no vive los sacramentos, y tampoco practica quien no se preocupa por las necesidades materiales y espirituales de los demás.

“Practicar la fe” es amar a Dios sobre todas las cosas, muriendo al egoísmo y al pecado (la búsqueda del bienestar o del poder a toda costa; ponerse a uno mismo en el centro, ocupando el lugar de Dios). Y al mismo tiempo –con y como Cristo– traducir ese amor en el amor al prójimo. Y esto, en concreto, comenzando por los que nos rodean, en el ambiente de trabajo, en la familia, en las relaciones sociales y culturales.

De esta manera “la práctica de la fe” es, sencillamente, la vida cristiana bien “vivida”, tal y como la pueden y deben ejercitar la mayor parte de las personas, en medio de la calle. La fe lleva a la oración y a los sacramentos, y “fructifica” en el trabajo por el bien material y espiritual de todos, especialmente de los más necesitados.

Sólo así se comprueba que la fe es luz –que asume también la razón– y fuerza que sostiene al cristiano, tanto en las situaciones más comunes como en las más difíciles y extraordinarias de su vida.

Un ejemplo de ello se ve en la película “Prueba de fuego” (Fireproof, A. Kendrick, 2008). Queda claro que la oración y el sacrificio unidos a Cristo son eficaces ante las crisis. Esto es verdad sobre todo cuando la existencia gira en torno a la Eucaristía.

La fe no es un conjunto de teorías, ni tampoco un manojo de sentimientos ni un código de reglas, sino una Vida y un amor, que Dios nos ha entregado en Cristo por la gracia del Espíritu Santo, para que nosotros nos entreguemos por el bien de los demás. Según el apóstol Santiago, la fe sin obras es una “fe muerta”. Practicar la fe es “vivir la fe” y “vivir de fe”. Según Benedicto XVI, la fe lleva a ponerse al servicio del mundo, con el amor y la verdad (cf. encíclica Caritas in veritate, n. 11)
Ramiro Pellitero,
Profesor de Teología pastoral, Universidad de Navarra
San Agustín
Fuente:
http://santoral-virtual.blogspot.com.ar/2012/08/28-de-agosto-dia-de-san-agustin.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+SantoralVirtual+(Santoral+Virtual)
http://www.primeroscristianos.com/index.php/quien-era/item/925-san-agustin-obispo-de-hipona/925-san-agustin-obispo-de-hipona
http://www.primeroscristianos.com/index.php/noticias/item/1331-san-agustin-visto-y-explicado-por-benedicto-xvi

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