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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

15 de diciembre de 2015

POR QUÉ EN LA MISA NO SE DICE AMÉN AL FINAL DEL PADRENUESTRO? LO CORRECTO ES ACABAR LAS ORACIONES CON EL AMÉN, ¿POR QUÉ AQUÍ NO?

LA PALABRA AMÉN
Es uno de los vocablos más utilizados por los cristianos, es difícilmente traducible en su sentido más profundo (por eso se mantiene en hebreo, el idioma original) y se utiliza siempre en relación con Dios. Pronunciar esta palabra es proclamar:
.  Que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con el objetivo de ratificar una proposición o unirse a ella o a una oración.
Por eso, expresado en forma grupal en el ámbito de un servicio divino u oficio religioso, también significa ‘estar de acuerdo’ con lo expresado. 
La palabra Amén se utiliza siempre para concluir las oraciones. Sin embargo, la oración por excelencia, el Padrenuestro, se concluye siempre con el Amén excepto precisamente cuando se dice durante la Misa.
Hay que señalar que el Padrenuestro es la única oración de la Iglesia que está de por sí integrada en la liturgia de la Misa.
Adoración ante el trono de Dios. Del Apocalipsis de Bamberg (folio 10, verso), obra de iluminaciónencargada por Otón III, de ca. año 1000. La imagen refiere al pasaje delApocalipsis: Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono diciendo: «¡Amén! ¡Aleluya!» (Ap. 19:4).
¿CUÁL ES LA EXPLICACIÓN? 
Pues, sencillamente, no se dice “Amén” porque la oración no ha terminado aún.
Después de concluir la Asamblea diciendo “y líbranos del mal”, en lugar de decir “Amén”, el sacerdote continúa hablando solo. La liturgia llama a esto con una palabra propia, “embolismo”: es una oración que recoge y desarrolla una oración precedente.
El sacerdote desarrolla la última petición del Padrenuestro (… y líbranos del mal), y continúa diciendo:
.“líbranos Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos contra toda perturbación, mientras aguardamos la gloriosa venida de nuestro salvador, Jesucristo”.
Y el pueblo responde con una antiquísima aclamación, cuyo origen se pierde en los primeros siglos de la historia de la Iglesia:
. “Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor”.
Así que el Padrenuestro queda integrado totalmente en la liturgia eucarística, no como un añadido sino como parte fundamental de ella.
¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA “AMÉN”? - SU SIGNIFICADO ES TAN CONCRETO, TAN ESPECIAL, QUE NO TIENE CORRESPONDENCIA EN OTROS IDIOMAS
Amén es una palabra cuyo uso en lengua hebrea es muy antiguo. Desde el punto de vista etimológico, “amén” es una palabra hebrea que deriva del verbo hebreo “aman”, que se usa para reforzar o confirmar algo pues, básicamente, significa: ‘Que conste’ o ‘en verdad’.
Esta palabra no tiene equivalencia en las lenguas occidentales por esto su significado más que traducirse debe asimilarse como respuesta a algo firme, estable o inconmovible. Es por esto que la tradición judeocristiana ha mantenido inalterada esta palabra sin traducirla, dado que cualquier traducción empobrece el sentido original de la palabra, que se usa en relación a lo sagrado pues, en sentido estricto, sólo se puede decir amén en referencia a Dios.
Es claro pues que ésta palabra es un vocablo de origen semita y con el tiempo su uso fue extendido al cristianismo; por esto el término «amén» es muy utilizado en la Biblia. El término ‘amén’ se usa para confirmar algo: ‘así es’, o para afirmar que algo tiene que ser: ‘así sea’. Esta palabra es una de las aclamaciones litúrgicas más frecuentes pues se utiliza generalmente como fórmula para concluir las oraciones.
Pronunciar esta palabra es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con el objetivo de ratificar una proposición o unirse a ella o a una oración. Por eso, expresado en forma grupal en el ámbito de un servicio divino u oficio religioso, también significa ‘estar de acuerdo’ con lo expresado.
La palabra Amén es una expresión que Jesús utiliza en los evangelios para iniciar un discurso dándole una connotación de solidez y contundencia por esto Él decía: ‘en verdad, en verdad os digo’.
Amén es una palabra aramea, de la lengua que hablaba Jesús, y significa la fuerza, la firmeza, la solidez, la estabilidad, la duración, la credibilidad, la fidelidad, la seguridad total… Y suele traducirse como “ASÍ SEA”.
En los tiempos de la Biblia cuando se hablaba en arameo si un hombre decía ”Amén” quería decir que hablaba con seriedad. Era casi un juramento.
Desde niños se nos ha enseñado que cuando terminemos una oración digamos Amén, al hacerlo le estamos pidiendo a Dios que lo que dice e implica esa oración se haga realidad en cada aspecto de nuestra vida.
Pero no es tan simple, debemos estar conscientes de lo que estamos diciendo cuando la repetimos tanto. Decir Amén implica un gran compromiso, es hacer una profesión de fe, es decirle a Dios que sí, que estamos de acuerdo con todo lo que Él nos dice, es repetirle una y otra vez que le vamos a ser fieles, es asegurar nuestra esperanza.
Es triste que al momento de orar es como si estuviéramos conversando con alguien y al terminar ya no es necesario seguir con esa conversación, porque ya dijimos amén.
Recuerda que no es necesario estar en la iglesia de rodillas para conversar con el Señor, podemos hacerlo durante el día en nuestras tareas diarias. El Amén es solamente el “así sea” y no el despedir o dejar de hacer lo que estaba haciendo, sobre todo cuando oramos.
“En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su «sí» en Jesús, de manera que por él decimos «Amén» a Dios, para gloria suya.” (2Cor 1,20)
- A ti que lees ésta pequeña reflexión: “Dios te bendiga”, creo que responderás con ”Amén”.
Fuente:
http://es.aleteia.org/2015/12/14/por-que-en-la-misa-no-se-dice-amen-al-final-del-padrenuestro/
http://es.aleteia.org/2015/10/16/que-significa-la-palabra-amen/
https://gloria.tv/media/R8bzPtPCXRE

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