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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".
“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.
Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.
12 de julio de 2019
SANTOS CELIA GUÉRIN Y LUIS MARTIN. PADRES DE SANTA TERESITA DE LISIEUX. Fiesta 12 de Julio
María Celia Guérin y Luis Martin Padres de Santa Teresita de Lisieux
Martirologio Romano:En Burdeos, Francia, beatos Celia Guérin y Luis Martin, matrimonio cristiano, fallecidos respectivamente el 28 de agosto de 1877 y el 29 de julio de 1894.
Fecha de canonización: 18 de octubre de 2015 por S. S. Francisco
https://www.youtube.com/watch?v=M-5PUgeUHLY
Carmelitas de Serra, “ilusionadísimas de estar con Carmen en el Vaticano”
Por su lado, las dos Carmelitas de Serra que han viajado a Roma para asistir a la ceremonia de canonización, la superiora Asunción Marco y Rafaela Montesinos, han explicado que “toda la comunidad está preparando el viaje”, por el que se sienten “ilusionadísimas de poder estar con Carmen en el Vaticano”, y han recordado “con emoción” que la noche que el padre acudió a ellas “quería rezar a santa Teresa porque la niña había nacido el mismo día de su festividad”.
Las Carmelitas de Serra, que se consideran “sólo el cauce porque el milagro se ha debido a la fe de los padres”, han explicado al periódico PARAULA que, desde su aprobación, “muchas familias han venido a pedirnos que recemos por ellos, sobre todo por niños, y nos conocen en todo el mundo, incluso en Japón, gracias a un vídeo sobre el milagro realizado por el Servicio Audiovisual Diocesano del Arzobispado de Valencia”.
María Celia Guérin y Luis Martin Padres de Santa Teresita de Lisieux
El milagro que elevará a los altares a Louis Martin (nacido en Burdeos, Francia, el 22 de agosto de 1823 y muerto en Arnières el 29 de julio de 1894) y a Maria Zelie Guérin (nacida en San Saint-Denis-Sarthon el 23 de diciembre de 1831 y fallecida en Alençon el 28 de agosto de 1877) tiene como protagonista a Carmen, una niña que nació en Valencia (España), el día de la Fiesta de Santa Teresa de Ávila, cuatro días después de que el matrimonio fuera beatificado en Francia.
Carmen, la niña española que fue curada milagrosamente por los padres de santa Teresita de Lisieux
https://www.youtube.com/watch?v=G7Mzp2IcHo0
El postulador de la causa, el religioso carmelita italiano Antonio Sangalli explica que a lo largo de la investigación «se escucharon 18 testimonios: los padres y los abuelos de Carmen, su maestra, un sacerdote, cuatro carmelitas de Serra y ocho médicos».
Religioso carmelita italiano Antonio Sangalli
Carmen tiene ahora seis años. Nació prematura el 15 de octubre de 2008 en Valencia, después de un embarazo de riesgo y «muy difícil». La primera frase que sus padres, María del Carmen y Santos, oyeron de la comadrona fue que había que esperar «lo peor».
Louis Martin y Maria Zelie Guérin (Foto: Daniel Ibáñez - ACI Prensa / Niña Carmen Pérez (Foto: Familia Pérez)
Múltiples patologías, entre ellas, una doble septicemia y una hemorragia cerebral intraventricular izquierda Grado IV (muy grave), que se complicó con problemas en el corazón y los pulmones -según el informe que presentó el postulador de la causa, el religioso carmelita italiano Antonio Sangalli, en la Congregación para las Causas de los Santos junto con toda la documentación sobre el milagro- hacían presagiar el fatal desenlace. «El bebé no respondía a los tratamientos, estaba muy grave, pese a que los médicos que la atendían en el 9 de octubre ponían todos los medios posibles», aseguran sus padres.
La historia de Carmen, una niña valenciana de siete años, estará siempre ligada a los padres de Santa Teresita de Lisieux, los beatos Louis y Zélie Martin.
Su padre, «no estaba dispuesto a perder la esperanza» y, dado que la niña había nacido el día de Santa Teresa de Jesús,decidió encomendarse a la santa. Para ello, buscó en internet la iglesia más próxima dedicada a la santa de Ávila y así es como encontró el monasterio de San José y Santa Teresa de las carmelitas descalzas, en la localidad valenciana de Serra.
Maria Celia Guérin y Luis Martin Padres de Santa Teresita de Lisieux
Precisamente, fueron las carmelitas las que le recomendaron que elevaran su plegaria al matrimonio Louis Martin y Zélie Guerin, que había sido beatificado la misma semana del nacimiento de la niña (19 de octubre de 2008) y eran los padres de Santa Teresita de Lisieux, carmelita canonizada en 1925 y proclamada Doctora de la Iglesia en 1997.
Familia, amigos y las propias carmelitas comenzaron una cadena de plegarias por la niña que, a partir de ese momento experimentó un «restablecimiento asombroso y sin explicación médica alguna», pese a la insistencia de las secuelas futuras que seguro tendría.
https://www.youtube.com/watch?v=Qq3bxOhJKnM
Hoy, Carmen«es una niña totalmente normal, muy cariñosa aunque cuando se enfada tiene carácter. Pero es muy buena, nos quiere a todos», explican sus padres. Tanto es así que el miércoles desfiló, con su comisión fallera, en la ofrenda a la Virgen de los Desamparados, que sirve cada año a la familia para dar gracias «de todo corazón» por este milagro.
Maria Celia Guérin y Luis Martin Padres de Santa Teresita de Lisieux
El Papa Francisco autorizaba este miércoles la promulgación, entre otros decretos, del milagro atribuido a la intercesión de los beatos cónyuges Louis Martin y Zélie Guérin, padres de Santa Teresita de Lisieux, en la curación de Carmen.
https://www.youtube.com/watch?v=5T9OmGj0KAY
LOUIS MARTIN, PADRE DE TERESA
Louis Martin, padre de SANTA TERESITA DE LISIEUX a los 40 años de edad
Nació en Burdeos el 22 de agosto de 1823, segundo hijo de una familia de cinco hermanos. Su padre, militar de carrera, se encuentra por esa época en España; los primeros años de infancia de los hermanos Martin transcurren a merced de las guarniciones de su padre: Burdeos, Aviñón y Estrasburgo (Francia). Llegada su jubilación, en diciembre de 1830, el capitán Martin se establece en Alençon, en Normandía. Durante su actividad de militar había destacado por su piedad ejemplar. En una ocasión, al decirle el capellán de su regimiento que, entre la tropa, se extrañaban de que, durante la Misa, permaneciera tanto tiempo de rodillas después de la consagración, él respondió sin pestañear: . «¡Dígales que es porque creo!».
Santo Louis Martin
Tanto en el seno de su familia como con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Luis recibe una fuerte educación religiosa. Al contrario de la tradición familiar, no escoge el oficio de las armas, sino el de relojero, que casa mejor con su temperamento meditabundo y silencioso, y con su gran habilidad manual. Primeramente aprende el oficio en Rennes y, luego, en Estrasburgo.
En el umbral del otoño de 1845, Luis toma la decisión de entregarse por completo a Dios, por lo que se encamina al Hospicio de San Bernardo el Grande, en el corazón de los Alpes, donde los canónigos consagran su vida a la oración y a rescatar a los viajeros perdidos en la montaña.
«No tenía más que mirarlo para saber cómo rezan los santos». Esto decía santa Teresita del Niño Jesús de su padre, Luis Martin
Se presenta ante el prior, quien le insta a que regrese a su casa a fin de completar sus estudios de latín antes de un eventual ingreso en el noviciado. Tras una infructuosa tentativa de incorporación tardía al estudio, Luis, muy a pesar suyo, renuncia a su proyecto. Para perfeccionar su instrucción, se marcha a París, regresando e instalándose a continuación en Alençon, donde vive con sus padres. Lleva una vida tan ordenada que sus amigos dicen : «Luis es un santo».
Maria Celia Guérin y Luis Martin Padres de Santa Teresita de Lisieux
Tantas son sus ocupaciones que Luis ni siquiera piensa en el matrimonio. A su madre le preocupa, pero en la escuela de encajes, donde ella asiste a clase, se fija en una joven, hábil y de buenos modales. ¿Y si fuera la «perla» que ella desea para su hijo? Aquella joven es Maria Zelie Guérin , nacida en Gandelain, en el departamento de Orne (Normandía), el 23 de diciembre de 1831, la segunda de tres hermanos.
MARIA CELIA GUÉRIN Y SANTA TERESITA
Tanto el padre como la madre son de familia profundamente cristiana. En septiembre de 1844 se instalan en Alençon, donde las dos hermanas mayores reciben una esmerada educación en el internado de las Religiosas del Sagrado Corazón de Picpus.
Basílica Nuestra Señora de Alençon donde Luis y Celia Martín se casaron el 13 de julio de 1858, y donde se celebró el funeral de Celia Martín
Nació en Saint-Denis-sur-Sarthon4donde su padre era gendarme. Isidore Guérin, su padre, a los 39 años se había casado con Louise-Jeanne Macè, y tuvieron tres hijos: Marie-Louise, la mayor, fue monja visitandina. Marie-Azélie (Zélie) fue la segunda, e Isidore el más pequeño. En septiembre de 1844, se establecieron en Alençon, donde junto con su hermana mayor, Marie-Louise, estudian en el Pensionado (internado) de las Religiosas de los Sagrados Corazones (de Picpus, Congregación de los Sagrados Corazones)
Ella quería entrar en la vida religiosa y dedicarse a los enfermos, pero fue disuadida de ello por la superiora del Hôtel Dieu. Aprendió a tejer y trabajaba de ello, con un taller propio a los 20 años. A la edad de 35 años Luis Martin5 conoce a Celia, que tenía entonces 27. Contrajeron matrimonio tres meses después: el 13 de julio de 1858 en la iglesia de Nuestra Señora de Alençon
La Santa Maria Zelie Guérin con sus dos hermanos
Piensa en la vida religiosa, al igual que su hermana mayor, que llegará a ser sor María Dositea en la Visitación de Le Mans. Pero la superiora de las Hijas de la Caridad, a quien Celia solicita su ingreso, le responde sin titubear que no es ésa la voluntad de Dios. La joven se inclina ante tan categórica afirmación, aunque no sin tristeza. Pero un hermoso optimismo sobrenatural la hace exclamar: «Dios mío, accederé al estado de matrimonio para cumplir con tu santa voluntad. Te ruego, pues, que me concedas muchos hijos y que se consagren a ti».
Maria Zelie Guérin entra entonces en una escuela de encajes con objeto de perfeccionarse en la confección del punto de Alençon, técnica de encaje especialmente célebre. El 8 de diciembre de 1851, festividad de la Inmaculada Concepción, tiene una inspiración:
«Debes fabricar punto de Alençon». A partir de ese momento se instala por su cuenta.
Uno de los encajes realizados por la Santa Maria Zelie Guérin
Un día, al cruzarse con un joven de noble fisonomía, de semblante reservado y de dignos modales, se siente fuertemente impresionada, y una voz interior le dice: «Este es quien he elegido para ti». Pronto se entera de su identidad; se trata de Luis Martin. En poco tiempo los dos jóvenes llegan a apreciarse y a amarse, y el entendimiento es tan rápido que contraen matrimonio el 13 de julio de 1858, tres meses después de su primer encuentro.
Puente San leonardo en Alencon donde se conocieron los Santos Louis Martin y Zelie Guérin
Luis y su esposa se proponen vivir como hermano y hermana, siguiendo el ejemplo de San José y de la Virgen María. Diez meses de vida en común en total continencia hacen que sus almas se fundan en una intensa comunión espiritual, pero una prudente intervención de su confesor y el deseo de proporcionar hijos al Señor les mueven a interrumpir aquella santa experiencia.
Santos Louis Martin y Zelie Guérin. Foto: Dominio Público.
Celia escribirá más tarde a su hija Paulina: «Sentía el deseo de tener muchos hijos y educarlos para el Cielo». En menos de trece años tendrán nueve hijos, y su amor será hermoso y fecundo.
FRANCISCO PROCLAMA CUATRO NUEVOS SANTOS
https://www.youtube.com/watch?v=UKjkltqzLIQ
EN LAS ANTÍPODAS
. «Un amor que no es «hermoso», es decir, un amor que queda reducido a la satisfacción de la concupiscencia, o a un «uso» mutuo del hombre y de la mujer, hace que las personas lleguen a ser esclavas de sus debilidades» (Carta a las familias, 13).
Celine y Leonie Martin (hermanas de Teresa), con sus primas Jeanne y Marie Guerin. Tom, se metió en la imagen también, el perro de Teresa.
Desde ese punto de vista, las personas son utilizadas como si fueran cosas: la mujer puede llegar a ser un objeto de deseo para el hombre, y viceversa; los hijos, una carga para los padres; la familia, una institución molesta para la libertad de sus miembros. Nos encontramos entonces en las antípodas del verdadero amor.
De izquierda a derecha, Celine, Marie, Pauline y Léonie, las cuatro hermanas de Santa Teresita, reunidas en 1915 para testificar en el proceso sobre su hermana
. «Al buscar sólo el placer, podemos llegar a matar el amor, y a matar sus frutos, dice el Papa. Para la cultura del placer, el fruto bendito de tu seno» (Lc 1, 42) se convierte en cierto sentido en un «fruto maldito», es decir, no deseado, que se quiere suprimir mediante el aborto. Esa cultura de muerte se opone a la ley de Dios: «Respecto a la vida humana, la Ley de Dios carece de equívocos y es categórica. Dios nos ordena: No matarás (Ex 20, 13). Así pues, ningún legislador humano puede afirmar: Te está permitido matar, tienes derecho a matar, deberías matar» (Ibíd., 21).
Dibujo a carbonillo de la Santa Maria Zelie Guérin y su hija Teresa de Lisieux , hecho por Celina
«Sin embargo, añade el Papa, constatamos cómo se está desarrollando, sobre todo entre los jóvenes, una nueva conciencia por el respeto a la vida a partir de la concepción... Es un germen de esperanza para el futuro de la familia y de la humanidad» (Ibíd.). Así es; pues en el recién nacido se realiza el bien común de la familia y de la humanidad.
Los esposos Martin experimentan esa verdad al recibir a sus numerosos hijos: «No vivíamos sino para nuestros hijos; eran toda nuestra felicidad y solamente la encontrábamos en ellos», escribirá Celia. Sin embargo, su vida conyugal no está carente de pruebas. Tres de sus hijos mueren prematuramente, dos de ellos eran los varones; después fallece de repente María Helena, de cinco años y medio. Plegarias y peregrinaciones se suceden en medio de la angustia, en especial en 1873, durante la grave enfermedad de Teresa y la fiebre tifoidea de María.
En medio de los mayores desasosiegos, la confianza de Celia se ve fortificada por la demostración de fe de su esposo, en particular por su estricta observancia del descanso dominical: Luis nunca abre la tienda los domingos. Es el día del Señor, que se celebra en familia; primero con los oficios de la parroquia y luego con largos paseos; los niños disfrutan en las fiestas de Alençon, jalonadas de cabalgatas y de fuegos artificiales.
La educación de los hijos es a la vez alegre, tierna y exigente. En cuanto tienen uso de razón, Celia les enseña a ofrecer su corazón al Señor cada mañana, a aceptar con sencillez las dificultades diarias «para contentar a Jesús». Esta será la marca indeleble y la base de la «pequeña vía» que enseñará su benjamina, la futura Santa Teresita. «El hogar es así la primera escuela de vida cristiana», como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (Catecismo, 1657). Luis ayuda a su esposa en sus tareas con los niños: sale a las cuatro de la madrugada en busca de una nodriza para uno de los más pequeños, que está enfermo; acompaña a su mujer a diez kilómetros de Alençon durante una noche helada hasta la cabecera de su primer hijo, José; cuida a su hija mayor, María, cuando padece la fiebre tifoidea, a la edad de trece años, etc.
CELIA GUÉRIN Y LUIS MARTIN
EL DINAMISMO QUE DA EL AMOR
El gran dinamismo de Luis Martin no recuerda en nada a aquel «dulce soñador», como se le ha descrito a veces. Para ayudar a Celia, que se encuentra desbordada por el éxito de su empresa de encajes, abandona la relojería. El encaje se trabaja en piezas de 15 a 20 centímetros, empleándose hilos de lino de una gran calidad y de una finura extrema. Una vez ejecutado el «trazo», el «pedazo» pasa de mano en mano según el número de puntos de que se compone – existen nueve, que constituyen otras tantas especialidades.
A continuación se procede a su encajadura, una delicada labor que se consigue mediante agujas e hilos cada vez más finos. Es la propia Celia quien une de manera invisible las piezas que le traen las encajeras que trabajan a domicilio. Pero hay que buscar salidas para el producto, y Luis destaca en el aspecto comercial y hace que aumenten considerablemente los beneficios de la empresa. Sin embargo, también sabe encontrar momentos de descanso y de ir a pescar. FAMILIA de SANTA TERESITA DE LISIEUX Louis Martin
1823-1894 Celia Guerin
1831-1877 Marie (Hermana María del Sagrado Corazón)
1860-1940 Pauline (Madre Inés de Jesús)
1861-1951 Leonie (Sor Francisca Teresa)
1863-2015 Celine (Sor Genoveva de la Santa Faz)
1869-1959
Las hermanas Martin
Es hora de hablar de las hermanas (en el sentido "carnal" de la palabra) de Teresa.
Exceptuando los que murieron bebés, eran cinco (Teresa + 4 ) hermanas, Teresa es la menor.
En orden de edades (en paréntesis va la diferencia de edad con Teresa) son: María (+13), Paulina (+11), Leonia (+10), Celina (+4), Teresa.
Excepto Leonia (que entró tardíamente al convento de las clarisas), el resto entraron al mismo convento carmelita de Lisieux. De allí la foto, de 1896.
Esta otra foto es algo anterior, (abril 1895), por lo cual Celina (la última en entrar) tiene el velo blanco de las novicias (las otras son María Guerin, prima de las Martin; y María de los Angeles, maestra de novicias de Teresa).
Vamos con una mención para cada una (con el nombre que adoptaron como religiosas; y el rasgo físico con el cual yo las aprendí a distinguir... por si a alguien le sirve).
Paulina, madre Inés de Jesús ("cara de vieja", rasgos alargados, narigona). Fue la primera en entrar al Carmelo. Con capacidad de gobierno, es pronto elegida priora del convento entre 1893-1896 (y más tarde reasume, y el Papa en 1923 la confirma en forma vitalicia). Ella, madre adoptiva de Teresa en su niñez, es quien le manda Teresa escribir sus recuerdos (primera parte de "Historia de un alma"). Y a su muerte es quien queda a cargo de todo lo relacionado con su hermana...
María, sor María del Sagrado Corazón ("cara redonda"). La hermana mayor y madrina de Teresa. Es quien gobierna la casa, y cuida a Teresa durante su enfermedad (a sus diez años); entra al Carmelo cuatro años después de Paulina, uno y medio antes que Teresa (comparten el noviciado). En 1896 pide a Teresa un resumen de "su doctrina", (que será el Manuscrito B).
Leonia, sor Francisca Teresa (el patito feo). La más problemática, carácter débil y difícil. Tres intentos frustrados de vida religiosa; la cuarta, después de la muerte de Teresa, es la vencida : clarisa en la Visitación de Caén. Teresa le escribe para darle fuerzas, y se duele de sus sufrimientos y de su "falta de energía".
Celina, sor Genoveva de Santa Teresa ("cara de muchacho", expresiva). La hermana más íntima; queda cuidando al padre enfermo, viviendo con sus tíos (Guerin). Teresa le escribe desde el convento muchas cartas importantes, con exhortaciones a "aguantar" (había recibido varias propuestas de matrimonio...). Cuando muere el padre, entra al convento, y Teresa será su maestra de novicias. Poco más tarde, ella será la enfermera de Teresa en su larga agonía.
También habría que agregar a María Guerin, prima de las hermanas Martin, que entró al mismo convento un año después que Celina.
Todas las hermanas de Teresa tuvieron vida larga (no así la prima que murió de tuberculosis en 1905) y testificaron en los procesos de canonización.
Estaotra fotoes algo anterior, (abril 1895), por lo cual Celina (la última en entrar) tiene el velo blanco de las novicias (las otras son María Guerin, prima de las Martin; y María de los Angeles, maestra de novicias de Teresa).
Además, los esposos Martin forman parte de varias asociaciones piadosas: Orden Tercera de San Francisco, adoración nocturna, etc. La fuerza que necesitan la obtienen de la observancia amorosa de las prescripciones y de los consejos de la Iglesia: ayunos, abstinencias, Misa diaria y confesión frecuente.
Papa Juan Pablo II
. «La fuerza de Dios es mucho más poderosa que vuestras dificultades – escribe el Papa Juan Pablo II a las familias. La eficacia del sacramento de la Reconciliación es inmensamente mayor que el mal que actúa en el mundo... Incomparablemente mayor es, sobre todo, el poder de la Eucaristía... En este sacramento, Cristo se entrega a sí mismo como alimento y como bebida, como fuente de poder salvífico... La vida que de Él procede es para vosotros, queridos esposos, padres y familias. Recordad que instituyó la Eucaristía en un contexto familiar, en el transcurso de la Última Cena... Y las palabras que entonces pronunció conservan todo el poder y la sabiduría del sacrificio de la Cruz» (Ibíd., 18).
Casa de Luis y Celia Martin en el actual número 50 de la rue (calle) Saint-Blaise, en Alençon (Francia)
UNOS FRUTOS DURADEROS
Del manantial eucarístico, Celia obtiene una energía superior a la media de las mujeres, y su esposo una ternura superior a la media de los hombres. Luis gestiona la economía y consiente de buen grado ante las peticiones de su esposa:
«En cuanto al retiro de María en la Visitación, escribe Celia a Paulina, sabes que a papá no le gusta nada separarse de vosotras, y había dicho primero formalmente que no iría... Anoche María se estaba quejando de ello y yo le dije: «Déjalo de mi cuenta; siempre consigo lo que quiero, sin forzar demasiado; todavía falta un mes; es suficiente para convencer diez veces a tu padre».
CELIA GUÉRIN Y LUIS MARTIN
No me equivocaba, pues apenas una hora después, cuando regresó, se puso a hablar amistosamente con tu hermana (María)... «Bien, me dije, este es el momento oportuno», e hice una insinuación al respecto. «¿Así que deseas de verdad ir a ese retiro?», dijo papá a María: «Sí, papá. – ¡Pues bien, puedes ir!»... Creo que yo tenía una buena razón para que María fuera a aquel retiro. Si bien suponía un gasto, el dinero no es nada cuando se trata de la santificación de un alma; y el año pasado María regresó completamente transformada. Los frutos todavía duran, aunque ya es hora de que renueve su provisión».
Familia Martin
Los retiros espirituales producen frutos de conversión y de santificación, porque, bajo el efecto de su dinamismo, el alma, dócil a las iluminaciones y a los movimientos del Espíritu Santo, se purifica siempre más de los pecados y practica las virtudes, imitando al modelo absoluto que es Jesucristo, para conseguir una unión más íntima con él. Por eso dijo el Papa Pablo VI: «La fidelidad a los ejercicios anuales en un medio apartado asegura el progreso del alma». Entre todos los métodos de ejercicios espirituales «existe uno que obtuvo la completa y reiterada aprobación de la Sede Apostólica... el método de San Ignacio de Loyola, de quien Nos complace llamar Maestro especializado en ejercicios espirituales» (Pío XI, Encíclica Mens Nostra).
Luis Martin, relojero, y Celia Guérin, dueña de un pequeño taller de encajes, se casaron a medianoche en la iglesia de Notre-Dame de Alençon el 13 de julio de 1858. Él está a punto de cumplir 35 años, ella 27. Los dos, con vocación religiosa frustrada, llegan al matrimonio en edad un poco madura para aquella época. Boda a medianoche, de manera discreta, sin ruido, para más intimidad, como era costumbre cuando los esposos habían pasado de una cierta edad.
La vida profundamente cristiana de los esposos Martin se abre naturalmente a la caridad para con el prójimo: limosnas discretas a las familias necesitadas, a las que se unen sus hijas, según su edad; asistencia a los enfermos, etc. No tienen miedo de luchar justamente para reconfortar a los oprimidos. Así mismo, realizan juntos las gestiones necesarias para que un indigente pueda entrar en el hospicio, cuando éste no tiene derecho al no tener suficiente edad para ello. Son servicios que sobrepasan los límites de la parroquia y que dan testimonio de un gran espíritu misionero: espléndidas ofrendas anuales para la Propagación de la Fe, participación en la construcción de una iglesia en Canadá, etc.
Casulla bordada por Santa Teresita a partir de un vestido de su madre. Las dos rosas son sus padres, los nueve lirios son sus hijos; los capullos cerrados son los que murieron de niños
Pero la intensa felicidad familiar de los Martin no debía durar demasiado tiempo. A partir de 1865, Celia se percata de la presencia de un tumor maligno en el pecho, surgido después de una caída contra el borde de un mueble. Tanto su hermano, que es farmacéutico, como su marido no le conceden demasiada importancia; pero a finales de 1876 el mal se manifiesta y el diagnóstico es concluyente: «tumor fibroso no operable» a causa de su avanzado estado. Celia lo afronta hasta el final con toda valentía; consciente del vacío que supondrá su desaparición, le pide a su cuñada, la señora Guérin, que, después de su muerte, ayude a su marido en la educación de los más pequeños.
Muerte de la Santa Zélie Martin en presencia de su esposo e hijas
La muerte de Celia acontece el 28 de agosto de 1877. Para Luis, de 54 años de edad, supone un abatimiento, una profunda llaga que sólo se cerrará en el Cielo. Pero lo acepta todo, con un espíritu de fe ejemplar y con la convicción de que su «santa esposa» está en el Cielo. Y cumplirá con la labor que había empezado en la armonía de un amor intachable: la educación de sus cinco hijas. Para ello, escribe Teresita, «aquel corazón tierno de papá había añadido al amor que ya poseía un amor realmente maternal». La señora Guérin se ofrece para ayudar a la familia Martin, invitando a su cuñado a trasladar su hogar a Lisieux. Para aquellas pequeñas huérfanas, la farmacia de su marido será su segunda casa y la intimidad que une a ambas familias crecerá con las mismas tradiciones de sencillez, labor y rectitud. A pesar de los recuerdos y de las fieles amistades que podrían retenerlo en Alençon, Luis se decide a sacrificarlo todo y a mudarse a Lisieux.
La vida en los «Buissonnets», la nueva casa de Lisieux, resulta más austera y retirada que en Alençon. La familia mantiene pocas relaciones, y cultiva el recuerdo de la persona a la que el señor Martin sigue designando con el nombre de «vuestra santa mamá». Las más jovencitas son confiadas a las Benedictinas de Nuestra Señora del Prado. Pero Luis sabe procurarles distracciones: sesiones teatrales, viajes a Trouville, estancia en París, etc., intentando que, a través de todas las realidades de la vida, encuentren la gloria de Dios y la santificación de las almas.
El Papa Francisco declara santos a los padres de Santa Teresa de Lisieux
Su santidad personal se revela sobre todo en la ofrenda de todas sus hijas, y después de sí mismo. Celia ya preveía la vocación de las dos mayores, pues Paulina ingresaba en el Carmelo de Lisieux en octubre de 1882, y María en octubre de 1886. Al mismo tiempo, Leonina, de difícil temperamento, inicia una serie de infructuosos intentos; en primer lugar en las Clarisas, y luego en la Visitación, donde, tras dos intentos fallidos, acabará ingresando definitivamente en 1899. Teresa, la benjamina, la «pequeña reina», conseguirá vencer todos los obstáculos hasta ingresar en el Carmelo a los 15 años, en abril de 1888. Dos meses después, el 15 de junio, Celina revela a su padre que también ella siente la llamada de la vida religiosa. Ante aquel nuevo sacrificio, la reacción de Luis Martin es espléndida: «Ven, vayamos juntos ante el Santísimo a darle gracias al Señor por concederme el honor de llevarse a todas mis hijas».
Louis Martín y Zélie Guerin, padres de santa Teresa de Lisieux
A imitación del señor Martin, los padres deben acoger las vocaciones como un don de Dios, escribe el Papa Juan Pablo II: . «Vosotros, padres, dad gracias al Señor si ha llamado a la vida consagrada a alguno de vuestros hijos. ¡Debe ser considerado un gran honor – como lo ha sido siempre– que el Señor se fije en una familia y elija a alguno de sus miembros para invitarlo a seguir el camino de los consejos evangélicos! Cultivad el deseo de ofrecer al Señor a alguno de vuestros hijos para el crecimiento del amor de Dios en el mundo. ¿Qué fruto de vuestro amor conyugal podríais tener más bello que éste?» (Vita consecrata, 25 de marzo de 1996, nº 107).
Urna de las reliquias de los Santos Luis y Celia Martin, esposos. Foto: Parroquia de Santa Maxellende en Cambray.
La vocación es ante todo una iniciativa divina, pero una educación cristiana favorece la respuesta generosa a la llamada de Dios: «En el seno de la familia, los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y han de fomentar la vocación personal de cada uno y, con especial cuidado, la vocación a la vida consagrada» (Catecismo, 1656).
La niña valenciana cuya curación se atribuye a los padres de santa Teresita de Lisieux participará en su canonización
Por lo tanto, «si los padres no viven los valores evangélicos, será difícil que los jóvenes y las jóvenes puedan percibir la llamada, comprender la necesidad de los sacrificios que han de afrontar y apreciar la belleza de la meta a alcanzar. En efecto, es en la familia donde los jóvenes tienen las primeras experiencias de los valores evangélicos, del amor que se da a Dios y a los demás. También es necesario que sean educados en el uso responsable de su libertad, para estar dispuestos a vivir de las más altas realidades espirituales según su propia vocación» (Vita consecrata, ibíd.).
Papás de Santa Teresita. SANTOS CELIA GUÉRIN Y LUIS MARTIN. A la pareja se le atribuyen dos milagros: la curación de la grave enfermedad de dos niños, entre ellos una niña española de Valencia, que participaron hoy en la misa llevando las reliquias de la pareja recién canonizada.
«SOY DEMASIADO FELIZ»
Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz dará testimonio de la manera concreta en que su padre vivía el Evangelio: «Lo que más me llamaba la atención eran los progresos en la perfección que hacía papá; a imitación de San Francisco de Sales, había conseguido dominar su natural vivacidad, hasta el punto que parecía que poseía la naturaleza más dulce del mundo... Las cosas de este mundo apenas parecían rozarle, y se recuperaba con facilidad de las contrariedades de la vida».
En mayo de 1888, en el transcurso de una visita a la iglesia donde se había celebrado su boda, a Luis se le representan las etapas de su vida, y enseguida se lo cuenta sus hijas: «Hijas mías, acabo de regresar de Alençon, donde he recibido tantas gracias y consuelos en la iglesia de Nuestra Señora que he hecho la siguiente plegaria: Dios mío, ¡esto es demasiado! Sí, soy demasiado feliz, no es posible ir al Cielo de este modo, quiero sufrir algo por ti. Así que me he ofrecido...». La palabra «víctima» desaparece de sus labios, no se atreve a pronunciarla, pero sus hijas lo han comprendido.
La casa de la familia en el Coberturas en Lisieux
Así pues, Dios no tarda en satisfacer a su siervo. El 23 de junio de 1888, aquejado de accesos de arteriosclerosis que le afectan en sus facultades mentales, Luis Martin desaparece de su domicilio. Tras muchas tribulaciones, lo encuentran en Le Havre el día 27. Es el principio de una lenta e inexorable degradación física. Poco tiempo después de que Teresa tomara los hábitos, momento en que se había mostrado «tan apuesto y tan digno», es víctima de una crisis de delirio que hace necesario su internamiento en el hospital del Salvador de Caen; es una situación humillante que acepta con extraordinaria fe.
Fotografía del Santo LUIS MARTIN en sus últimos años, ya enfermo
Cuando consigue expresarse repite sin cesar: «Todo sea para la mayor gloria de Dios»; o también: «Nunca había sufrido una humillación en la vida, por eso necesitaba una». En mayo de 1892, cuando ya las piernas sufren de parálisis, lo devuelven a Lisieux. «¡Adiós, hasta el Cielo!», consigue decir a sus hijas con motivo de su última visita al Carmelo. Se apagará dulcemente como consecuencia de una crisis cardíaca el 29 de julio de 1894, asistido por Celina, que había demorado su entrada en el Carmelo para dedicarse a él.
Fotografía del Santo LUIS MARTIN en sus últimos años, ya enfermo.
Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz llegará a decir: «El Señor me concedió un padre y una madre más dignos del Cielo que de la tierra». Que podamos llegar también nosotros, siguiendo su ejemplo, a la Morada eterna que la santa de Lisieux denomina «el hogar Paterno de los Cielos».
Zélie Martin, la madre de Teresa, ya en esta imagen tomada con la enfermedad que causa la muerte
BEATIFICACIÓN
La Santa Sede admitió la “inexplicable curación” de un niño nacido en 2002 con grave e incurable insuficiencia pulmonar en Monza (Italia) por intercesión del matrimonio de Martín y Celia Guérin. El niño nació el 25 de mayo del año 2002, y el 2 de junio, cuando lo bautizaron, a sus padres se les informó que su muerte era inminente.Los padres dedicaron una novena a Louis y Zelie Martin pidiendo por su hijo y en pocas semanas la condición del niño mejoró notablemente. Hace poco cumplió un año y es un niño sano sin síntomas ni signos de su prematura gravedad.
Los médicos que analizaron el caso sostienen que no hay explicación científica para justificar la curación del niño. S.S. Benedicto XVI los declararó beatos de la Iglesia el día 19 de Octubre de 2008.
Estatua que representa Thérèse al solicitar autorización para su padre para unirse a un monasterio
CANONIZACIÓN (Fuente: ACI Prensa)
La Santa Sede informó el 18 de marzo de 2015 que el Papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos promulgar el decreto que reconoce el milagro que elevará a los altares a los padres de Santa Teresita de Lisieux, Louis Martin y Maria Zelie Guérin, cuya intercesión permitió la sanación de una bebé española. El milagro atribuido a su intercesión tiene como protagonista a Carmen, una niña que nació en Valencia (España), el día de la Fiesta de Santa Teresa de Ávila, cuatro días después de que el matrimonio fuera beatificado en Francia.
Ciudad del Vaticano, 18 octubre 2015. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE CANONICACIÓN
Los santos proclamados hoy sirvieron siempre a los hermanos con humildad y caridad extraordinaria, imitando así al divino Maestro.
"Los santos esposos Luis Martin y María Azelia Guérin vivieron el servicio cristiano en la familia, construyendo cada día un ambiente lleno de fe y de amor; y en este clima brotaron las vocaciones de las hijas, entre ellas santa Teresa del Niño Jesús", dijo el PAPA Francisco.
Ciudad del Vaticano, 18 octubre 2015.
El profeta Isaías describe la figura del Siervo de Yahveh (53,10-11) y su misión de salvación. Se trata de un personaje que no ostenta una genealogía ilustre, es despreciado, evitado de todos, acostumbrado al sufrimiento. Uno del que no se conocen empresas grandiosas, ni célebres discursos, pero que cumple el plan de Dios con su presencia humilde y silenciosa y con su propio sufrimiento. Su misión, en efecto, se realiza con el sufrimiento, que le ayuda a comprender a los que sufren, a llevar el peso de las culpas de los demás y a expiarlas. La marginación y el sufrimiento del Siervo del Señor hasta la muerte, es tan fecundo que llega a rescatar y salvar a las muchedumbres.
El Papa Francisco durante la misa de canonización de los padres de Santa Teresa de Lisieux. 18 de octubre de 2015. REUTERS/Alessandro Bianchi
Jesús es el Siervo del Señor: su vida y su muerte, bajo la forma total del servicio (cf. Flp 2,7), son la fuente de nuestra salvación y de la reconciliación de la humanidad con Dios. El kerigma, corazón del Evangelio, anuncia que las profecías del Siervo del Señor se han cumplido con su muerte y resurrección.
Para la Iglesia católica los santos son cristianos modélicos que, después de morir, viven en el paraíso y, si se les reza, pueden hacer milagros pidiendo la intervención de Dios. Ludovico Martin y Maria Azelia Guérin, que vivieron en el siglo XIX en Francia tuvieron varios hijos, entre ellos santa Teresita de Lisieux, una de las santas francesas más reverenciadas, canonizada hace 90 años por el papa Pío X. Ciudad del Vaticano, 18 octubre 2015.
La narración de san Marcos describe la escena de Jesús con los discípulos Santiago y Juan, los cuales –sostenidos por su madre– querían sentarse a su derecha y a su izquierda en el reino de Dios (cf. Mc 10,37), reclamando puestos de honor, según su visión jerárquica del reino. El planteamiento con el que se mueven estaba todavía contaminado por sueños de realización terrena. Jesús entonces produce una primera «convulsión» en esas convicciones de los discípulos haciendo referencia a su camino en esta tierra: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis… pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado» (vv. 39-40).
SANTOS CELIA GUÉRIN Y LUIS MARTIN
Con la imagen del cáliz, les da la posibilidad de asociarse completamente a su destino de sufrimiento, pero sin garantizarles los puestos de honor que ambicionaban. Su respuesta es una invitación a seguirlo por la vía del amor y el servicio, rechazando la tentación mundana de querer sobresalir y mandar sobre los demás.
Los padres de la niña, “viendo el peligro 'quod mortem´, se volvieron inmediatamente a Dios y a la Virgen y, gracias a la intervención del monasterio de la Carmelitas descalzas de Serra, los padres, la familia y los amigos empezaron una novena de oración a los beatos esposos Martin”
Frente a los que luchan por alcanzar el poder y el éxito, los discípulos están llamados a hacer lo contrario. Por eso les advierte: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor» (vv. 42-43).
Con estas palabras señala que en la comunidad cristiana el modelo de autoridad es el servicio. El que sirve a los demás y vive sin honores ejerce la verdadera autoridad en la Iglesia. Jesús nos invita a cambiar de mentalidad y a pasar del afán del poder al gozo de desaparecer y servir; a erradicar el instinto de dominio sobre los demás y vivir la virtud de la humildad.
SANTOS CELIA GUÉRIN Y LUIS MARTIN
Y después de haber presentado un ejemplo de lo que hay que evitar, se ofrece a sí mismo como ideal de referencia. En la actitud del Maestro la comunidad encuentra la motivación para una nueva concepción de la vida: «Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos» (v. 45).
AFP - Las reliquias de los padres de santa Teresa de Liseux
En la tradición bíblica, el Hijo del hombre es el que recibe de Dios «poder, honor y reino» (Dn 7,14). Jesús da un nuevo sentido a esta imagen y señala que él tiene el poder en cuanto siervo, el honor en cuanto que se abaja, la autoridad real en cuanto que está disponible al don total de la vida. En efecto, con su pasión y muerte él conquista el último puesto, alcanza su mayor grandeza con el servicio, y la entrega como don a su Iglesia.
Ciudad del Vaticano, 18 octubre 2015.- El papa Francisco ofició hoy la misa de canonización de cuatro nuevos santos de la Iglesia católica, entre ellos una religiosa española, en medio de una pausa del Sínodo de la Familia que se lleva a cabo en Roma.
Hay una incompatibilidad entre el modo de concebir el poder según los criterios mundanos y el servicio humilde que debería caracterizar a la autoridad según la enseñanza y el ejemplo de Jesús. Incompatibilidad entre las ambiciones, el carrerismo y el seguimiento de Cristo; incompatibilidad entre los honores, el éxito, la fama, los triunfos terrenos y la lógica de Cristo crucificado. En cambio, sí que hay compatibilidad entre Jesús «acostumbrado a sufrir» y nuestro sufrimiento.
Carmen, la niña valenciana de siete años cuya curación milagrosa he permitido la canonización este domingo en el Vaticano del matrimonio francés Louis Guerin y Celin Martin -padres de Santa Teresita de Lisieux-, ha participado en la ceremonia acompañada por sus padres y sus cuatro abuelos, llegados todos ellos de Valencia.
Nos lo recuerda la Carta a los Hebreos, que presenta a Cristo como el sumo sacerdote que comparte totalmente nuestra condición humana, menos el pecado: «No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado» (4,15). Jesús realiza esencialmente un sacerdocio de misericordia y de compasión. Ha experimentado directamente nuestras dificultades, conoce desde dentro nuestra condición humana; el no tener pecado no le impide entender a los pecadores. Su gloria no está en la ambición o la sed de dominio, sino en el amor a los hombres, en asumir y compartir su debilidad y ofrecerles la gracia que restaura, en acompañar con ternura infinita su atormentado camino.
Retrato de Louis Martin y Maria Celia Guérin padres de Santa Teresita de Lisieux, que fueron canonizados el domingo 18 de octubre junto a dos religiosos. (EFE/GIUSEPPE LAMI)
Cada uno de nosotros, en cuanto bautizado, participa del sacerdocio de Cristo; los fieles laicos del sacerdocio común, los sacerdotes del sacerdocio ministerial. Así, todos podemos recibir la caridad que brota de su Corazón abierto, tanto por nosotros como por los demás: somos «canales» de su amor, de su compasión, especialmente con los que sufren, los que están angustiados, los que han perdido la esperanza o están solos.
Los santos proclamados hoy sirvieron siempre a los hermanos con humildad y caridad extraordinaria, imitando así al divino Maestro. San Vicente Grossi fue un párroco celoso, preocupado por las necesidades de su gente, especialmente por la fragilidad de los jóvenes. Distribuyó a todos con ardor el pan de la Palabra y fue buen samaritano para los más necesitados. Santa María de la Purísima vivió personalmente con gran humildad el servicio a los últimos, con una dedicación particular hacia los hijos de los pobres y enfermos.
Numerosas religiosas de la congregación fundada por Sor Ángela de la Cruz asistieron a la canonización de alguien a quien muchas de ellas conocieron, Sor María de la Purísima.
Los santos esposos Luis Martin y María Azelia Guérin vivieron el servicio cristiano en la familia, construyendo cada día un ambiente lleno de fe y de amor; y en este clima brotaron las vocaciones de las hijas, entre ellas santa Teresa del Niño Jesús.
El testimonio luminoso de estos nuevos santos nos estimulan a perseverar en el camino del servicio alegre a los hermanos, confiando en la ayuda de Dios y en la protección materna de María. Ahora, desde el cielo, velan sobre nosotros y nos sostienen con su poderosa intercesión.
Santa Teresa de Lisieux
Sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz en una foto original de 1896
Muchas gracias
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