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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

27 de mayo de 2014

LA VERDAD ACERCA DEL CIELO.

https://www.youtube.com/watch?v=MT2ZPzz4kA0

El Cielo es la esfera espiritual en la que la gloria de la presencia de Dios se manifiesta 
  • ¿Qué imágenes vienen a su mente cuando piensa acerca del cielo? 
  • ¿Piensa usted en un modo de vida que es excitante y satisfactorio? 
  • ¿O acaso las palabras en el epitafio de una querida alma se acercan mucho más al blanco?
No llores por mí, amigo, aunque la muerte nos separe. Voy a hacer nada por siempre jamás. {1}
  • ¿Despierta el Cielo para usted un sentido de anticipación, o evoca visiones de inactividad monótona y aburrida?
  • ¿Cómo es el Cielo realmente? 
  • ¿Es el Cielo algo que siquiera valga la pena pasar un tiempo pensando en él? 
  • ¿O deberíamos relegar los pensamientos acerca del Cielo a los rincones polvorientos de nuestra mente, a fin de no convertirnos en personas sin ningún uso terrenal?
En este artículo queremos concentrarnos en lo que dice la Biblia acerca del Cielo, y cómo estas enseñanzas deberían impactar la forma en que vivimos. 
Vamos a destacar algunas de las verdades fundacionales acerca del Cielo reveladas en las Escrituras.
Sabemos, antes que nada, que:
  • El Cielo es la esfera espiritual en la que la gloria de la presencia de Dios se manifiesta y en donde moran los ángeles de Dios y todos los creyentes que han partido de este mundo (Hebreos 12:22-24). 
"Esta vida perfecta con la Santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con Ella, con la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados se llama "el cielo" 
El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha (CIC 1024).
Los pocos atisbos del Cielo que nos dan las Escrituras revelan:
  • Una sensación penetrante de la santidad de Dios (Isaías 6; Apocalipsis 4-5) que tuvo un impacto alarmante y sobrecogedor sobre aquellos a los que se les concedieron tales visiones (Isaías 6; Daniel 7:9-28). 
Isaías, cuando vio al Señor sentado sobre Su trono, dijo, "Ay de mí... pues mis ojos han visto al Rey, Señor de los ejércitos."
    También se nos informa que es un lugar que las palabras humanas son inadecuadas para describir plenamente. 
    • Ezequiel sólo podía describir "como qué era la gloria del Cielo, o a qué se parecía"(Ezequiel 1)
    • Al describir su aparente visita al cielo, el apóstol Pablo dijo que: "oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar" (2 Corintios 12:4). 
    ¡Lo que él vio no era posible describirlo en términos humanos!
    Este misterio de comunión bienaventurada con Dios y con todos los que están en Cristo sobrepasa toda comprensión y toda representación. La Escritura nos habla de ella en imágenes: 
    • vida
    • luz
    • paz
    • banquete de bodas
    • vino del reino
    • casa del Padre
    • Jerusalén celeste
    • paraíso
    "Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman" (1 Co 2, 9) (CIC 1027). 
    ¡Con razón Pablo dice en otra parte que lo "admiraremos" cuando veamos al Señor cuando venga en gloria! (2 Tesalonicenses 1:10)
      En tercer lugar, sabemos que, aquellos que mueren en la gracia y la amistad de Dios y están perfectamente purificados, viven para siempre con Cristo (CIC 1023)
      Al ladrón en la cruz Jesús le dijo:
        • "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23:43). 
        Pablo dijo que:
        • "Estar ausentes del cuerpo (es estar) presentes al Señor" (2 Corintios 5:8), 
        y que:
        • si él fuera a partir de este mundo, él "estaría con Cristo" (Filipenses 1:23).
        Muchos se preguntan si en el Cielo todavía estaremos sujetos al tiempo. Pero no hay realmente ninguna razón para creer que no lo estaremos. Ser infinito respecto del tiempo es un atributo que sólo Dios puede poseer. 
        Sabemos que las Escrituras hablan de: 
        • "meses" en el Cielo (Apocalipsis 22:2)
        y hasta de 
        • "edades" por venir (Efesios 2:7). 
        Por cierto, también, la música que será cantada en el Cielo requiere un modo temporal de existencia.
        También parece ser que en el Cielo estaremos informados, en cierto grado, de lo que está ocurriendo en la tierra. 
        • Cuando Moisés y Elías se reunieron con el Señor en el Monte de la Transfiguración, está registrado que discutieron el próximo retorno del Señor a la gloria (Lucas 9:30-31). 
        Y durante el próximo período de tribulación se nos dice que: 
        • los santos en el Cielo estarán esperando ansiosamente la terminación de los propósitos de Dios en la tierra (Apocalipsis 6:10-11). 
        Hasta que venga Su reino, aun en el Cielo se hará la pregunta, "¿Hasta cuándo, Señor?" (como se dice que estos santos están implorando).
        • Vivir en el cielo es "estar con Cristo" (cf. Jn 14, 3; Flp 1, 23; 1 Ts 4,17). 
        • Los elegidos viven "en El", aún más, tienen allí, o mejor, encuentran allí su verdadera identidad, su propio nombre (cf. Ap 2, 17)
        • Pues la vida es estar con Cristo; donde está Cristo, allí está la vida, allí está el reino (San Ambrosio, Luc. 10,121)(CIC 10259).
        Oswald Sanders dijo: 
        • "Dios no nos dijo todo lo que nos gustaría saber, pero Él nos ha dicho todo lo que necesitamos saber" acerca del Cielo {2}.
        Dr. John Oswald Sanders (17 de octubre 24 1902-octubre de 1992) fue un director general de la Fraternidad Misionera de Ultramar (conocida entonces como de China Inland Mission ) en los años 1950 y 1960.
        Así que, miremos con más detenimiento lo que la Biblia nos dice acerca de la existencia del cielo.
        Notas:
        {1} Gilmore, John. Probing Heaven: Key Questions on the Hereafter (Investigando el Cielo: Preguntas Claves Sobre el Más Allá). Grand Rapids, Mich.: Baker Book House, 1989, p. 175.
        {2} Sanders, J. Oswald. Heaven Better By Far (El Cielo, Mejor por Mucho). Grand Rapids, Mich.: Discovery House Publishers, 1993, p. 10.
        TENDREMOS CAMBIOS ESPIRITUALES EN EL CIELO?
        Nuestra transición al cielo resultará en un cambio de nuestra naturaleza espiritual Mark Twain una vez afirmó sarcásticamente que en el Cielo, durante doce horas del día, todos cantaremos un himno una y otra vez. {3} 
        ¡Difícilmente un pensamiento atractivo! 
        La Biblia, sin embargo, pinta un cuadro muy diferente de cómo será la vida en el Cielo. 
        CONSIDERE SÓLO ALGUNAS DE LAS CARACTERÍSTICAS MÁS SIGNIFICATIVAS DEL CIELO.
        Primero
        • Sabemos que nuestra transición al cielo resultará en un cambio de nuestra naturaleza espiritual. Pablo habló de "la esperanza de la justicia" que aguardamos (Gálatas 5:5); la expectativa de ser hechos completamente justos. 
        • En Romanos capítulo 7 habló de ser liberados de la lucha interna contra el pecado que mora dentro, mediante la liberación de nuestro cuerpo mortal (Romanos 7:23-24). 
        • Juan dijo que cuando Jesús aparezca, "seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Juan 3:2). 
        • Aun ahora, se nos dice que mientras contemplamos "la gloria del Señor" estamos siendo transformados gradualmente en Su imagen (2 Corintios 3:18).
        •  Un día lo veremos "tal como Él es." ¡Y cuando lo hagamos, habrá algo en nuestra visión de Él que purificará nuestros corazones de todo pecado y nos ligará eternamente a Él! 
        Un resultado de esta transformación será el perfeccionamiento de las relaciones entre nosotros. Sobre la tierra, aun entre los más maduros entre nosotros, nuestras relaciones son estorbadas por barreras creadas por el:
        • temor
        • el orgullo
        • la envidia y la 
        • vergüenza. 
        Pero la Biblia dice que "el perfecto amor echa fuera el temor" (1 Juan 4:18).
        Cuando aprehendamos por completo el amor perfecto que Dios tiene para nosotros y seamos limpiados del pecado que mora actualmente en nosotros, las relaciones entre nosotros serán finalmente las que Dios quiso que fueran.
        Segundo
        • En el Cielo nuestra comprensión de la naturaleza de Dios será ampliada grandemente. El apóstol Pablo dice que "ahora vemos por espejo, oscuramente" pero entonces "veremos cara a cara" y "conoceremos como fuimos conocidos" (1 Corintios 13:12). 
        Estoy convencido de que será este conocimiento el que nos moverá a unirnos en forma espontánea al coro celestial para cantar himnos de alabanza al Dios Todopoderoso.
        De los pocos atisbos de la adoración celestial que se nos conceden en las Escrituras, aprendemos que nuestra alabanza de Dios:
        • Estará enfocada tanto en Quién es Él - el Dios eterno, santo y todopoderoso (cf. Isaías 6:3; Apocalipsis 4:8) 
        • Como en lo que Él ha hecho (Apocalipsis 4:11; 5:9-14). 
        Si nuestra adoración de Dios está acallada ahora, es al menos en parte porque todavía no comprendemos plenamente la grandeza de Su gloria y lo sobrecogedor de Su obra creadora y redentora.
        Pero en el Cielo obtendremos una percepción mucho más clara de la sabiduría de Dios, desplegada en las complejidades de Su creación, y de Sus propósitos maravillosos manifestados en Su obra redentora.
        Algunos se han preguntado cómo podríamos ser felices en el cielo sabiendo que algunas de las criaturas de Dios están soportando Su juicio eterno. Parece aparente, sin embargo
        • Que en el Cielo obtendremos una perspectiva mucho más clara de la justicia de Dios (cf. Apocalipsis 18:20; 19:1-4). 
        Tal vez la felicidad más perfecta del Cielo sea imposible sin algún elemento de tristeza por la pérdida eterna de aquellos que han rechazado la gracia de Dios. No hay duda, sin embargo, que muchos de los misterios de la vida y de los caminos de Dios en nuestras vidas individuales se entenderán mucho más claramente, llevándonos a unirnos en Su alabanza.
        Juan recibe el Apocalipsis de Hans Memling.
        Finalmente, hay toda razón para creer que habrá una oportunidad de crecimiento en el Cielo. . . No crecimiento hacia la perfección, sino crecimiento en la perfección. Como hombre, Jesús era por cierto perfecto. Sin embargo, las Escrituras nos dicen:
        • Que Él "crecía en sabiduría, en estatura y en favor con Dios y con los hombres." 
        Las Escrituras también nos dicen:
        • Que una de las tres virtudes que permanecerán por siempre es la esperanza (1 Corintios 13:13). 
        Y qué es la esperanza sino la expectativa de cosas cada vez mejores que están por venir. . . ¡la perspectiva de todos aquellos para quienes el Cielo es nuestro hogar eterno!
        Notas: {3} Sanders, p. 19.
        QUÉ PASARÁ CON NUESTRO CUERPO EN EL CIELO
        Si bien en muchos aspectos habrá una cierta continuidad entre nuestra vida presente y futura, muchas tareas y ocupaciones del orden actual ya no serán necesarias 
        George Bernard Shaw una vez dijo
        • "El cielo, como se concibe convencionalmente, es un lugar tan vano, tan insulso, tan inútil, tan miserable, que nadie jamás se ha aventurado a describir todo un día en el cielo, aunque bastantes personas han descrito un día en la playa" {4}. 
        La cosa interesante de la declaración de Shaw es que tenía razón. . . ¡al menos cuando se trata del Cielo "como se concibe convencionalmente!" 
        Pero la Biblia nos informa:
        • Que la vida que nos espera no es solamente "mejor" que cualquier cosa que podamos soñar aquí, o aun "mucho mejor," sino que de acuerdo con el apóstol Pablo, ¡"muchísimo mejor" (Filipenses 1:23)! 
        Ahora queremos seguir con nuestra consideración de algunas de estas cosas "muchísimo mejores" que nos esperan en el Cielo.
        Primero una vez que los propósitos de Dios para la vida en la tierra estén terminados, nuestros cuerpos físicos serán resucitados a un nuevo tipo de vida.
        • Filipenses 3:20 nos dice que el Señor Jesús mismo "transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya" (Filipenses 3:21). 
        • En 1 Corintios 15, la relación entre nuestro cuerpo mortal presente y nuestro cuerpo resucitado futuro es comparada a la que existe entre una semilla y la planta en la que se convierte cuando es sembrada en la tierra y "muere" (1 Corintios 15:35-38). 
        Cuando una planta sale de la tierra, trae a la actualidad todo el potencial que estaba metido en la semilla de la que creció. Cuando nuestros cuerpos sean transformados poseerán en actualidad todo aquello en lo que ahora sólo podemos soñar.
        • ¡Nuestros cuerpos no sólo serán libertados de la enfermedad y del envejecimiento sino que nuestras capacidades serán expandidas y transformadas inmensamente! 
        • ¡Pablo lo describe como un cuerpo que es "espiritual, honorable, imperecedero y poderoso!"
        La segunda cosa "Muchísimo mejor" que nos espera es:
        • La creación de un cielo y una tierra nueva en las que viviremos con Cristo para siempre. Jesús se refirió a esta transformación de la creación como "la regeneración" (Mateo 19:28), el mismo término utilizado para describir el nuevo nacimiento del creyente. 
        • Pablo lo describe como el tiempo en que será "libertada de la esclavitud de corrupción" (Romanos 8:21). 
        • En el Apocalipsis se nos dice que en la nueva creación no habrá más "llanto, ni clamor, ni dolor" (Apocalipsis 21:4). 
        • ¡Y en la profecía de Isaías leemos que las glorias de la nueva creación serán tan maravillosas que "de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento" (Isaías 65:17)! 
        • ¡No solamente los sufrimientos de esta vida presente se desvanecerán en comparación con la gloria del nuevo orden mundial (Romanos 8:18)
        sino que: Hasta las experiencias más maravillosas serán eclipsadas de tal forma por nuestra nueva vida que apenas sobrevivirán en nuestra memoria!
        • ¡Cuando al apóstol Juan se le dio una visión de la vida en la nueva creación fue anonadado de tal forma que se le tuvo que recordar que registrara lo que estaba viendo (Apocalipsis 21:5)
        y se le tuvo que asegurar en dos oportunidades:
        • Que lo que estaba contemplando realmente ocurriría (Apocalipsis 21:5; 22:6)!
        ¿Y cómo ocuparemos nuestro tiempo en este nuevo tipo de vida?
        Las Escrituras nos dicen que además de estar involucrados en la adoración unida de Dios
        • Serviremos (Apocalipsis 22:3) y 
        • Reinaremos con Cristo (Apocalipsis 20:6; 22:5). 
        La esfera sobre la cual reinaremos sin duda abarcará toda la creación, porque se nos dice que:
        • "Fueron creadas todas las cosas" para Cristo (Colosenses 1:16)
        y que con Él heredaremos
        • "Todas las cosas" (Apocalipsis 21:7)
        Si bien en muchos aspectos habrá una cierta continuidad entre nuestra vida presente y futura, muchas tareas y ocupaciones del orden actual ya no serán necesarias.
        ¡Las empresas en las que nos involucraremos serán totalmente creativas y productivas, y mucho más gratificantes y excitantes que cualquier cosa que conocemos en la tierra hoy!
        Notas:
        {4} Stedman, Ray C. God´s Final Word: Understanding Revelation (La Palabra Final de Dios: Entendiendo la Revelación). Grand Rapids, Mich.: Discovery House Publishers, 1991, p. 334. 
        CÓMO SERÁ LA VIDA EN EL CIELO
        PERSPECTIVA DE LO QUE SERÁ UNA RECOMPENSA CELESTIAL BASADA EN NUESTRA FIDELIDAD 
        Hasta ahora, en nuestra discusión sobre el Cielo hemos notado aspectos de nuestra experiencia celestial que serán ciertos para todos nosotros que lo convertiremos en nuestro hogar finalmente.
        Queremos concentrarnos ahora en el hecho de que hay algunas cosas del Cielo que no serán disfrutadas de la misma forma por todos.
        Jesús, en más de una ocasión, declaró que:
        • No todos los que entren en el Cielo disfrutarán de sus bendiciones en el mismo grado. 
        No que haya algún juicio o castigo para los que van al cielo.
        • "Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1). 
        Pero Jesús sí dijo que:
        • En Su reino "muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros" (cf. Mateo 19:30).
        • El apóstol Juan declaró que era posible que los creyentes entraran en la presencia de Cristo "con confianza" o "alejarse de él avergonzados" (1 Juan 2:28). 
        • Pedro escribió que era posible que entremos en el Cielo en forma triunfal o "cayendo" (2 Pedro 1:10-11). 
        • El apóstol Pablo dijo que podemos ser o "recompensados" o "sufrir pérdida"; que es posible ser "salvo, aunque así por fuego" (1 Corintios 3:13-15). 
        Tal vez el "fuego" al que se refiere aquí sea una referencia a la mirada penetrante del Cristo glorificado, cuyos ojos Juan describió como una "llama de fuego" (Apocalipsis 1:14).
        • "Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o malo" (2 Corintios 5:10). 
        La palabra para "malo" en este caso se refiere no simplemente a lo que es "malvado" sino a aquello que desde la perspectiva de Dios "no tiene valor."
        • No sólo nuestras "obras" serán evaluadas sino que también los motivos mismos de nuestro corazón (1 Corintios 4:5). 
        Las Escrituras nos dicen que la alabanza vendrá de Dios para cada creyente (1 Corintios 4:5), pero para algunos habrá más, y para otros, menos.
        ¿Cuál es la naturaleza de la recompensa que puede ser ganada o perdida? 
        Muchos pasajes hablan de nuestra recompensa celestial en términos de la responsabilidad que se nos confiará cuando reinemos con Cristo en el nuevo cielo y en la nueva tierra.
        En la parábola de Jesús de los talentos
        • Él habló de recompensar a aquellos que habían sido fieles poniéndolos "sobre mucho" en Su reino (Mateo 25:21, 23). 
        En otro lugar
        • Él habló de poner a algunos de nosotros en lugares de autoridad sobre ciudades en Su reino (Lucas 19: 17, 19). 
        • ¡Para aquellos que estuvieron al lado de Él en sus pruebas terrenales, Jesús les prometió colocarlos "en tronos juzgando a las doce tribus de Israel" en su reino futuro, además de sentarlos a su lado en su mesa (Lucas 22:28-30)! 
        • ¡No sólo serían dignos de que les sean confiadas responsabilidades mayores sino que serían capaces de disfrutar la comunión más íntima con Cristo!
        En muchos pasajes las recompensas celestiales son comparadas a las "coronas" usadas por los ganadores de las competencias atléticas. Sean literales o metafóricas, estas coronas representan distintos aspectos de nuestra recompensa celestial.
        • La "corona de vida" es prometida a aquellos que perseveran bajo las pruebas (Santiago 1:12; Apocalipsis 2:10)
        • La "corona de justicia" a aquellos que aman su venida (2 Timoteo 4:8)
        • Una "corona incorruptible" para aquellos que tiene autocontrol (1 Corintios 9:25)
        • La "corona de gozo" para aquellos que llevan a otros a Cristo (1 Tesalonicenses 2:19)
        • La "corona de gloria" para aquellos que sirven sin egoísmos como líderes espirituales            (1 Pedro 5:2-4).
        El hecho más importante acerca de nuestras recompensas celestiales es que están basadas no en nuestra posición o capacidad, sino en nuestra fidelidad. 
        Vez tras vez Jesús les dijo a sus seguidores que:
        • "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel" (Lucas 16:10; 19:17). 
        QUÉ DIFERENCIA HACE EL CIELO EN NUESTRA VIDA
        Vamos a pensar acerca de algunas de las formas en que nuestra vida en la tierra debería ser impactada por lo que creemos acerca del Cielo.
        PRIMERO
        La esperanza del Cielo transforma nuestra perspectiva acerca de las desilusiones y sufrimientos de esta vida. 
          Donald Arthur Carson (nacido el 21 de diciembre de 1946) es un canadiense de origen, Evangélico Reformada teólogo y profesor del Nuevo Testamento.
          D. A. Carson tenía razón cuando escribió:
          • "No hay nada en las Escrituras que nos alienten a pensar que siempre seremos libres de las vicisitudes que asedian a un mundo moribundo" {1}.
          Pero una cosa que puede hacer la esperanza del Cielo es ayudarnos a poner el "lado oscuro" de la vida en perspectiva. Pablo escribió:
          • "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse" (Romanos 8:18). 
          ¡La gloria venidera será inconmensurablemente mayor que la profundidad de cualquier aflicción que podemos conocer hoy!

          ¡Pero las Escrituras también nos dicen que nuestros sufrimientos presentes de hecho cumplen un papel en prepararnos para esa gloria venidera!
          Como lo expresó el apóstol:
          • "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria" (2 Corintios 4:17). 
          Las mismas cualidades y virtudes que nos equipan para el Cielo están siendo hoy urdidas en nuestra alma a través de las muchas aflicciones de nuestra vida presente. . . liberándonos de las ataduras de la auto-indulgencia, creando en nosotros un corazón compasivo para con otros, y empujándonos para que nos acerquemos cada vez más a Aquél cuya presencia disfrutaremos por la eternidad venidera.
          SEGUNDO
          La esperanza del Cielo transforma nuestra perspectiva acerca de la verdadera naturaleza del éxito. 
          Por todos lados escuchamos el mensaje de que la "buena vida" consiste en
          • la acumulación de posesiones materiales
          • la adquisición de poder 
          • disfrute del placer sensual. 
          Las Escrituras nos alientan:
          • A disfrutar de las muchas buenas cosas de la vida con las que podemos ser bendecidos (1 Timoteo 6:17); 
          pero la esperanza del Cielo debería recordarnos
          • Que este mundo y todo lo que está en él está pasando, que su gloria es sólo por un tiempo (1 Juan 2:15, 17)
          • Que realmente somos "extranjeros y peregrinos" en este mundo (1 Pedro 2:11).

          Es por eso que nos exhortan:
          • A poner nuestras mentes y corazones en el Cielo y a buscar las cosas de arriba (Colosenses 3:1, 3). 
          Dios nos está urgiendo a abandonar lo que para Él son búsquedas triviales que terminan sólo en vacío, y a que nos dediquemos a aquellas ambiciones que darán fruto que nos acompañará al próximo mundo. Cuando Jesús dijo que 
          • "busquemos primero Su reino y Su justicia"
          nos estaba alentando a hacer de estas cosas nuestra prioridad más alta en la vida.
          FINALMENTE
          La esperanza del Cielo transforma nuestra perspectiva sobre la muerte.
          Las Escrituras en ningún lugar nos enseñan que como creyentes estamos inmunes o debemos negar la realidad de la pena que puede traer la muerte.
          • ¡Pero en Cristo compartimos Su victoria sobre la muerte! ¡Nos entristecemos, pero no nos entristecemos como aquellos que no tienen esperanza (1 Tesalonicenses 4:13)
          sino más bien como aquellos que están seguros de reunirse con los seres queridos que han partido antes, de recibir un cuerpo glorioso que nunca se debilitará o se descompondrá, de entrar en una nueva vida asombrosa más allá de nuestros sueños más queridos, y de estar por siempre con el Señor!
          Al final de sus queridos "Narnia Tales" (Cuentos de Narnia), C. S. Lewis describió los eventos que ocurren al entrar los personajes de su historia al Cielo {6}: 
          • "Las cosas que empezaron a ocurrir después fueron tan grandes y hermosas que no las puedo escribir. Y para nosotros éste es el final de todas las historias, y podemos decir muy ciertamente que todos vivieron felizmente para siempre. Pero para ellos era sólo el comienzo de la verdadera historia. Toda su vida en este mundo y todas sus aventuras en Narnia sólo habían sido la tapa y la página del título: ahora por fin estaban empezando el Capítulo Uno de la Gran Historia, que nadie en la tierra ha leído; que sigue por siempre; en la que cada capítulo es mejor que el anterior." 
          Notas:
          {1} Carson, D. A. How Long, O Lord? (¿Hasta Cuándo, Oh Señor?) Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 1990, p. 250.
          Autor: Rick Rood | Fuente: mercaba.org
          Rick Rood es capellán de hospital. Se graduó de Seattle Pacific University (B. A. History) y Dallas Theological Seminary (Th. M.). Ha realizado estudios de Ph.D. en teología en D.T.S. y ha servido como pastor, ha sido un instructor de seminario y ha trabajado por varios años en un ministerio para estudiantes internacionales. 
          CÓMO SERÁ EL CIELO
          Hay un estereotipo común dado acerca del cielo: alguien sentado en una nube, tocando el arpa, pareciendo extremamente aburrido. ¿Esto es como va a ser el cielo? Es muy dudoso.
          Piénsalo. Estamos hablando de Dios. Como probablemente te has fijado, El es muy creativo. Si dudas, simplemente mira al amanecer, o trata de profundizar como el universo es retenido, o piensa de la inmensidad del espacio, o lee sobre la DNA. Si, Dios sabe una cosa o dos. Entonces, ¿qué sabemos acerca del cielo?
          La Biblia dice que, 
          • "no será mas muerte ni lamento ni dolor." Es increíble, ¿no?
          ¿No más muerte? ¿Estás diciendo que no será cáncer, SIDA, guerras, ni asesinatos? Suena bien. ¿No más lamentando? ¿Estás diciendo que no será más viudas jóvenes tratando de crear cuatro hijos, ni niños secuestrados por psicópatas, ni cruces al lado de la carretera que significa alguien murió por un conductor borracho, ni ciudades enteras muriendo por un temblor? ¿Nunca jamás? ¡Suena genial!
          ¿No será mas llorando ni dolor? Estás diciendo ¿no será mas divorcios que rompen los hogares, ni mas hijas violadas por sus papás, ni adolescentes vendiendo sus cuerpos por dinero, ni gente sintiéndose inseguros porque son demasiados altos o bajos o gordos o delgados, ni poblaciones muriendo de hambre por falta de buen gobierno, ni abuelas solas quienes sus esposos murieron veinte años antes que ellas, ni personas con talentos, echándose a perder por una adición a la heroína, ni esposos alcohólicos usando sus esposas y niños como bolsas de pagar, ni insultos o malicia solo porque alguien tiene piel de color diferente, ni palabras odiosas dichas ni oídas? Suena como un lugar genial.
          ¿Qué más encontraremos en el cielo? Solo Dios sabe seguramente. Pero es obvio que será una manera completamente nueva de vivir. Y, si el mundo corriente es un indicador, podemos esperar que la siguiente nos enseña aún más de la creatividad de Dios. Estamos hablando dimensiones diferentes de tiempo y espacio, y nuevas actividades y recreaciones de que nunca hemos soñado.
          Y este es el grano: es más allá de nuestras imaginaciones.
          ¿Piensas que tú podrías inventar la idea de crear una jirafa? ¿O un tigre? ¿O una cebra? Tal vez. Te sientes muy seguro, ¿no? ¿Qué tal las cuatros estaciones? ¿Qué tal inventar la idea de que la tierra gira en su propio eje mientras gira alrededor del sol? ¿O la idea de que la luna afecta las mareas aquí en la tierra? ¿Qué tal el ojo humano? Y ¿Qué tal el sexo? (Ya capté tu atención.) ¿Has pensado una vez si Dios tiene algo en mente en la próxima vida mejor que el sexo? Tú dices, "¡no es posible!" Pero ¿qué tal si El tiene algo así?
          El punto: Dios es creativo. Todo que tenemos que hacer es mirar alrededor de nosotros. Nuestro mundo es asombroso. Y puede ser que Dios ni ha empezado a mostrarnos que puede hacer. Es probable que no nos haya enseñado casi nada todavía. Pero podemos tener confianza en esto, lo que el cielo es, será mucho más que hemos imaginado o podríamos imaginar. Nosotros ni tenemos idea.
          Y AHORA QUE?
          Hoy estás en la universidad. Tienes entre 18 y 24 años. Y ¿qué hay con respecto al Mañana?
          Te gradúas. Consigues un trabajo. Te casas. Tienes hijos. Obtienes unos cuantos nuevos trabajos. Te compras una casa. Perfecto, ¿y ahora qué?
          Llevas a tus hijos a jugar un partido de futbol. Tratas de ser un buen padre y esposo. Ves como tus hijos van a su fiesta de graduación. Aún cuando tan sólo ayer usaban pañales. Haces y dices las mismas cosas que tus padres hicieron y dijeron, aún cuando jurabas que nunca lo harías. Tienes una o dos crisis de la edad madura. Tus hijos se gradúan de la universidad. Te conviertes en abuelo. Alguien te dice abuelito. Vives una vida tranquila, ahorrando dinero para tu jubilación. Sales a camina por la mañana. Trabajas en tu jardín. Lees el periódico. Ves la televisión. Hablas con tus hijos y nietos por teléfono. Viajas. ¿Y ahora qué?
          Entonces, un día te mueres. Si eres afortunado, vives una vida relativamente larga. 70 o 90 años. Si no mueres prematuramente de cáncer o en un accidente automovilístico. Sin embargo, a la larga mueres de todas maneras. La muerte es el Mañana que a todos nos espera, el inevitable "¿y ahora qué?" al que ninguno de nosotros puede escapar. Pero, ¿es así? ¿no hay nada más?
          Algún día sólo serás un cadáver. Serás sepultado o quemarán tu cuerpo y pondrán tus cenizas en un cofre. La gran pregunta aquí es ¿dejaré de existir después de eso? o ¿habrá aún en algún lugar un YO conciente?
          En verdad, probablemente todos nosotros esperamos que haya algo más después. Tal vez en el lugar más recóndito de nuestra mente, lo pensamos. ¿Por qué lo hacemos? ¿por qué pensar en algún tipo de vida después de ésta?
          Algunos lo llaman paraíso. Algunos, también, lo llaman cielo y otros infierno.
          Otro pensamiento que muchas personas tienes en su vida, a menudo inconcientemente, es: básicamente soy una buena persona. Por lo tanto, algún día iré al cielo.
          ¿Es así cómo funciona?
          Muchas personas piensan que son lo "suficientemente buenas" para ir al cielo. Es una suposición que nosotros hacemos. Si no hemos asaltado un banco, hemos matado a alguien o no hemos sido honestos en la declaración de nuestros impuestos, pensamos que somos precisamente el tipo de persona que Dios está buscando para llevar a su hogar. Dios mío, somos tan buenos.
          En la boletería del cielo, compramos nuestras entradas al ser, básicamente, buenas personas durante toda nuestra vida.
          Sin embargo, ¿qué pasa si ese pensamiento no es correcto? ¿Y ahora qué? Que asunto más delicado para llegar a equivocarse! Vaya error!
          Si piensas que eres lo suficientemente bueno para ir al cielo, hay dos cosas que tienes que tomar en cuenta:
          1) Si el cielo es un lugar de perfección, ¿cómo puede alguien ser lo suficientemente bueno? La mayoría de nosotros diría que tenemos un gran secreto guardado. Por lo menos uno. Algo que esperamos que nadie llegue a saber. Un error cometido en el pasado. Una mala decisión. Un momento de debilidad o estupidez del que no nos gusta acordarnos.
          Eso es lo extremo. Sin embargo, hay muchas otras cosas más en común que nosotros no queremos realmente que los demás sepan o lleguen a saber. Podría ser esas "mentiritas blancas" que decimos. O las cosas que hablamos a espaldas de los demás. O como copiamos el trabajo de otras personas. O las palabras poco amables que les decimos a las personas. O los malos pensamientos que tenemos acerca de las personas.
          Mucho más que una ocasión de la cual arrepentirse, nuestras vidas, si las examinamos con mucha detención, muestran un patrón de errores. A menudo no hacemos lo que creemos que es correcto. Además, con frecuencia hacemos los que creemos que está mal.
          Todos nosotros, incluso las personas a quienes llamaríamos esencialmente buenas, también son egoístas y se encuentran lejos de la perfección. Así es como la Biblia lo describe:
          • "Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno" Salmo 14:3.
          • "Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque" Eclesiastés 7:20.
          • "Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová en él el pecado de todos nosotros" Isaías 53:6.
          • "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Jeremías 17:9.
          • "Ninguno hay bueno, sino sólo Dios" Lucas 18:19.
          • "No hay justo ni aún uno" Romanos 3:10.
          • "Por cuanto todos pecaron, y están destituídos de la gloria de Dios" Romanos 3:23.
          • "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos" Santiago 2:10.
          Adicional a esto, Dios ve todo lo que hacemos. Esto significa que no hay forma de engañarle. Él conoce a la perfección todas las cosas buenas que no hemos hecho (y que podríamos hacer). Como también, todas las cosas malas que hemos hecho. Él incluso conoce todos nuestros pensamientos y motivaciones.
          Aquí se encuentra el segundo asunto para considerar si es que pensamos que somos "lo suficientemente buenos" para ir al cielo:

          2) ¿Es posible ser básicamente una buena persona y aún así haber rechazado a Dios? Consideren a Ralph. Él es una buena persona. Era ético en su trabajo. Él nunca robó, ni siquiera un clip. Era un fiel padre y esposo. Era un buen proveedor para sus hijos. Se sacrificaba por ellos y por su esposa (a quien nunca engañó). Incluso, durante su vida, dio dinero para obras de caridad.
          Sin embargo, Ralph, de algún modo, nunca permitió que Dios "estuviera en su vida". Ralph, sintió muchas veces el deseo de que Dios estuviera en ella. Era como si Dios estuviera golpeando a la puerta del corazón de Ralph. A pesar de esto, Ralph nunca la abrió. Él siempre tenía una excusa para no hacerlo. Irónicamente, una de las excusas más recurrentes era: He sido bueno durante toda mi vida. Entraré al cielo.
          Ralph quería ir al cielo. Todo el mundo quiere ir. Pero en verdad, Ralph no quería conocer a Dios. Además, él nunca se detuvo a analizar la enorme consecuencia de esa decisión (la decisión de dejar a Dios fuera de su vida).
          Piensen en ello. El cielo es el hogar de Dios. Si Ralph no quiso conocer a Dios durante su vida en la tierra ¿por qué querría Ralph conocer a Dios después de esta vida? En otras palabras, lo que Ralph no se dio cuenta es cuanto rechazó el cielo.
          El cielo es un lugar donde Dios está presente. Es muy probable que cada aspecto del cielo hará recordar constantemente un aspecto de Dios. Qué lugar más horrible para Ralph!
          Ralph siempre asumió que el cielo sería un lugar de comodidad insuperable. Sin embargo, el nunca consideró finalmente lo incómodo que sería para él, ya que no quiso conocer a Dios o tener una relación con él. Para Ralph, el cielo no sería el cielo, sino más bien un tipo de infierno.
          ¿Permitirías que alguien entrara a tu casa incluso si supieras que esa persona no tiene ninguna relación contigo? Si supieras que todo lo que esa persona viera le hiciera recordarte.
          Muchas personas son como Ralph. Ellos quieren ir al cielo, pero rechazan a Dios. Además, no se dan cuenta de que, en estas circunstancias, el cielo sería un lugar horrible para estar.
          Tal vez, la verdad de todo es que el cielo es para las personas que saben que no son lo suficientemente buenas para estar allí, pero quienes, a pesar de aquello, quieren únicamente estar en ese lugar porque es donde está Dios. Ellos quieren conocer, a Dios y estar allí para siempre. El premio no es el cielo, sino más bien su Principal Ocupante.
          • "No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira" Apocalipsis 21:27.
          • "Porque nada hay encubierto que no haya de ser manifestado; ni oculto que no haya de saberse" Mateo 10:26.
          • "El cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intensiones de los corazones" 1 Corintios 4:5.
          • "Y no hay cosa creada que no sea manifestada en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" Hebreos 4:13.

          Hay un sitio pensado para mí en el cielo, un lugar hecho a mi medida, ese hogar añorado que tanto deseo, esa tierra soñada que me espera, junto a aquellos a los que amo.
          Hoy Jesús nos habla del cielo y nos dice que allí habrá muchas moradas: 
          • «En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy Yo, estés también vosotros».
          Jesús habla de la casa de su Padre. Nos va a preparar la casa para nosotros, adaptada a nuestra verdad. Porque Jesús es la verdad de nuestra vida. Por eso prepara un sitio para cada uno. Para que tengamos nuestro espacio. Un lugar original, adaptado a nuestra verdad.
          No sobramos, somos necesarios para construir la Iglesia, para reflejar la verdad de Cristo resucitado. Tenemos algo original que aportar: «Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu».
          Nos necesitamos para mostrar el rostro completo de Cristo. Nuestra piedra es fundamental. Es la piedra labrada por Cristo a partir de nuestro ser. Él trabaja sobre nuestra roca.
          Como dice el Papa Francisco: 
          • «Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu». 
          Somos piedras vivas, santuarios vivos, en los que resplandece el rostro de Dios y su misericordia. 
          Es bonito pensar que hay un sitio pensado para mí en el cielo, un lugar hecho a mi medida, ese hogar añorado que tanto deseo, esa tierra soñada que me espera. Junto a aquellos a los que amo. Sí, Jesús ya lo ha previsto.
          No me espera en una sala inmensa, sin tomar en cuenta quién soy yo, mi verdad más íntima, mis gustos, mis sueños, mis anhelos. Lo respeta todo. Cuenta con mi historia. Jesús nos mira con amor, con misericordia, reconoce nuestra herida y prepara un lugar en el que podamos vivir eternamente.
          Es bonito pensar en ello. Jesús nos espera, anhela nuestra llegada, lo tiene todo previsto. Por eso nos regala su misericordia, su amor concreto. Dice el salmo: 
          • «Que tu misericordia venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales. Ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre». Sal 32, 18-19.
          El cielo es ese lugar sagrado en el que todo tendrá un sentido. Allí descansaremos y tendremos paz. Allí somos esperados. Jesús estará a la puerta aguardando nuestra llegada.
          Pero a veces, en el camino de la vida, tiembla nuestro corazón. Jesús hoy nos anima: 
          • «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí». 
          Sus palabras son un consuelo. Porque es verdad que nos asusta la vida. ¡Cómo saber el camino, cómo entender sus pasos, cómo seguirle siempre sin cometer errores! El corazón tiembla y se acobarda. El corazón no se fía del camino que sigue.
          Jesús dice estas palabras en la última cena con sus amigos. ¡Cuánto los quiere! Sabe que su vida en este mundo ya se termina, y, como un padre, se preocupa por los suyos. Ellos están pendientes de Él. Tiembla su corazón. Tienen miedo de no poder seguir si Él ya no está. Lo han dejado todo por Él. Su vida se ha llenado de sentido. Han caminado, navegado, vivido, comido juntos. ¡Cuántos caminos recorridos!
          Cada uno de ellos, en esa cena, pasaría por su corazón los mejores momentos con Jesús. ¿Cómo podrán vivir si Él se marcha? Por eso tiemblan.
          Como mi corazón tiembla por miedo de perder lo más amado. Tiembla de miedo ante la incertidumbre del futuro. Tiembla de pensar en el vacío en la ausencia, en la pérdida de lo más querido. Jesús conoce su corazón y se conmueve.
          Jesús conoce nuestro corazón. Le impresiona nuestra fragilidad. En ese momento, Él también tiembla. También le gustaría estar siempre con ellos. Lo hará. Sabe que lo necesitan pero Él necesita, al mismo tiempo, a sus amigos. Desde que los eligió por su nombre, a cada uno, no se han separado nunca. Han permanecido con Él. Juntos han llegado hasta este momento.
          ¡Cuánto los ama! ¡Cuántas historias juntos, cuántas anécdotas! Le conmueve pensar en lo débiles que estarán sin Él. Con Jesús ellos siempre habían sentido que no podía pasarles nada malo. Le gustaría protegerlos de todo lo difícil.
          Su corazón tiembla ante la pequeñez de los suyos. Siempre es igual, Dios se conmueve ante nuestra debilidad. ¡Cuántas cosas les dice esa noche! ¡Qué poco entienden! Es esa noche en la que los gestos son más importantes, pero las palabras salen del corazón y ellos las guardan. No quiere dejar de decirles que los quiere sin medida, hasta el extremo. 
          Fuentes:
          http://www.cadaestudiante.com/articulos/cielo.html
          http://www.cadaestudiante.com/articulos/ahoraque.html
          http://www.cadaestudiante.com/articulos/reencarnacion.html
          http://www.aleteia.org/es/religion/contenido-agregado/despues-de-la-muerte-esta-nuestro-hogar-6404494992605184
          http://es.catholic.net/temacontrovertido/924/3213/articulo.php?id=13895

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