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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

5 de octubre de 2015

LOS HÁBITOS CULTURALES. UN ESTUDIO CIENTÍFICO INTERESANTE

“Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. 
Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a palos. Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos.
La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera. 
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. 
Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. 
El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido. 
Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas. 
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería: 
“No se, aquí las cosas siempre se hacen así…” 
¿Te suena conocida esta respuesta? ¡Haga! ¡Compre! ¡Vote! ¡Llame ya!… Cuánto podríamos aplicar este relato a nuestra vida familiar o de comunidad eclesial. También a nuestras relaciones sociales y a la vida política de nuestro país. 
El ser humano comparte con los animales los impulsos instintivos. Pero se diferencia de ellos por la capacidad de conocer y obrar libremente. Esto nos hace personas. Claro que nuestro ser se concibe y desarrolla en un ámbito cultural, que vendría a ser como la cobija que nos abriga a todos para no sentirnos extraños y solos. 
Si esta “cobija cultural” nos permite respirar el aire de la inteligencia y la libertad, entonces será para nosotros la experiencia de la sabiduría que nos muestra el sendero por el cual caminar. Pero si nos ahoga con voluntarismos e imposiciones irracionales, un negro cielo se cierne sobre quienes se transforman en meros individuos que nacen, crecen, se reproducen, consumen y mueren. 
Y cuantas veces somos como “niños, sacudidos por las olas y arrastrados por el viento de cualquier doctrina, a merced de la malicia de los hombres y de su astucia para enseñar el error” (Ef 4,14). 
“Las cosas siempre se hacen así” nos dirán, entonces, quienes apelan a la dinámica de las internas de los partidos políticos para decidir a sus candidatos, o al mandato inexorable de las fuerzas del mercado… o a… pensemos nosotros el ejemplo. 
Jesús va por otro camino. “La verdad los hará libres” (Jn 8,32) 
La verdad para entender desde Dios lo que hacemos y nuestro destino final. 
La verdad que significa, también, hacerme cargo de mis decisiones y actos, porque estas tienen un sabor de eternidad y no me puedo disculpar con un “las cosas siempre se hacen así”. 
(Artículo publicado en Padre Fabián)

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