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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

8 de abril de 2013

FIESTA DE LA ANUNCIACIÓN. LA FE DE LA VIRGEN MARÍA. CUANDO ESTA SOLEMNIDAD COINCIDE CON LA SEMANA SANTA, SE TRASLADA AL LUNES SIGUIENTE AL SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA

Evangelio según San Lucas 1,26-38.
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. 
La virgen se llamaba María. 

Llegó el ángel hasta ella y le dijo: 
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. 
Pero el ángel le dijo: 
«No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.»
María entonces dijo al ángel: 
«¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» 
Contestó el ángel: 
«El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.»
Dijo María: 
«Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» 
Después la dejó el ángel.
Los hermanos Limbourg. Anunciación, (f.26), les Très Riches Heures du duc de Berry. 1412-1416. Musée Condé, Chantilly, Francia.
Palabras de Juan Pablo II comentando el relato de la Anunciación
"Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: 
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» 
Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: 
«No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» 
María respondió al ángel: 
«¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» 
El ángel le respondió: 
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» 
Dijo María: 
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue". Evangelio según San Lucas (Lc 1, 26-38)
LUMINOSA RESPUESTA DEL ÁNGEL
1.  Al ángel que le propone ser madre, María le hace presente su propósito de virginidad. Ella, creyendo en la posibilidad del cumplimiento del anuncio, interpela al mensajero divino sólo sobre la modalidad de su realización, para corresponder mejor a la voluntad de Dios, a la que quiere adherirse y entregarse con total disponibilidad.

«Buscó el modo; no dudó de la omnipotencia de Dios», comenta san Agustín (Sermon 291). 
MOVIDA POR SU GRAN AMOR
2. … San Lucas no indica el lugar preciso en el que se realiza la anunciación del nacimiento del Señor; refiere, solamente, que María se hallaba en Nazaret, aldea poco importante, que no parece predestinada a ese acontecimiento.

Además, el evangelista no atribuye especial importancia al momento en que el ángel se presenta, dado que no precisa las circunstancias históricas.

En el contacto con el mensajero celestial, la atención se centra en el contenido de sus palabras, que exigen a María una escucha intensa y una fe pura.

Esta última consideración nos permite apreciar la grandeza de la fe de María, sobre todo si la comparamos con la tendencia a pedir con insistencia, tanto ayer como hoy, signos sensibles para creer.

Al contrario, la aceptación de la voluntad divina por parte de la Virgen está motivada sólo por su amor a Dios.

SU PREGUNTA MANIFIESTA SU FE
3. …María es invitada a creer en una maternidad virginal, de la que el Antiguo Testamento no recuerda ningún precedente.
En realidad, el conocido oráculo de Isaías: 
«He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is 7, 14), 
aunque no excluye esta perspectiva, ha sido interpretado explícitamente en este sentido sólo después de la venida de Cristo, y a la luz de la revelación evangélica.

A María se le pide que acepte una verdad jamás enunciada antes. Ella la acoge con sencillez y audacia. 
Con la pregunta: 
«¿Cómo será esto?», 
expresa su fe en el poder divino de conciliar la virginidad con su maternidad única y excepcional.

Respondiendo: 
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lc 1, 35), 
el ángel da la inefable solución de Dios a la pregunta formulada por María.

La virginidad, que parecía un obstáculo, resulta ser el contexto concreto en que el Espíritu Santo realizará en ella la concepción del Hijo de Dios encarnado. 
La respuesta del ángel abre el camino a la cooperación de la Virgen con el Espíritu Santo en la generación de Jesús.

SIEMPRE FE PARA LA SALVACIÓN
4. En la realización del designio divino se da la libre colaboración de la persona humana. María, creyendo en la palabra del Señor, coopera en el cumplimiento de la maternidad anunciada. 
Los Padres de la Iglesia subrayan a menudo este aspecto de la concepción virginal de Jesús. Sobre todo san Agustín, comentando el evangelio de la Anunciación, afirma: «El ángel anuncia, la Virgen escucha, cree y concibe» (Sermo 13 in Nat. Dom.). Y añade: «Cree la Virgen en el Cristo que se le anuncia, y la fe le trae a su seno; desciende la fe a su corazón virginal antes que a sus entrañas la fecundidad maternal» (Sermo 293).
El acto de fe de María nos recuerda la fe de Abraham, que al comienzo de la antigua alianza creyó en Dios, y se convirtió así en padre de una descendencia numerosa (cf. Gn 15, 6; Redemptoris Mater, 14). 
Al comienzo de la nueva alianza también María, con su fe, ejerce un influjo decisivo en la realización del misterio de la Encarnación, inicio y síntesis de toda la misión redentora de Jesús.
La estrecha relación entre fe y salvación, que Jesús puso de relieve durante su vida pública (cf. Mc 5, 34; 10, 52; etc.), nos ayuda a comprender también el papel fundamental que la fe de María ha desempeñado y sigue desempeñando en la salvación del género humano.
Juan Pablo II, 3 de julio de 1996
Es una  fiesta, una de las más antiguas de la Iglesia, se conmemora la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María, nueve meses antes de su nacimiento. Cuando esta solemnidad coincide con la Semana Santa, se traslada al lunes siguiente al segundo domingo de Pascua.

El evangelio de este día, Lucas 1, 26-38, nos relata el hecho que cambió el curso de la historia, el SI de María. ¿Que hubiese pasado si María, esa jovencita no hubiera aceptado la invitación mas inverosímil que jamas se le hizo a un ser humano?
Cuando pensamos en el "Sí" de María a la propuesta de Dios, lo podemos imaginar en un ambiente casi de novela “romántica”, y olvidar que con ese "Sí", toda su vida quedó comprometida. La respuesta que ella dio no era algo espontáneo o "lógico". María dirá que sí, más por confianza y fe, que por conocimiento. Ella apenas podía entender lo que le había sido explicado, y sin embargo, dice que "Sí". Además, la fe de María será puesta a prueba cada día. Ella quedará encinta. 
No sabe bien cómo, pero lo cierto es que su corazón está inundado por una luz especial. Aunque su querido José dude, ella vive inmersa en el misterio sin pedir pruebas, vive unida al misterio más radical que existe: Dios. Él sabrá encontrar las soluciones a todos los problemas, pero hacía falta fe, hacía falta abandono total a su voluntad. 
María se dejó guiar por la fe. Ésta la llevó a creer a pesar que parecía imposible lo anunciado. El Misterio se encarnó en ella de la manera más radical que se podía imaginar.
Sin certezas humanas, ella supo acoger confiadamente la palabra de Dios. María también supo esperar, ¿cómo vivió María aquellos meses, y las últimas semanas en la espera de su Hijo? Sólo por medio de la oración y de la unión con Dios podemos hacernos una pálida idea de lo que ella vivió en su interior. También María vivió con intensidad ese acontecimiento que transformó toda su existencia de manera radical. 
Ella dijo "Sí" y engendró físicamente al Hijo de Dios, al que ya había concebido desde la fe. Estas son experiencias que contrastan con nuestro mundo materialista, especialmente en este tiempo pascual. 
Por ello, como cristianos, ¿cómo no centrar más nuestra vida al contemplar este Misterio inefable? ¿Cómo no dar el anuncio de la alegría de la Pascua a todos los que no han experimentado ese Dios-Amor?
No olvidemos que un día ese Dios creció en el seno de María, y también puede crecer hoy en nuestros corazones, si por la fe creemos. Luego, ¿Qué debo hacer? Aprender de María, y con sencillez y humildad hacerte plenamente disponible y acatar la Voluntad de Dios. Si estamos en Sus manos, a qué podemos temer. Si ese es nuestro pensamiento, si esa nuestra posición, en realidad ya hemos optado, ya le hemos dado un SI a Dios.
Oremos.
Padre Santo, que sigamos el ejemplo de María en nuestras vidas, siendo humildes, sencillos y puros y acatando Tú Voluntad para nuestras vidas. Que este sea el proyecto de fe que ha de abarcar toda nuestras vidas. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Fuente: Pepe Alonso EWTN

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