Sobre este episodio, que “no es un simple gesto de cortesía”, según
dijo, podemos observar y entender aquel encuentro esperado por los
siglos, el del Antiguo y el Nuevo Testamento en las figuras de las dos
mujeres, ambas embarazadas, que “encarnan la esperanza y al Esperado”.
El Santo Padre pidió que “imitemos a María en el tiempo de Navidad,
visitando a cuantos viven en dificultad, en particular los enfermos, los
encarcelados, los ancianos y los niños.
E imitemos también a Isabel que recibe al huésped como Dios mismo:
sin desearlo, no conoceremos nunca al Señor, sin esperarlo no lo
hallaremos, sin buscarlo no lo encontraremos”.
“Con la misma alegría de María que va apurada donde Isabel, también
nosotros vamos al encuentro del Señor que viene. Oremos para que todos
los hombres busquen a Dios, descubriendo que es Dios mismo quien primero
nos viene a visitar”.
El Papa señaló que el episodio de la visitación, narrado en el
Evangelio del día, “no representa solamente un gesto de cortesía, sino
que describe con gran sencillez el encuentro del Antiguo con el Nuevo
Testamento”.
“Las dos mujeres, las dos embarazadas, encarnan en efecto la espera y
el Esperado. La anciana Isabel simboliza a Israel que espera al Mesías,
mientras la joven María lleva consigo el cumplimiento de tal espera,
para bien toda la humanidad”.
El Santo Padre subrayó que “en las dos mujeres se encuentran y
reconocen antes que nada los frutos de sus vientres, Juan y Cristo”.
“La Exultación de Juan en el vientre de Isabel es el signo del
cumplimiento de la espera: Dios esta a punto de visitar a su pueblo”.
Benedicto XVI recordó que ya “en la Anunciación, el arcángel Gabriel
le había hablado a María del embarazo de Isabel como prueba de la
potencia de Dios: la esterilidad, a pesar de la edad avanzada, se había
transformado en fertilidad”.
Isabel, señaló el Papa, al recibir a María “reconoce que se está
realizando la promesa de Dios a la humanidad y exclamó: ‘¡Tú eres
bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?’”.
“La expresión ‘bendita eres entre las mujeres’ se refiere en el
Antiguo Testamento a Yael y a Judit, dos mujeres guerreras que lucharon
por salvar a Israel. Ahora en cambio se ha dirigido a María, jovencita
pacífica que está por generar al Salvador del mundo”.
El Papa indicó que la alegría de Juan en el vientre “recuerda la
danza que el rey David hizo cuando acompañó el ingreso del Arca de la
Alianza en Jerusalén”.
“El Arca que contenía las tablas de la Ley, el maná y el cetro de
Aarón, era el signo de la presencia de Dios en medio a su pueblo. El
recién nacido Juan exulta de alegría ante María, Arca de la nueva
Alianza, que lleva en su vientre a Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre”.
El Santo Padre resaltó que “la escena de la Visitación expresa
también la belleza de la acogida: donde hay acogida recíproca, escucha,
dar espacio al otro, allí está Dios y la alegría que viene de Él”.
“A María, Arca de la Nueva y Eterna Alianza, confiamos nuestro
corazón, para que lo haga digno de acoger la visita de Dios en el
misterio de su Navidad”, concluyó.+
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