http://www.youtube.com/watch?v=T0D7Rnb5_9E&feature=youtu.be
Padre, ¿nos podría decir, más que nunca en estos tiempos, cuál debe ser nuestra auténtica devoción filial para con la Santísima Virgen, nuestra relación sacerdotal para con Ella, para mantener fidelidad a nuestro sacerdocio?
Hijo mío ¡qué bien!, ¡qué hermosura! Se ve que la quieres. Yo también. Y que se vea que la queremos, y además, que no nos dé vergüenza que vean que la queremos. Yo voy con mi rosario lleno de medallas las beso una por una todos los días ¡eh!, como las viejas...
No me había dado cuenta hasta que, hace unos años, estaba yo en Portugal, y había ido a Fátima
Y me acompañaban unos hijos míos portugueses, universitarios, padres de familia..., y yo fui rezando mi rosario y..., y en cuanto llegué a Madrid, al cabo de unos días, me encontré unas cartas y una de ellas decía: "Padre, me ha gustado mucho ver cómo reza el rosario, ¡lo mismo que mi abuelita!".
Pues ¡sí señor! ¡Así! ¿Está claro? ¡Con piedad, con amor! Porque es nuestra Madre, porque es nuestro consuelo, porque nos enjuga las lágrimas, porque nos da la fuerza, porque es la Madre de Cristo, y tú y yo somos Cristo.
¡Está obligada a ser Madre Nuestra especialmente! No nos deja. Que no tengamos vergüenza. Rezad el rosario en público! No vais a ir por la calle rezando el rosario...; yo he ido por la calle rezando el rosario, pero no os lo aconsejo, ¡eh! Pero en vuestra parroquia...
¡No es verdad que sea una devoción pasada! ¡Es presente, actual! Será pasada cuando a una mujer no le guste que sus hijos la alaben y la bendigan: "Bienaventurada entre todas las mujeres, Madre mía".
¿Está claro? ¡Ámala! Esa es la posición del sacerdote.
Pero con amor tierno, y di que... que... ¡me estás enseñando a quererla más!
Hermano, Dios te bendiga. Y gracias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario