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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

“Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo escribir, lo que debo hacer, como debo obrar, para el bien de los hombres, de la iglesia y el triunfo de Jesucristo”.

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

12 de noviembre de 2012

EL DESEO DE DIOS

http://www.youtube.com/watch?v=-rhbn_PBs3k&feature=player_embedded
En la pasada catequesis de los miércoles, Benedicto XVI pronunció estas palabras que son dignas de ser enmarcadas y que reciben un nueva luz -es decir, se comprenden mucho mejor- si se las contempla desde este vídeo con el que abrimos el post de hoy.


"Es necesario promover una especie de pedagogía del deseo que, enseñando el gusto por las satisfacciones más auténticas de la vida, y la búsqueda continua de los bienes más altos, vaya dirigida, no a sofocar el deseo, sino a purificarlo y liberarlo, para que pueda alcanzar su verdadera profundidad. Cuando en el deseo se abre la ventana hacia Dios, esto es ya un signo de la presencia de la fe en el alma, que es un don de Dios."

Efectivamente, la pedagogía del deseo debe ser realizada en primer lugar en la familia. Los padres cristianos saben o deberían saber que junto a la concepción y al nacimiento de sus hijos, ellos están llamados a participar también en otro nacimiento: son los padres de familia quienes presentan a su hijos para que sean bautizados "en la fe de la Iglesia".

A partir de ese momento, es principal responsabilidad suya, "promover la pedagogía del deseo". Hablarles de Dios, del Cielo, de la Comunión de los Santos, de los fieles cristianos: sacerdotes, laicos, personas consagradas... etc.
Esta labor es continua y nada pesada cuando se realiza precisamente desde "el deseo de Dios".

La reacción del feto pesimista no es normal: los niños acogen siempre el Evangelio y todas las cosas de Dios con entusiasmo. Somos los mayores quienes muchas veces actuamos en la práctica como si no creyéramos en nada y, quizá sin darnos cuenta, apagamos la llama del deseo de Dios en los más inocentes.

Este vídeo guarda muchas enseñanzas. El deseo de Dios está expresado perfectamente por el deseo de "conocer a mamá". Fantástica analogía.

http://nosponemosencamino.blogspot.com.ar/2012/11/el-deseo-de-dios.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+NosPonemosEnCamino+(+++++Nos+ponemos+en+camino)

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