El primer año del matrimonio Años para establecer armonía entre el trabajo y la familia. Años buscando la vocación a la santidad juntos. "Estamos casados desde diciembre de 2003, es decir, más de 8 años. La fe ha sido muy importante en nuestra vida matrimonial. No nos habríamos casado si no hubieramos estado ya en el camino de la fe. No nos habríamos ni siquiera conocido, pero también no hubiéramos creado un "proyecto de familia", al menos yo no lo hubiera hecho. La fe es muy importante también durante el curso de la vida de matrimonio, en el día a día porque es la base de nuestra familia en la que entendemos e intentamos cada día construir nuestra vida matrimonial." Toda la familia estaba presente para esa conferencia de mediados de febrero en el Instituto Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia en Roma. Fue dedicada a los desafíos, esperanzas y el futuro de los recién casados. El líder de los Caballeros de Colón, un hombre casado, se dirigió al grupo con un mensaje sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida familiar. Dijo que la vocación a la santidad se adecua a cada hombre y mujer. Carl Anderson Caballero Supremo, Caballeros de Colón: "El trabajo y la familia son innatos a la vocación al matrimonio de modo especial que se han articulado desde el principio, a través del mandamiento de Dios de ser fructífero y multiplicarse, llenar la tierra y dominarla. En esta luz, podemos decir que el trabajo y el matrimonio conjuntamente están llamados a desarrollar primero una familia biológica y luego a desarrollar la familia humana. La vocación básica de los primeros años del matrimonio es la vocación de los cristianos, la vocación al amor, imitar la vida de Cristo y vemos cómo en la vida de los dos esposos pueden ayudarse mutuamente a construir sus santidad. Y por lo tanto, esto comienza en los primeros años de vida matrimonial y es con la alegría de descubrir que los dos esposos comienzan este viaje juntos. Existe un tipo de falacia secular que los primeros años de matrimonio son los mejores años, y luego quizá después de los primeros años hay una caída. Pero, yo pienso que para los cristianos, la vida es un viaje. Vemos la vida como una comunión y una ayuda mutua en el viaje. No debería haber un descenso, sino un progreso continuo, mientras se va hacia delante, cada día es mejor. No depende de la novedad, lo novedoso, para esa mejor condición." Y, eso es verdad para estos jóvenes padres. Están viviendo sus vocaciones un día a la vez. "El término que Anderson usó en la conferencia realmente me sorprendió, no habló de "equilibrio" sino de "armonía". Pienso que en mi vida tanto en el trabajo como en la familia, a pesar del hecho de que las cosas no siempre están exactamente estables, encuentro armonía. En el trabajo y en la casa, no miro por mí misma, no me tengo a mí misma como objetivo final, sino como servicio a otros en la familia y el trabajo. Eso significa vivir la familia y el trabajo como vocación, pero también con un espíritu de servicio y de regalo de uno mismo sin esperar nada a cambio o una gratificación inmediata. En este sentido, en aquellos momentos cuando puedo encontrar armonía, es porque estoy centrada en este aspecto como un don."
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