LIBERTAD DE CONCIENCIA
18 noviembre, 2011 Por Redacción
Rafael Navarro-Valls, Catedrático de Derecho Canónico y Eclesiástico del Estado, fue el encargado de presentar ayer la mesa redonda “Libertad de Conciencia” en las que Esteban Rodríguez Martín, Doctor en Medicina y miembro de la plataforma de Ginecólogos por el Derecho a Vivir (DAV) y Mario Sina, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, disertaron junto con Navarro-Valls acerca de la libertad de conciencia en el marco de la celebración del XIII Congreso Católicos y Vida Pública que se celebra este fin de semana en la Universidad CEU San Pablo.
Navarro-Valls fue el encargado de presentar la mesa redonda y señaló que hoy se está produciendo un “big-ban” de las objeciones de conciencia. Objeciones al aborto, a tratamientos médicos… objeciones de todo tipo.
Navarro-Valls recordó que hace poco tiempo, se reunieron en el Vaticano el primer representante del poder político en el mundo, Obama con el Santo Padre Benedicto XVI , esa reunión trató la libertad de conciencia, porque la objeción de conciencia no es un delirio religioso ni un subproducto jurídico que hay que relegar.
- “La objeción de conciencia, cuando mira a la vida humana no es una ilegalidad consentida sino una manifestación de un derecho fundamental que está en el corazón mismo de las democracias. “La estrella polar que ha guiado el mundo es la libertad de conciencia y hay que respetarla siempre”, declaró.
El Catedrático de Derecho Canónico y Eclesiástico del Estado, explicó en su intervención que poco a poco se está expandiendo por el mundo que la justicia no es sólo la ley que sale de un parlamento sino que también está en la conciencia humana.
Por su parte, Esteban Rodríguez Martín defendió que la objeción de conciencia no puede ser regulada sólo puede ser protegida y aceptada y explicó que los médicos ven como una desgracia que tengan que defender su libertad de conciencia para no facilitar la muerte de seres humanos, ya que no están objetando para ningún capricho, sino que lo que defienden es que no van a facilitar la muerte ni cooperar con ella.
Amenaza laicista contra la libertad
El también miembro de la plataforma de Ginecólogos por el Derecho a Vivir (DAV), declaró en su exposición que
- la dignidad humana y los derechos fundamentales han sido vulnerados por la ideología de género y por eso hace falta regular la conciencia al médico porque se pretende cambiar la función de la medicina que es preservar la vida humana. Por desgracia, afirmó, ahora se quiere destruir las vidas no deseadas y el Estado tiene la tentación de violar la libertad de conciencia.
Ante este panorama, Rodríguez Martín afirmó que el odio a Dios y la falta de amor a Dios es origen de todo esto.
- “La revolución sexual que vivimos ahora está originada por este odio y esta falta de amor a Dios y se han destruido muchas vidas. Esta revolución sexual es la más violenta y sutil de todas”.
Así, explicó que el elemento fundamental de la sexualidad humana es el amor entre un hombre y una mujer, y al quitar el componente del amor, la sociedad y la sociedad se ha se ha desnaturalizado.
Nos encontramos ante una sociedad desnaturalizada y deshumanizada
Rodríguez Martín hizo referencia también a que actualmente la sociedad está desnaturalizada y deshumanizada La cultura de la muerte, recordó, comienza con la anticoncepción, no con el aborto. “El control de la natalidad es el comienzo de esta sociedad falsa e impuesta, con una sexualidad desordenada que esclaviza al hombre”, declaró.
También recordó que el poder nacer y vivir es un derecho prepolítico adquirido en el momento que se inicia la vida y que acaba con la muerte natural, pero, denunció, ahora se impone el derecho a morir frente al derecho a la vida. “Actualmente por desgracia hay una sanatorización de la muerte: el homicidio queda dulcificado”, alertó.
Rodríguez Martín defendió la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios y declaró que la deontología profesional es la barrera con la que se encuentra el Estado para imponer la cultura de la muerte.
- “El juramento hipocrático lo deja claro, hay que beneficiar a los enfermos y decir que no al afán de dañar, ni dar droga letal a nadie ni sugeriré tal uso ni ayudar a ninguna mujer a abortar”, afirmó.
En la mesa redonda también participó el profesor de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad del Sagrado Corazón de Milán, Mario Sina, que explicó la libertad de conciencia desde el punto de vista de ésta en relación con la libertad religiosa, de la mano de John Locke, concluyendo con los derechos de la fe en relación con los derechos a la verdad y libertad de conciencia.
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