Josemaría Escrivá de Balaguer. Fundador del Opus Dei
Si has caído, levántate con más esperanza... Sólo el amor
propio no entiende que el error, cuando se rectifica, ayuda a conocerse y
a humillarse. (Surco, 724)
¡Adelante, pase lo que pase! Bien cogido del brazo del Señor,
considera que Dios no pierde batallas. Si te alejas de El por cualquier
motivo, reacciona con la humildad de comenzar y recomenzar; de hacer de
hijo pródigo todas las jornadas, incluso repetidamente en las
veinticuatro horas del día; de ajustar tu corazón contrito en la
Confesión, verdadero milagro del Amor de Dios. En este Sacramento
maravilloso, el Señor limpia tu alma y te inunda de alegría y de fuerza
para no desmayar en tu pelea, y para retornar sin cansancio a Dios, aun
cuando todo te parezca oscuro. Además, la Madre de Dios, que es también
Madre nuestra, te protege con su solicitud maternal, y te afianza en tus
pisadas.
Advierte la Escritura Santa que hasta el justo cae siete veces.
Siempre que he leído estas palabras, se ha estremecido mi alma con una
fuerte sacudida de amor y de dolor. Una vez más viene el Señor a nuestro
encuentro, con esa advertencia divina, para hablarnos de su
misericordia, de su ternura, de su clemencia, que nunca se acaban. Estad
seguros: Dios no quiere nuestras miserias, pero no las desconoce, y
cuenta precisamente con esas debilidades para que nos hagamos santos
(...)
Me postro ante Dios, y le expongo con claridad mi situación. Enseguida
recibo la seguridad de su asistencia, y escucho en el fondo de mi
corazón que El me repite despacio: meus es tu!; sabía -y sé- cómo eres, ¡adelante! (Amigos de Dios, nn. 214-215)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario